22-01-2011 |
El cambio climático podría desencadenar un nuevo Periodo de Migración
Traducido para Rebelión por César Suárez Noriega |
El cambio climático global es real. Durante los próximos años puede llegar a ser terrorífico, porque la gente parece ser “demasiado estúpida para vivir”, como solía decir un conocido del sur. Los que niegan el fenómeno han hecho escarnio de unos correos electrónicos entre unos científicos pero, independientemente de su sustancia (no mucha), ¿para qué, en buena lógica, conspirarían los científicos de todo el mundo para falsificar datos y conclusiones?
¿Dónde está el dinero? Con los que niegan el cambio climático, no con los proponentes. Los negacionistas también tienen una atención de los medios de comunicación desproporcionada para su número -a causa del dinero. Los negacionistas en Estados Unidos son una minoría ruidosa bien financiada, y es absolutamente obvio dónde recaen sus intereses: están financiadas, o les gustaría estarlo, por empresas como Exxon-Mobil. Ahí es donde está el dinero.
Es también significativo que solo en Estados Unidos, donde los medios corporativos dominan el diálogo, los negacionistas han obtenido un apoyo masivo.
¿Cuáles son los obvios intereses de los científicos, la gran mayoría, para estar de acuerdo en que un cambio climático provocado por el hombre supone una crisis que debe ser tratada? Los gobiernos pueden pagar a algunos; las fundaciones y las instituciones académicas pagan a la mayoría. ¿Tienen esas instituciones un interés obvio para apoyar la ciencia del cambio climático?
Quizá sí: se llama supervivencia a largo plazo. ¿Puede haber alguna razón más? La derecha estadounidense sostiene la conspiración de gobiernos de todo el mundo que quieren controlar a los ciudadanos norteamericanos. Eso es difícil de cuadrar con los hechos: algunos de los gobiernos más autoritarios, como China y Rusia, son reacios y actúan tarde contra el calentamiento global. Las democracias europeas, por otro lado, están más claramente a favor.
Quizá los proponentes son solo ideólogos anticapitalistas. No creo que se pueda definir a la mayoría de Europa y Japón como anticapitalista.
Quizá los ideólogos capitalistas, como los conservadores republicanos en Estados Unidos, están contra el cambio climático porque pueden prever el lógico movimiento en contra del crecimiento incontrolado que puede derivarse de él. Pero ellos también son los que tienen intereses obvios que defender.
Desafortunadamente, parece que esa gente es la que dirige el mundo -no los líderes, la gente que pone dinero tras ellos. Controlan la suficiente cantidad de medios de comunicación en un país, los Estados Unidos, y son eficaces difundiendo noticias casi falsas pero que suenan convincentes. Déjalos que duden sobre los efectos destructivos del cambio climático unos años más, mientras ellos obtienen un par de cientos de millones más de beneficios.
¿Le importa a esa gente? ¿Realmente creen que esos científicos de todo el mundo van a por sus tan duramente ganados millones? ¿Por qué iban a hacerlo?
De repente, los negacionistas descubren correos electrónicos entre científicos en los que se muestran en desacuerdo sobre unos datos, ¡y los toman como prueba de que la preocupación sobre las causas humanas de este problema global es un engaño! Los científicos discuten sobre datos y su significado todo el tiempo; no están discutiendo sobre la tesis general: los cambios globales son reales, causados por la actividad humana, y podrían llegar a ser terroríficos si no son minimizados por la acción colectiva.
Sin embargo, a causa de los esfuerzos mediáticos de los negacionistas, aún más gente en Estados Unidos dice cosas como, “Bueno…, quizá está aún en manos de los tribunales. Quizá esos científicos estaban exagerando los números. Quizá debemos seguir simplemente quemando petróleo hasta que estemos seguros. Además, ¡yo tengo bastante con mis problemas económicos! El calentamiento global es la menor de mis preocupaciones.”
El cambio de opinión en Estados Unidos es crítico, ya que era el país más contaminador, sigue estando en segundo lugar, y es, de lejos, el número uno en contaminación per cápita: si Obama no tiene el apoyo político para ofrecer propuestas significativas para afrontar el cambio climático, no será posible ningún acuerdo en Copenhague ni después.
Así que puede que no haya ni siquiera un acuerdo general en Copenhague. Entonces el cambio climático se acelerará. Los países del norte serán más cálidos y algunas partes más secas, otras más húmedas; también perderán parte de su litoral, pero lo más importante es que tendrán un clima más extremo; no llegarán a ser inhabitables; de hecho, algunas partes de Canadá y Rusia probablemente sean más habitables. Irónicamente, los países del sur, que hasta hace poco (China e India solo en la última década) no eran grandes causantes del calentamiento global, serán demasiado cálidos y secos para mantener a sus ya diezmadas poblaciones. Unas pocas naciones podrían desaparecer en gran medida bajo los mares crecientes.
Habrá hambrunas. También habrá migraciones masivas. Para los historiadores que conocen la caída del Imperio Romano, estos acontecimientos pueden empezar a sonar como un eco inquietante. El Imperio Romano cayó en parte por su propio peso, pero también en parte por las migraciones masivas de hordas de tribus germánicas desesperadas huyendo del hambre y de los Hunos de las estepas de Asia Central y Europa del Este. El movimiento de población fue denominado Periodo de Migración.
Esta vez, la migración irá -y ya está yendo--del sur hacia el norte.
Si este mundo no hace nada contra el cambio climático, la migración existente parecerá pequeña comparada con la oleada que podría seguir y la consiguiente miseria y rotura social que conllevaría. Las caras serán morenas y negras, pero cuando ocurrió lo mismo con las caras blancas (las tribus germánicas), el mundo entero, tal y como se conocía, sucumbió. Las vallas no detendrán migraciones como éstas, ni tampoco la policía ni los ejércitos. La gente encontrará el modo -a no ser que no tengan que hacerlo, a no ser que el mundo despierte y haga algo razonable respecto al cambio climático antes de que sea demasiado tarde.
http://www.roman-empire-america-now.com/climate-change.html.
¿Dónde está el dinero? Con los que niegan el cambio climático, no con los proponentes. Los negacionistas también tienen una atención de los medios de comunicación desproporcionada para su número -a causa del dinero. Los negacionistas en Estados Unidos son una minoría ruidosa bien financiada, y es absolutamente obvio dónde recaen sus intereses: están financiadas, o les gustaría estarlo, por empresas como Exxon-Mobil. Ahí es donde está el dinero.
Es también significativo que solo en Estados Unidos, donde los medios corporativos dominan el diálogo, los negacionistas han obtenido un apoyo masivo.
¿Cuáles son los obvios intereses de los científicos, la gran mayoría, para estar de acuerdo en que un cambio climático provocado por el hombre supone una crisis que debe ser tratada? Los gobiernos pueden pagar a algunos; las fundaciones y las instituciones académicas pagan a la mayoría. ¿Tienen esas instituciones un interés obvio para apoyar la ciencia del cambio climático?
Quizá sí: se llama supervivencia a largo plazo. ¿Puede haber alguna razón más? La derecha estadounidense sostiene la conspiración de gobiernos de todo el mundo que quieren controlar a los ciudadanos norteamericanos. Eso es difícil de cuadrar con los hechos: algunos de los gobiernos más autoritarios, como China y Rusia, son reacios y actúan tarde contra el calentamiento global. Las democracias europeas, por otro lado, están más claramente a favor.
Quizá los proponentes son solo ideólogos anticapitalistas. No creo que se pueda definir a la mayoría de Europa y Japón como anticapitalista.
Quizá los ideólogos capitalistas, como los conservadores republicanos en Estados Unidos, están contra el cambio climático porque pueden prever el lógico movimiento en contra del crecimiento incontrolado que puede derivarse de él. Pero ellos también son los que tienen intereses obvios que defender.
Desafortunadamente, parece que esa gente es la que dirige el mundo -no los líderes, la gente que pone dinero tras ellos. Controlan la suficiente cantidad de medios de comunicación en un país, los Estados Unidos, y son eficaces difundiendo noticias casi falsas pero que suenan convincentes. Déjalos que duden sobre los efectos destructivos del cambio climático unos años más, mientras ellos obtienen un par de cientos de millones más de beneficios.
¿Le importa a esa gente? ¿Realmente creen que esos científicos de todo el mundo van a por sus tan duramente ganados millones? ¿Por qué iban a hacerlo?
De repente, los negacionistas descubren correos electrónicos entre científicos en los que se muestran en desacuerdo sobre unos datos, ¡y los toman como prueba de que la preocupación sobre las causas humanas de este problema global es un engaño! Los científicos discuten sobre datos y su significado todo el tiempo; no están discutiendo sobre la tesis general: los cambios globales son reales, causados por la actividad humana, y podrían llegar a ser terroríficos si no son minimizados por la acción colectiva.
Sin embargo, a causa de los esfuerzos mediáticos de los negacionistas, aún más gente en Estados Unidos dice cosas como, “Bueno…, quizá está aún en manos de los tribunales. Quizá esos científicos estaban exagerando los números. Quizá debemos seguir simplemente quemando petróleo hasta que estemos seguros. Además, ¡yo tengo bastante con mis problemas económicos! El calentamiento global es la menor de mis preocupaciones.”
El cambio de opinión en Estados Unidos es crítico, ya que era el país más contaminador, sigue estando en segundo lugar, y es, de lejos, el número uno en contaminación per cápita: si Obama no tiene el apoyo político para ofrecer propuestas significativas para afrontar el cambio climático, no será posible ningún acuerdo en Copenhague ni después.
Así que puede que no haya ni siquiera un acuerdo general en Copenhague. Entonces el cambio climático se acelerará. Los países del norte serán más cálidos y algunas partes más secas, otras más húmedas; también perderán parte de su litoral, pero lo más importante es que tendrán un clima más extremo; no llegarán a ser inhabitables; de hecho, algunas partes de Canadá y Rusia probablemente sean más habitables. Irónicamente, los países del sur, que hasta hace poco (China e India solo en la última década) no eran grandes causantes del calentamiento global, serán demasiado cálidos y secos para mantener a sus ya diezmadas poblaciones. Unas pocas naciones podrían desaparecer en gran medida bajo los mares crecientes.
Habrá hambrunas. También habrá migraciones masivas. Para los historiadores que conocen la caída del Imperio Romano, estos acontecimientos pueden empezar a sonar como un eco inquietante. El Imperio Romano cayó en parte por su propio peso, pero también en parte por las migraciones masivas de hordas de tribus germánicas desesperadas huyendo del hambre y de los Hunos de las estepas de Asia Central y Europa del Este. El movimiento de población fue denominado Periodo de Migración.
Esta vez, la migración irá -y ya está yendo--del sur hacia el norte.
Si este mundo no hace nada contra el cambio climático, la migración existente parecerá pequeña comparada con la oleada que podría seguir y la consiguiente miseria y rotura social que conllevaría. Las caras serán morenas y negras, pero cuando ocurrió lo mismo con las caras blancas (las tribus germánicas), el mundo entero, tal y como se conocía, sucumbió. Las vallas no detendrán migraciones como éstas, ni tampoco la policía ni los ejércitos. La gente encontrará el modo -a no ser que no tengan que hacerlo, a no ser que el mundo despierte y haga algo razonable respecto al cambio climático antes de que sea demasiado tarde.
http://www.roman-empire-america-now.com/climate-change.html.
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