viernes, 10 de agosto de 2012

Transgénicos: Evaluación de riesgo.


Transgénicos: Evaluación de riesgo. Cultivos tolerantes a sequías. Boletín N° 483 de la RALLTShare on print

Transgénicos
"El riesgo es la posibilidad de que una actividad (en este caso, la liberación de un organismo transgénico al medio ambiente) ocasione un daño (a la biodiversidad o la salud humana). La evaluación del riesgo busca establecer de manera matemática una asociación entre algunas variables que pueden ser causales de riesgo, y trata a cada factor de riesgo como un hecho aislado." Boletín N° 483 de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos
RED POR UNA AMÉRICA LATINA
LIBRE DE TRANSGÉNICOS
BOLETÍN 482
LA EVALUACIÓN DE RIESGOS COMO LA HERRAMIENTA PARA LA TOMA DE DECISIONES EN MATERIA DE CULTIVOS TRANSGÉNICOS
Elizabeth Bravo
Coordinadora RALLT

El riesgo es la posibilidad de que una actividad (en este caso, la liberación de un organismo transgénico al medio ambiente) ocasione un daño (a la biodiversidad o la salud humana). La evaluación del riesgo busca establecer de manera matemática una asociación entre algunas variables que pueden ser causales de riesgo, y trata a cada factor de riesgo como un hecho aislado.
Para entender con un ejemplo lo que implica la evaluación de riego, se va a usar como ejemplo, los cultivos transgénicos tolerantes a sequías.
EL CASO DE LOS CULTIVOS TOLERANTES A SEQUÍAS
Los cultivos tolerantes a las sequías se posesionan políticamente en un momento en el que toma gran relevancia el discurso del cambio climático y su necesidad de enfrentarlo a partir de nuevas tecnologías. Otro discurso político que ayuda a posicionar estos cultivos, es la crisis alimentaria mundial, que alcanzó un punto crítico en 2008, año en el que se lanzó la nueva iniciativa llamada “Alianza Por una Nueva Revolución Verde en África” (AGRA por sus siglas en inglés). En ella la Fundación Gates ha jugado un papel muy importante.
Es en este contexto que la Fundación Gates lanzó una iniciativa de 2,6 mil millones de dólares con el nombre de WEMA (Maíz eficiente al agua para África), a ser implementada en varios países africanos para desarrollar maíces que hagan un uso eficiente del agua. Participan de esta iniciativa el CIMMYT, Monsanto[1], las instituciones de investigación agrícolas nacionales y las empresas semilleras nacionales.
Aunque se anunció que se usará tecnología convencional, en Kenia se están evaluando maíces transgénicos. De acuerdo a información de WEMA, Monsanto y BASF han donado los transgenes con resistencia a sequías. Aunque se publicita como una iniciativa para alimentar a la población hambrienta en África, en realidad lo que hace es abrir una puerta para el ingreso de cultivos transgénicos en el continente, y como una medida para reposicionar a los cultivos transgénicos en el debate internacional[2].
Otros cultivos transgénicos con resistencia a sequías incluye el maíz MON 87460 desarrollado por Monsanto en colaboración con BASF, que fue aprobado en los EE.UU. a inicios del 2012. Lo que le confiere tolerancia al estrés hídrico es la proteína transgénica cspB (extraída de la bacteria Bacilus subtillis), que le permite a la planta resistir shocks de frio. Este maíz había sido ya aprobado antes en Australia, Canadá y Nueva Zelanda. En la Unión Europa se han llevado a cabo media docena de ensayos de campo con este tipo de maíz.
Por otro lado, en Argentina se anunció que se concedió una patente a una soya también resistente a sequías[3] que podría ser aplicada en países vecinos como Paraguay. Ambos países cuentan con ecosistemas semiáridos en la biorregión del Chaco que podrían ser reemplazados por monocultivos de soja resistentes al estrés hídrico.
LA EVALUACIÓN DE RIESGO DE LOS TRANSGÉNICOS TOLERANTES A SEQUÍAS
Para evaluar los posibles riesgo que podría ser causados por un cultivo transgénico con tolerancia a las sequías, quien hace la evaluación debe establecer se basa en la información científica disponible (que generalmente es entregada por la empresa que quiere obtener el permiso),y debe contestar preguntas tales como las siguientes:
  • ¿Tiene el rasgo de tolerancia a las sequías el potencial de hacer que el cultivo transgénico incremente su agresividad, su persistencia o hacerse invasivo y que esto cause efectos adversos en otros organismos?
  • ¿Desarrollará la planta transgénica tolerante a las sequías algunas ventajas en el entorno recepción que pueda causar efectos adversos a la biodiversidad local?
  • ¿Podrá el rasgo de tolerancia al estrés abiótico afectar los mecanismos de resistencia a plagas o enfermedades que afectan al cultivo transgénico?
  • ¿Podrá el rasgo transgénico hacer que la planta sintetice proteínas tóxicas o alergénicas?
La valoración del riesgo se hace basándose en unos objetivos generales de protección que son determinados por cada país (por ejemplo, la conservación de la biodiversidad y la protección de la salud de la población), pero que tienen como limitación las obligaciones internacionales del país (obligaciones que casi siempre son de carácter económico, pues son los tratados comerciales los únicos que tienen medidas coercitivas y que pueden obligar a un país no poner trabas al comercio internacional).
Adicionalmente el país debe establecer sus criterios de valoración ecológica, que debe expresarse en los impactos que una actividad tendría sobre una especie o ecosistema de valor (Biosafety Clearing House, 2010), como podría ser una especie de valor comercial o una mariposa en peligro de extinción.
El regulador debe además contar con una línea base, es decir de cómo se encuentra el ecosistema antes de que se libere el cultivo transgénico o cuál es la situación de la salud humana. (Biosafety Clearing House, 2010). Adicionalmente, si va a evaluar un nuevo maíz con resistencia a sequías, el regulador debe inferir cómo se compartiría la misma variedad de maíz (pero sin la modificación genética) en el mismo ambiente donde se pretende liberar el maíz transgénico. Ese es su escenario de comparación. Al respecto, y refiriéndose específicamente a cultivos con tolerancia al estrés hídrico, Nickson (2008) sostiene que normalmente no hay diferencias significativas entre un cultivo no transgénico con un transgénico, más allá de la presencia de los genes introducidos y el fenotipo que se de desea que exprese.
Sólo entonces se inicia el análisis de factores aislados (variables), sin establecer conexiones entre ellos, mucho menos aun con las condiciones socio económicas o culturales en las que se va a implantar el cultivo. Se determinan cuáles son las variables más importantes a las que se denominan “factor de alto riesgo”; y en el proceso de manejo del riesgo, se modifica ese factor de alto riesgo (para que el riesgo sea mediano o bajo).
En nuestro ejemplo, si se determina que un cultivo con resistencia a las sequías puede persistir en el ambiente (porque sus semillas pueden tener períodos más largos de dormancia), el siguiente paso sería establecer el nivel de aceptabilidad de este “factor de riesgo”.
Si el nivel de aceptabilidad es bajo o media, entonces la decisión es económica. El evaluador de riesgo debe contestar si el nivel de riesgo es aceptable, si se compara con los beneficios que se obtendrán si se siembra el cultivo, es decir se hace un análisis costo – beneficio. Pero si el nivel de riesgo es alto, el siguiente paso es diseñar un manejo del riesgo, que podría incluir por ejemplo el uso de herbicidas para acabar con las semillas que están en estado de dormancia.
Lo mismo se hace con los otros “factores de riesgo” uno por uno, de manera aislada, hasta tener una matriz donde obtiene el nivel de riesgo que significaría el ingreso de cultivos transgénicos con resistencia a sequías a un área, y si este es manejable, utilizando categorías tales como, nivel de los impactos adversos, posibilidad de que ocurra un riesgo, magnitud de las consecuencias y aceptabilidad /capacidad de manejar el riesgo. Muchas se estas son decisiones políticas.
Por otro lado, Nickson (2008) del Centro de Evaluación Científica Ambiental de Monsanto propone que para los cultivos transgénicos con resistencia a sequías deberían ser evaluados usando una metodología que el llama “formulación basada en problemas”. El propone que el evaluar debe basar su plan en la formulación de las siguientes dos hipótesis: 1) el maíz con tolerancia al stress hídrico no va a persistir e invadir ecosistemas naturaleza y alterar adversamente la estructura de esas comunidades 2) no va a producir nuevos niveles de nutrientes y anti-nutrientes que puedan afectar a los organismos expuestos. Nótese que son hipótesis niegan que pueda haber un riesgo, pues el sostiene que hay un nivel razonable de que estos transgénicos son seguros, basándose en la bibliografía existente.
El sostiene que si las plantas de maíz tolerantes a la sequía se desplegarán en los sistemas agrícolas convencionales en la misma manera que los cultivos transgénicos que ya se están comercializando, habría que aplicarse los mismos criterios de evaluación, por ejemplo la abundancia de las plantas y los animales (plagas y benéficos) y los procesos microbiológicos relacionados con la productividad agrícola. Al igual que con otros cultivos transgénicos, el modelo conceptual para la formulación del problema incluiría la información disponible sobre los siguientes aspectos: la naturaleza del el rasgo (tolerancia a la sequía); la naturaleza del cultivo: (maíz), el medio ambiente que podría recibir (los campos agrícolas para producir maíz), y las interacciones entre estos factores. Si el marco conceptual ha de basarse en el producto, en la formulación del problema se podría considerar si el rasgo (transgénico) podría ampliar la gama en la que la planta podría ser cultivada o podría crecer. Un modelo conceptual para un producto como el maíz tolerante a la sequía debería considerar el fenotipo de la planta y cómo este fenotipo podría modificar las interacciones en las comunidades bióticas fuera del campo cultivado con maíz. Finalmente, se podría incluir el análisis del producto y de las plantas, para detectar si hay diferencias significativas entre el cultivo transgénico y su homólogo convencional.
El sostiene que si las plantas de maíz tolerantes a la sequía se comportan en los sistemas agrícolas convencionales de la misma manera que los cultivos transgénicos que ya se están comercializando, habría que aplicarse los mismos criterios de evaluación, y que el modelo conceptual para la formulación del problema incluiría la información disponible sobre los siguientes aspectos: la naturaleza del el rasgo (tolerancia a la sequía); la naturaleza del cultivo: (maíz), el medio ambiente que podría recibir (los campos agrícolas para producir maíz), y las interacciones entre estos factores.
El añade que podría empezar por preguntarse si se necesita un conocimiento detallado sobre el mecanismo de acción es necesaria para evaluar la seguridad del producto. El sostiene que a diferencia de lo que ocurre con los cultivos Bt, donde el gen insertado expresa una proteína tóxica. En el caso de los cultivos con tolerancia a sequías no tiene un mecanismo razonable para conferir toxicidad a los organismos y que es poco probable que un conocimiento detallado del mecanismo se necesario en la evaluación de riesgos, y concluye que el conocimiento de que un maíz es tolerante al estrés hídrico es suficiente para desarrollo del modelo conceptual para la evaluación del riesgo. Es notoria como esta afirmación de Nickson se contradice con la afirmación que la evaluación se basa en decisiones basadas en la ciencia.
Este abordaje no considera los impactos que tendría un monocultivo de maíz en zonas que antes no eran consideradas aptas para la agricultura industrial, en términos de erosión genética de semillas criollas o nativas adaptadas a las condiciones ambientales imperantes, las prácticas agrícolas asociadas, la soberanía alimentaria local, así como los cambios en la tenencia de la tierra.
Los grupos que han ocupado tradicionalmente una zona que es considerada como “marginal”, (por ejemplo poblaciones que practican la agricultura itinerante, o mujeres viudas), son los que menos poder tienen y su percepción nunca es tomada en cuenta. Al sacar a estas tierras de la marginalidad (pues ahora es posible sembrar semillas resistentes a las sequías y establecer monocultivos), estas tierras pasan a otros regímenes de tenencia (por ejemplo son compradas por inversionistas) y sus usuarios tradicionales pierden acceso a ella. Pero quienes hacen evaluación de riesgo consideran que ese es el riesgo que la sociedad está dispuesta a correr, para que todos tengan una vida mejor.
Teóricamente, la evaluación de riesgos es neutral y su aplicabilidad es universal porque usa métodos objetivos y basados en la ciencia. En realidad la evaluación de riesgos se basa más en asunciones que en “hechos científicos”, pues trabaja con escenarios, y los escenarios son creados por la subjetividad del evaluador. Los parámetros escogidos en la evaluación de riesgos reflejan los valores del evaluador. Por ejemplo el evaluador puede decidir no en probable que una planta con resistencia a sequías se haga invasiva, o que con base a lo aprendido en otros países, no hay riesgos de introducir una planta transgénica con resistencia a sequías[4]. Se hace extrapolaciones de experimentos hechos en laboratorio a las condiciones de campo.
No es suficiente evaluar “factores” relacionadas con la modificación genética. Una evaluación de riesgo nunca va considerar que uno de los objetivos para desarrollar cultivos transgénicos con tolerancia a sequías es incluir a las tierras y ecosistemas que son considerados como "marginales" a la agricultura industrial, pero que han utilizado de una manera sostenible de las sociedades tradicionales. No se analiza los impactos que la introducción de estos nuevos cultivos industriales (y transgénicos) tendrían en sus modos de vida y en el tejido social.
Hay muy pocas investigaciones científicas sobre todos los aspectos que serían necesarios conocer antes de la introducción de los cultivos industriales en estas tierras, que por definición son extremadamente frágiles, y donde las poblaciones locales dependen, y que han sido capaces de sobrevivir debido al delicado equilibrio que han desarrollado con su entorno.
Los transgénicos surgen en un contexto político que propone que los problemas sociales y ambientales se resuelven a través de la tecnología. En el caso de los transgénicos con resistencia a sequías, por ejemplo se usa el argumento que el cambio climático hará que las zonas áridas crezcan y que será necesario alimentar a una población siempre creciente. La solución son estos nuevos cultivos, sin abordar las causas subyacentes que provocan el cambio climático, ni porque a pesar de que la producción de alimentos crece a un ritmo muy superior que la población[5], no todos tienen acceso a los alimentos.
BIBLIOGRAFIA
Biosafety Clearing-House, 2010. Risk Assessment of LMOs – Training Manual.Aquí
Funtowicz Silvio y Ravetz Jerry, 2000, Epistemología política: ciencia con la gente. Barcelona: Ediciones Antrazyt, 2000.
ISAAA 2012, Global Status of Commercialized Biotech/GM Crops: 2011. Metro Manila.
Larrión Cartejo Jósean, 2010. La identidad y el comportamiento del maíz Bt. El debate sobre la predicción de las posibles consecuencias adversas de la ingeniería genética. Revista de Sociología. Vol. 68:1pp 125 – 144.
Llistar David, 2007. Monsanto. Agente naranja y ciencia mercenaria. Diagonalperiodico.net. Disponible aquí
Nickson Thomas. 2008. Planning Environmental Risk Assessment for Genetically
Modified Crops: Problem Formulation for Stress-Tolerant Crops. Plant Physiology, June 2008, Vol. 147, pp. 494–502.
Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología del Convenio sobre la Diversidad Biológica, 2000. Montreal.
UNEP-GEF Biosafety Unit, 2006. A Comparative Analysis of Experiences and Lessons From the UNEP-GEF Biosafety Projects
Winne Bryan, 2007. Publica Participation in Science and Technology: Performing and Obscuring a Political-Conceptual Category Mistake. East Asia Science, Technology and Society: an International Jounal 1:99 – 110.
Wikileak, Solicitud de la Embajada de Quito para el financiamiento de la propuesta de biotecnología. (10QUITO54). Ref: 09 ESTADO 122732.
[1] Entre abril y junio de 2010, la Fundación Gates compró 500 mil acciones en Monsanto, por un valor de $27.6 millones.
[2] Por ejemplo en maro del 2012 la iniciativa WEMA se ganó el premio UK Climate Change Award.
[3] Esta soja fue desarrollada por una alianza público-privada formada por: la Universidad Nacional del Litoral (UNL), el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, y la empresa Bioceres de Argentina.
[4] Este es un mecanismo usado en la evaluación de riesgos, y se llama principio de familiaridad.
[5] Al contrario de lo que decía Malthus.

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