miércoles, 17 de febrero de 2016

UNA AGUJA EN UN SOJAL


SE DESARMA LA OPERACION ZIKA

SE DESARMA LA OPERACION
El estado de Rio Grande Do Sul (Brasil) suspende el uso del agro-toxico (no hay químicos sanitarios) piriproxifen, sospechoso de causar los casos de microcefalia.
¿Qué dirán ahora todos los loros mediáticos -y médicos- que vienen replicando el mensaje de los laboratorios, gobiernos y agencias imperiales y el cuento de Zika=microcefalia para justificar el envenenamiento masivo?
The Brazilian state of Rio Grande do Sul suspended the use of the larvicide Pyriproxyfen, used to treat water to combat the spread of the mosquito…
LATINO.FOXNEWS.COM

El 90% de los análisis de orina muestra glifosato en el cuerpo de los estudiados


Se realizó un nuevo estudio para determinar el porcentaje de habitantes con glifosato en su cuerpo. El resultado conseguido en la ciudad de Mar del…
M.DIARIOREGISTRADO.COM|DE DIARIOREGISTRADO.COM

Hoy como ayer, los gobiernos de las desvergüanza

Cada gobierno viene con sus encubridores, farsantes y chorros...aquí los de este gobierno...los del anterior ya se encargó TN...
La elegida por el presidente Mauricio Macri como canciller argentina, Susana Malcorra, fue protagonista de un escándalo en la Organización de Naciones Unidas donde tras un juicio se la encontró culpable de encubrir el abuso sexual de soldados Cascos Azules a niños refugiados en República Centroafricana.

Macri: Tres periodistas detenidos en poco tiempo

Luciano Barrera, un fotoperiodista del diario El Esquiú.com de Catamarca, sufrió una violenta e injustificada agresión durante la tarde de ayer por parte de la policía provincial. Efectivos policiales lo arrestaron sin motivos ni explicaciones, lo golpearon y le hurtaron una tarjeta de memoria con fotos del agresor. Por Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA)


Agencia de Noticias RedAcción. 20 años de comunicación alternativa, comunitaria y popular.
Periodista de Radio "La Tribu" Demorado y esposado por policías sin identificación
https://www.youtube.com/watch?v=tqB6_Zqb3QU&feature=youtu.be


Por “morocho”, la Metropolitana amedrentó a un periodista de Télam

Carlos Catrileo es un comunicador mapuche. La semana pasada, mientras iba a su trabajo, un oficial sin identificación lo detuvo en una estación de subte para pedirle documentos. Él filmó todo.

lunes, 15 de febrero de 2016

Argentina: Sigue internado el militante al que un puntero del PRO baleó impunemente

ARGENTINA

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PARTE MÉDICO 14 de febrero 2016.- En el día de hoy a las 16hs le realizaron una tomografía al militante Darío Julián que fuera baleado...

Francisco criticó en México la “sociedad de pocos y para pocos”

Desde abajo, por la izquierda y con la Tierra

Desde abajo, por la izquierda y con la Tierra

Por: Autor Invitado | 17 de enero de 2016

Por, Arturo Escobar, antropólogo colombiano, profesor de la University of North Carolina.

Serie Desafíos Latinoamericanos, 7

Los niños huicholes en México se reúnen para pintar sus pies con tiza y pinturas en polvo. La tierra sagrada de los huicholes, un lugar llamado Wirikuta, está actualmente en peligro por una empresa minera canadiense. Huichol, México. Foto: Annick Donkers (We, the people. Survival International)


El pensamiento crítico latinoamericano está más vibrante y dinámico que nunca.

Las contribuciones teórico-políticas para repensar la región reverberan a lo largo y ancho del continente, en los encuentros de los pueblos, en las mingas de pensamiento, en los debates de movimientos y colectivos, en las asambleas de comunidades en resistencia, en las movilizaciones de jóvenes, mujeres, campesinos y ambientalistas, y sin duda también en algunos de aquellos sectores que tradicionalmente se han considerado los espacios del pensamiento crítico por excelencia, tales como las universidades, la academia y las artes.

Un listado de las tendencias más notables del pensamiento crítico latinoamericano tendría que incluir, entre otras, las críticas a la modernidad y a la teoría decolonial; los feminismos autónomos, decoloniales, y comunitarios; la diversa gama de debates ecológicos y de economías alternativas, incluyendo la ecología política, la economía social y solidaria (ESS), las economías comunales; las posiciones autonómicas; otras y nuevas espiritualidades; y las diferentes propuesta de transiciones civilizatorias, el posdesarrollo, el Buen Vivir, y el post-extractivismo. Más importante aún, toda genealogía y catálogo del pensamiento latinoamericano debe incluir las categorías, saberes, y conocimientos de las comunidades mismas y sus organizaciones como uno de las expresiones más potentes del pensamiento crítico. Esta última proposición constituye el mayor desafío para el pensamiento crítico latinoamericano dado que la estructura epistémica de la modernidad (ya sea liberal, de derecha o de izquierda) se ha erigido sobre el borramiento efectivo de este nivel crucial del pensamiento, y es precisamente este nivel el que emerge, hoy en día, con mayor claridad y contundencia.

Un análisis de la coyuntura regional y planetaria y de cómo esta se refleja en los debates teórico-políticos del continente nos lleva a postular las siguientes hipótesis. Primero, que el pensamiento crítico latinoamericano no está en crisis, sino en efervescencia. Segundo, que los conocimientos de los pueblos en movimiento, de las comunidades en resistencia y de muchos movimientos sociales están en la avanzada del pensamiento para las transiciones, y cobran una relevancia inusitada para la reconstitución de mundos ante las graves crisis ecológicas y sociales que enfrentamos, más aun que los conocimientos de expertos, las instituciones y la academia. (Aclaro que esto no quiere decir que estos últimos sean inútiles, sino que ya son claramente insuficientes para generar las preguntas y pautas para enfrentar las crisis).

Para verlo de esta manera, sin embargo, es necesario ampliar el espacio epistémico y social de lo que tradicionalmente se ha considerado el pensamiento crítico latinoamericano para incluir, junto al pensamiento de la izquierda, al menos dos grandes vertientes que desde las últimas dos décadas han estado emergiendo como grandes fuentes de producción crítica: aquella vertiente que surge de las luchas y pensamientos ‘desde abajo’, y aquellas que están sintonizadas con las dinámicas de la Tierra. A estas vertientes las llamaremos ‘pensamiento autonómico’ y ‘pensamiento de la Tierra’, respectivamente. Mencionemos por lo pronto que el primero se refiere al pensamiento, cada vez más articulado y discutido, que emerge de los procesos autonómicos que cristalizan con el Zapatismo pero que incluyen una gran variedad de experiencias y propuestas a lo largo y ancho del continente, desde el sur de México al suroccidente de Colombia, y desde allí al resto del continente. Todos estos movimientos enfatizan la reconstitución de lo comunal como el pilar de la autonomía. Autonomía, comunalidad y territorialidad son los tres conceptos claves de esta corriente. Con pensamiento de la Tierra, por otro lado, nos referimos no tanto al movimiento ambientalista y a la ecología sino a aquella dimensión que toda comunidad que habita un territorio sabe que es vital para su existencia: su conexión indisoluble con la Tierra y con todos los seres vivos. Más que en conocimientos teóricos, esta dimensión se encuentra elocuentemente expresada en el arte (tejidos), los mitos, las prácticas económicas y culturales del lugar, y en las luchas territoriales y por la defensa de la Pacha Mama. Esto no la hace menos importante, sino quizás más, para la crucial tarea de todo pensamiento crítico en la coyuntura actual, a la cual nos referiremos como ‘la reconstitución de mundos’.

Así, quisiera definir el pensamiento crítico latinoamericano como el entramado de tres grandes vertientes: el pensamiento de la izquierda, el pensamiento autonómico y el pensamiento de la Tierra. Estas no son esferas separadas y preconstituidas sino que se traslapan, a veces alimentándose mutuamente, otras en abierto conflicto. Mi argumento es que hoy en día tenemos que cultivar las tres vertientes, manteniéndolas en tensión y en diálogo continuo, abandonando toda pretensión universalizante y de poseer la verdad. Dicho de otra manera, a la formula zapatista de luchar “desde abajo y por la izquierda”, hay que agregar una tercera base fundamental, “con la Tierra” (hasta cierto punto implícita en el zapatismo).


El pensamiento de la izquierda y la izquierda del pensamiento


Qué tantas cosas es la izquierda: teoría, estrategia, práctica, historia de luchas, humanismo, íconos, emociones, canción, arte, tristezas, victorias y derrotas, revoluciones, momentos bellos y de horror, y muchas otras cosas. Cómo no seguir inspirándonos en los momento más hermosos de las luchas revolucionarias socialistas y comunistas a través de su potente historia; al menos para mi generación, cómo no seguir conmoviéndose por la carismática figura del Che, o de un Camilo Torres esperando la muerte con un fusil en la mano que nunca disparó, figuras estas que continúan engalanando las paredes de las universidades públicas de Colombia y el continente y que aún nos hacen sonreír al verlas. Cómo no pensar en el bello e intenso rojo de las banderas de las movilizaciones campesinas y proletarias de otrora, de campesinos aprendiendo a leer con los ubicuos libritos rojos, esperando marchar por el derecho a la tierra. Cómo no incorporar en toda lucha y en toda teoría los principios de justicia social, los imaginarios de igualdad de clase, y los ideales de libertad y emancipación de la izquierda revolucionaria.

A nivel teórico, es imperante reconocer las múltiples contribuciones del materialismo dialéctico y el materialismo histórico, su renovación en el encuentro con el desarrollismo (dependencia), el ambientalismo (marxismo ecológico), el feminismo, la teología de la liberación, el postestructuralismo (Laclau y Mouffe), la cultura (Stuart Hall) y lo poscolonial. Sin embargo, aunque esta amplia gama de teorías sigue siendo claramente relevante, hoy en día, reconocemos con facilidad los inevitables apegos modernistas del materialismo histórico (como su aspiración a la universalidad, la totalidad, la teleología y la verdad que se le cuelan aun a través del agudo lente analítico de la dialéctica). Más aún, no se puede desconocer que vamos aprendiendo nuevas formas de pensar la materialidad, de la mano de la ecología económica, las teorías de la complejidad, la emergencia, la autopoiesis y la auto-organización y de las nuevas formas de pensar la contribución de todo aquello que quedó por fuera en la explicación modernista de lo real, desde los objetos y las ‘cosas’ con su ‘materialidad vibrante’ hasta todo el rango de lo no-humano (microrganismos, animales, múltiples especies, minerales), que tanto como las relaciones sociales de producción son determinantes de las configuraciones de lo real. En estas nuevas ‘ontologías materialistas’ hasta las emociones, los sentimientos, y lo espiritual tienen cabida como fuerzas activas que producen la realidad.

Quisiera recalcar dos nociones de este breve recuento. Por un lado, la ruptura de los nuevos materialismos con el antropocentrismo de los materialismos de la modernidad. Del otro, y como corolario, el ‘desclasamiento epistémico’ a que se ven abocadas aquellas vertientes que usualmente consideramos de izquierda. Por desclasamiento epistémico me refiero a la necesidad de abandonar toda pretensión de universalidad y de verdad, y una apertura activa a aquellas otras formas de pensar, de luchar y de existir que van surgiendo, a veces con claridad y contundencia, a veces confusas y titubeantes, pero siempre afirmativas y apuntando a otros modelos de vida, en tantos lugares de un continente que pareciera estar cercano a la ebullición. Este desclasamiento convoca a los pensadores de izquierda a pensar más allá del episteme de la modernidad, a atreverse a abandonar de una vez por todas sus categorías más preciadas, incluyendo el desarrollo, el crecimiento económico y el mismo concepto de ‘hombre’. Los conmina a sentipensar con la Tierra y con las comunidades en resistencia para rearticular y enriquecer su pensamiento.


El pensamiento desde abajo


Un fantasma recorre el continente: el fantasma del autonomismo.

El autonomismo, es una fuerza teórico-política que comienza a recorrer Abya Yala/Afro/Latino-América de forma sostenida, contra viento y marea y a pesar de sus altibajos. Surge de la activación política de la existencia colectiva y relacional de una gran variedad de grupos subalternos –indígenas y afrodescendientes, campesinos, pobladores de los territorios urbanos populares, jóvenes, mujeres solidarias. Es la ola creada por los condenados de la tierra en defensa de sus territorios ante la avalancha del capital global neoliberal y la modernidad individualista y consumista. Se le ve en acción en tantas movilizaciones de las últimas dos décadas, en encuentros inter-epistémicos, en mingas de pensamiento, cumbres de los pueblos, y en convergencias de todo tipo donde los protagonistas centrales son los conocimientos de las comunidades y los pueblos que resisten desde las lógicas de vida de sus propios mundos. Involucra a todos aquellos que se defienden del desarrollo extractivista porque saben muy bien que “para que el desarrollo entre, tiene que salir la gente”. Son los que luchan, como sostienen los zapatistas, por un mundo donde quepan muchos mundos. Aquellos “que ya se cansaron de no ser y están abriendo el camino” (M. Rozental), de los sujetos de la digna rabia, de todas y todos los que luchan por un lugar digno para los pueblos del color de la Tierra.

A nivel teórico, el autonomismo se relaciona con una gran variedad de tendencias, desde el pensamiento decolonial y los estudios subalternos y postcoloniales hasta las epistemologías del sur y la ecología política, entre otros. Tiene un parentesco claro con nociones tales como la descolonización del saber, la justicia cognitiva y la inter-culturalidad. Pero su peso teórico–político gravita en torno a tres grandes conceptos: autonomía, comunalidad y territorialidad, solo el primero de los cuales tiene alguna genealogía en las izquierdas, especialmente en el anarquismo. El autonomismo tiene su razón de ser en la profundización de la ocupación ontológica de los territorios y los mundos-vida de los pueblos-territorio por los extractivismos de todo tipo y por la globalización neoliberal. Esta ocupación es realizada por un mundo hecho de un mundo (capitalista, secular, liberal, moderno, patriarcal), que se arroga para si el derecho de ser ‘el Mundo’, y que rehúsa relacionarse con todos esos otros mundos que se movilizan cada vez con mayor claridad conceptual y fuerza política en defensa de sus modelos de vida diferentes. El autonomismo nos habla de sociedades en movimiento, más que de movimientos sociales (R. Zibechi, refiriéndose a la ola de insurrecciones indígeno-populares que llevaran al poder a Evo Morales), y podríamos hablar con mayor pertinencia aun demundos en movimiento, porque aquello que emerge son verdaderos mundos relacionales, donde prima lo comunal sobre lo individual, la conexión con la Tierra sobre la separación entre humanos y no-humanos, y el buen vivir sobre la economía.

En el lenguaje de la ‘ontología política’, podemos decir que muchas luchas étnico-territoriales pueden ser vistas como luchas ontológicas – por la defensa de otros modelos de vida. Interrumpen el proyecto globalizador de crear un mundo hecho de un solo mundo. Dichas luchas son cruciales para las transiciones ecológicas y culturales hacia un mundo en el que quepan muchos mundos (el pluriverso). Constituyen la avanzada de la búsqueda de modelos alternativos de vida, economía, y sociedad. Son luchas que enfrentan ‘entramados comunitarios’ y ‘coaliciones de corporaciones transnacionales’ (Raquel Gutiérrez A.), buscando la reorganización de la sociedad sobre la base de autonomías locales y regionales; la autogestión de la economía bajo principios comunales, aun si articuladas con el mercado; y una relación con el Estado pero solamente para neutralizar en lo posible la racionalidad del estado. En resumen, son luchas que buscan organizarse como los poderes de una sociedad otra, no-liberal, no-estatal y no-capitalista.

La autonomía es de esta forma una práctica teórico-política de los movimientos étnico-territoriales – pensarse de adentro hacia afuera, como dicen algunas líderes afrodescendientes en Colombia, o cambiando las tradiciones tradicionalmente y cambiando la forma de cambiar, como dicen en Oaxaca. “La clave de la autonomía es que un sistema vivo encuentra su camino hacia el momento siguiente actuando adecuadamente a partir de sus propios recursos”, nos dice el biólogo Francisco Varela, definición que aplica a las comunidades. Implica la defensa de algunas prácticas así como la transformación e invención de otras. Podemos decir que en su mejor acepción la autonomía es una teoría y práctica de la inter-existencia, una herramienta de diseño para el pluriverso.

El objetivo de la autonomía es la realización de lo comunal, entendida como la creación de las condiciones para la autocreación continua de las comunidades (su autopoiesis) y para su acoplamiento estructural exitoso con sus entornos cada vez más globalizados. Las nociones de comunidad están reapareciendo en diversos espacios epistémico-políticos, incluyendo las movilizaciones de indígenas, afrodescendientes y campesinos, sobre todo en México, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. Cuando se habla de comunidad se usa en varios sentidos: comunalidad, lo comunal, lo popular-comunal, las luchas por los comunes, comunitismo (activismo comunitario). La comunalidad (la condición de ser comunal) constituye el horizonte de inteligibilidad de las culturas de la América profunda e igualmente de luchas nuevas, aun en contextos urbanos; es una categoría central en la vida de muchos pueblos, y continua siendo su vivencia o experiencia más fundamental. Todo concepto de comunidad en este sentido se entiende de forma no esencialista, comprendiendo ‘la comunidad’ en toda su heterogeneidad e historicidad, siempre surtiéndose de la ancestralidad (el tejido relacional de la existencia comunal), pero abierta hacia el futuro en su autonomía.

Como dicen los comuneros indígenas misak del Norte del Cauca de Colombia, hay que “recuperar la tierra para recuperarlo todo … por eso tenemos que pensar con nuestra propia cabeza, hablando nuestro propio idioma estudiando nuestra historia, analizando y transmitiendo nuestras propias experiencias así como la de otros pueblos” (Cabildo Indígena de Guambia, 1980, citado en Quijano 2012: 257). O como lo expresan los nasa en su movilización, la minga social y comunitaria, "la palabra sin acción es vacía. La acción sin la palabra es ciega. La acción y palabra sin el espíritu de la comunidad son la muerte". Autonomía, comunalidad, territorio, y relacionalidad aparecen aquí íntimamente ligados, constituyendo todo un marco teórico-político original dentro de esta segunda vertiente del pensamiento crítico de Abya Yala/Afro/Latino-América.



Junta del Buen Gobierno, Movimiento Zapatista. Morelia, Chiapas, México.


El pensamiento de la Tierra


La relacionalidad – la forma relacional de ser, conocer y hacer – es el gran correlato de la autonomía y la comunalidad. Así puede verse en muchas cosmovisiones de los pueblos, tales como la filosofía africana del Muntu o concepciones de la Madre Tierra como la Pachamama, Ñuke mapu, o Mama Kiwe, entre muchas otras. También está implícita en el concepto de crisis civilizatoria, siempre y cuando se asume que la crisis actual es causada por un modelo particular de mundo (una ontología), la civilización moderna de la separación y la desconexión, donde humanos y no humanos, mente y cuerpo, individuo y comunidad, razón y emoción, etc. se ven como entidades separadas y autoconstituidas.

Las ontologías o mundos relacionales se fundamentan en la noción de que todo ser vivo es una expresión de la fuerza creadora de la tierra, de su auto-organización y constante emergencia. Nada existe sin que exista todo lo demás (“soy porque eres”, porque todo lo demás existe, dicta el principio del Ubuntusurafricano). En las palabras del ecólogo y teólogo norteamericano Thomas Berry, “la Tierra es una comunión de sujetos, no una colección de objetos”. El Mandato de la Tierra del que hablan muchos activistas nos conmina por consecuencia a ‘vivir de tal forma que todos puedan vivir’. Este mandato es atendido con mayor facilidad por los pueblos-territorio: “Somos la continuidad de la tierra, miremos desde el corazón de la tierra” (Marcus Yule, gobernador nasa). No en vano es la relación con la Tierra central a las luchas indígenas, afro, y campesinas en el contexto actual.

Desde esta perspectiva, el gran desafío para la izquierda y al autonomismo es aprender a sentipensar con la Tierra. Escuchar profundamente tanto el grito de los pobres como el grito de la Tierra (L. Boff, Laudato Si). Es refrescante pensar que de las tres vertientes mencionadas la más antigua es esta tercera. Viene desde siempre, desde que los pueblos aprendieron que eran Tierra y relación, expresiones de la fuerza creadora del universo, que todo ser es ser-Tierra. Podemos decir, sin caer en anacronismo alguno, que las ‘cosmogonías’ de muchas culturas del mundo son el pensamiento primigenio de la Tierra. Es el pensamiento cosmocéntrico de los tejidos y entramados que conforman la vida, aquel que sabe, porque siente, que todo en el universo está vivo, que la conciencia no es prerrogativa de los humanos sino una propiedad distribuida en todo el espectro de la vida. Es el pensamiento de aquellos que defienden la montaña contra la minería porque ella es un ser vivo (M. de la Cadena), o los páramos y nacimientos de agua porque son el origen de la vida, con frecuencia lugares sagrados donde lo humano, lo natural, y lo espiritual se funden en un complejo entramado vital.

El pensamiento de la tierra subyace las concepciones de territorio. “Tierra puede tener cualquiera, pero territorio es otra cosa”, dicen algunos mayores afrodescendientes en el Pacífico colombiano, gran territorio negro. El territorio es el espacio para la enacción de mundos relacionales. El territorio es el lugar de aquellos que cuidan la tierra, como lucidamente lo expresaran las mujeres de la pequeña comunidad negra de La Toma en el Norte del Cauca, movilizadas contra la minería ilegal de oro: “A las mujeres que cuidan de sus territorios. A las cuidadoras y los cuidadores de la Vida Digna, Sencilla y Solidaria. Todo esto que hemos vivido ha sido por el amor que hemos conocido en nuestros territorios. Nuestra tierra es nuestro lugar para soñar con dignidad nuestro futuro. Tal vez por eso nos persiguen, porque queremos una vida de autonomía y no de dependencia, una vida donde no nos toque mendigar, ni ser víctimas” (Carta abierta de Francia Márquez, líder de La Toma, abril 24 del 2015). Marchando y defendiendo sus derechos, las mujeres de La Toma afirman que “el territorio es la vida y la vida no se vende, se ama y se defiende”.

También encontramos el pensamiento de la Tierra en la cosmoacción de muchos pueblos indignas. El Plan de Vida del pueblo misak, por ejemplo, se explica como una propuesta de “construcción y reconstrucción de un espacio vital para nacer, crecer, permanecer y fluir. El plan es una narrativa de vida y sobrevivencia, es la construcción de un camino que facilita el tránsito por la vida, y no la simple construcción de un esquema metodológico de planeación” (en: Quijano 2012: 263). Por esto, muchos pueblos describen su lucha política como ‘la liberación de la Madre Tierra”. La pregunta clave para estos movimiento es: ¿cómo mantener las condiciones para la existencia y la re-existencia frente al embate desarrollista, extractivista y modernizador? Esta pregunta y el concepto de liberación de la Madre Tierra, son potentes conceptos para toda práctica política en el presente: para la izquierda y los procesos autonómicos tanto como para las luchas ambientales y por otros modelos de vida. Vinculan justicia ambiental, justicia cognitiva, autonomía, y la defensa de mundos (J. Martínez-Alier, V. Toledo).

Para nosotros, los urbano-modernos, que vivimos en los espacios más marcados por el modelo liberal de vida (la ontología del individuo, la propiedad privada, la racionalidad instrumental y el mercado), la relacionalidad constituye un gran desafío, dado que se requiere un profundo trabajo interior personal y colectivo para desaprender la civilización de la desconexión, del economismo, la ciencia y el individuo. Quizás implica abandonar la idea individual que tenemos de práctica política radical. ¿Cómo tomamos en serio la inspiración de la relacionalidad? ¿Cómo re-aprendemos a inter-existir con todos los humanos y no-humanos? ¿Debemos recuperar cierta intimidad con la Tierra para re-aprender el arte de sentipensar con ella? ¿Como hacerlo en contextos urbanos y descomunalizados?


¿Salir de la modernidad?


El desclasamiento epistémico de la izquierda implica atreverse a cuestionar el desarrollo y la modernidad. Solo de esta forma podrá el pensamiento de izquierda participar en pensar y construir las transiciones civilizatorias que se adumbran desde el pensamiento autonómico y de la Tierra. Como es bien sabido, el progresismo de las últimas dos décadas ha sido profundamente modernizador, y su modelo económico está basado en el núcleo duro de premisas de la modernidad, incluyendo el crecimiento económico y el extractivismo.

Tanto en el Norte Global como en el Sur Global, el pensamiento de las transiciones tiene muy claro que las transiciones deben ir más allá del modelo de vida que se ha impuesto en casi todos los rincones del mundo con cierta visión dominante de la modernidad. Salir de la modernidad solo se logrará caminando apoyados en las tres vertientes mencionadas. Sanar la vida humana y la Tierra requieren de una verdadera transición “del período cuando los humanos eran una fuerza destructiva sobre el planeta Tierra, al período cuando los humanos establecen una nueva presencia en el planeta de forma mutuamente enriquecedora” (T. Berry). Significa caminar decididamente hacia una nueva era, que algunos denominan como ‘Ecozoica’ (la casa de la vida; T. Berry/L. Boff). El cambio climático es solamente una de las manifestaciones más patentes de la devastación sistemática de la vida por la modernidad capitalista.

La liberación de la madre Tierra, concebida desde el cosmocentrismo y la cosmoacción de muchos pueblos-territorio, nos invitan a ‘disoñar’ el diseño de mundos. Este acto de disoñacion y de diseño tiene como objetivo reconstituir el tejido de la vida, de los territorios, y de las economías comunalizadas. Como lo dice un joven misak, se trata de convertir el dolor de la opresión de siglos en espereza y está en la base de la autonomía. Para los activistas afrocolombianos del Pacífico, tan impactado por las locomotoras desarrollistas, esta región es un Territorio de Vida, Alegría, Esperanza, y Libertad. Hay un sabio principio para la práctica política de todas las izquierdas en la noción de tejer la vida en libertad.

Las tres vertientes presentadas no constituyen un modelo aditivo sino de múltiples articulaciones. No son paradigmas que se reemplazan nítidamente unos a otros. Queda claro, sin embargo, la necesidad de que la izquierda y el autonomismo (y el humano) devengan Tierra. El humano ‘post-humano’ – aquel ‘humano’ que emerja del final del antropocentrismo – habrá de aprender de nuevo a existir como ser vivo en comunidades de humanos y no-humanos, en el único mundo que verdaderamente compartimos que es el planeta. La re-comunalización de la vida y la re-localización de las economías y la producción de los alimentos en la medida de lo posible – principios claves de los activismos y diseños para la transición – se convierten en principios apropiados para la práctica teórico-política del presente. En esto yace la esperanza; al fin y al cabo, “la esperanza no es la certeza de que algo pasará, sino de que algo tiene sentido, pase lo que pase” (G. Esteva).

Aquellos que aun insistan en la vía del desarrollo y la modernidad son suicidas, o al menos ecocidas, y sin duda históricamente anacrónicos. Por el contrario, no son románticos ni ‘infantiles’ aquellos que defienden el lugar, el territorio, y la Tierra; constituyen la avanzada el pensamiento pues están en sintonía con la Tierra y entienden la problemática central de nuestra coyuntura histórica, las transiciones hacia otros modelos de vida, hacia un pluriverso de mundos. No podemos imaginar y construir el postcapitalismo (y el postconflicto) con las categorías y experiencias que crearon el conflicto (particularmente el desarrollo y el crecimiento económico). Saltar al Buen Vivir sin completar la fase de industrialización y modernización es menos romántico que completarla, ya sea por la vía de la izquierda o de la derecha. No podemos construir lo nuestro con lo mismo … lo posible ya se hizo, ahora vamos por lo imposible (Activistas indígenas, campesinos y Afrodescendientes, Tramas y Mingas por el Buen Vivir, Popayán, 2014).

Podremos atrevernos a afirmar que Abya Yala/Afro/Latino-América hoy presenta al mundo, en la complejidad de su pensamiento crítico en las tres vertientes tan esquemáticamente resumidas, un modelo diferente de pensar, de mundo, y de vida. En esto – y a pesar de todas las tensiones y contradicciones entre las vertientes y al interior de cada una de ellas – radicaría ‘la diferencia latinoamericana’ para la primera mitad del Siglo XXI. Algo que si podemos decir con certeza, con la gran Mercedes Sosa, es que pueblos, colectivos, movimientos, artistas e intelectuales caminan la palabra ‘por la cintura cósmica del sur’ en ‘la región más vegetal del tiempo y de la luz’ que es el hermoso continente que habitamos. Gracias a la vida, que nos ha dado tanto…


Arturo Escobar es profesor de antropología en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill e Investigador Asociado del Grupo Cultura/Memoria/Nación de la Universidad del Valle en Cali. Ha sido profesor visitante de universidades en Ecuador, Argentina, España, Finlandia, Mali, Holanda, e Inglaterra. Sus intereses principales son: la ecología política, el diseño ontológico, la antropología del desarrollo, los movimientos sociales y la tecnociencia. Durante los últimos veinte años ha colaborado con organizaciones y movimientos sociales afro-colombianos en la región del Pacífico colombiano, particularmente el Proceso de Comunidades Negras (PCN). Su libro más conocido es La invención del desarrollo (1996, 2ª. Ed. 2012). Sus libros más reciente son Territorios de Diferencia: lugar, movimiento, vida, redes (2010); Una minga para el postdesarrollo(2013); y Sentipensar con la Tierra. Nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia (2014). Algunos de sus textos pueden ser consultados en http://aescobar.web.unc.edu/

Macri eliminará retenciones a minería contaminante

 El menemismo les abrío los caminos legales y territorios, los K le dieron vías (libre), electricidad y agua, ahora le dan lo que les faltaba.
lajornadaweb.com.ar
El presidente de la Nación, Mauricio Macri, encabezó este viernes un acto en la provincia de San Juan para anunciar la quita total de las retenciones para la ...

Argentina: Gobierno de Macri desmantela la secretaría de Agricultura Familiar

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AGRICULTURA
12/02/2016. La Secretaría de Agricultura Familiar quedó diezmada. El ministro Ricardo Buryaile ordenó, por pedido del área de Modernización que conduce Andrés Ibarra, la eliminación de la Subsecretaría de Fortalecimiento Institucional que garantizaba la participación de todas las organizaciones campesinas y agricultores familiares en la implementación de las distintas políticas del área. En Jujuy ya echaron a 23 personas, sumado a una campaña a través de grandes medios de comunicación para desprestigiar el trabajo territorial de dicha área. Así lo denunció a Página/12 Diego Montón, representante del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI). Los campesinos denuncian que las primeras medidas del gobierno de Mauricio Macri fueron para los sectores concentrados tanto de la Pampa Húmeda como de las economías regionales: eliminación de retenciones y devaluación. Los pequeños productores siguen esperando.

“Mohamad Al Qiq está muriendo ante los ojos de los organismos internacionales que también hacen la vista gorda”

PALESTINA

(FILES) This file photo taken on January 22, 2016 shows a Palestinian man carrying a placard bearing a portrait of Palestinian journalist Mohammed al-Qiq, during demonstration demanding his release from Israeli jails, next to the Jewish settlement of Beit El, north of Ramallah.The Palestinian journalist on a two-month hunger strike in an Israeli jail could die at any minute, his lawyer warned on January 25, 2016. / AFP / ABBAS MOMANI
10 de febrero 2016  BELÉN (Ma’an) – La Sociedad de Presos Palestinos declaró que Israel “no estaba mostrando la atención o voluntad” para resolver el…

Mohamad Al Qiq
Mohamad Al Qiq es un periodista palestino detenido por las fuerzas israelíes que se encuentra en huelga de hambre desde hace más de 70 días….

Ex asesor económico de Daniel Scioli dice que: “El Gobierno está tomando las medidas necesarias”

blejer

Ex asesor económico de Daniel Scioli dice que: “El Gobierno está tomando las medidas necesarias”

Mario Blejer dijo que las medidas que toma el gobierno de Macri “son correctas” 10 de febrero de 2016. El ex titular del Banco Central...

Monsanto pagaría $ 80 millones pena civil por violaciónes de contabilidad

GMWATCH, 11 February 2016
Monsanto  pagaría $ 80 millones pena civil por violaciónes de contabilidad relacionadas con Roundup

Comisión de Valores de Monsanto dio una palmada con pena por violar las normas de contabilidad y falsear los ingresos del pasado relacionados con su herbicida Roundup

1. Monsanto CEO devuelve $ 3 millones en bonos después de error de contabilidad
2. Monsanto para pagaría $ 80 millones pena civil por violaciónes de contabilidad relacionadas con Roundup


1. Monsanto CEO devuelve $ 3 millones en bonos después de error de contabilidad

Esta CEO está dando vuelta a su empresa de una manera grande
MÉXICO
mexico
Requeridos por los familiares de las víctimas, peritos de la organización científica argentina derribaron la teoría oficial sobre lo sucedido en los trágicos sucesos de septiembre...

OGM, herbicidas y Salud Pública

RED POR UNA AMÉRICA LATINA
LIBRE DE TRANSGÉNICOS
BOLETÍN 640

OGM, herbicidas y Salud Pública

Philip J. Landrigan, M.D., and Charles Benbrook, Ph.D.
N Engl J Med 2015; 373:693-695. Agosto 20, 2015. Perspectiva

Entrevista con el Dr. Philip Landrigan sobre las preocupaciones asociadas a los cultivos transgénicos y los herbicidas que se usan con ellos.

Los organismos genéticamente modificados (OGM) no están en la lista de preocupación de la mayoría de los médicos. Si pensamos en la biotecnología, la mayoría de nosotros probablemente nos centramos en las amenazas directas para la salud humana, como la conversión de patógenos en armas biológicas o las implicaciones de las nuevas tecnologías para la edición de la línea germinal humana. Pero mientras esos debates se dan a fuego lento, la aplicación de la biotecnología en la agricultura ha sido rápido y agresivo. La gran mayoría del maíz y la soja cultivada en Estados Unidos ahora es transgénica. Los alimentos producidos a partir de los cultivos transgénicos se han vuelto omnipresentes. Y a diferencia de los organismos reguladores de otros 64 países, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) no requiere etiquetado de los alimentos transgénicos.

Dos acontecimientos recientes están cambiando radicalmente el paisaje de los OGM: en primer lugar, el fuerte aumento en las cantidades y el número de herbicidas químicos aplicados a los cultivos transgénicos, y estos aumentará mucho más en los próximos años. En segundo lugar, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) ha clasificado tanto al glifosato, que es el herbicida más utilizado en los cultivos transgénicos, como al ácido 2,4-diclorofenoxiacético (2,4- D, como "probables carcinógenos humanos".

La aplicación de la ingeniería genética a la agricultura se basa en la antigua práctica de la cría selectiva. Pero a diferencia de la cría selectiva tradicional, la ingeniería genética expande enormemente el rango de los rasgos que se pueden llegar a las plantas y permite a los fitomejoradores importar ADN a partir de prácticamente cualquier ser vivo de la biosfera.

La Academia Nacional de Ciencias (de Estados Unidos) ha revisado dos veces la seguridad de los cultivos transgénicos - en 2000 y en 2004 y el análisis se centró casi exclusivamente en los aspectos genéticos de la biotecnología, y ambos concluyeron que los cultivos transgénicos no plantean riesgos especiales para la salud humana. Señalaron que la transformación genética tiene el potencial para producir alérgenos o toxinas nuevas y podría alterar la calidad nutricional de los alimentos. En ambos informes se recomienda el desarrollo de nuevas herramientas de evaluación de riesgos y la vigilancia posterior a la comercialización. Esas recomendaciones han pasado casi inadvertidas.

La principal característica que la industria de la biotecnología ha optado por introducir en las plantas, es la resistencia a herbicidas. El maíz y la soja con tolerancia a la ingeniería genética al glifosato (Roundup) se introdujeron por primera vez en la década de 1990. Estos cultivos "Roundup Ready" ahora representan más del 90% del maíz y la soja plantadas en Estados Unidos. Su ventaja, sobre todo en los primeros años después de la introducción, es que simplifican enormemente el manejo de malezas. Los agricultores pueden rociar herbicidas antes y durante la temporada de crecimiento, dejando sus cultivos de soja o maíz, sanos y salvos.

Pero la adopción generalizada de los cultivos resistentes a los herbicidas ha conducido a un exceso de confianza en los herbicidas y, en particular, del glifosato. En Estados Unidos, el uso de glifosato ha aumentado por un factor de más de 250: de 0,4 millones de kg en 1974 a 113 millones de kg en 2014. El consumo mundial se ha incrementado por un factor de más de 10. No es sorprendente que hayan surgido malezas resistentes al glifosato y que se hoy hayan invadido casi 100 millones de acres en 36 Estados. Estos campos ahora deben ser tratados con múltiples herbicidas, incluyendo el 2,4-D, un componente del defoliante Agente Naranja utilizado en la guerra de Vietnam.

Sobre el primer aspecto (el incremento de herbicidas asociados a los cultivos transgénicos tanto en cantidad como en tipo), hay que señalar que en 2014, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) para aprobó el Enlist Duo, que combina el glifosato con el 2,4D, lo que plantean nuevas preocupaciones sobre la seguridad de los cultivos transgénicos. Enlist Duo fue formulado para combatir las malezas que han desarrollado resistencia al glifosato. Se comercializa en conjunto con las semillas transgénicas que han asido recientemente aprobadas resistentes al glifosato, 2,4-D, y múltiples otros herbicidas. La EPA anticipa que habrá un aumento de 3 a 7 veces en el uso de 2,4-D.

En nuestra opinión, la ciencia y la evaluación del riesgo en las que se basó la decisión de aprobar el Enlist Duo son deficientes. La ciencia consistía únicamente en estudios toxicológicos encargados por los fabricantes de herbicidas en los años 1980 y 1990 que nunca fueron publicados, lo que no es una práctica rara en la regulación de plaguicidas de Estados Unidos. Estos estudios no incluyen los nuevos conocimientos que se tiene actualmente de estos herbicidas, como son los efectos epigenéticos, o los efectos a nivel endócrino provocado por la exposición a dosis bajas, pues no fueron diseñados para detectarlos. La evaluación de riesgos puso poco énfasis en los efectos potenciales para la salud de los bebés y niños, contraviniendo así la ley federal de pesticidas. Tampoco tuvo en cuenta los impactos ecológicos, por ejemplo en las mariposas monarca y otros polinizadores. Se consideró solamente al glifosato puro, a pesar de que hay muchos estudios que muestran que el glifosato formulado que contiene tensioactivos y adyuvantes que son más tóxico que el compuesto puro.

La segunda novedad es el cambio en la clasificación de la IARC hecha en 2015 sobre el glifosato y el 2,4D, que fueron categorizados como "posible carcinógeno humano." Estas clasificaciones se basaron en evaluaciones toxicológicas integrales y la literatura epidemiológica que vinculada a ambos herbicidas con el aumento en tumores malignos en múltiples sitios anatómicos en los animales. Se vinculó al glifosato a una mayor incidencia de linfoma no Hodgkin en los seres humanos.

Estos hechos sugieren que los alimentos transgénicos y los herbicidas que se utilizan en ello, pueden plantear riesgos para la salud humana , lo que no ha sido examinado en las evaluaciones anteriores. Creemos que, por tanto, ha llegado el momento de reconsiderara fondo todos los aspectos de la seguridad de la biotecnología vegetal. La Academia Nacional de Ciencias ha convocado a una nueva comisión para reevaluar sus efectos de los cultivos transgénicos en la salud humanas así como en aspectos sociales, económicos, ambientales, lo que es bienvenido. Se espera el informe de la comisión en 2016.

Mientras tanto, ofrecemos dos recomendaciones. En primer lugar, creemos que la EPA debe retrasar la aplicación de su decisión de permitir el uso de Aliste Duo. Esta decisión fue tomada con prisa. Se basa en estudios obsoletos y mal diseñado y en una evaluación incompleta de la exposición humana y el medio ambiente. Habría beneficiado que se usen estudios más profundos, independientes y publicados en la literatura revisada por pares. Y es precedido tomar en cuenta las recientes determinaciones de la IARC sobre el glifosato y 2,4-D. En segundo lugar, el Programa Nacional de Toxicología debe evaluar con urgencia la toxicología de glifosato puro, glifosato formulado, y las mezclas de glifosato y otros herbicidas.

Por último, creemos que ha llegado el momento de volver a la renuencia de los Estados Unidos a etiquetar los alimentos transgénicos. El etiquetado ofrecerá múltiples beneficios. Es fundamental para el seguimiento de aparición de nuevas alergias a los alimentos y la evaluación de los efectos de los herbicidas químicos aplicados a los cultivos transgénicos. Sería respetar los deseos de un número creciente de consumidores que insisten en que tienen derecho a saber cuáles son los alimentos que están comprando y cómo se produce. El argumento de que no hay nada nuevo acerca de reordenamiento genético, pierde el punto de que los cultivos transgénicos son ahora los productos agrícolas más fuertemente tratados con herbicidas y que dos de estos herbicidas pueden plantear riesgos de cáncer. Esperamos que, a la luz de esta nueva información, que la FDA reconsidere el etiquetado de los alimentos transgénicos y la pareja con financiamiento adecuado, a largo plazo la vigilancia posterior.

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