RENACE INFORMA
RED NACIONAL DE ACCION ECOLOGISTA de la Argentina
www.renace.net-----------------------
----------------------------------
MAS SOBRE EL OCULTAMIENTO NUCLEAR
Y UN PEDIDO DE NACIONES UNIDAS
Gran Bretaña: Revelan incidentes en centrales nucleares del país
Tres centrales nucleares de Reino Unido registraron en febrero escape radiactivo y avería en el sistema de refrigeración, reveló un informe divulgado hoy por la prensa, en medio de un debate interno sobre la revisión de los programas actuales. El periódico The Guardian cita un reporte dirigido al Gobierno sobre los incidentes en las plantas de Sellafield, Torness y en Hartlepool, ocurridos en los primeros meses de este año. Se trata de vertidos de residuos radiactivos y de una falla en uno de los conductos de ventilación, asociados a "deficiencias en diseño", consigna el informe filtrado por el rotativo londinense.
La fuente periodística sostiene que pese a la gravedad de algunos de los hechos, los ministros del gabinete británico fueron informados a mediados de abril, lo cual contrasta con las directrices de seguridad vigentes desde la catástrofe de Chernobil, en Ucrania, hace 25 años. Los escapes ocurridos en dos gasoductos en la central de Torness, cerca de Edimburgo, provocaron
la contaminación de las aguas subterráneas con tritio radiactivo, un isótopo de hidrógeno. En el complejo de Sellafield se detectó un derrame de plutonio, que según autoridades competentes, ya fue limpiado.
El accidente en Hartlepool tuvo que ver con la paralización momentánea del sistema de refrigeración, debido a una válvula defectuosa.
De acuerdo con The Guardian, los tres incidentes están bajo investigación de la Oficina de Regulación Nuclear, adjunta al Gobierno, encargada de la seguridad de las instalaciones átomo-eléctricas británicas.
Ban Ki-moon prevé más desastres nucleares como Chernobyl y Fukushima
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dijo el miércoles que el mundo debe prepararse para más accidentes nucleares de la escala de los ocurridos en Chernobyl y Fukushima, informa la AP. Ban Ki-moon, hizo la advertencia en su discurso en una conferencia realizada en la capital de Ucrania, con motivo de las celebraciones de la explosión de un reactor nuclear de Chernobyl hace 25 años.
FUENTES: Prensa Latina y servicio ONU de noticias.
Eduard Rodríguez Farré, radiobiólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas considera que los vertidos radioactivos al mar pueden llegar a Europa
"Fukushima puede contaminar nuestra alimentación"
La Vanguardia
El radiobiólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Eduard Rodríguez Farré asegura que de momento en España no debemos preocuparnos por la radiación que llega desde el aire. El problema, según Rodríguez Farré, lo tendremos con el pescado por la radiación que se está expandiendo por el mar, las migraciones de los peces y la movilidad de los pesqueros españoles. Conozcamos más de cerca los peligros reales que Fukushima implicará para el otro lado del planeta.
¿Cómo nos puede afectar aquí el desastre de Fukushima?
Aquí lo que llega de la atmósfera es muy poco. Lo que no sabemos es cómo evolucionará porque sigue emitiendo radioactividad y son cuatro reactores. Desde el punto de vista cuantitativo puede ser más importante que Chernóbil. Aún así, hoy por hoy aquí no debemos preocuparnos por el aire. El problema está en toda la cantidad enorme de radioactividad que se está vertiendo en el mar, aquí hay isótopos de todo tipo, cesio 137, estroncio 90, plutonio y muchos otros que a nosotros nos pueden llegar a través de la cadena alimenticia.
¿Por qué habla de los distintos isótopos que contiene la radioactividad?
Los tecnólogos cuando hablan de radioactividad y exposición hablan de los milicivers, pero la cuestión que científicamente es importante des del punto de vista de la salud es la naturaleza de cada radioelemento, qué pasa con ellos y el tipo de emisión que hay. En la fisión del uranio hay muchos, se forman docenas de sustancias radioactivas, pero las que más nos importan son las que tienen afinidad biológica que son, fundamentalmente, el yodo 131, el cesio 137, el estroncio 90 y el plutonio. Todos son isótopos que no existen en la naturaleza, están creados a partir de la fisión del uranio 135. Entre estos tenemos que los isótopos que se comportan de forma similar a otros elementos necesarios biológicamente son los más peligrosos.
¿Por qué son peligrosos para la salud?
Porque sustituyen a los elementos reales que necesita el cuerpo. Por ejemplo, el cesio 137 es muy similar al potasio, que es un elemento esencial en nuestro organismo. Tenemos potasio en casi todos los músculos, las neuronas, en todos lados, y esto está irradiando desde el interior de las células. Esta es la gran disputa con los tecnólogos, la irradiación probabilística. Si se te pone un átomo o una cantidad de esta sustancia dentro de una célula, la radioactividad desde fuera no la verás porque es radiación beta, muy poco penetrante. Tú comes el alimento y la sustancia se te queda en el cuerpo e irradia la célula desde dentro. Esta energía ioniza los elementos de la célula, sobre todo el agua, que se convierte en agua oxigenada y todos hemos visto las burbujitas que hace cuando la ponemos en una herida. Ioniza también muchas otras moléculas haciendo radicales libres y esto junto con la radiación si el electrón te toca el ADN en un punto determinado dependerá del azar el efecto que tendrá.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias?
Si el punto del ADN es un punto secundario no pasa nada, pero si te toca un punto muy crítico te puede matar la célula. Tampoco pasa nada si una se muere. Pero como te toque un gen que regula tumores o que es supresor de tumores o que está actuando sobre la inmunidad o sobre el desarrollo en el caso de un feto o un niño, puede tener una serie de manifestaciones determinadas o acabar con tumores. Además no se puede detectar. Las imágenes que vemos de Japón en que detectan la radiación de la gente con contadores es sólo para lo que se queda en la piel, lo que ya está en las células no se puede detectar así. Sólo se pueden detectar por las cantidades que se eliminan vía la orina o intestinal. No es sólo pasar el aparato.
¿Cómo nos llega aquí esta contaminación por alimentos?
Yo creía que las exportaciones alimenticias de Japón eran pocas, pero resulta que exportan 3.000 millones de euros en comida al año. Pero el problema no es lo que exporta Japón, sino que lo que se está vertiendo en el mar se incorpora en las llamadas cadenas tróficas largas. En tierra son cadenas tróficas cortas y se quedan en el mismo territorio, como el cesio en el agua de Tokio, si no tenemos en cuenta las exportaciones. Las cadenas largas marinas empiezan en el agua, las moléculas contaminadas del agua pasan al plancton, del plancton puede pasar a los invertebrados, de los invertebrados puede pasar a los vertebrados, de los vertebrados a los vertebrados carnívoros. Además las cantidades se magnifican porqué estos seres las van acumulando y lo concentran. Los peces grandes como el atún o el pez espada concentran cantidades muy grandes de estos contaminantes. Encima muchos de ellos son migratorios y no sabes nunca donde han estado.
¿Aquí vigilaran lo suficiente?¿Podemos comer pescado tranquilamente?
Esta es la pregunta. Los pesqueros españoles están desde el polo norte al polo sur. Incluso muchos pesqueros que son por ejemplo gallegos no están matriculados en España. Están matriculados en el Reino Unido, Argentina... por lo tanto ¿De dónde viene el pescado? Además hay un problema que a mí me ha indignado bastante y es que la Unión Europea ha vuelto a subir los niveles de radiación permitidos en la comida a través de un decreto que se hizo poco después de Chernóbil. Por lo tanto quedan anulados los niveles que se aprobaron el 2006 y se aceptan unos niveles de radioactividad 3 veces superiores por ejemplo en la leche o en muchos animales. Además esto lo aprueban desde Industria, no desde Salud. Por ejemplo, yo estoy en el comité científico de nuevos riesgos para la salud de la Unión Europea y no nos han dejado decir nada de este tema, lo hace el comité de radioprotección que está directamente ligado a Industria. Por lo tanto la decisión de estos niveles está en manos de ingenieros, físicos nucleares... vinculados a la industria.
¿Y con eso qué debemos hacer?
No puedes hacer nada. Ante esto estamos indefensos, no puedes dejar de comer ni comprobar tú mismo la radioactividad. Es un timo. Hace un mes decían que ni en los alimentos se había llegado a los niveles máximos de radioactividad y ahora resulta que lo que podía ser superar los niveles hace un mes ahora es aceptable y por lo tanto se comercializa. Se ha llegado a extremos en que estas normas actuales de la Unión Europea permiten más radioactividad que los mismos japoneses, que ya son bastante laxos con este tema. En Estados Unidos, donde no han cambiado los niveles de radioactividad permitidos en los alimentos, están eliminando leche con cantidades de radioactividad que aquí se permiten. Pero todo esto pasa desapercibido. Y a nivel de consumidor no puedes hacer nada. Para mí el problema más grabe es el pescado. No creo que se importen verduras aquí.
¿Hasta cuando debemos mantener la alerta por este tema?
No se sabe. Años, porque no sabemos cómo acabará. Es la diferencia entre Fukushima y Chernóbil. Fukushima es un Chernóbil a cámara lenta. En Chernóbil hubo una explosión y en pocos días se expandió la radiación. En Japón sigue expandiéndose día tras día aunque digan que no. Des del primer día hay mucha radiación y sigue. El cuadro final tardaremos meses en poderlo ver. Y que no vaya a peor.
¿Cómo afecta al medio ambiente un desastre cómo este?
Es difícil de saber. Está muy bien estudiado cómo afectan estos fenómenos a la salud humana y la transferencia a través de las cadenas tróficas. Pero poco se sabe de lo que le pasa al ecosistema. Seguro que hay especies mucho más sensibles que el resto, pero lo que más me preocupa es el impacto en los humanos.
Fuente: http://www.lavanguardia.es/salud/20110420/54141996690/eduard-rodriguez-farre-fukushima-puede-contaminar-nuestra-alimentacion.html
¿Cómo nos puede afectar aquí el desastre de Fukushima?
Aquí lo que llega de la atmósfera es muy poco. Lo que no sabemos es cómo evolucionará porque sigue emitiendo radioactividad y son cuatro reactores. Desde el punto de vista cuantitativo puede ser más importante que Chernóbil. Aún así, hoy por hoy aquí no debemos preocuparnos por el aire. El problema está en toda la cantidad enorme de radioactividad que se está vertiendo en el mar, aquí hay isótopos de todo tipo, cesio 137, estroncio 90, plutonio y muchos otros que a nosotros nos pueden llegar a través de la cadena alimenticia.
¿Por qué habla de los distintos isótopos que contiene la radioactividad?
Los tecnólogos cuando hablan de radioactividad y exposición hablan de los milicivers, pero la cuestión que científicamente es importante des del punto de vista de la salud es la naturaleza de cada radioelemento, qué pasa con ellos y el tipo de emisión que hay. En la fisión del uranio hay muchos, se forman docenas de sustancias radioactivas, pero las que más nos importan son las que tienen afinidad biológica que son, fundamentalmente, el yodo 131, el cesio 137, el estroncio 90 y el plutonio. Todos son isótopos que no existen en la naturaleza, están creados a partir de la fisión del uranio 135. Entre estos tenemos que los isótopos que se comportan de forma similar a otros elementos necesarios biológicamente son los más peligrosos.
¿Por qué son peligrosos para la salud?
Porque sustituyen a los elementos reales que necesita el cuerpo. Por ejemplo, el cesio 137 es muy similar al potasio, que es un elemento esencial en nuestro organismo. Tenemos potasio en casi todos los músculos, las neuronas, en todos lados, y esto está irradiando desde el interior de las células. Esta es la gran disputa con los tecnólogos, la irradiación probabilística. Si se te pone un átomo o una cantidad de esta sustancia dentro de una célula, la radioactividad desde fuera no la verás porque es radiación beta, muy poco penetrante. Tú comes el alimento y la sustancia se te queda en el cuerpo e irradia la célula desde dentro. Esta energía ioniza los elementos de la célula, sobre todo el agua, que se convierte en agua oxigenada y todos hemos visto las burbujitas que hace cuando la ponemos en una herida. Ioniza también muchas otras moléculas haciendo radicales libres y esto junto con la radiación si el electrón te toca el ADN en un punto determinado dependerá del azar el efecto que tendrá.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias?
Si el punto del ADN es un punto secundario no pasa nada, pero si te toca un punto muy crítico te puede matar la célula. Tampoco pasa nada si una se muere. Pero como te toque un gen que regula tumores o que es supresor de tumores o que está actuando sobre la inmunidad o sobre el desarrollo en el caso de un feto o un niño, puede tener una serie de manifestaciones determinadas o acabar con tumores. Además no se puede detectar. Las imágenes que vemos de Japón en que detectan la radiación de la gente con contadores es sólo para lo que se queda en la piel, lo que ya está en las células no se puede detectar así. Sólo se pueden detectar por las cantidades que se eliminan vía la orina o intestinal. No es sólo pasar el aparato.
¿Cómo nos llega aquí esta contaminación por alimentos?
Yo creía que las exportaciones alimenticias de Japón eran pocas, pero resulta que exportan 3.000 millones de euros en comida al año. Pero el problema no es lo que exporta Japón, sino que lo que se está vertiendo en el mar se incorpora en las llamadas cadenas tróficas largas. En tierra son cadenas tróficas cortas y se quedan en el mismo territorio, como el cesio en el agua de Tokio, si no tenemos en cuenta las exportaciones. Las cadenas largas marinas empiezan en el agua, las moléculas contaminadas del agua pasan al plancton, del plancton puede pasar a los invertebrados, de los invertebrados puede pasar a los vertebrados, de los vertebrados a los vertebrados carnívoros. Además las cantidades se magnifican porqué estos seres las van acumulando y lo concentran. Los peces grandes como el atún o el pez espada concentran cantidades muy grandes de estos contaminantes. Encima muchos de ellos son migratorios y no sabes nunca donde han estado.
¿Aquí vigilaran lo suficiente?¿Podemos comer pescado tranquilamente?
Esta es la pregunta. Los pesqueros españoles están desde el polo norte al polo sur. Incluso muchos pesqueros que son por ejemplo gallegos no están matriculados en España. Están matriculados en el Reino Unido, Argentina... por lo tanto ¿De dónde viene el pescado? Además hay un problema que a mí me ha indignado bastante y es que la Unión Europea ha vuelto a subir los niveles de radiación permitidos en la comida a través de un decreto que se hizo poco después de Chernóbil. Por lo tanto quedan anulados los niveles que se aprobaron el 2006 y se aceptan unos niveles de radioactividad 3 veces superiores por ejemplo en la leche o en muchos animales. Además esto lo aprueban desde Industria, no desde Salud. Por ejemplo, yo estoy en el comité científico de nuevos riesgos para la salud de la Unión Europea y no nos han dejado decir nada de este tema, lo hace el comité de radioprotección que está directamente ligado a Industria. Por lo tanto la decisión de estos niveles está en manos de ingenieros, físicos nucleares... vinculados a la industria.
¿Y con eso qué debemos hacer?
No puedes hacer nada. Ante esto estamos indefensos, no puedes dejar de comer ni comprobar tú mismo la radioactividad. Es un timo. Hace un mes decían que ni en los alimentos se había llegado a los niveles máximos de radioactividad y ahora resulta que lo que podía ser superar los niveles hace un mes ahora es aceptable y por lo tanto se comercializa. Se ha llegado a extremos en que estas normas actuales de la Unión Europea permiten más radioactividad que los mismos japoneses, que ya son bastante laxos con este tema. En Estados Unidos, donde no han cambiado los niveles de radioactividad permitidos en los alimentos, están eliminando leche con cantidades de radioactividad que aquí se permiten. Pero todo esto pasa desapercibido. Y a nivel de consumidor no puedes hacer nada. Para mí el problema más grabe es el pescado. No creo que se importen verduras aquí.
¿Hasta cuando debemos mantener la alerta por este tema?
No se sabe. Años, porque no sabemos cómo acabará. Es la diferencia entre Fukushima y Chernóbil. Fukushima es un Chernóbil a cámara lenta. En Chernóbil hubo una explosión y en pocos días se expandió la radiación. En Japón sigue expandiéndose día tras día aunque digan que no. Des del primer día hay mucha radiación y sigue. El cuadro final tardaremos meses en poderlo ver. Y que no vaya a peor.
¿Cómo afecta al medio ambiente un desastre cómo este?
Es difícil de saber. Está muy bien estudiado cómo afectan estos fenómenos a la salud humana y la transferencia a través de las cadenas tróficas. Pero poco se sabe de lo que le pasa al ecosistema. Seguro que hay especies mucho más sensibles que el resto, pero lo que más me preocupa es el impacto en los humanos.
Fuente: http://www.lavanguardia.es/salud/20110420/54141996690/eduard-rodriguez-farre-fukushima-puede-contaminar-nuestra-alimentacion.html
----------------------------------
DECLARACIÓN DE BARILOCHE
Vecinos y organizaciones patagónicos reunidos en asamblea en la ciudad de Bariloche, declaramos nuestra oposición firme a la energía nuclear por las siguientes razones:
- No es cierto que la energía nuclear sea limpia ni barata ni tampoco segura. Lo que pasó en Japón puede pasar acá. La historia de la industria nuclear ya demostró, con catastróficas evidencias, que no hay "accidentes" ni "riesgo" sino una permanente amenaza y consecuencias concretas de una industria que nunca debió haber sido puesta en marcha.
- No estamos dispuestos a que se arriesgue la salud de trabajadores, de comunidades vecinas a las instalaciones nucleares o a las minas de uranio, del aire y del agua de rios y mares.
- El manejo y transporte de sustancias químicas o radioactivas también significa inseguridad en rutas y calles. Rechazamos cualquier política energética que fomente esta actividad, pues amenaza a ésta generación y las futuras. - No hay lugares apropiados para residuos nucleares en ninguna parte del mundo.
- Jamás se cumplen las normas nacionales ni internacionales de seguridad en cuestiones nucleares. No podemos confiar en el control de la industria porque las personas que integran el Ente Nacional de Regulación de Energía Nuclear participan o han participado activamente en la industria nuclear.
- La legislación vigente impide la participación popular a ningún nivel, sea nacional, provincial ni municipal (Ley 24.804 de Actividades Nucleares y Ley 25.018 de Gestión de Residuos Radioactivos). En cambio favorece la permanencia de una obstinada tecnocracia vinculada a un negocio transnacional que se maneja con sus propios códigos y secretos con la excusa de que es "estratégico" o "militar".
- La energía nuclear tiene un origen bélico y sigue siendo bélico (por ejemplo el subproducto de cualquier generación nuclear, aunque sea pacífica, es el uranio empobrecido que se usa para fabricar armas).
- La pregunta de fondo no es solo a qué precio vende o que subsidios recibió o recibe, en dinero o naturaleza, sino para qué, para quién y con cuales consecuencias se genera. No hace falta más energía, sin embargo los capitanes del modelo proponen generar más todavía para industrias como la mega-minería, que tampoco precisamos. Hay suficiente energía pero mal distribuida. Solo la mina Bajo la Alumbrera, por tomar un ejemplo entre muchos, consume la misma cantidad que la que produce la obsoleta central nuclear de Atucha (¡equivalente al consumo de toda la provincia de Tucumán!). Si no habilitaramos proyectos megamineros no harían falta centrales como Atucha.
- El actual modelo de producción, distribución, comercialización, y acceso a la energía es caro, socialmente injusto, inaccesible para toda la población, contaminante, deliberadamente complicado y ambientalmente insostenible. Nada tiene que ver con intereses nacionales, y que los inversores sean "importantes" no les agrega méritos. La nuclear forma parte de un sistema energético continental entendido como negocio, pero no como respuesta a necesidades sociales que, además, contemplen los límites ambientales y la salud. Implica que los negociantes y concesionarios de esa energía producida en la región reciban, igual que otras, enormes subsidios y ventajas, para que luego se venda a tarifas altas y -encima- haga posible el modelo extractivo actual (megaminería, agronegocios, hidrocarburos, etc.), a beneficio de empresas transnacionales y no de la población y sus economías locales.
Por lo tanto, declaramos y exigimos:
- Moratoria nuclear YA. Cerrar los reactores nucleares existentes.
- Cumplir las normas de seguridad para energía y transporte YA.
- Que los ejercicios de prevención requeridos por las leyes vigentes y los simulacros de emergencias se cumplan e involucren a las poblaciones.
- Que se modifiquen las leyes 24.804/97 y 25.018/98 que dejaron fuera de debate la participación popular en cuestiones nucleares, al nivel nacional, provincial ni municipal.Que en cambio se abra el debate para una economía que no dependa de la hiperproducción y consumo de energía, que es el verdadero desafío social, científico y político.
- La creación de un ente regulador que involucre a grupos de investigación de universidades públicas que no tengan vínculo directo o indirecto con las industrias extractivas o energéticas, y organizaciones independientes.
- Amplia participación popular en cualquier asunto nuclear, respetando así el Art. 41 de la Constitución Nacional por el derecho de vivir en un ambiente sano y limpio. Que se realice una consulta popular informada.
- La democratización de la información sobre el Plan Nuclear Argentino.
- Dado que la energía nuclear actualmente representa el 7% de la total producción energética nacional, que se reemplace por energías limpias, renovables y no peligrosas, como la solar o la eólica.
- No a la minería de uranio, cualquiera sea su modalidad.
- No a la generación de residuos radioactivos ni la recepción de residuos radioactivos ajenos. Que se mantenga el combustible radioactivo existente en los reactores hasta tanto se encuentre un método seguro de resguardo.
- Ya basta de mentiras y minimización de la tragedia de Japón. No queremos otro Chernobyl ni Fukushima en el planeta.
Convocamos al gobierno, a los partidos políticos, a la industria nuclear argentina, y a sus técnicos a comprometerse a una rápida transición hacia otros objetivos y medios que garanticen el cuidado de la salud y la vida.
San Carlos de Bariloche, 16 de abril 2011.
Asociación Civil Arbol de Pie-Comunidad del Limay-Asociación Ecologista Piuke-Asociación Lihue-Asamblea Comarcal contra el Saqueo del paralelo 42-Foro Permanente por el Medio Ambiente en Neuquén-Vecinos x el Agua, Trevelin- Alerta Angostura- Dejen de Desmontar- Soberanía Alimentaria del Foro Permanente por una Vida Digna de la Comarca Viedma-Carmen de Patagones-Asociación Civil El Brote-Proyecto Sur El Bolsón-Vecinos de Bahía Serena- Asamblea Patagónica contra al Contaminación y el Saqueo-Fundación Ecosur-GPS Grupo de Planificación Sustentable-Renace-Abrazo Verde-Uñopatun-Asamblea Sanidarios, Cuenca del Nahuel Huapi Limay, Neuquén y Negro-
------------------------------
QUO VADIS JAPÓN
FUKUSHIMA SUPERA LOS NIVELES RADIACTIVOS DE CHERNOBYL
Por Javier Rodríguez Pardo (*)
El gobierno de Japón elevó de cinco a siete el nivel de gravedad en las instalaciones nucleares dañadas y destruidas en Fukushima, utilizando el arbitrario dictamen INES (Escala Internacional de Incidentes Nucleares) para medir la gravedad radiológica. Las contradicciones y omisiones oficiales sobre el desastre nuclear japonés nos permitieron indagar el real impacto de los reactores que se hallan en vías de fusión o literalmente colapsados; en notas anteriores anunciábamos que las emisiones radiactivas de Fukushima superaban holgadamente a las de Chernobyl. ¿Nos adelantamos a la decisión oficial que ahora se hizo pública? El síndrome de la evacuación, del gran éxodo, pende sobre un pueblo que ha comenzado a perder su territorio y aparece la pregunta ¿adónde?
¿Quo vadis Japón?
Cómo fue posible semejante desgracia si los señores del saber nuclear habían ponderado la calidad de las centrales atómicas de Japón,
capaces de resistir terremotos de magnitud nueve en la escala de Richter, al mismo tiempo que culpaban a los profesionales locales de no haber sabido predecir un tsunami tan devastador, como si la culpa fuera de olas de quince metros cuando se esperaban algunas de un tamaño muy inferior. En esta correlación, no explicaban que las piscinas refrigerantes de desechos nucleares (combustible nuclear gastado que debe enfriarse por 25 ó más años), se habían agrietado debido al movimiento sísmico y no por el maremoto posterior, y que los tambores conteniendo los desechos radiactivos de alta actividad, ubicados en instalaciones contiguas, nunca fueron mencionados ni se aludía a su peligrosidad, ni donde se hallaban o en que estado habían quedado después de la violenta ola que los sacudió y revolvió brutalmente como si fueran hojas de papel; residuos que permanecerán activos por cientos de miles de años -hay que recordarlo- y que aún el hombre no ha procedido a aislarlos de manera definitiva. (Esperamos conocer el destino de esos recipientes deletéreos o el estado en que se hallan después del cataclismo). Mientras tanto las imágenes develaban la verdad disimulada en innumerables contradicciones entre técnicos, especialistas y gobiernos de distintas latitudes que sentenciaban la gravedad de Fukushima.
capaces de resistir terremotos de magnitud nueve en la escala de Richter, al mismo tiempo que culpaban a los profesionales locales de no haber sabido predecir un tsunami tan devastador, como si la culpa fuera de olas de quince metros cuando se esperaban algunas de un tamaño muy inferior. En esta correlación, no explicaban que las piscinas refrigerantes de desechos nucleares (combustible nuclear gastado que debe enfriarse por 25 ó más años), se habían agrietado debido al movimiento sísmico y no por el maremoto posterior, y que los tambores conteniendo los desechos radiactivos de alta actividad, ubicados en instalaciones contiguas, nunca fueron mencionados ni se aludía a su peligrosidad, ni donde se hallaban o en que estado habían quedado después de la violenta ola que los sacudió y revolvió brutalmente como si fueran hojas de papel; residuos que permanecerán activos por cientos de miles de años -hay que recordarlo- y que aún el hombre no ha procedido a aislarlos de manera definitiva. (Esperamos conocer el destino de esos recipientes deletéreos o el estado en que se hallan después del cataclismo). Mientras tanto las imágenes develaban la verdad disimulada en innumerables contradicciones entre técnicos, especialistas y gobiernos de distintas latitudes que sentenciaban la gravedad de Fukushima.
La seguridad de las centrales japonesas -en plena tragedia- era única en su género, fue diseñada para soportar terremotos inimaginables, advertían sesudos peritos, en el mismo instante en que, en el teatro de los sucesos, comenzaba la trama heroica de un grupo de técnicos que se inmolaba para salvar a sus congéneres, intentando enfriar, cubrir y acorazar a un reactor fusionado, tarea que resultó insuficiente. La proximidad del mar habilitaba el uso del agua, destructora de los metales del reactor, en último recurso para reducir la temperatura del núcleo averiado, a pesar de que aún se lo anunciaba como medianamente en estado de fusión, urdiendo de ese modo una de las mayores mentiras de la historia nuclear.
Menos mal que pasó en Japón, repetían insistentes las cadenas internacionales de noticias, ignorando acaso que esa misma isla había padecido decenas de fugas radiactivas de gran intensidad, sin fenómenos de terremotos o tsunamis a la vista, pero con la presencia -en un pasado reciente- de miles de manifestantes exigiendo el cierre de las centrales. Japón, al igual que los barones nucleares de occidente, acudió a la indecencia discursiva para afirmar que “aquí no pasa nada que no esté controlado”.
Fukushima permite elaborar una lista interminable de falsedades, engaños digitados por funcionarios, técnicos y expertos que minimizaban la tragedia convirtiendo al holocausto nuclear japonés en un genocidio justificado por una inconcebible adversidad. Fue la adversidad, proclamaron.
La misma hipocresía cientificista, capaz de afirmar que sólo treinta y cinco fueron los muertos de Chernobyl, deambula por los medios informativos en países de distinto signo: que Fukushima no representa peligro para la salud, que todos los equipos de seguridad funcionaron normalmente, que el sistema japonés previó una última coraza de hormigón impidiendo que la vasija con el núcleo se expusiera a cielo abierto, que la emisión radiactiva es semejante a la producida por un par de radiografías, que la radiación está controlada, que con el agua de mar inutilizaremos a los reactores pero habremos sofocado las emisiones radiactivas, fue una muletilla constante que se superponía con imágenes de las gigantescas cajas de hormigón destruidas y humeantes cubriendo los reactores. El viejo mensaje de que Fukushima no es Chernobyl demuele las argucias de la tecnocracia nuclear al reconocer ahora que ambas centrales se hallan en el mismo nivel siete en la escala INES.
De pronto la radiación alcanzó la bastedad del mar, primero a treinta kilómetros, enseguida superó los ochenta, leve y no significativa para la cadena trófica, argüían los voceros de la empresa y del gobierno, sin justificación alguna al reconocer elevados índices de radiación registrados en continentes lejanos. El agua, vehículo que comunica todo a la biosfera, se suma a la nube tóxica que también trasporta los radionucleidos en la gran campana. Nuestros registros, -comparativos con infortunios semejantes-, nos permiten afirmar que el caso Fukushima es mucho más grave que el de Chernobyl, en tanto contiene por lo menos cuatro veces más combustible que la unidad nuclear ucraniana. Aprendimos de Chernobyl y de las miles de fugas radiactivas de las plantas nucleoeléctricas, a descreer de los cultores de una tecnología que definen como de punta, barata, limpia y segura.
Ahora resulta que es barata porque las empresas no invirtieron en la seguridad que requieren las plantas (eso le achacan a la compañía eléctrica que gestiona Fukushima) y no dicen que es cara porque en realidad cuesta más la gestión del residuo radiactivo que la energía misma. Es sucia, por la misma cualidad anterior y porque en todo el proceso de la cadena nuclear se produce más escoria radiactiva que beneficios energéticos, en la molienda y colas de la minería, en la producción del dióxido de uranio, en los cementerios nucleares que quedarán vigilados eternamente, al ser decomisadas las centrales al cabo de su vida útil, en el reprocesamiento del combustible nuclear gastado, verdadero “licor de brujas” en opinión de quienes tienen la responsabilidad de reciclarlo, en las labores de las plantas nucleares en actividad y en la gestión de los residuos radiactivos, arrojados inescrupulosamente a los océanos o esperando repositorios definitivos que contengan los radionucleidos a perpetuidad. Al día de hoy no existe repositorio de residuos radiactivos de alta actividad en el mundo, y aquellos países que lo intentaron fracasaron. Hasta el PRAMU argentino, Proyecto de Remediación de Minas de Uranio, es una cruel falacia, con las minas de uranio abandonadas a sabiendas que contienen más del 70% del decaimiento del uranio 238, partículas cancerígenas expuestas a la complejidad climática, aún sin gestión definitiva.
Fukushima no puede ocultar la constante fuga radiactiva ni el impacto radiológico que sufre el planeta.
Hallan restos de yodo radiactivo en el agua corriente de Tokio y de otras ciudades y altos niveles de radiación en la leche, en verduras y hortalizas producidas en la región afectada, fue un lacerante titular. Todo el territorio se vio impactado radiológicamente en la atmósfera, en suelos, agua potable y mar. Y esto continuará por muchísimo tiempo. Entonces es hora de advertir a la población de la gran mentira oficial que minimiza los niveles de radiación de alimentos como los hallados en la espinaca, “semejante a una quinta parte de la que puede recibir un humano en una placa de rayos X”, información que oculta deliberadamente el carácter acumulativo de la radiactividad.
Por lo pronto se están utilizando aeronaves sin piloto que fotografían y estudian las plantas nucleoeléctricas. Un helicóptero teledirigido francés se halla en camino de Fukushima, única forma segura de investigar las centrales dañadas y las que también recibieron impactos menores. Las piscinas de los reactores 5 y 6 aumentaron considerablemente la temperatura, las bombas de refrigeración no funcionan, hay escapes radiactivos y sus núcleos están en virtual desmadre. Otras informaciones avisan que las bombas refrigerantes actúan pero que la temperatura no baja sustancialmente.
Los reactores 1, 2 y 3 se hallan en nivel máximo de gravedad, la propia empresa TEPCO anunció las dificultades para dotar de energía y de refrigeración a sus núcleos. El reactor 4 es otro de los averiados que también subió de categorización en la escala INES (ha superado 100.000 veces los niveles normales de radiactividad). “Las sustancias radiactivas parecen difundirse hacia el norte”, en opinión de la empresa propietaria de las plantas, Tokio Electric Company (Tepco), admitiendo que niveles importantes de estroncio 90, cesio 137 y yodo 131se registraron a 80 kilómetros de Fukushima.
Si hasta ahora el nivel de radiación equivale a un 10% del emitido por la planta soviética de Chernobyl (razonaba un agente de seguridad japonés), induce a pensar que lentamente Fukushima sobrepasará los niveles de aquella. Habrá que modificar la escala porque el nivel siete en la gradación INES fue superado.
¿Por qué aseguramos esto?
Porque cuatro unidades de Fukushima en estado de fusión, con piscinas rajadas y continuas emisiones de radiación, contienen casi mil toneladas de uranio, equivalente a cuatro veces la del reactor 4 de Chernobyl. Los escapes testeadas en territorio y aguas japonesas provienen de esas barras almacenadas que incluyen el combustible gastado refrigerándose en las piscinas y no tenemos en cuenta (porque lo desconocemos) la cantidad de residuos radiactivos de alta actividad alojados en los tambores contiguos a las plantas. El propio operador de la empresa Tepco, Junichi Matsumoto, reconoció que la cantidad de radiactividad liberada podría superar a la de Chernobyl en caso de persistir las fugas, sin tener en cuenta, hasta el momento, que el yodo 131 emitido en Fukushima es el doble del liberado por la central ucraniana.
El territorio se reduce, la isla empequeñece, la naturaleza ejerce su dominio. Recorrer un mapa de la nación japonesa implica detener la mirada en las ciudades del sur, Hiroshima y más abajo Nagasaki, reflejo inevitable de la memoria. El norte de Tokio fue sacudido con violencia por el terremoto y los primeros anuncios apuntaban a la planta nuclear de Onagawa, envuelta en llamas. La costa norte del Pacífico (Sengai) fue la más golpeada por la triple tragedia que parece inacabable, terremoto, maremoto y radiación. La ciudad imperial, Osaka, aparece como el límite habitable hacia el sur, pero no alcanza para un pueblo que tendrá que repensar el país y bucear fuerzas en su vieja cultura, ahora occidentalizada y signada por una economía, la tercera mayor mundial después de Estados Unidos y China. ¿Es este el camino? Por eso nuestra pregunta ¿Quo vadis Japón?, también válida para el planeta. Por lo pronto habrá que ir imaginando nuevos sitios, otras islas y otro hábitat que suplante los territorios irradiados del norte. No es ilógico pensar que Japón se ve obligado a delinear un nuevo camino partiendo de un kilómetro cero, no sólo evitando desarrollar energías destructivas o de efímera eficacia, sino replanteándose el sentido de la vida. Japón es también un caso testigo para todos, punto de inflexión de un mundo cegado por el consumo, devorador de futuro.
(*) Javier Rodríguez Pardo, Movimiento Antinuclear del Chubut (MACH) Contacto: (011) 1567485340 Red Nacional de Acción Ecologista (RENACE)-Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Criticidad, honestidad intelectual y de todas las especies, creatividad, denuncia y anuncio...