martes, 15 de septiembre de 2009

DECLARACIÓN DE SAN LORENZO




Es propio de la naturaleza de la Globalización, que las Corporaciones transnacionales se apropien de los bienes comunes, mal llamados recursos naturales. Las consecuencias de esas políticas son: la devastación de los ecosistemas a nivel planetario, el despoblamiento de enormes territorios, la extinción de la vida rural y la sumisión de los países y de sus corporaciones a las necesidades de los nuevos mercados globales. En nuestro país, al igual que en muchos otros, esas políticas han impactado con impunidad, ignorando ala Constitución Nacional y a sus leyes, afectando de manera brutal la vida de las poblaciones y erradicándolas a las periferias urbanas de miseria, contando siempre con el apoyo y la participación de funcionarios, técnicos y científicos, ganados desde su formación académica para las ideas de la gran escala, del progreso ilimitado y del culto a las tecnologías.

Nos hemos reunido en esta ciudad de San Lorenzo, los movimientos y organizaciones que luchamos contra las fumigaciones, los que luchan contra la mega minería, contra la contaminación urbano industrial, por nuevas políticas en tratamiento de residuos, la preservación de los glaciares, los que proponen modelos productivos sustentables, los que cuestionan los proyectos de crecimiento y postulan que se respeten las economías regionales, los que luchan por permanecer en la tierra y también, los que luchan por poder regresar a la tierra. Hombres y mujeres de la ciudad y del campo, ecologistas y agricultores, campesinos y pueblos originarios, exiliados ambientales y nuevos pobres, generados por un sistema de usurpación y de saqueo generalizado, por un modelo sistemático de desempleo rural, de contaminación y de urbanización forzada.

San Lorenzo no es una ciudad cualquiera, es el punto focal de coincidencia de las rutas de la soja, de la minería y de la trata, es el vórtice de un embudo al que denominan modelo de agro exportación y de nueva minería, por donde se desangra cada día la Patria de los argentinos. Y si nos atrevemos desde esta localidad de San Lorenzo a enfatizar las memorias de una Patria común, memorias relegadas y menospreciadas en el imaginario de las políticas públicas y en la formación ciudadana, es porque, precisamente, en estas tierras de San Lorenzo, se produjo el primer combate de los patriotas contra el Imperio español en América del sur. Sentimos que, las presencias fantasmales de aquellos héroes de ayer, nos acompañan hoy en estas luchas que llevamos.

En las tierras de San Lorenzo, comenzó la historia de la emancipación de América del Sur. Esos esfuerzos no han terminado, sus objetivos y propósitos no sólo están pendientes, sino que, están aún muy lejos de cumplirse, y en espera de que nuevas generaciones retomen esas banderas entrañables. En el mismo espacio donde San Martín realizó su primera carga de caballería, hoy se han radicado las corporaciones granarias, los silos gigantescos dentro del ejido urbano, los puertos privados, las enormes explanadas donde estacionan y aguardan millares de camiones, las terminales por donde se cargan los minerales que llegan desde la lejana Alumbrera, las usinas de los nuevos Biocombustibles e innumerables molinos que procesan soja y aceites para la exportación. San Lorenzo es el epicentro de un modelo colonial, que no tiene todavía, un Raúl Scalabrini Ortiz, que lo exponga con crudeza ante la conciencia política de los argentinos.

Por primera vez en el corazón del país extractivo, la presencia de tantos compañeros de las regiones más apartadas, nos muestra en las calles el camino que debemos continuar para afirmar nuestro rechazo a este modelo de contaminación y de muerte. Estamos aquí en San Lorenzo; y desde aquí llevaremos a nuestros pueblos la voluntad de resistencia al modelo colonial y de permanencia en la lucha por la Soberanía.

Dada en San Lorenzo, Provincia de Santa Fe, República Argentina, el 13 de Septiembre de 2009 por la Campaña Paren de Fumigar y la UAC, Unión de Asambleas Ciudadanas

lunes, 14 de septiembre de 2009

San Lorenzo, 12 y 13 de setiembre. Sede de un encuentro nacional de pueblos fumigados


San Lorenzo.— Fuertes críticas al uso de agroquímicos, al monocultivo y a la producción de alimentos transgénicos, junto con denuncias y testimonios de perjuicios ocasionados por el uso de fitosanitarios, fueron el eje del Segundo Encuentro Nacional de Pueblos Fumigados, que se efectuó el fin de semana en esta ciudad.
Con la participación de más de 300 ambientalistas de todo el país, el encuentro se llevó a cabo en las instalaciones de la Escuela Provincial 218 y, además de las deliberaciones, la elaboración de un documento con fuertes críticas a los métodos de fumigación y el accionar de las mineras, hubo una multitudinaria marcha por las calles de la ciudad y manifestaciones ante las puertas de varias empresas portuarias sanlorencinas.
Medios alternativos. En 2006, varias organizaciones comenzaron con la campaña nacional denominada "Paren de fumigar", que gracias a distintas páginas web y redes sociales, hizo posible que se generara un contacto a nivel nacional que devino en el primer encuentro de estas características, el año pasado, en Córdoba, y en la conformación de la Unión de Asambleas Ciudadanas. Para este segundo encuentro, cuya asistencia superó las expectativas de los organizadores, se eligió a San Lorenzo por representar el corazón del polo portuario nacional, por donde se embarca la producción de granos del país, calificado por los asistentes como "embudo de la exportación de alimentos".
Con una mística setentista, aggiornada a la problemática del siglo XXI, se escucharon sucesivas críticas al modelo socioeconómico y se compartieron durante la jornada del sábado gran cantidad de testimonios y experiencias de distintos lugares del país que sirvieron para reafirmar el compromiso de estas organizaciones en seguir manifestándose y organizándose en contra del uso de "agrotóxicos y de la megaminería química contaminante" .
Realidades geográficas. Precisamente, las distintas realidades geográficas de los asistentes fueron el condimento extra que enriqueció tanto el debate como los testimonios que se expusieron el sábado.
Tras una marcha hasta el barrio 2 de Abril, luego los manifestantes se dirigieron al centro de la ciudad, donde también efectuaron duras críticas al accionar de un sanatorio privado local y, en la popular esquina de los bancos se produjo la desconcentració n.
Después hubo espacio para la música y en la escuela se organizó una peña folclórica con las actuaciones de los folcloristas Rubén Patagonia y Raly Barrionuevo, intérpretes caracterizados por su compromiso permanente con este tipo de causas.
El domingo estuvo reservado a las conclusiones y al bosquejo de un documento que pronto estará en todas las redes de internet, junto con la convocatoria a próximas acciones conjuntas con el envión de haber logrado una más que aceptable convocatoria.
Momento emotivo. Uno de los momentos más emotivos del encuentro fue cuando Susana Tejero, madre de Ramiro Bargueño, un joven fallecido en un accidente laboral que se produjo en 2007, mientras trabajaba en una aceitera local, expuso su testimonio.
El dolor y la angustia de una pérdida irreparable fueron reflejadas en cada una de las palabras de la mujer, quien fue despedida con un cerrado aplauso de todos los assitentes al congreso.
Por otra parte, la familia lanzó una campaña de recolección de firmas para que las responsabilidades en los accidentes laborales sean tratadas en el foro penal y no en el ámbito de la Justicia civil.
La deuda interna. Sin duda, los organizadores del encuentro como la mayoría de los asistentes se retiraron conformes con el congreso llevado a cabo este fin de semana en San Lorenzo.
Sin embargo, la poca participación de vecinos tanto de la ciudad como de localidades vecinas, continúa siendo un dato más que elocuente sobre qué lugar ocupan los temas medioambientales en el corazón de una comunidad que se desarrolla en un medio netamente industrial.

Altamiro y la mala suerte


Mitad crónica mitad ficción... Altamiro es inventado pero existe bajo muchos y diferentes nombres...



Altamiro venía castigado desde chiquito. 48 años de carnet y 65 a la vista, por dentro, según los datos que consignan varios análisis médicos, podrían ser, con un dejo de piedad, 75. Algo doblado, pelos caídos desde el centro de la cabeza hacia los costados como chorros de barro. El rojo de sus órbitas oculares aprieta la oscuridad de sus pupilas. De nadie en especial, todos los días desde nacido, recibe su porción de desdicha sin falta ni previo aviso. Ayer volvió del campo como todas las tardes, cansado y confundido. Esta vez su abatimiento no fue por el exceso de trabajo o por haber tocado sin guantes maquinaria con pesticidas. Le dolía la cabeza y el patrón le dijo, seguro de que sería por la borrachera de la noche anterior y que el empecinado negro negaba: aflojale al tinto que te va a matar. Si fuera eso patrón, contestó para nadie el peón, con palabras tan débiles que apenas pudieron llegar al viento norte y caliente de esa pampa seca. Palabras amarillas entre pastos amarillos, nadie las vio.
Hace veinte días que el hospital de Hersilia comenzó a atender los primeros casos de Dengue, sin sospechar qué era. Dicen que adentro, en algún escalón de la burocrática salud, alguien alertó. Pero qué va a ser, le dijeron coros de gordapolvos blancos y celestes, según el rango.
¿Cómo podría pasarnos a nosotros, que somos tan buenos y estamos tan lejos del norte pobre?
Cuando empezaron a llegar en masa al hospital, los repetitivos sintomatizadores de la enfermedad, fue la primera alerta. Se llamó a la provincia y días después los expertos en salud llegaron.
Para esos días, el negro Altamiro ya no era dueño de sus huesos. Ni cuando cambiaron, con la cuadrilla, dos mil metros de postes en un día estuvo tan dolorido. Él, que no sabía de anatomía, estaba aprendiendo a identificar su esqueleto. El dolor enseña, diría algún cura, pero Altamiro había perdido la religión cuando le negaron la comunión por no ir a todas las catequesis. Es que el negrito tiene que ayudar a su padre, le dijo su madre a la secretaria que sin saber lo excomulgaba, por pobre, por negrito y sospechoso de usar esa característica peculiar de la piel para hacerle creer que trabajaba, justo a ella, que por algo está de secretaria de Dios, convirtiéndolo así, desde pibe, en un holgazán como a todos esos chicos sin educación.
Mientras tanto, el partido gobernante a nivel local iba a la radio, atendía menudencias y hacía anuncios de prevención pero en concreto, nada. Los mosquitos alzaban vuelo en un aire sin radares ni captores. La sangre llamaba y ellas, las aedes chupadoras, estaban de fiesta.
La oposición política, portadora de una desidia de igual calibre pero más refinada cultura, sólo atinó a hacer un comunicado levantando sospechas contra la comuna, por contaminación con un virus (rumor que ellos mismos instalaron) supuestamente, al regar las calles de tierra con agua de las cloacas (cosa increíble aunque posible, pero totalmente descartable como provocadora de la epidemia, en este caso)
Los parientes y amigos se reservaron el derecho de admitirse en la casa del negro y no aparecieron a visitarlo. Saber, sabían. Pero a qué ir si el bicho no tiene nombre. A ver si es una mutación venida de las cloacas o una especie de prueba de laboratorio para usarnos en la iniciación de un nuevo virus.
Desde los escuálidos laboratorios de la ciencia argentina llegaron negativas. No podemos decir que es Dengue, comunicaron, pero hagan todo como si lo fuera. Pues las pruebas de la ciencia bioquímica dice no, pero la socio visual dice sí. Estamos hasta las manos. La confianza recayó en el ojo de los laboratoristas y no de los médicos, por eso aconsejaron proceder con calma.
Hay muchas sospechas y comentarios poblando las esquinas más concurridas del pueblo, pues entre el laboratorio y el Hospital local está el gobierno local, el provincial y el nacional, y el entremés que allí se ha dado nadie lo conoce, lo que valida las tantas y variadas hipótesis, todas con el mismo rango de veracidad. Por la mañana era dengue tipo 1, por la tarde un retro virus, por la noche era un invento macabro de algún poder oculto o al menos, de uno que la gente no quiere ver aunque haga propaganda todos los días. Al fin, no era nada. Seguimos investigando, dijeron por la radio F.M. local, que a esa hora de la tranquila urbanidad sólo emite música.
Altamiro, estaba cada vez más confundido. En su casa, por las dudas, tiraron todo lo que contenga agua y pueda ser refugio para mosquitos. No faltó quien le diga que estaban locos, que no era, que qué van a hacer con semejante sequía y sin agua potable en el pueblo. El negro ardía de picazón y eso, que dicen que a los negros casi no les agarra y si les da, no les pica tanto. Imaginaba que las paredes eran un rallador gigante donde él se frotaba cadenciosamente mientras sonreía.
Los médicos y enfermeros de planta hospitalaria atendieron, antes de que una voz oficial diga dengue, a más de 350 personas afectadas y a último momento, enviaron desde la capital, refuerzos de enfermeras.
Mire, Altamiro, lo que usted tuvo es dengue, seguro, pero aun no le podemos hacer su análisis, ya lo llamaremos. Cuide al resto de familia, alerte a sus vecinos, dígales que ni bien les duela la cabeza o tengan fiebre vengan al Hospital.
Yo llevo 10 días, por lo menos, doctora, sin trabajar y estoy en negro. Mi patrón me paga por día pero me contrata casi todo el mes, cómo hago con lo que no pude trabajar ¿Ud. me hace un certificado? El Señor también tuvo dengue, así que no creo que le reconozca los días. Vaya a la secretaría de trabajo. Pero si voy ahí se van a enterar que hace cinco años que yo trabajo así. La verdad que no sé qué decirle, mire que su patrón es un hombre bueno.
Los partidos políticos, nada. Ni campaña casa por casa o la famosa descharratización, la más efectiva acción de prevención, no se hizo.
Luego llegaron con el humo. Tampoco alertaron sobre que se trata de veneno, así que los chicos con sus bicicletas, navegando en una nube tóxica, jugaban a estar en el cielo.
¿Qué te pasa Altamiro? Nada, vieja, la comida me cae mal, tengo ganas de devolver. Mejor no como nada. Pero tenés que recuperarte para ir a trabajar. Voy igual, así me distraigo un poco.
En varios medios provinciales fuimos noticia de tapa. Pero no se decía allí que no tenemos agua potable y las cloacas no son para todos. Que traen agua desde la provincia desde hace unos meses en camiones nuevos, esos de tanques metálicos brillosos, que parecen siempre limpios, incorruptibles. Ni dicen que nos dijeron, ahora, ayer nomás, que traerán agua segura. Al no poner eso los periodistas no pudieron preguntar si esa que traían antes ¿no era segura?
En el pueblo hay una junta de seguridad, por los robos, como el que sufrió, a punta de revólver, un comerciante al que le entraron de noche, a sabiendas de que se había llevado una buena suma de dinero a la casa. El matrimonio ya estaba en la cama cuando vieron aparecer dos hombres armados. Un grito, un golpe, dejarse atar. Ahí está el dinero, es todo lo que tenemos, llévenselo. Otro golpe, vendas en los ojos para los dos. Amenazas, algo del tipo, si intentan dar aviso volveremos y los reventaremos o te secuestramos y te torturamos, pelotudo. El terror en los pliegos de los rostros, entre las muelas apretadas, como una bola de grasa indigerible. Todo es lento en una secuencia que luego, contada por los vecinos, parecerá cosa de nada. La inseguridad es la palabra más pronunciada. Ahora estamos a tono con la televisión. ¿Qué es la seguridad? ¿Alguien le preguntó a Altamiro si se sentía seguro?
Altamiro no volvió. Lo encontraron en medio del campo acicalado por los perros. Eran las tierras del patrón, pero el Señor dice que no estaba trabajando, que había ido a largar los perros, a correr liebres. Raro, los cuscos que lo olían no se corrían ni solos.
Fue el chagas doña, el corazón de Altamiro no daba para más y la mala vida, la bebida vio. La comuna le ayuda con el cajón pero tendrá que ir a la tierra. Si él fue a trabajar. Ellos, a la caza de liebres, la llaman trabajar, explicó varias veces el señor a otros señores que aprendían.
¡Qué raro estas cosas! La mala suerte, tiene que ser la mala suerte, porque hace diez años que mi Altamiro ya no tomaba y el corazón le saltaba de alegría con los nietos que tenía.
Según lo que pasa en el pueblo se redibuja el sentido de alguna vieja palabra. La fiebre traída por los mosquitos ayudó a colorear la prevención. Todo, ahora, mañana, después de que la infección nos ha esquilmado, es prevención y la paradoja: una escuela estatal en este pueblo de Latinoamérica, tuvo que salir a vender huevos de pascua para ver si pueden arreglar los baños, allí donde los nietos de Altamiro sobreviven al conocimiento para poder ser mañana…un buen peón…si hiciera falta.

martes, 8 de septiembre de 2009

“El modelo minero es peor que el sojero”


Entrevista a la socióloga Maristella Svampa


Diego Genoud
Diario Crítica

La investigadora asegura que el gobierno kirchnerista profundizó los beneficios para las empresas que realizan explotación a cielo abierto y advierte sobre la contaminación que provoca.


Dice la socióloga Maristella Svampa que muchos la tratan como si fuera Marco Polo. “Es que les traigo noticias de otros mundos”, bromea. Sobre fines de los 90, fue una de las primeras en ocuparse del movimiento de desocupados. Ahora, acaba de editar, junto a Mirta Antonelli, Minería transnacional, narrativas de desarrollo y resistencias sociales, un libro gestado por equipos de investigación de cuatro universidades nacionales (Buenos Aires, Córdoba, Catamarca y General Sarmiento) que se propusieron poner en agenda el tema de la minería a cielo abierto. “Es un conflicto con claras asimetrías. De un lado, las multinacionales en alianza con los gobiernos y, del otro, poblaciones que se oponen al saqueo y la contaminación”


–¿Por qué un país como la Argentina, sin una tradición minera fuerte, se convirtió en el sexto del mundo en potencial minero?


–Tiene que ver con el nuevo tipo de minería. Los minerales ya no se encuentran bajo la forma de vetas sino que están diseminados, muchos de ellos, en la cordillera y precordillera. Esto lleva a utilizar tecnologías altamente agresivas que devastan el medio ambiente. En la Argentina, existe además un marco impositivo de privilegio que fue sancionado durante el gobierno de Carlos Menem y está vigente.


–¿Qué es la megaminería a cielo abierto?


–Es el proceso que se pone en marcha para obtener los recursos naturales, cada vez más escasos. Dinamitan montañas enteras y utilizan sustancias químicas, como el cianuro, para separar el metal. Para eso, requieren grandes cantidades de agua y energía. El agua va a ser un problema para todos en muy poco tiempo.


–¿Qué tienen en común el modelo minero y el modelo sojero?


–Ambos están ligados a esta nueva distribución global y territorial del capital y presionan por la expansión irracional de las fronteras. Eso lo demuestran los 20 millones de hectáreas de soja y los territorios mineros con soberanía propia, como Pascua Lama de la Barrick, que no es ni chileno ni argentino. El modelo sojero se expandió porque contiene más actores: pequeños, medianos y grandes. Pese a su tendencia a la concentración, tiene una capacidad de integración que el modelo minero no tiene porque no produce derrame alguno. En ese sentido, el modelo minero es peor que el sojero. En la Argentina, existe un imaginario predominantemente agrario que lo asocia con la idea de progreso y que hace muy difícil discutir el modelo sojero. En cambio, las mineras deben construir una mitología en torno al bienestar que produce la actividad.


–¿Cómo describiría a las asambleas ambientalistas que se nuclean en la Unión de Asambleas Ciudadanas?


–Es un movimiento heterogéneo y novedoso que nuclea a quienes luchan contra la minería a cielo abierto y también a quienes combaten el modelo sojero. Son vecinos que se convirtieron en ambientalistas por obligación porque tuvieron que salir a defender su comunidad. Funcionan de manera asamblearia con una gran desconfianza hacia toda forma de institucionalización. Éste es un proceso que surge en el interior más profundo, como sucedió hace doce años con los movimientos piqueteros, y también sufren la criminalización de este tipo de protestas.


–En el libro, afirma que las mineras construyen un saber experto para presentar a los ambientalistas como “bárbaros modernos”.


–El gobernador de San Juan, José Luis Gioja, afirma que la gente es ignorante y que no está informada. Pero, a partir de la experiencia de Esquel, las asambleas construyen un saber independiente. La minería involucra a todos porque tiene mucho impacto en el nivel de vida de las poblaciones: por eso hay hidrólogos, sociólogos, economistas y abogados que están planteando la importancia del derecho ambiental. Suele competir con la economía agrícola, que necesita agua. Bajo La Alumbrera, en Catamarca, consume cien millones de litros de agua por día y esto implica desertificación.


–¿El kirchnerismo produjo algún cambio en este aspecto?


–Al contrario, Kirchner le dio continuidad al modelo minero de Menem y lo afianzó con un gesto muy claro como el veto a la Ley de Glaciares.


Los casos de Perú y Bolivia

“Este proceso tiene una escala regional”, dice Maristella Svampa, que acaba de regresar de Bolivia y Perú. “Perú es una expresión extrema del saqueo y la contaminación. Es líder en inversiones mineras desde la década del 90 y mantiene el mismo marco normativo. Nadie cuestiona la minería como tal porque su historia está ligada al modelo extractivista, pese a que es fuerte la criminalización de las protestas”.


–¿Y qué pasa en Bolivia?


–Los funcionarios de Evo te dicen “Bolivia fue, es y continuará siendo minera”. Sostienen que el desarrollo sólo es posible a través de la explotación de los recursos naturales aunque al servicio de un modelo de redistribución. Convive la pequeña con la mediana y con la gran minería, que se está expandiendo. Evo tiene hacia afuera un discurso de defensa de la naturaleza y de la relación de las comunidades indígenas. Pero hacia adentro, tiene un discurso nacional productivista, que es riesgoso. En los últimos dos meses, decidió la expansión de la frontera hidrocarburífera, sin respetar el derecho de las comunidades, salvaguardada por su nueva Constitución.


–¿Cómo es el caso de Ecuador?


–Hicieron la Constitución más avanzada desde el punto de vista ambiental pero Correa avaló una ley de minería que habilita la expansión de la frontera hacia la Amazonia y tiene en contra a todas las organizaciones campesino-indígenas. Más allá de la inclinación ideológica del gobierno, conservador o de izquierda, tarde o temprano se va a una colisión.

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