Nuestros pueblos y nuestra madre tierra están en grave peligro. El modelo de acumulación hegemónico en el mundo ha llevado a una profunda crisis que golpea a los pueblos del mundo, crisis que no es sólo económica sino también cultural y ambiental, es decir una crisis civilizatoria. La lógica perversa del capitalismo nos lleva a un abismo sin salida.
La situación actual es extrema: más de mil millones de personas pasan hambre en el mundo, el calentamiento global avanza poniendo en riesgo la vida, la demanda energética y la acumulación de residuos sobrepasa la capacidad de regeneración del planeta.
El avance de las corporaciones transnacionales y translatinas sobre los sistemas agroalimentarios ha llevado al límite la situación desforestando bosques, desalojando comunidades campesinas e indígenas que resisten en defensa de sus tierras, o deben migrar a las ciudades. Se contaminan suelos y aguas y se destruyen los sistemas productivos y mercados locales capaces de producir alimentos para imponer las reglas de los agronegocios. Los alimentos deben recorrer miles de kilómetros hasta sus destinos consumiendo grandes cantidades de combustibles fósiles y elevando el precio de los alimentos. El uso de semillas transgénicas, como es el caso de la soja, la imposición de paquetes tecnológicos que promueven el uso de semillas transgénicas y agrotóxicos está destruyendo la biodiversidad, provocando enfermedades graves en las poblaciones.
Este modelo de saqueo, que se inicio en 1492, no tiene límites, el caso de la mega minería a cielo abierto pone al descubierto que los capitales trasnacionales están dispuestos a borrar del mapa montañas enteras, apropiarse de los glaciares y contaminar millones de litros de agua con tal de mantener sus ganancias, con el aval de los gobiernos locales y nacionales.
En las ciudades, se profundiza la precarización laboral y la exclusión social. El deterioro del hábitat en los barrios populares también es consecuencia de esta intención de descargar los efectos de la crisis sobre las y los trabajadores, como sucede con los 900 despidos de que han sufrido los trabajadores de Paraná Metal. De la mano de la prepotencia empresarial las expresiones más reaccionarias de la política se prestan a desalojos de familias sin techo y el reforzamiento del aparato represivo.
El modelo extractivo-exportador se instala en la Argentina a partir de las profundas transformaciones impuestas por la dictadura militar de 1976, que tuvo un saldo de 30000 desaparecidos, miles de asesinados, exilados y millones de despedidos. Pero fue continuado por los sucesivos gobiernos democráticos que convalidaron la deuda externa, entregaron empresas públicas estratégicas y consolidaron un modelo de saqueo y exclusión social. Esa continuidad se corresponde con decisiones políticas de gobiernos, más que con la imposibilidad de implementar propuestas diferentes. Los gobiernos de Kirchner y Cristina Fernández, se han desarrollado en un ciclo de crecimiento económico con un escenario internacional caracterizado por mejores perspectivas para ejecutar una política soberana. Sin embargo han ratificado el modelo y su vocación por cumplir con compromisos ilegítimos con las potencias globalizadoras.
Ante esta situación de saqueo de los bienes comunes y de ataque a las culturas y los modos de vida de nuestros pueblos campesinos y originarios, ante los despidos, los desalojos y la falta de trabajo, proponemos un cambio integral con eje en la Soberanía Popular como alternativa a construir entre todos los sectores populares. La soberanía alimentaria es un pilar fundamental de la soberanía de nuestros pueblos mediante la cual reafirmamos el derecho de producir y consumir alimentos sanos y suficientes, adaptados a nuestra propia cultura y forma de Vida. El derecho a un trabajo digno, autogestionado, a una salud y educación pública y gratuita de calidad, al desarrollo de nuestra economía en manos de las y los trabajadores y de las y los campesinos. La tierra, el agua y los bienes comunes deben cumplir una función social, en manos campesinas e indígenas que produzcan alimentos para los mercados locales.
En Nuestra América, los desafíos son similares. Estados Unidos, lejos de quitar sus ojos de nuestro continente, impulsa y promueve desde los sectores más reaccionarios de su aparato estatal y militar actos desestabilizadores en la región, como el golpe de Estado en Honduras, la presencia de la IV flota asolando el continente o el despliegue en el territorio colombiano de bases militares. Repudiamos las renovadas pretensiones imperialistas sobre nuestro continente y exigimos se respete la autodeterminación de nuestros pueblos que se expresa claramente en los procesos populares y democráticos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y en la siempre digna Cuba.
En el mes de octubre se cumplen fechas simbólicas para la historia de lucha de nuestros pueblos en el continente, desde el día donde se recuerda el último día de libertad antes de la conquista, el inició de la resistencia social y cultural de los Pueblos Indígenas, el asesinato del Che en Bolivia y el día mundial de la soberanía alimentaría. Los movimientos y organizaciones populares de Argentina que conformamos la COMPA, en el marco de acciones en Latinoamérica y el mundo en defensa de la madre tierra y por la soberanía alimentaria, convocamos a una agenda de acciones que culminará en una movilización el 15 de octubre, en la cual reivindicamos y exigimos:
- Reconocer la soberanía y autonomía de los pueblos, garantizando el derecho a la autodeterminación.
- Basta de saqueo y contaminación. Implementación de políticas que transformen el modelo de producción actual por un modelo productivo con bases agroecológicas que apunten a la soberanía alimentaría de nuestro país y del continente. Contra la mercantilización de nuestros bienes comunes.
- Reforma agraria integral. Basta de desalojos a los campesinos/as y comunidades indígenas. Territorio para los pueblos originarios y familias campesinas.
- Contra la precarización del trabajo. Basta de despidos. Reducción del tiempo de trabajo sin reducción del salario y mantenimiento de los puestos de trabajo.
- Contra la precarización de la vida. Mayor presupuesto para la educación y salud pública. No a la subvención de la educación privada
- Efectiva titularidad de tierras en la ciudad de quienes deben recuperar espacios abandonados para garantizarse el derecho a la vivienda digna.
- 82% móvil para los jubilados.
- Basta de Hambre y Clientelismo. Autonomía y control de las organizaciones populares de los planes sociales. Sacar el IVA a la canasta familiar y medicamentos.
- Implementación de la ley de medios otorgando medios de comunicación para el pueblo y sus organizaciones.
- Plena Vigencia de los Derechos Humanos. Contra la impunidad y la discriminación. Que se termine la criminalización de la protesta social que implica persecución, procesamiento y encarcelamiento de lxs luchadorxs sociales. No a la baja de edad de imputabilidad.
- Soberanía de nuestros cuerpos. Por políticas públicas contra todo tipo de violencia hacia las mujeres y todas las opciones sexuales y de género. Por educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir.
- Recuperación de los bienes comunes, industrias y empresas estratégicas publicas con control de los trabajadores y usuarios. Estatización de la banca y el comercio exterior con control social.
- Poner fin a las guerras, retirar las tropas de ocupación y desmantelar las bases militares extranjeras en nuestro continente así como garantizar el cese del desplazamiento de las poblaciones, especialmente mujeres y niños/as.
- Integración latinoamericana desde los pueblos, con soberanía económica, independencia política y protagonismo popular. Por un socialismo de los pueblos latinoamericanos.
- NO pago de la deuda externa.
ORGANIZA Y CONVOCA
COMPA
(Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares de Argentina)
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