Desde que llegó la empresa, hay mucha muerte”
Camilo Condorí tiene 63 años, las manos curtidas y ganas de morirse en su tierra. Le instalaron la planta de la empresa Livent a unos 1000 metros de su casa y ahora quieren que él se vaya para hacer más piletones de salmuera. Le cortaron sus tierras a la mitad con un camino minero, igual que al cacique, y le pusieron candado a la tranquera que conecta con la casa de su familia. Para visitar a su madre, tiene que pedirle permiso a …
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