domingo, 8 de marzo de 2015

Las criaturas móviles de los árboles

Tenemos que encontrar la forma de unirnos al mundo natural y encontrar un sistema que nos permita definir entre satisfacer nuestras necesidades, ser felices y desligar el materialismo depredador como un medio de satisfacción inmediata frente a necesidades creadas por un sistema económico basado en el consumo despilfarrador, y en el miedo que nos infunde la economía día a día a través de la guerra, los medios de comunicación, la publicidad, el sistema educativo, el empleo, y todos aquellos medios por los cuales hemos asumido una cultura que no contempla nuestra armonía con el planeta, sino que pretende satisfacer necesidades egoístas que promueven nuestra disociación a la naturaleza y el individualismo arrogante.
Las criaturas móviles de los árboles
Los bosques son verdaderas metrópolis en donde el equilibrio natural rige y condiciona por sobre todos los seres vivos. Son auténticas ciudades que poseen una historia natural de millones de años, en donde todos los habitantes están íntimamente relacionados entre si y con su medio abiótico.
Resultado de ello, vemos criaturas perfectamente adaptadas y especializadas a nichos específicos de su medio, como podemos apreciar en las fotografías. Estas criaturas, son una simple extensión de su medio, si no vivieran en ese nicho, simplemente su existencia quedaría fuera de contexto y quedaría evidenciada, por lo cual sería eliminada por la selección natural.
Así de íntimas son las relaciones que se establecen entre los seres vivos y su entorno. Esto nada más es una muestra de cuan importante es entender el valor de la biodiversidad desde una perspectiva integral y no desde la especialización. Los árboles son las centrales energéticas del bosque, su vida perpetúa por cientos o miles de generaciones de animales cuya función efímera en el ambiente será remplazada por nuevos individuos al poco tiempo, en aras de mantener un intercambio genético constante. Sin embargo los árboles no funcionan así, ellos deben cumplir funciones tan esenciales y generalizadas en el ambiente como son la regulación de factores climáticos, meteorológicos, ser el hogar, alimento y medicina de gran cantidad de animales, ser los aliados de los hongos, proveer materia orgánica al suelo, nutrirlo, airearlo, etc.
Hoy hemos descubierto criaturas tan extrañas como salamandras que solo viven en las grandes sequoias a más de 50 metros de altura, o cangrejos que viven dentro de bromelias de los árboles tropicales sobre el dosel más alto del bosque, Serpientes, ardillas, ranas y lagartijas que se desplazan en la copa de los árboles por medio de adaptaciones morfológicas que les permiten planear entre las alturas, grandes primates que viven toda su vida en las alturas como son los orangutanes y los gibones.
La vida del planeta, no sería lo mismo sin los árboles, hoy en día cometemos el error de proteger a los animales, pero no a su medio, no somos lo suficientemente inteligentes para reconocer otras formas de inteligencia en nuestro planeta y aún así buscamos vida inteligente en otros planetas. La pregunta es ¿Seremos lo suficientemente inteligentes para poder reconocer la inteligencia fuera de nuestro planeta? ¿y más cuando solo podemos medir en forma antropocéntrica la nuestra y aún así despreciamos la inteligencia de otras culturas de nuestra propia especie?
¿Habremos de destruir nuestro mundo en lo que a mi gusto es el mayor signo de estupidez, viniendo de la especie que se asume como la mejor y la mas lista?
Tenemos que encontrar la forma de unirnos al mundo natural y encontrar un sistema que nos permita definir entre satisfacer nuestras necesidades, ser felices y desligar el materialismo depredador como un medio de satisfacción inmediata frente a necesidades creadas por un sistema económico basado en el consumo despilfarrador, y en el miedo que nos infunde la economía día a día a través de la guerra, los medios de comunicación, la publicidad, el sistema educativo, el empleo, y todos aquellos medios por los cuales hemos asumido una cultura que no contempla nuestra armonía con el planeta, sino que pretende satisfacer necesidades egoístas que promueven nuestra disociación a la naturaleza y el individualismo arrogante.
La naturaleza es nuestra mejor maestra, debemos aprender a observarla y a escucharla, hacerlo nos enseñará a salvarnos de nosotros mismos, a ser humildes y a nunca perder la capacidad para maravillarnos.
Escrito por René Villanueva Maldonado

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