domingo, 27 de octubre de 2013

La Jornada: Agrotóxicos: la otra cara de los cultivos transgénicos

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SAQUEO NEOCOLONIAL. www.iconoclasistas.com.ar

La reconfiguración colonial del capital transnacional ha evidenciado el enfrentamiento entre dos modelos que piensan el desarrollo del país en términos absolutamente opuestos. Si por un lado asistimos al desembarco en nuestra región de multinacionales que buscan llevarse los bienes naturales como si fueran una mercancía de la cual sólo desean obtener el mayor lucro posible, sin importarles el arrasamiento ambiental y social que producen, ni la muerte y desolación que dejan a su paso. Por otro lado, la/os campesinos, pueblos originarios, asambleas ciudadanas y de desocupados, que se organizan en defensa y protección de los bienes comunes, activan un discurso que trasciende lo meramente ecologista para pensar y discutir que modelo de país quieren, y articular acciones concretas y transformadoras que vayan en ese sentido.


Argentina, como Latinoamérica, es una de las regiones más ricas del mundo, poseedora de tierra abundante, agua, biodiversidad, todas razones por las cuales ha debido resistir durante más de 500 años la invasión colonizadora y saqueadora.

Hoy la rapiña se encarna en multinacionales que cuentan con aliados locales y la anuencia de un Estado que ha respaldado -en sus sucesivos gobiernos- el accionar de estos mercenarios empresariales. Basta con pensar en la actividad de los agronegocios, que concentran las tierras en pools de inversión y amplían las ganancias de las multinacionales de fertilizantes y semillas, promoviendo un “desarrollo” agrícola que satisface demandas externas mediante el cultivo de soja transgénica destinada a, la elaboración de agrocombustibles -promovidos por Estados Unidos que necesita reducir la dependencia petrolera de Venezuela, Irak, Irán, Arabia Saudita-; la alimentación de ganado europeo; y las demandas de China e India. Este monocultivo ha ido ocupando valiosas tierras y hoy, en un país que cuenta con la capacidad de alimentar a 330 millones de personas, el 15% de los niños/as de hasta 5 años sufre de desnutrición crónica y mueren por día 25 niños/as menores de un año por causas que podrían evitarse.

Foto: SAQUEO NEOCOLONIAL. www.iconoclasistas.com.ar

La reconfiguración colonial del capital transnacional ha evidenciado el enfrentamiento entre dos modelos que piensan el desarrollo del país en términos absolutamente opuestos. Si por un lado asistimos al desembarco en nuestra región de multinacionales que buscan llevarse los bienes naturales como si fueran una mercancía de la cual sólo desean obtener el mayor lucro posible, sin importarles el arrasamiento ambiental y social que producen, ni la muerte y desolación que dejan a su paso. Por otro lado, la/os campesinos, pueblos originarios, asambleas ciudadanas y de desocupados, que se organizan en defensa y protección de los bienes comunes, activan un discurso que trasciende lo meramente ecologista para pensar y discutir que modelo de país quieren, y articular acciones concretas y transformadoras que vayan en ese sentido.

Argentina, como Latinoamérica, es una de las regiones más ricas del mundo, poseedora de tierra abundante, agua, biodiversidad, todas razones por las cuales ha debido resistir durante más de 500 años la invasión colonizadora y saqueadora.

Hoy la rapiña se encarna en multinacionales que cuentan con aliados locales y la anuencia de un Estado que ha respaldado -en sus sucesivos gobiernos- el accionar de estos mercenarios empresariales. Basta con pensar en la actividad de los agronegocios, que concentran las tierras en pools de inversión y amplían las ganancias de las multinacionales de fertilizantes y semillas, promoviendo un “desarrollo” agrícola que satisface demandas externas mediante el cultivo de soja transgénica destinada a, la elaboración de agrocombustibles -promovidos por Estados Unidos que necesita reducir la dependencia petrolera de Venezuela, Irak, Irán, Arabia Saudita-; la alimentación de ganado europeo; y las demandas de China e India. Este monocultivo ha ido ocupando valiosas tierras y hoy, en un país que cuenta con la capacidad de alimentar a 330 millones de personas, el 15% de los niños/as de hasta 5 años sufre de desnutrición crónica y mueren por día 25 niños/as menores de un año por causas que podrían evitarse.

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