En Hersilia demuestran que es posible alejar las fumigaciones y promover la agroecología.
Mientras la Legislatura no consigue sancionar una ley que proteja a la población de las fumigaciones con agrotóxicos, en Hersilia –un pueblo de tres mil habitantes en el noroeste santafesino– la movilización de vecinos logró una zona de resguardo de 800 metros libres de venenos y la puesta en marcha de un plan para promover la agroecología.
El pueblo tiene 900 hectáreas periurbanas con restricción para fumigar. Su objetivo es, a largo plazo, que en toda esa superficie produzcan alimentos en forma agroecológica, es decir, sin usar semillas transgénicas ni agrotóxicos, respetando los ciclos naturales y la biodiversidad, con un sistema de producción y comercialización justo para productores y consumidores, económicamente sostenible.
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