Situaciones que afectan sin que nadie mueva un solo dedo
El premio Nobel de Economía, Simón Kuznets, decía que existen cuatro clases de países en el mundo: los desarrollados, los subdesarrollados, Japón y Argentina, confirmando el desconcierto que habitualmente se adueña de los expertos extranjeros cuando analizan sin entender lo que ocurre en nuestro país.
Incluso nos hemos permitido frustrar a los más encumbrados economistas del siglo XX, como Paúl Samuelson, quién pronosticó luego de la Segunda Guerra Mundial que la Argentina tendría un crecimiento vertiginoso y pasaría a ser líder entre las naciones del mundo, para luego reconocer abochornado su yerro, magnificado porque no sabía explicar ex post el motivo de su fallido.
Pero mal podríamos acusarlos de improvisados o malos científicos si nosotros mismos, los locales, somos espectadores pasivos de situaciones que nos afectan gravemente sin que siquiera se nos mueva un pelo para impedirlas.
Las noticias publicadas esta semana acerca de la presentación de Bayer, una de las compañías alemanas que proveían gases de la muerte al régimen nazi, han sido toleradas por la opinión pública con una indiferencia que sin ningún lugar a dudas hubiera sido imposible de encontrar en cualquier otra nación del planeta.
Resulta que la naturaleza, que obviamente gana todas las batallas que los hombres necios plantean en su contra, solo es cuestión de tiempo, acaba de mostrar que el glifosato ha sido derrotado por ella, aunque todavía seguirá siendo usado por unos años más. Esto es porque las plantas que compiten con los cultivos glifosato-resistentes en pocas generaciones han aprendido a neutralizar sus efectos, aunque no ha ocurrido esto con los animales, incluido el humano, que son y seguirán siendo sus víctimas a través de las enfermedades y afectaciones endocrinas que este veneno les ocasiona.
La inmoral compañía alemana, cuya cínica publicidad estandarte es “si es Bayer es bueno”, ha ensayado en secreto variedades de semillas que son resistentes (sólo por un tiempo, tal lo ocurrido con el glifosato) a venenos mucho más peligrosos todavía con consecuencias aterradoras sobre los seres vivos y la naturaleza.
La futura soja preparada por Bayer es tolerante a más cantidad y variedad de los venenos usualmente como agrotóxicos en nuestros campos.
El nuevo experimento sometido a la consideración de nuestras autoridades consiste en la inserción de genes en la soja que le confiere tolerancia a los agroquímicos Glufosinato, Isoxaflutol y Mesotriona. Del Glufosinato de Amonio ya se ha señalado que es un pesticida tóxico y su utilización representa un serio riesgo al medio ambiente y a la salud humana.
Según estudios realizados en la Unión Europea, el Glufosinato de Amonio causa daños a insectos en zonas circundantes y no está asegurada su inocuidad alimentaria, todo lo contrario resulta muy peligroso para los consumidores al ingerir alimentos que contengan residuos del herbicida. Las autoridades europeas han dictaminado que “el efecto crítico del glufosinato de amonio es un efecto profundo sobre la toxicidad reproductiva”
En cuanto al Isoxaflutol y la Mesotriona se trata de herbicidas cuya acción es la inhibición de la biosíntesis de carotenoides (inhibidores HPPD). Ambos son sistémicos, es decir que se aplican al suelo o al follaje y son absorbidos y transportados a toda la planta incluyendo sus raíces y otros órganos subterráneos. El Isoxaflutol es un peligroso herbicida de clasificación toxicología II. Los estudios de toxicidad crónica y a largo plazo han resultado positivos en neurotoxicidad y teratogenicidad (trastornos en la osificación, costillas supernumerarias o con malformaciones); con efectos reproductivos adversos: bajo peso al nacer; y otros efectos crónicos: amiloidosis, hipertrofia periacinar del hígado, hiperplasia de la tiroides, disminución de la T4, tumor benigno de la tiroides, opacidad y lesiones corneales, pérdida de masa muscular y con posibles riesgos durante el embarazo de efectos adversos para el feto. Se trata de un agroquímico que se encuentra entre los 10 herbicidas que superan la norma eco toxicológica (MTR) y de agua potable en Holanda (2008).
En cualquier otro país del mundo la sola presentación ante cualquier autoridad pertinente de estas semillas envenenadas transgénicamente significarían procesos criminales y severas sanciones económicas para los responsables de desarrollarlas, pero aquí, probablemente en las próximas semanas nuestras autoridades las aprobarán dando carta blanca a estas compañías de la muerte para que sigan envenenando nuestra gente y nuestra naturaleza.
Nos preguntamos si alguna vez tendremos la lucidez y el coraje para enfrentar estas situaciones y sus responsables para liberar a nuestro país del estigma de ser el más inexplicable de todos por su manifiesta vocación de autodestrucción y complacencia con los criminales que planean y ejecutan estos eventos aterradores ante la vista y la indiferencia de todos.
www.fundavida.org.ar
Incluso nos hemos permitido frustrar a los más encumbrados economistas del siglo XX, como Paúl Samuelson, quién pronosticó luego de la Segunda Guerra Mundial que la Argentina tendría un crecimiento vertiginoso y pasaría a ser líder entre las naciones del mundo, para luego reconocer abochornado su yerro, magnificado porque no sabía explicar ex post el motivo de su fallido.
Pero mal podríamos acusarlos de improvisados o malos científicos si nosotros mismos, los locales, somos espectadores pasivos de situaciones que nos afectan gravemente sin que siquiera se nos mueva un pelo para impedirlas.
Las noticias publicadas esta semana acerca de la presentación de Bayer, una de las compañías alemanas que proveían gases de la muerte al régimen nazi, han sido toleradas por la opinión pública con una indiferencia que sin ningún lugar a dudas hubiera sido imposible de encontrar en cualquier otra nación del planeta.
Resulta que la naturaleza, que obviamente gana todas las batallas que los hombres necios plantean en su contra, solo es cuestión de tiempo, acaba de mostrar que el glifosato ha sido derrotado por ella, aunque todavía seguirá siendo usado por unos años más. Esto es porque las plantas que compiten con los cultivos glifosato-resistentes en pocas generaciones han aprendido a neutralizar sus efectos, aunque no ha ocurrido esto con los animales, incluido el humano, que son y seguirán siendo sus víctimas a través de las enfermedades y afectaciones endocrinas que este veneno les ocasiona.
La inmoral compañía alemana, cuya cínica publicidad estandarte es “si es Bayer es bueno”, ha ensayado en secreto variedades de semillas que son resistentes (sólo por un tiempo, tal lo ocurrido con el glifosato) a venenos mucho más peligrosos todavía con consecuencias aterradoras sobre los seres vivos y la naturaleza.
La futura soja preparada por Bayer es tolerante a más cantidad y variedad de los venenos usualmente como agrotóxicos en nuestros campos.
El nuevo experimento sometido a la consideración de nuestras autoridades consiste en la inserción de genes en la soja que le confiere tolerancia a los agroquímicos Glufosinato, Isoxaflutol y Mesotriona. Del Glufosinato de Amonio ya se ha señalado que es un pesticida tóxico y su utilización representa un serio riesgo al medio ambiente y a la salud humana.
Según estudios realizados en la Unión Europea, el Glufosinato de Amonio causa daños a insectos en zonas circundantes y no está asegurada su inocuidad alimentaria, todo lo contrario resulta muy peligroso para los consumidores al ingerir alimentos que contengan residuos del herbicida. Las autoridades europeas han dictaminado que “el efecto crítico del glufosinato de amonio es un efecto profundo sobre la toxicidad reproductiva”
En cuanto al Isoxaflutol y la Mesotriona se trata de herbicidas cuya acción es la inhibición de la biosíntesis de carotenoides (inhibidores HPPD). Ambos son sistémicos, es decir que se aplican al suelo o al follaje y son absorbidos y transportados a toda la planta incluyendo sus raíces y otros órganos subterráneos. El Isoxaflutol es un peligroso herbicida de clasificación toxicología II. Los estudios de toxicidad crónica y a largo plazo han resultado positivos en neurotoxicidad y teratogenicidad (trastornos en la osificación, costillas supernumerarias o con malformaciones); con efectos reproductivos adversos: bajo peso al nacer; y otros efectos crónicos: amiloidosis, hipertrofia periacinar del hígado, hiperplasia de la tiroides, disminución de la T4, tumor benigno de la tiroides, opacidad y lesiones corneales, pérdida de masa muscular y con posibles riesgos durante el embarazo de efectos adversos para el feto. Se trata de un agroquímico que se encuentra entre los 10 herbicidas que superan la norma eco toxicológica (MTR) y de agua potable en Holanda (2008).
En cualquier otro país del mundo la sola presentación ante cualquier autoridad pertinente de estas semillas envenenadas transgénicamente significarían procesos criminales y severas sanciones económicas para los responsables de desarrollarlas, pero aquí, probablemente en las próximas semanas nuestras autoridades las aprobarán dando carta blanca a estas compañías de la muerte para que sigan envenenando nuestra gente y nuestra naturaleza.
Nos preguntamos si alguna vez tendremos la lucidez y el coraje para enfrentar estas situaciones y sus responsables para liberar a nuestro país del estigma de ser el más inexplicable de todos por su manifiesta vocación de autodestrucción y complacencia con los criminales que planean y ejecutan estos eventos aterradores ante la vista y la indiferencia de todos.
www.fundavida.org.ar
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