miércoles, 6 de octubre de 2010

La intrusión del gran capital filantrópico en los movimientos sociales

Paco Puche
Pero en este creciente auge del simulacro sobre lo real, fundamental para las nuevas formas de ejercer y legitimar el poder, juega un papel clave la industria de la comunicación, Public Relations… Una actividad que se especializa en la “ingeniería del consenso” como forma de ampliar mercados y crear un clima político-social propicio a la expansión de las grandes empresas, al tiempo que se ayuda también a desactivar y vencer las resistencias. Una actividad de promover el Bussines as Usual muy amplia que va desde el fomento del patrocinio, la filantropía corporativa, la promoción de grandes eventos y la proyección de marcas hasta la llamada responsabilidad social y ambiental corporativa. 

Ramón Fernández Durán [i] El texto de Fernández Durán, que abre este artículo, nos da las claves para situar cómo opera el poder de las grandes empresas en la actualidad con vistas a hacer, a la vez, más negocios y de camino eliminar las resistencias. Están intentando la cuadratura del círculo: ser, simultáneamente, saqueadoras y benefactores de sus damnificados.
En la actualidad, el capitalismo que se precie necesita de muchas “relaciones públicas”, de abrir nuevos mercados de la mano de asociaciones locales que le hagan propicia su entrada, desactivar las resistencias de los damnificados y activistas anticapitalistas, desprestigiar al Estado (no anularlo, pues ha de salvarlo de las crisis y mantener “la chusma a raya”, como diría Chomsky), legitimar a las grandes empresas y a los ricos con sus obras filantrópicas… y seguir con los negocios como es habitual, es decir intentando las máximas ganancias y convirtiendo todo en economía de mercado, incluidos los bienes públicos y los comunes. Privatizar a marchas forzadas.
El caso de la Fundación Ashoka (como el de su homóloga Avina [ii] ) nos servirá de ejemplo para ratificar la tesis de Ramón Fernández Durán.
Y vamos a seguir un procedimiento que, principalmente, va a consistir a dejar “hablar” a la propia entidad filantrópica de sí misma.
Qué pretende Ashoka
Se define como una fundación sin ánimo de lucro, fundada en 1981, cuya misión consiste en “dar a conocer la profesión de empresario social (…) que es la de aquella persona que utiliza todas sus habilidades para producir un cambio social".
Su visión y estrategia se sostiene sobre tres columnas, según podemos leer en el hipervínculo anterior: “1) Ashoka invierte en sus empresarios sociales o fellows, financiera y profesionalmente, para ayudarles a que sus ideas cristalicen en un cambio social tangible y alcanzable en campos como la educación, el medio ambiente, la salud, los derechos humanos, el desarrollo económico y la participación ciudadana. 2) Ashoka promueve el empresariado grupal, o agrupaciones de empresarios que trabajan en áreas similares y que se enfrentan a retos parecidos. 3) Ashoka trabaja para desarrollar, en las diferentes regiones donde actúa, programas innovadores capaces de crear y mejorar la arquitectura global del sector social”.
O de forma más sencilla, Ashoka trabaja en tres niveles. En primer lugar en el apoyo financiero y profesional al emprendedor social en todo su ciclo de vida. En segundo lugar para reunir a las comunidades de emprendedores sociales y difundir y potenciar sus efectos. Por último, ayudar a construir la infraestructura y los sistemas financieros necesarios para apoyar el crecimiento del sector ciudadano y facilitar la difusión de la innovación social a nivel mundial .
El punto de partida es el de los individuos a los que selecciona y con los que establece un contrato de colaboración remunerado (“Ashoka no apoya proyectos sino a personas”). Aunque dice que no pacta con las organizaciones, sí que vincula a sus asociados a los proyectos organizativos por los que han sido seleccionados . Posteriormente establecen reuniones y redes entre los emprendedores (lo que llaman programa E2, de emprendedor a emprendedor) y trata de hacer “franquicias” con sus ideas por todo el mundo, en un ambiente y lenguaje empresarial. Para ello cuenta también con una red de emprendedores de negocios por todo el orbe que apoyan a la de emprendedores sociales.
Según Bill Drayton, fundador y director ejecutivo de Ashoka, “la colaboración entre las empresas y los emprendedores sociales pueden crear y ampliar los mercados a una escala no vista desde la Revolución Industrial. Estos mercados alcanzarán a todos, pero especialmente a los 4 mil millones de personas que todavía no forman parte de la economía formal del mundo. (…) La colaboración entre empresas y organizaciones de la sociedad civil ha llegado a un punto de inflexión: se está convirtiendo en un procedimiento operativo estándar. De hecho, creemos que si usted no está pensando en esa colaboración pronto será culpable de una conducta estratégica incorrecta”. (Harvard Bussines Review, 2010)
En la misma línea, María Calvo, directora de la entidad en España, dice que “Ashoka conecta a emprendedores sociales y empresarios para construir un ecosistema de iniciativas que respondan a las crecientes demandas sociales” [iii] .
Bases ideológicas
Toda esta nueva retórica de emparentar a empresarios con activistas sociales está bien recogida en dos documentos ideológicos, de otras entidades, que perfilan este nuevo rol que se quiere asignar, desde el capitalismo, a ONG y movimientos sociales.
Uno es el titulado “Las ONG del siglo XXI. En el mercado por el cambio ”, aparecido en 2005, realizado entre otros por el Glogal Compat de NNUU, patrocinado por multinacionales y difundida en castellano por la Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES) con la financiación de Avina. En él se concluye que las ONG “deben darse cuenta de que los mercados son fundamentales para su futuro. Los mercados se están convirtiéndose en canales legítimos para el cambio social”.
Es el modelo en el que la economía monetaria rige la vida social y política y en el que la continuación del modelo empresarial, tal como es usual, es la única perspectiva de cambio. Implica que el capitalismo no tiene alternativa y que los negocios capitalistas (en la búsqueda del máximo beneficio) son la clave de la vida social. Es el paso de las sociedades con mercado a las sociedades de mercado.
El otro es el documento elaborado en 2007 por el World Resources Institute (WRI), con la colaboración del Banco Mundial, que se titula “Los siguientes 4 mil millones. Tamaño de mercado y estrategia de negocios en la base de la pirámide ”. Un documento con este nombre no podía dejar de ser patrocinado por las grandes transnacionales. En efecto, entre otras empresas, aparecen la Shell, Microsoft, Intel y Visa.
Sus descubrimientos ya nos empiezan a sonar. Dicen: “Cuatro mil millones de personas de bajos ingresos, la mayor parte de la población del mundo, constituyen la base de la pirámide. Nuevas mediciones empíricas de su poder de compra agregado y su comportamiento como consumidores sugieren oportunidades significativas para satisfacer sus necesidades a través de estrategias de mercado, aumentar su productividad e ingresos y facilitar su entrada en la economía formal”.
Esta es la cantinela que se repite por doquier: “hacer negocio con los pobres ; los pobres son el negocio de los negocios” y por tanto “los ricos tienen el legítimo derecho a hacerse más ricos” de resultas de esta pretendida subida de la marea que va a elevar a todos, chicos y grandes.
Estos documentos salieron antes de la gran crisis global en la que estamos y en la que lo único que se ha corroborado es que los ricos se están haciendo más ricos y los pobres más pobres.
Así pues, la retórica de Ashoka coincide a la perfección con la de los think tank del gran capital y, en general, de la economía neoliberal.

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