lunes, 10 de agosto de 2020

 

Réquiem al Glifosato: Según el ingeniero químico Marcos Tomasoni, “la deriva es incontrolable aunque haya buena voluntad humana”

Libro sobre cultivos agroecológicos y orgánicos argentinos de frutales, viñedos y hortalizas de calidad

Agricultura sin plaguicidas sintéticos
Por Nello J. A. Cucchi
Idioma Español
País Argentina
1 junio 2020

Este libro concentra información seleccionada, del universo bibliográfico disponible, para el cultivo agroecológico y orgánico argentino de frutales, viñedos y hortalizas de calidad. El propósito del autor y sus colaboradores es proporcionar conocimientos técnicos para lograr una agricultura sin plaguicidas de síntesis químico-industrial.



Este libro ha sido confeccionado principalmente para proporcionar conocimientos técnicos básicos para el cultivo agroecológico u orgánico argentino, con producciones frutícolas, vitícolas u hortícolas, de calidad, de una agricultura sin plaguicidas sintéticos. Otro propósito, no menos importante que el primero, es incentivar el manejo agroecológico de plagas e inducir al uso adecuado de bioplaguicidas, necesarios para el control eficiente de invasores dañinos. Se han recopilado informaciones fundamentales para un mejor asesoramiento a los agricultores agroecológicos u orgánicos, ingenieros agrónomos, técnicos agrarios, estudiantes de ciencias agronómicas y a todos aquellos que se preocupan por la sanidad vegetal y el medioambiente.

En esta publicación se ha dado particular importancia a los distintos tipos de controles: culturales, mecánicos, físicos, etológicos, biológicos y bioquímicos, dentro de un marco agroecológico y orgánico, con el fin de alcanzar una producción de calidad sustentable en el tiempo. Se ha descripto la actividad biológica, el espectro de acción y, cuando fue posible, la forma de aplicación, entre otros atributos, de los bioplaguicidas usados o propuestos para cultivos agroecológicos y hasta orgánicos ubicados en Argentina. Como consecuencia de lo anterior, empleando las técnicas propiciadas, se logrará finalmente en lo posible, una producción de alimentos inocuos, de alta calidad. Todo ello respetando, sobre todo, las buenas prácticas agrícolas como elemento base de una agricultura respetuosa del medioambiente, sostenible, para mercados exigentes como son el nacional y el extranjero en la actualidad.

Para la redacción de este libro se ha utilizado información disponible en internet, seleccionando los sitios de las mejores universidades e institutos de investigación altamente especializados, dedicados a la agroecología y la producción orgánica; textos sobre sanidad y trabajos de investigación presentados en congresos o reuniones internacionales de la especialidad, principalmente aquellos novedosos y actualizados. También fueron de permanente consulta los tratados sobre entomología, fitopatología, sanidad y la influencia de los bioplaguicidas, en cultivos orgánicos y agroecológicos. Además, han sido de inestimable valor las consultas a profesionales considerados referentes en temas específicos.

- Para descargar el libro completo (PDF) haga clic en el siguiente enlace:

Agricultura sin plaguicidas...(38,51 MB)


Fuente: INTA

 Cartografías del conflicto ambiental en Argentina III


Gabriela Merlinsky. [Compiladora]

Mauricio Berger. María Paula Blois. Tomás Capalbo. Cecilia Carrizo. Andrea Ceretani. Guillermo Folguera. Julieta Godfrid. Felipe Gutiérrez Ríos. Mark Healey. Lorenzo Langbehn. Facundo Martín. Gabriela Merlinsky. Pablo Pereira. Patricia Pintos. Constanza Rendón. Andrés Scharager. Mariana Andrea Schmidt. Alejandro Schweitzer. Anne Tittor. Melina Tobías. Virginia Toledo López. Astrid Ulloa. Martina Villahoz. Lucrecia S. Wagner. Mariana Walter. [Autores de Capítulo]
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ISBN 978-987-693-814-3
Ediciones CICCUS. CLACSO.
Buenos Aires.
Mayo de 2020

*Disponible sólo en versión digital


Las discusiones presentadas en este libro realizan aportes fundamentales que nos llevan a revisar nociones, propuestas y alternativas vinculadas a los extractivismos, y abren caminos para continuar investigaciones sobre las cartografías de los conflictos socioambientales. Asimismo, estas propuestas alimentan los actuales debates sobre alternativas a la crisis ambiental global y al desarrollo, y permiten pensar transformaciones hacia mundos ambientalmente sostenibles, más justos y equitativos.

 CAPITALISMO: UNA FÁBRICA DE CRISIS, HAMBRE Y MUERTE

 





Por Samuel Rengifo.

En estos días de cuarentena y encierro, escuchando discursos de Salvador Allende, podemos escuchar una y mil veces el denominado “El mejor discurso de todos los tiempos”, que es el realizado en la Universidad de Guadalajara en México el 02 de diciembre de 1972 y darnos cuenta de la enorme vigencia de aquellas palabras después de casi medio siglo y aún más hoy día en que la pandemia del COVID19 a develado con tremenda crueldad la triste realidad de nuestra sociedad.

ATLAS DEL AGRONEGOCIO TRANSGÉNICO EN EL CONO SUR

ATLAS DEL AGRONEGOCIO TRANSGÉNICO EN EL CONO SUR

Mapa de la república tóxica de la soja



El Mapa de la república tóxica de la soja es el resultado de un taller diseñado y dinamizado por Iconoclasistas, en el marco de un encuentro organizado por Acción por la Biodiversidad y Base-Is (Paraguay) en septiembre del 2019 en Asunción, y apoyado por la Fundación Rosa Luxemburgo. Del taller participaron referentes de organizaciones, tecnicxs y académicxs de Paraguay, Brasil, Argentina, Bolivia y Uruguay.

Esta herramienta además dialoga con el Atlas del agronegocio transgénico del Cono Sur, poniendo la mira sobre la penetración de la soja transgénica desplegada a gran escala en la región y sus consecuencias sobre los ecosistemas y economías regionales, mapea las luchas que contestan a la embestida de la agricultura industrial, que apunta a convertir nuestros alimentos en una mercancía.

Juntas, ambas herramientas pedagógicas son un poderoso equipamiento para fortalecer a las organziaciones campesinas, ecologistas, de consumidores y todas aquellas que hoy cuestionan el modelo de produccion y consumo de alimentos, en el horizonte de construir la soberanía alimentaria. ¡A utilizarlos!
El mapa de la República tóxica de la soja fue diseñado por Icoclasistas,
con apoyo de la Fundacion Rosa Luxemburgo.
Descargar el mapeo en JPG (5,15 MB)

Salio el primer volumen de la revista Ciencia Digna

 Salio el primer volumen de la revista Ciencia Digna. A leer se ha dicho....!!!!

 no es nada personal· 

“No salí de Camerún por miseria, ni por hambre. Salí porque quería estudiar, quería un futuro que en mi país no iba a poder tener. No su
pe que el discurso sobre los derechos humanos era una falacia hasta que me fui de mi país. Estuve dos años cruzando África hasta llegar a las costas de Europa. Dos años en los que he tenido que sortear todos los mecanismos que Europa ha implantado para externalizar su frontera. Crucé Nigeria, Niger, Argelia y Marruecos. La primera y gran dificultad fue cruzar el desierto del Sáhara. Se habla mucho de la gente que muere en el mar pero nadie habla de todos los que mueren en el desierto. No hay cifras. Sólo los que han tenido que atravesar el desierto saben de lo que estoy hablando. Éramos 4 personas, estuvimos 4 días sin comer, sin beber. Deshidratados. Sin fuerza. Al tercer día, uno de los chicos, Ibrahim, dijo que no podía más. Ya no respondía. Tuvimos que enterrarle en la arena y seguir el camino. No lo olvidaré nunca. Cuando llegué a Argelia es donde me di cuenta de que yo era diferente. Ya había salido del África negra. Ves y sientes el racismo en todas partes, en todos los pueblos por los que pasas. Y la represión policial, tanto en Argelia como en Marruecos, donde los agentes hacen de guardianes de Europa.
En Argelia dormíamos en unas grandes tuberías, como las llamábamos, por donde ya no había agua. Recuerdo una noche, durante una redada policial, en la que prendieron fuego a las dos entradas de la tubería. Estábamos dentro. El primer chico que intentó salir, tuvo quemaduras en el 80% de su cuerpo. Logramos salir de Argelia y llegamos a Marruecos. Allí estuve un año viviendo en el monte Gurugú, de un lado a otro. Intenté cruzar 3 veces a Melilla. La primera vez que llegué a los pies de la valla, se me cayó el alma a los pies. Vengo de un país en el que todos - todos - los días salen maderas, petróleos y recursos en dirección a Europa, sin ningún tipo de control. Me di cuenta entonces de que las mercancías eran más importantes que yo. Más importantes que mis compañeros. Ahí es donde me di cuenta de la gran vergüenza erigida en Ceuta y en Melilla. Una doble valla de 6 metros, con pinchos y alambres, para impedir que vengan los pobres. La última vez que lo intenté, vi cómo un joven se quedaba enganchado a la valla por las axilas y la policía marroquí, desde abajo, le tiró de las piernas. Ha sido una de las cosas más horribles que jamás he visto. Yo sólo tenía 18 años y fue en ese momento cuando decidí dejar Melilla e intentar entrar por Ceuta. Y entré nadando, en el Tarajal, donde en el 2014 “murieron” 15 personas. Murieron, oficialmente. Cuando yo llegué, años antes, la Guardia Civil nos disparaba pelotas de goma. Los disparos en la frontera siempre han existido y hay que decirlo. Yo llegué inconsciente y desperté en un hospital, a donde me había llevado la Cruz Roja. En la frontera sur hay innumerables sistemas de control. Y yo me pregunto, con todos esos mecanismos… ¿cómo nos explicamos esas muertes? Esa es la pregunta eterna que me atormenta cada día. A veces pienso que el dejar morir es un método disuasorio para que no vengan. Se habla mucho del efecto llamada y, para que no vengan, hay que dejarlos morir.
Si los muertos fueron blancos y europeos, el mundo entero temblaría. Pero son africanos y de África sólo interesan sus recursos. Mientras Europa no deje de expoliar a África, no dejarán de venir africanos. Tienen que asumirlo. No salimos por gusto a la muerte, no salimos de nuestros países porque queramos morir. Salimos sabiendo incluso lo que nos espera en la frontera sur. ¿Por qué? Porque esas guerras, esas miserias y esa pobreza está íntimamente relacionadas con explotación de los recursos de nuestro continente. Estamos en el mismo barco, pero no se están dando cuenta. Fue Europa la que quiso unir su historia a África. La que invadió el continente y se lo repartió como si sus tierras fueran trozos de tarta. Dejen a los pueblos desarrollarse sin el intervencionismo salvaje y paternalista de Occidente. Dejen de decir que hay que dar voz a África. África ya tiene voz. Déjenla en paz. Hay personas pagando miles de euros para meterse debajo de un coche y llegar a Ceuta y Melilla. Con ese dinero, cualquier europeo se paga el viaje de su vida a cualquier parte del mundo con el pasaporte que tienen. Revisen la ley de extranjería que nos persigue, que nos asfixia, y respeten los derechos humanos, que son pisoteados cada día.
Como decía Einstein, el mundo no será destruido por los que hacen el mal sino por aquellos que los miran sin hacer nada”.
Sani Ladan.
https://www.youtube.com/watch?v=peThESWbsrM

Comentarios


Vomityar todes juntes

 

Nos duele la panza
Hace dos días que me duele la panza. Mal. Como no recuerdo que me haya dolido antes. Parece que una mano me agarra las tripas y me las retuerce en un puño, hasta que me quedo sin aire ni para quejarme. Hasta que no aguanto más.
- Vomitá - me dijo mi amiga bruja - Tenés que vomitar, porque hay algo que te envenena, y si no lo expulsás, te va a matar.
A todos nos debería doler la panza entonces. Con este mismo dolor desgarrador y brutal, de tripas retorcidas e incendio en la boca misma del estómago.
Con esta vulnerabilidad de enrollarse como una larva, y mecerse, esperando la próxima acometida del dolor.
Porque estamos tragando veneno.
Mierda, estamos tragando.
Encontraron un juguetito de madera que la madre de Facundo Astudilla reconoció como perteneciente a su hijo.
Un juguetito de un pibe desaparecido, apareció en una comisaría donde los desaparecedores dicen que nunca estuvo.
Mierda.
Muere una mujer cada 29, 28, 26 horas. La mata el novio, el ex, el marido, el chongo, el vecino...
La sociedad se horroriza, y sube el volumen de las noticias, mientras arrima la ventana, para no escuchar como la cagan a palos a la vecina, o a la pibita del cuarto, o a la vieja de enfrente.
Más mierda.
Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad que decía que Santiago se había escapado a Chile, después de que un camionero o llevara hasta Entre Ríos, dice que Macri se fue a Francia a trabajar. Y su primo dice que a los trabajadores argentinos hay que bajarles el sueldo.
Seguimos tragando mierda.
A Lucas lo mataron en La Matanza, la noche de su cumpleaños. Dicen que salió a robar. Con una botella de gaseosa en la mano.
A Luis, en Tucumán.
A Magalí, en San Luis.
A todos los mató la policía.
Mierda, mierda, mierda.
Hay más de 50 denuncias por abuso policial.
Sergio Berni dice que echarle la culpa a la policía es irresponsable, y le pega un par de gritos a la ministra de Seguridad de la Nación. Como pá que sepa quien manda.
Y seguimos tragando mierda.
No hay cifras sobre los que murieron en la calle, mientras nos quedamos en casa. No existen. Nunca existieron. Para algunos, eran mierda.
Sí, mierda
En las villas del conurbano viven de 4 a 10 personas sin agua potable, y la mayor parte del tiempo sin luz. Claro, #quedateencasa dale.
En el Impenetrable Chaqueño el agua no es para lavarse. Es para mojarse los labios, apenas.
¿No es una mierda?
Y los pibitos y pibitas y pibites, obligados a revincularse con quién los abusó, porque "son familia"
Y las travas, peleando cada centímetro de dignidad, porque les va la vida en ello.
Y las pibitas embarazadas a los 12, y obligadas a parir, a romperse, a morirse, ya sea que sigan respirando o no.
Tanta mierda, tanta mierda.
Vomitá, dice mi amiga. Vomitá, o te morís.
¿Cuándo vamos a vomitar toda esta mierda que nos estamos tragando a cucharadas, con más o menos gusto?
Cuando vamos a abrir la boca y soltar ese vómito de injusticia, y dolor y digna rabia, que nos agarra las tripas y las retuerce, y las quema, ante cada mierda que nos hacen comer?
¿Cuándo vamos a dejar de comer mierda, y vamos a empezar a vomitar esta intoxicación, este veneno, que nos han hecho creer comida?
¿Cuando, por favor, cuando, les vamos a tirar encima toda esta mierda, para que, como sociedad, nos deje de doler la panza?
¿No ven que, si no, nos vamos a morir?

La apicultura moribunda: el dulce encanto de la soja, las mata.

 Cuentan los apicultores viejos que antes se cosechaban las colmenas, se curaban y no se las molestaba hasta la siguiente primavera. Ahora, hay que ir más seguido a atenderlas y no sólo se las alimenta con jarabes de azúcar sino que también se le suministran concentrados proteicos y sustitutos de polen. Esto implica mayores gastos: en viajes y por la compra de suplementos que, al igual que en otras producciones de alimentos, son artificiales. Y a pesar de todo eso, se cosecha menos de la mitad de la miel que se obtenía cuando todo se hacía con métodos naturales.

Incendios, malditos incendios, el agronegocio convirtiendo a la tierra en un infierno

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