El poder siempre mata.

Privados que apuntan y amenzan con armas de fuego, hieren y matan. En tucumán, en Salta, en Chubut, y en Río Negro, en Santiago y Formosa hace poco, en el Chaco, ahora en jujuy. Cuando la ley, cuando las leyes que protegen la propiedad de los priviligiados no les es suficiente para su estructural saqueo y violación a la soberanía de los pueblos, usan la fuerza y dejan al descubierto su verdadero rostro: el de criminales y asecinos dispuesto a cualquier cosa con tal de tener más. Luego usarán la misma ley que no les alcanzó para apropiarse de todo, para limpiarse de culpa y cargo. Si la ley, cobija corta (pero elástica) cuando no les cubre las patas les cubre las manos asecinas, cuando puede encubrirles el rostro canibal les deja al descubierto las muecas de unos pies que les delata el rastro.
Matan por soja, es decir dineros y poderes. Matan por piedras preciosas, es decir por dineros y poderes. Matan por tierras, por agua, árboles, por miedo, por las dudas, por que tienen poder, porque se sienten impunes, porque se los permiten los otros poderos (del Estado), porque aprendieron a odiar todo lo diferente, a despreciar lo humano. Cuando esto pasa y se acrecienta es porque quien debe poner límites está mirando para otro lado, al menos cómplice o porque directamente es parte de las energías represivas que necesita liberar para prosegir en su conquista de poder. Eso sí, saliendo lo más despegado posible. Pero sabe quien quiere saber que "el poder" como dice la Versuit, "siempre mata".
Pasando a la vereda de enfrente, basta ver como una cosntrucción que había sido capás de generar constituyentes amplias y abiertas, termina embotado, atrapado y porque no decir, casi disulte, en medio de una contienda electoral que es sin más: "una lucha de poder".

        fer