CENTRO DE PROTECCIÓN A LA NATURALEZA
¿PODREMOS PERDURAR COMO SOCIEDAD CON ESTOS RIESGOS?
Ulrich Beck desarrolló en los años 80, luego del desastre de Chernobyl, el concepto de “Sociología del riesgo”, como una forma de entender los cambios que se estaban dando en la sociedad.
En su investigación, trata las cuestiones laborales, la lucha de clases, la disminución de la
calidad de vida, la pérdida de conquistas sociales y una crisis integral de las instituciones sociales modernas; destaca la dominación del capital en la sociedad, la desinformación deliberada y la convivencia con la crisis ecológica, política y social.
Al mismo tiempo que Beck formulaba estos conceptos, y también con las imágenes latentes de Chernobyl, el Centro de Protección a la Naturaleza inició en 1987 una campaña para impedir la instalación de una central nuclear en la localidad de Timbúes; nuestros hermanos entrerrianos hicieron lo mismo ya que el otro emplazamiento elegido era Hernandarias, ambas sobre el río Paraná. Gracias a la intensa presión ciudadana, los gobiernos provinciales de aquel momento no decidieron asumir el riesgo y se negaron a permitir su establecimiento, sepultando los sueños nucleares de determinados grupos científicos y económicos. Posteriormente, la ciudad de Santa Fe conseguía ser la primera capital provincial en el mundo declarada “Municipio no nuclear” y la Legislatura sancionaba la ley de prohibición de recepción y entierro de residuos nucleares.
Desde aquel momento, ha sido incesante la presión de la industria nuclear, herida por los
accidentes de Three Mile Islands y Chernobyl, y por los movimientos antinucleares europeos, por recomponer su imagen, manteniendo como Secreto de Estado las innumerables fugas radiactivas que se producían en los reactores nucleares que operaban en el mundo. Pero los problemas no son sólo los accidentes, que son los que acaparan los titulares de los medios de comunicación por sus ribetes catastróficos: también están los derivados de su extracción (minas de uranio), transporte,
procesamiento, reprocesamiento y posterior disposición final, todas etapas que
continúan sin solución a nivel mundial y que día a día aportan su cuota contaminante. La toma de conciencia del cambio climático por parte del staff gubernamental y científico permitió una nueva escalada de apoyo a esta energía que no aporta en su proceso –supuestamente- dióxido de carbono a la atmósfera. Los intensos debates que se dieran a principios de este siglo sobre si Argentina recibiría residuos nucleares (“combustibles gastados” según la verbigracia oficial) de un reactor vendido a Australia, pusieron otra vez en tela de juicio a una industria sospechada.
Como la humanidad sólo parece aprender de golpe, necesitamos de una catástrofe en un país del Primer Mundo para que la ciudadanía reaccione y comience a plantearse qué energía queremos para qué modelo de país y, fundamentalmente, para qué sociedad. Cuando vemos las imágenes de los japoneses (8.000, por ahora, sin contar los que ya se han ido) que deben migrar de sus casas, de sus afectos, de sus raíces, sólo porque se eligió una forma de energía equivocada y supuestamente segura, experimentamos temor porque tenemos dos centrales en operación a menos de 500 km. de distancia.
Cabe aclarar que los voceros de esta energía siempre marcaron diferencias con Chernobyl: nuestras centrales no son como esas, son mucho más seguras, como las del Primer Mundo...como las de Japón, por ejemplo. Pero esta reflexión que queremos comunicar institucionalmente no es sólo por el temor de un accidente –que es posible- y de la radiación - la cual sabemos que es indetenible -: también es la inseguridad de no tener otro lugar adónde ir porque, quieran o no nuestros políticos, científicos y economistas, el planeta Tierra, nuestra única casa, es finito, limitado.
La lucha por un ambiente saludable –que a decir de Beck coexiste en este pacto social donde las corporaciones “invierten” y el resto de la sociedad paga – conlleva riesgos, tanto como decidir qué energía necesitamos y qué planeta queremos dejarles a nuestros hijos y nietos. La orgía del consumo actual devorador de energía, materias primas, agua, etc., no parece dejar mucho margen y agranda el riesgo que como sociedad toda enfrentamos hacia el futuro. Es un debate que nos merecemos y que no podemos seguir postergando porque, tal como decía un viejo refrán, “más vale prevenir que curar”.
Santa Fe, 16/05/2011
COMISIÓN DIRECTIVA.
CENTRO DE PROTECCIÓN A LA NATURALEZA
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FUNAM INFORMA
Fundación para la defensa del ambiente
Córdoba (Argentina), martes 10 de mayo de 2011
CÓMO ACTUAR ANTE ACCIDENTE NUCLEAR
(www.funam.org.ar)
Córdoba (Argentina), Montevideo (Uruguay), Santiago (Chile) y Asunción (Paraguay), martes 10 de mayo de 2011.- La Fundación para la defensa del ambiente (FUNAM), una ONG con status consultivo en Naciones Unidas, comenzó a distribuir un "Plan Ciudadano para actuar ante accidente nuclear" en Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay.
El Dr. Raúl Montenegro, presidente de FUNAM y profesor titular de Biología Evolutiva en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) indicó que el Plan se elaboró y distribuye "porque los ciudadanos de los cuatro países están desprotegidos".
FUNAM sostuvo que las autoridades nucleares de Argentina "pese a un largo historial de fallas graves en sus reactores de potencia e investigación han preferido no preparar al gran público para evitar que se debata la cuestión nuclear y sus riesgos reales. El peor enemigo de un programa nuclear costoso, sin control social y peligroso, como el de Argentina, es la información. Por eso se prefirió siempre el secreto".
El Plan resulta de un esfuerzo conjunto de FUNAM y la Cátedra de Biología Evolutiva de la Universidad Nacional de Córdoba (Facultad de Psicología) y su distribución es posible gracias a la colaboración de organizaciones no gubernamentales de Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay.
Las dos centrales nucleares de potencia que tiene Argentina, Atucha I en Buenos Aires y Embalse en Córdoba, "pueden sufrir un accidente o acto terrorista pero en nuestro país solo se hacen simulacros de accidente menor en un radio de apenas 10 kilómetros . Si ocurriera un accidente nivel 7 –como los de Chernobyl o Fukushima- el impacto podría extenderse en un radio de hasta 500 kilómetros e incluso más", sostuvo el Dr. Raúl Montenegro, presidente de FUNAM.
Agregó que las centrales nucleares de potencia "tienen dos fuentes de riesgo extremo, en primer lugar los materiales altamente radiactivos contenidos en el corazón de los reactores, y en segundo lugar los depósitos –también altamente radiactivos- de combustible nuclear agotado". En Embalse y Atucha I "ambos están muy próximos, pero los depósitos están menos protegidos que los reactores".
Advirtió que ante el peor accidente posible "se afectarían varias provincias Argentinas, parte de Uruguay e incluso Chile, pues las nubes de material radiactivo podrían contaminar los glaciares andinos que proveen de agua potable a ambos países". Montenegro explicó que el Plan también se distribuye en Paraguay "porque los gobiernos nacional y de Formosa pretenden construir junto al río Paraguay, muy cerca de Asunción, un reactor nuclear Carem 150. De este modo los pobladores de ambos países conocerán el riesgo al que se exponen y podrán estar preparados".
El Plan Ciudadano considera tres categorías de riesgo de acuerdo al tipo de instalación nuclear. "Riesgo alto" para las centrales de Atucha I y Embalse; "Riesgo medio" para los depósitos de residuos radiactivos alojados en el Área de Gestión Ezeiza (AGE) del Centro Atómico de Ezeiza (CAE) y "Riesgo menor" para los seis reactores de investigación y unidades críticas que operan en Argentina.
Esos reactores son los siguientes: el RA-0 ubicado en Córdoba (Ciudad Universitaria); el RA-1 ubicado en el Centro Atómico Constituyentes (CAC), en San Martín, provincia de Buenos Aires; el RA-3 ubicado en el Centro Atómico Ezeiza (CAE), en Ezeiza, Buenos Aires; el RA-4 ubicado en Centro Universitario Rosario, provincia de Santa Fe (Universidad Nacional de Rosario); el RA-6 localizado en el Centro Atómico Bariloche (CAB), en la provincia de Río Negro, y el RA-8 ubicado en el Centro Tecnológico de Pilcaniyeu en la provincia de Río Negro.
Chile posee 2 reactores nucleares de investigación, el reactor RECH-1 de La Reina , en la Región Metropolitana , y el reactor RECH-2 Lo Aguirre, a 28 kilómetros de Santiago.
"No se debe minimizar el riesgo potencial de los reactores de investigación", alertó Montenegro. Recordó que en Argentina "ya ocurrió un grave accidente en el reactor RA-2 de Constituyentes, en Buenos Aires, que alcanzó el nivel 4 en la escala del INES, el mismo nivel inicial asignado a Fukushima. El 23 de septiembre de 1983 ese accidente nuclear provocó la muerte de un operario y contaminó radiactivamente a otras 17 personas".
"Debemos asumir con responsabilidad que por fallas técnicas, fallas humanas, terremoto, impacto accidental de aviones comerciales de gran porte o ataques terroristas cualquier reactor nuclear de potencia o depósito de residuos radiactivos puede generar una catástrofe de consecuencias impredecibles. Por eso es necesario estar preparados".
Un Plan Ciudadano con consignas simples y efectivas.
"Las consignas son simples y efectivas. Permiten que los ciudadanos sepan como actuar ante un accidente nuclear", indicó Nayla Azzinnari, encargada de prensa de FUNAM. "Nadie desea que ocurran pero la posibilidad existe, y no preparar a la población ha sido una irresponsabilidad de las autoridades nucleares".
Explicó que las consignas "pueden bajarse desde la página Web de FUNAM, (www.funam.org.ar) y ser colocadas en lugares accesibles de hogares, escuelas y edificios públicos. El documento también contiene una síntesis sobre las fallas sufridas por las centrales nucleares de Argentina y los efectos de los materiales radiactivos y la radiación en la salud y el ambiente".
No hay ningún valor de radiación ionizante que sea seguro. Hasta las descargas rutinarias de Embalse y Atucha I representan un riesgo.
FUNAM recordó que "no hay ningún valor de radiación, por pequeño que sea, que pueda considerarse seguro. Por eso los organismos de protección radiológica como ICRP, UNSCEAR y BEIR crearon la noción de dosis aceptables, es decir, valores que producen una cantidad de enfermos y muertes pero que se aceptan para poder permitir el desarrollo de la tecnología nuclear".
El Dr. Raúl Montenegro indicó que "incluso las emisiones rutinarias de Embalse y Atucha I pueden provocar daños. Los operadores de ambas centrales aducen que sus descargas están autorizadas, pero no explican que aún esas bajas dosis pueden enfermar y producir eventualmente cáncer". Recordó que un estudio reciente realizado para el gobierno de Alemania (2008) "demostró para niños que viven dentro de los 5 kilómetros de distancia de 16 reactores nucleares un aumento de 1,6 veces en los casos de cánceres sólidos y de 2,2 veces en las leucemias. En Argentina, en cambio, no se han hecho estudios epidemiológicos independientes alrededor de Atucha I y Embalse".
Agregó que en el mundo "solo 31 países tienen reactores nucleares de potencia" [2009] y que Fukushima "los ha obligado a revisar y replantear sus programas nucleares". Sostuvo que los países que no los tienen –más de 170 países- "también están muy preocupados porque podrían verse afectados por los accidentes nucleares de sus vecinos, incluso cuando ocurren a grandes distancias".
FUNAM recordó que los residuos artificiales altamente radiactivos que producen los reactores nucleares de potencia "son peligrosos por más de 2.400 siglos" y que en Argentina "no existe un organismo de control verdaderamente independiente pues la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) está comprometida con el programa nuclear de Argentina y las provincias no controlan. Lo que es peor, ninguno de ellos preparó a la población para actuar ante un accidente nuclear".
Montenegro indicó que el programa nuclear de Argentina "debe ser revisado y decidido por la ciudadanía a través de un referéndum". Agregó que el gobierno nacional y los provinciales "aprobaron ilegalmente la extensión de la vida útil de Embalse por 25 años en Córdoba y la construcción del reactor Carem 25 y Atucha III en Lima, Buenos Aires, sin estudio de impacto ambiental previo y sin audiencias públicas. Fukushima mostró el peligro de tener varios reactores nucleares próximos entre sí. Es justamente la estrategia que venían impulsando los gobiernos de Argentina y Brasil, crear parques nucleares. Pero entonces ocurrió lo de Japón".
El programa nuclear de Argentina solo produce el 7% de la energía eléctrica que se consume.
"Solo el secreto y la desinformación pueden explicar la permanencia de un programa nuclear extremadamente costoso, sin control social y peligroso que produce menos del 7% de la energía eléctrica que se consume en Argentina. A nivel mundial la participación de la energía nuclear en la generación de electricidad es más baja todavía, menos del 6%", sostuvo Montenegro. "Tan poca energía eléctrica ¿justifica los riesgos, la contaminación, los casos de cáncer y las enfermedades genéticas?".
Para mayor información contactar a:
Prof. Dr. Raúl A. Montenegro, Biólogo
Teléfono fijo: 03543-422236
Teléfono celular: 0351-155 125 637
E-mail: raulmontenegro@flash.com.ar
Encargada de prensa:
Nayla Azzinnari
Teléfono celular: 011-155 460 9860
E-mail: nay_azz@hotmail.com
www.funam.org.ar
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Fundación para la defensa del ambiente
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Casilla de Correo 83
Correo Central, (5000) Córdoba, Argentina.
FUNAM es una ONG fundada en 1982.
Tiene status consultivo en ECOSOC (Naciones Unidas, Nueva York).
FUNAM es Premio Global 500 de Naciones Unidas (1987).
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FUNAM is an NGO created in 1982.FUNAM has consultative status at ECOSOC (United Nations, New York ).
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