miércoles, 28 de marzo de 2012

Fumigaciones con agroquímicos: Visión del problema y posibles soluciones desde la óptica de la producción orgánica.


5 DE OCTUBRE DE 2010
MAPO INFORMA
Visión de un Productor Orgánico
Agroquímicos en áreas periurbanas. Fumigaciones aéreas. Polémica sobre el grlifosato: Visión del problema y posibles soluciones desde la óptica de la producción orgánica.
Una propuesta para desarrollar la discusión en términos constructivos. El punto de vista de los productores orgánicos podría tender un puente de entendimiento para ayudar a visualizar soluciones concretas.
Por Enrico Cresta * 
En estos días asistimos a un debate encendido sobre los problemas relacionados a las aplicaciones de agroquímicos para la producción agropecuaria que apunta en particular a las fumigaciones en zonas periurbanas, a la prohibición de las fumigaciones aéreas y al herbicida glifosato y llega, de alguna manera, a cuestionar el modelo soja/siembra directa/semillas transgénicas.Los planteos surgen desde sectores médicos y científicos (ver Encuentro de Médicos de Pueblos Fumigados en la Universidad Nacional de Córdoba) y
 llegan al Congreso Nacional con una audiencia pública convocada por la Diputada cordobesa Cecilia Merchán del Bloque Proyecto Sur y con el proyecto de ley 5857-D-210  firmado por 13 diputados nacionales (verPágina 12).Las polemicas respuestas del sector agropecuaria las encontramos en los Suplementos rurales de los diarios La Nación y Clarín con artículos con expresiones como: “Una cacería de brujas para la soja y el glifosato” y “El riesgo, solo en la mala aplicación”“Los mitos urbanos sobre la producción agrícola local”.Es bastante lógico que siendo productores orgánicos tengamos conciencia y conocimiento acerca de los problemas relacionados al uso de agroquímicos en la producción agropecuaria, y en mi caso como el de la mayoría, ese fue uno de los motivos que me llevó a recorrer el camino orgánico (dejo aclarado aquí, que la producción orgánica es mucho más que producir sin agroquímicos y fertilizantes deribados del petróleo).Desde mi experiencia de más de 15 años de productor agropecuario orgánico intentaré aportar mis opiniones para llevar esta polémica hacia una discusión constructiva, fundamental para la sociedad argentina, teniendo en cuenta la importancia del sector agropecuario y la gravedad de los problemas relevados, que estaría afectando a la propia población rural que vive y trabaja dentro de las más de 32 millones de hectáreas agrícolas del interior de nuestra república.En este contexto, el punto de vista de los productores orgánicos podría tender un puente de entendimiento para ayudar a visualizar soluciones concretas.
Agroquímicos y Áreas periurbanas
Puede y debe haber discusión sobre el grado de toxicidad de los agroquímicos utilizados en la producción agropecuaria argentina actual pero nadie puede dudar que es indispensable restringir las posibilidades que estos (tóxicos de alguna manera) entren en contacto directo con los seres humanos en particular niños y ancianos por lo cual es impostergable reglamentar, con una ley de validez nacional, la prohibición de fumigar con productos de probada o sospechada toxicidad las áreas circundantes a ciudades, pueblos, poblados o establecimientos rurales acordando una distancia coherente desde el perímetro habitado y que deberá ser más amplia para las aplicaciones aéreas.Sólo esta decisión, de puro sentido común, nos pone frente a un problema práctico notable: imaginemos cualquier pueblo típico del área pampeana rodeado, calle de por medio, de campos cultivados y con un perímetro 20 x 20 cuadras, y que se considere, sólo como ejemplo, una “banda perimetral de no-fumigación” de 200 metros: Esto nos da como resultado un área de 160 has., y considerando los cientos de pueblos de esta o mayor dimensión vamos a percibir que nuestra propuesta involucra algunas “decenas de miles de has.” para las cuales no será aplicable ninguna de las tecnologías de producción agropecuaria “convencionales” apoyadas ineludiblemente en el uso de agroquímicos.
La experiencia orgánica como solución
Para mantener estas áreas periurbanas dentro de la actividad productiva y no tener que recurrir exclusivamente a los subsidios públicos, o por otro lado, perjudicar a los propietarios de esas tierras, podemos recurrir a la experiencia desarrollada por la producción orgánica argentina, hasta hoy con muy poco apoyo científico-tecnológico, ni políticas oficiales, ni subsidios.
La producción orgánica se presenta como una  alternativa ideal para aplicarse en la áreas periurbanas, en sus distintas escalas, que van desde la huerta familiar de autoconsumo, la pequeña o mediana granja de hortalizas aromáticas y frutales, hasta, lo que es mi experiencia directa, los cultivos extensivos orgánicos como maíz soja, girasol, trigo, mijo y la ganadería orgánica (Ejemplo Grupo Pampa Orgánica MAPO-INTA).No son casi nunca soluciones fáciles y “listas para usar” y las prácticas agronómicas de los cultivos orgánicos deberán ser adaptadas y ajustadas para cada condición agro ecológica y socio-cultural, pero entre productores y algunas EEA del INTA contamos con las experiencias de base para seguir el desarrollo.La problemática de los pueblos fumigados es un tema puntual, que debe y puede resolverse con la participación interdisciplinaria de todos los actores involucrados, que puede abrir la puerta a la puesta en discusión del modelo de producción agropecuario argentino, teniendo en cuenta su complejidad que va desde aspectos cientificos, técnicos y prácticos, y que abarca campos tan diversos como el agronómico, económico ambiental, social, cultural energético, sanitario (ya sea de las comunidades rurales que de los alimentos producidos) y de política nacional y planetaria.
Polémica del glifosato
Dentro de este mismo debate surgió la temática del Glifosato, que merece un desarrollo por separado y en el cual quisiera hacer algunos aportes.En lo que respecta al herbicida Glifosato y en el contexto de esta discusión sobre limitar las fumigaciones con agroquímicos en las áreas periurbanas habría que tomarlo simplemente como uno más de los productos utilizados con algún grado de riesgo sobre la salud humana.Desde el sector rural se señala que el glifosato está clasificado por la OMS como tóxico de clase IV (relativamente baja toxicidad) y que viene reemplazando otros herbicidas de mayor peligrosidad lo cual grafica la atención del sector a ir atenuando la problemática de toxicidad de los insumos utilizados en agricultura; sin embargo y ateniéndonos a lo que ha venido sucediendo en la producción agropecuaria argentina y tomando un tiempo de 10/15 años hasta la fecha vemos que si bien ha estado presente la intención de ir reemplazando algunos productos de alta toxicidad (…) se siguen usando algunos objetivamente muy peligrosos como el endosulfán, clorpirifós, 2,4D, entre otros, y las cantidades de millones de litros totales utilizados por campaña ha crecido exponencialmente amplificando el problema que es lo que nos trae a esta discusión.En términos más generales, cuando discutimos alrededor del glifosato no podemos dejar de tener en cuenta que hoy es el insumo clave en toda la producción argentina de soja y maíz que utiliza las tecnologías de siembra directa con semillas transgénicas (la mayoría) ¡pero su utilización está generalizada prácticamente a la totalidad de la superficie cultivable de nuestra República! (32 millones de hectáreas de cultivos extensivos y a una buena parte de las hectáreas de implantación de pasturas para la ganadería) por lo cual se supone que hay una política oficial que, en los últimos 10/12 años de desarrollo vertiginoso de esta tecnología, la ha venido sosteniendo, controlando y evaluando sus resultados, no sólo en lo que todos vemos de mejores rindes y rentabilidad, sino especialmente en esa complejidad de aspectos que señalé antes, a través de sus Organismos correspondientes, el INTA en conjunto con las Universidades relacionadas, y desde este espacio se debería interpretar y discutir todas las nuevas informaciones que, como las referidas antes del Dr. Carrasco o los profesionales médicos o los sectores políticos, puedan modificar el conocimiento sobre los mecanismos de acción y sus consecuencias de un producto de tamaña importancia y utilización tan masiva como el glifosato.Desde mi experiencia personal puedo aportar que desde que empezamos a mediados de los ‘90 con la producción orgánica extensiva ha sido muy recurrente que alguna de las personas que nos visitaban (también profesionales) viendo el alto stand de malezas con las que trabajamos nos digan “… porqué no usás glifosato si se degrada completamente a las pocas horas y no deja ningún residuo?” y ante la insistencia de algún agrónomo que me aseguraba que no había dudas que este producto tenía que incorporarse al orgánico yo terminaba contestando“…será así pero yo no me confío…”.En la década del ‘90 el glifosato se comercializaba en el país bajo la marca exclusiva Round up de la firma Monsanto y esta licencia exclusiva dificultaba de alguna manera las investigaciones sobre esta sustancia, pero hoy tenemos más conocimientos cada día, como por ejemplo (en esto me ayuda mi formación de bioquímico y microbiólogo con lo cual puedo ir directo a las fuentes) que el glifosato permanece por meses y hasta años en el suelo y en los rastrojos de plantas tratadas, que pasa de las raíces a la rizosfera siendo tóxico para distintos microorganismos benéficos para la planta como los fijadores de nitrógeno, que su lenta degradación por co-metabolismo microbiano conduce a productos tóxicos, inclusive para las plantas resistentes al glifosato (RR), y que habría que estudiar en forma urgente.
12:36 | PUBLICADO POR MAPO.
*Productor agropecuario orgánico de maíz, soja girasol y ganadería en el sur de Córdoba. Miembro de la Comisión de MAPO.
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Pampa Orgánica: Producción de alimentos con responsabilidad social y ambiental

Hace unos días te contamos sobre los beneficios de la alimentación orgánica tanto para la salud como para el medio ambiente. Sin embargo, su producción muchas veces se vuelve un proceso complejo al que todavía le falta crecer para poder llegar a mayor cantidad de gente e ir reemplazando a las formas de producción tradicionales.
En relación con esto, en Argentina existe un grupo de productores que trabajan en forma conjunta para el óptimo desarrollo de los alimentos orgánicos. Se trata delGrupo MAPO INTA Pampa Orgánica, quienes desde hace siete años desarrollan sistemas productivos integradores donde la responsabilidad social y ambiental cobra protagonismo. Para conocer más sobre la organización hablamos con su coordinador, el Ingeniero Eduardo Tilatti.

“Para evolucionar en grupo”

Pampa Orgánica dio inicio a sus actividades en julio de 2004, cuando gracias al apoyo del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) y al MAPO (Movimiento Argentino para la Producción Orgánica), un grupo de productores desarrollaron las primeras reuniones para comenzar a trabajar en las particularidades de este sistema productivo que difiere del convencional por no usar químicos contaminantes y por realizar prácticas tendientes a conservar el suelo a largo plazo.
De acuerdo a Tilatti, “a diferencia de los otros grupos conocidos como ‘cambio rural’, Pampa Orgánica tiene la particularidad de trabajar con campos muy distantes entre sí: hay algunos en la provincia de Buenos Aires, en La Pampa, Santa Fe, Córdoba y ahora otro en el sur de Entre Ríos. Esto tiene algunas ventajas como conocer soluciones a los problemas que nos presenta la producción orgánica desde distintos puntos de vista y con distintas herramientas”.
Así, Pampa Orgánica nuclea diez campos que conforman en total unas 20 mil hectáreas certificadas, de las cuales un 80 por ciento se dedica a la producción ganadera y un 20 por ciento a la agrícola (con cultivos como girasol confitero, aceitero y alto oleico, maíz, soja, mijo, trigo, cebada, centeno y avena). El procedimiento de trabajo consiste en realizar al menos diez reuniones al año en los campos o sede del INTA para compartir experiencias y generar criterios conjuntos que permitan mejorar la práctica. “Hacemos intercambios técnicos, nos contamos qué pasó en el último mes, se hacen presentaciones sobre el campo visitado y se generan observaciones, comentarios o cuestiones a mejorar sobre ese lugar. Por último se hace un plenario final rescatando aspectos positivos y negativos para poder evolucionar en el futuro”, explica Tilatti.
De esta manera, lo que se busca desde Pampa Orgánica es trabajar en grupo para homogeneizar los criterios de manejo en sistemas de producción orgánica, aumentar márgenes brutos y netos en los sistemas productivos agrícolas y ganaderos, estabilizar la producción en niveles de rendimientos económicos similares a los sistemas convencionales, analizar la sostenibilidad de estos sistemas productivos, conocer e implementar técnicas para lograr reducción de gastos o generar tecnologías orgánicas para solucionar problemas existentes, entre otros.
Se busca que cada vez más campos ingresen a este proceso, por lo que se los invita a participar de algunas reuniones para que finalmente decidan incorporarse o no. Es por este motivo que “ahora estamos en una etapa de sumar más campos, pero por la distancia que hay de unos a otros la idea es formar un grupo Pampa Orgánica Sur y otro Pampa Orgánica Norte para que no tenga que haber tantos kilómetros de distancia a la hora de realizar las reuniones”.

Foto: El Chiricano

Trabajando por una agricultura sustentable

Con su trabajo, Pampa Orgánica pretende evolucionar en este modelo productivo donde la responsabilidad social y ambiental son los aspectos principales. Pero, ¿Qué requisitos deben cumplir cada uno de estos campos para considerarse orgánicos? En términos de Tilatti, “el sistema de producción orgánica certificada funciona bajo ciertas normativas, que al principio eran generadas a nivel mundial por una entidad sin fines de lucro como es IFOAM (Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica). Varios años después los distintos países comenzaron a generar sus propias normativas, entonces a las de IFOAM se sumaron las de la Unión Europea, Japón, Corea, Canadá y Brasil, entre otras. Cada uno que quiera exportar o producir en determinado país deberá cumplir estas normas cuya aplicación es verificada por certificadoras privadas o sin fines de lucro que actúan haciendo auditorias anuales o semestrales para luego otorgar la certificación”.
A pesar de que algunos países tengan su propia legislación, hay aspectos fundamentales que debe cumplir todo producto para que sea considerado como orgánico. “El principal punto de la normativa es el no uso de químicos, fertilizantes, insecticidas o herbicidas. Pero también hay que controlar el tema de rotación de cultivos, de fertilidad del suelo o el manejo de plagas, enfermedades y malezas. Se verifica todo lo que es la producción, como así también hay un seguimiento detallado en las distintas etapas post-productivas”.
A pesar de todos los beneficios que esto implica para la salud y el medio ambiente, todavía queda mucho por trabajar para que la producción orgánica vaya reemplazando a las formas tradicionales. Como explica Tilatti, si bien hace cuatro o cinco años hubo un considerable aumento, este último tiempo hubo un freno vinculado a la crisis del campo. De acuerdo a los informes anuales del SENASA(Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria), en el 2008 la superficie orgánica cosechada en Argentina llegó a su máximo histórico con 71.298 hectáreas, mientras que en el 2009 ese número disminuyó a 56.290 ha. A pesar de este retroceso, en la actualidad está volviendo a aumentar la producción gracias a la demanda externa. Aproximadamente el 95 por ciento de la producción orgánica en Argentina se exporta y los principales mercados son Estados Unidos y Europa.
Como explica Tilatti, para que la actividad extensiva crezca aún más es necesario mejorar la tecnología a la vez que apoyar la exportación. “Para extender más la superficie orgánica extensiva falta implementar algunas tecnologías. Tenemos los conocimientos, tenemos la herramienta, sabemos que existe en el mundo pero hace falta traerla, probarla y demás. A eso se suma la exportación dado que si bien los productos orgánicos extensivos tienen una retención muy inferior respecto a la producción convencional (por ejemplo, la soja transgénica tiene un 35 por ciento y la orgánica un 9 por ciento), hace falta dar un mayo estímulo y no hacer tan complejo el proceso burocrático”.
Con su trabajo, Pampa Orgánica pretende contribuir en este proceso para fomentar así una producción sustentable. Su rol en el escenario nacional es muy importante dado que la dirección de la agricultura orgánica dejó de corresponder a sistemas productivos aislados sin insumos, técnicas o tecnologías. En este sentido, distintos sectores pueden comenzar a verse interesados en estos procedimientos, donde el desarrollo económico, el respeto por el medio ambiente y una mejor calidad de vida van de la mano.



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