El equipo fue dirigido por Silvana Rosso, investigadora adjunta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y docente de la UNR. En una primera etapa desarrolló un estudio in vivo donde se usó como modelo animal la rata, la cual tiene un sistema nervioso parecido al del humano, en cuanto a la expresión de genes principalmente. “Nos interesaba saber si existían signos de neurotoxicidad manifestados por alteraciones en la capacidad aprendizaje y memoria, en la fuerza muscular, la actividad locomotora, en las respuestas reflejas de estos animales que se encuentran en períodos tempranos del desarrollo y que fueron expuestos al glifosato durante el período de gestación”, indica Rosso en una publicación de la UNR.
Los investigadores trataron a las madres con glifosato cada 48 horas durante la preñez y después evaluaron los efectos tóxicos en los neonatos. “Observamos que manifiestan alteraciones en la capacidad de las respuesta reflejas, disminución en el desarrollo, en la actividad locomotora, en el aprendizaje y la memoria, a través de distintos www comportamentales que se hacen en laboratorio. Todo esto indicaba que había alteraciones en el sistema nervioso”. Los primeros resultados daban cuenta de “que algún efecto tóxico provocado por el glifosato existía”.
En una segunda etapa, el grupo se propuso encontrar un mecanismo, identificar qué aspecto a nivel celular está alterado y qué provoca estos cambios en la función del sistema nervioso en los ensayos in vivo. Para lograr esto, tuvieron que utilizar un sistema in vitro, directamente estudiar la neurona, la célula que está en el cerebro. “Purificamos neuronas a partir de embriones de ratas, de un área del cerebro que es el hipocampo, para evaluar las células aisladas en un medio fisiológicamente óptimo y seguir su desarrollo y maduración. Esto nos permitió llegar al mecanismo de toxicidad del glifosato, lo que hicimos fue tratar con una única dosis de glifosato y ver la evolución”, explica la investigadora.
Según describe el estudio, una neurona normal -neurona control del hipocampo- se desarrolla a través de estadíos perfectamente definidos, a partir de tres o cuatro horas la morfología de la neurona va cambiando y por medio de microscopía uno puede ver cómo va madurando. Se producen una serie de cambios morfológicos y moleculares que hacen que la neurona madure. Una neurona control luego de 24 horas de cultivo emite ramitas -neuritas- y una de ellas elonga rápidamente y forma lo que denominamos el axón, esto quiere decir que la neurona polarizó, que es un evento fundamental porque el axón permite comunicarse con otras neuronas, conducir el impulso nervioso, la señalización en todo el sistema nervioso, y emitir una respuesta. Si los axones no se forman y maduran, la transmisión de la información no se lleva a cabo y entonces la función del sistema nervioso estará alterada.
“Sorprendentemente, los primeros resultados mostraron que las neuronas tratadas con glifosato tardaban en polarizar ya que luego de 24 horas no desarrollaban su axón, a diferencia de sus controles que polarizaban y emitían un claro axón. Sin embargo, si uno deja esa neurona en cultivo 48 o 72 horas, la neurona forma el axón y polariza, pero es ese axón es morfológicamente diferente al de una neurona control. Es un axón corto y muy poco ramificado”, explica la directora, y enfatiza en que “lo que nos llamó mucho la atención fue que cuando tratábamos una neurona de 4 días la morfología de una neurona tratada con glifosato era como una célula de 2 días, había un retraso en la maduración”.
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