jueves, 2 de junio de 2011

Noticias de Resumen Latinoamericano

URUGUAY
AFIANZANDO LA IMPUNIDAD:
Corte Suprema de Uruguay confirma prescripción de crímenes de la dictadura

MONTEVIDEO, Uruguay, may 31 -- La Corte Suprema de Justicia ratificó la prescripción de crímenes perpetrados e la pasada dictadura, y que no podrán juzgarse desde noviembre próximo.

Según consignó El País, el máximo tribunal ratificó que los delitos cometidos durante la dictadura son ilícitos comunes y no de lesa humanidad. Ello es de vital trascendencia jurisprudencial para los casos, que prescribirán el próximo 1° de noviembre.
En una sentencia emitida el pasado 6 de mayo, la Corporación condenó a los militares José Gavazzo y Ricardo Arab a 25 años de prisión como responsables de 28 homicidios muy especialmente agravados, descartando la imputación realizada por la fiscal Mirtha Guianze quien los acusó de ser autores de ilícitos de desaparición forzada.

El máximo órgano del Poder Judicial deja asentado un importante antecedente jurisprudencial de cara a la prescripción de los delitos cometidos durante la dictadura que, según la tesis jurídica mayoritaria, no podrán ser juzgados después del próximo 1° de noviembre, agregó el tabloide.

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HONDURAS
LA RESISTENCIA HONDUREÑA SE OPONE A
LA READMISIÓN INMEDIATA DEL PAÍS EN LA OEA

El Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) de Honduras
anunció este lunes que se opone a la readmisión inmediata de su
país a la Organización de Estados Americanos (OEA) porque aunque
el retorno del ex presidente Manuel Zelaya es un avance a la
restauración de la democracia, no demuestra el cumplimiento de
todo lo garantizado en el Acuerdo de conciliación nacional
firmado en Cartagena, Colombia.

Así lo confirmó este lunes el vocero del FNRP, Juan Barahona,
quien en entrevista exclusiva con teleSUR indicó que “Honduras no
debería regresar todavía a la OEA” debido a que no se han
establecido todas las condiciones acordadas.

Con esta frase el portavoz hacía referencia al Acuerdo de
Cartagena firmado en pro de la reconciliación nacional, el cual,
además de establecer el regreso de Zelaya, también contempla el
cese a la persecución de opositores; además de la reiteración de
que la Constitución de Honduras garantiza el derecho de buscar un
plebiscito nacional para reformar leyes fundamentales.

Del mismo modo, exige respeto a los derechos humanos y la
investigación de posibles violaciones, así como garantías para
que los partidarios de Zelaya se incorporen en la vida política y
en los comicios de 2014 como partido político.
Ante estos argumentos, Barahona afirmó que “con apenas el regreso
de Zelaya” no se ha cumplido lo suficiente para que el país
vuelva al organismo multiestatal, del que fue expulsado en 2009
en respuesta al golpe de Estado que derrocó al ex presidente
hondureño.

La enviada especial de teleSUR a Honduras, Madelein García,
reportó que en la nación hay mucha expectativa ante la próxima
Asamblea de la OEA, a realizarse en El Salvador la próxima
semana, donde se votará por el retorno de Honduras al bloque.

La periodista explicó que las autoridades hondureñas han
mantenido conversaciones con el Gobierno de Ecuador, que es el
único miembro de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) que
se opone actualmente a la reintegración de Honduras a la OEA.
En este sentido, García manifestó que el canciller de Honduras,
Mario Canahuati, ha hablado tanto con el embajador de Ecuador en
Venezuela; Ramón Torres, como con la secretaria general de la
Unasur, María Emma Mejía; quienes al parecer han abogado para que
la decisión del retorno de la nación centroamericana sea unánime.

“Se espera que haya un apoyo para el retorno de Honduras por
parte países pero también se ha dicho que si no es posible en
este momento será en otra oportunidad”, aseveró la enviada
especial.

Este sábado regresó a Honduras, después de dos años de exilio, el
ex presidente Manuel Zelaya, quien fue derrocado el pasado 2009
por un golpe de Estado.
Zelaya llegó a su país en un vuelo directo desde Managua
(Nicaragua), acompañado por los cancilleres de Venezuela, Nicolás
Maduro; el de República Dominicana, Carlos Morales Troncoso; el
embajador de Venezuela ante la Organización de Estados
Americanos, Roy Chaderton; y la senadora colombiana, Piedad
Córdoba.

Tras permanecer exiliado, Zelaya fue recibido en su país por
miles de seguidores que se agolparon en la pista de aterrizaje
del aeropuerto de Toncontín, en Tegucigalpa, para celebrar.
El retorno de Zelaya se produce luego de culminar un proceso de
mediación encabezado por los gobiernos de Venezuela y Colombia,
que además de querer resolver la crisis interna hondureña,
también llevan a cabo un plan simultáneo para reintegrar a
Honduras a la OEA.
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NICARAGUA
ORTEGA INAUGURÓ CICLO AGRICOLA

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega inauguró este lunes el Ciclo
Agrícola 2011-2012, con el objetivo de sembrar en más de 900 mil
hectáreas diversos tipos de cultivos, y con ello, se espera un
crecimiento en la producción de 9,8 por ciento.
La celebración del acto se llevó en el Centro Nacional de Investigación
Agropecuaria y Biotecnología (Cenia) ubicado en la capital, Managua.
El Plan Nacional Productivo del presente año, presentado por Ortega,
tiene como finalidad sembrar en unas 972 mil hectáreas (1 millón 389 mil
100 manzanas) diversos tipos de cultivos, de las cuales se aspira
cosechar el ciento por ciento de estas tierras.
“La meta es cosechar lo que sembramos”, manifestó el mandatario nicaragüense
quien explicó que si se cumple lo establecido, la producción de la nación
centroamericana crecerá 9,8 por ciento, lo que a su vez generará
950 mil empleos en el sector campesino.
Del total de áreas a sembrar se tienen proyectado ocupar 219 mil 678,1
hectáreas para los principales productos de exportación, como café,
ajonjolí, azúcar, cacahuete (maní), soja, tabaco y plátano, señaló.
"Es decir incrementar cerca de un cinco por ciento el área a cultivar"
en relación al ciclo anterior, cuando se trabajaron 209 mil 664,4
hectáreas, indicó.
Recalcó también la importancia de abastecer el mercado interno e
incrementar las exportaciones.
"El reto es responderle al mercado interno y al mercado internacional",
en este sentido, aseguró que tienen demandas en países como Venezuela
"que está creciendo rápidamente", Estados Unidos, Europa, Japón, Taiwán
y otras naciones, para comprar sus productos.
Asimismo, informó que se instalarán cinco mil puestos de almacenaje de
alimentos para evitar que se encarezcan los productos.
En el proyecto agrícola participan más de 308 mil 332 pequeños, medianos
y grandes productores de todo el país.
De dicho total, ocho mil 708 son grandes productores, 18 mil 279
medianos y 281 mil 345 pequeños productores.
El presidente explicó que del último grupo hay 75 mil 242 nuevos
productores compuestos por 59 mil 755 mujeres del bono productivo y 15
mil 487 que han recibido títulos de propiedad entre el año 2007 y el
2010.
En referencia al bono productivo, señaló que este año se beneficiarán
unas 24 mil 336 mujeres más, lo que permitirá alcanzar la meta de 84 mil
beneficiadas.
Por otro lado, el gobernante anunció -en el marco del nuevo Ciclo
Agrícola- que sembrarán mil 917 hectáreas de algodón "con nuevas
tecnologías para no contaminar las tierras", como ocurrió durante el
auge algodonero comprendido desde 1950 hasta 1980.

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CHILE
SALVADOR ALLENDE MURIÓ EN COMBATE
Oficiales de la escuela de infantería acribillaron al Presidente Salvador Allende


Por Esteban Bucat Oviedo
Según transmisión radial desde el ministerio de defensa, fiscal Propper
y declaraciones del general Javier Palacios: oficiales de la escuela de infantería acribillaron al Presidente Salvador Allende

Resumen:
"El grupo del capitán Garrido logra llegar al segundo piso, al Salón Rojo. Allí encuentra a cinco civiles que disparan entre los escombros, entre el humo, el calor. Uno de los civiles es el Presidente Allende junto a cuatro miembros de su escolta personal, los GAP.
Llegan otros militares a apoyar al grupo del capitán Garrido, pues allí es el único lugar donde se combate.

Un militar de este grupo dispara sobre uno de los civiles, es el Presidente Allende. Pero no logra alcanzarlo. El capitán Garrido, que está tendido en el suelo protegiéndose de los impactos del Presidente y sus escoltas dispara en ráfaga e impacta al Presidente Allende". Una de las balas penetra, en el lado derecho de la cara, cerca de la nariz y bajo el ojo, otras dan en el pecho y estómago del Presidente Allende. Allende se dobla, trata de afirmarse y cae cerca de la puerta de un salón. El teniente de la Escuela de Infantería René Riveros se acerca al cuerpo del Presidente Allende y lo remata. El Presidente tiene más de cinco impactos de bala.
Eugene Propper, fiscal norteamericano en el caso del doble asesinato de Orlando Letelier y Ronnie Moffit y que interrogó en EE.UU por el crimen de Orlando Letelier al ya ex teniente de la Escuela de Infantería Armando Fernández Larios quien era parte del grupo de militares que acribilló al Presidente Allende, escribe en el libro Laberinto:

" Poco después de las 2 P.M las compañías de infantería penetran en La Moneda. Algunos grupos corren al piso superior en medio del humo y cubriéndose con ráfagas de ametralladoras, René Riveros, un teniente de pelo rubio, repentinamente se ve enfrentado a un civil armado que viste un sweater de cuello alto. Riveros vacía la mitad de su cargador en el Presidente de Chile, matándolo instantáneamente con heridas que van desde la ingle a la garganta".

El general Palacios llega a la entrada del Salón Rojo a las 14:45. Cerca de la escalera principal en el suelo yace muerto el Presidente de la Republica de Chile Salvador Allende.

Palacios reconoce a Allende por el reloj que este llevaba. Es lo primero que le llama la atención. El reloj se lo había visto el general Palacios al Presidente en diversas reuniones. La razón por la cual lo reconoce por el reloj es que la cara de Allende estaba protegida, al momento de ser acribillado por una mascara antigas y llevaba puesto un casco de guerra.

El general Palacios, en su primera declaración dice que encontró a Allende en el suelo cerca de una escalera de acceso al segundo piso y que "cinco o seis Gap disparan hasta el final”. Lo que le significó al general Palacios que lo sacaran rápidamente de la escena.

Palacios:
-“El (el Presidente Allende) estuvo disparando todo el tiempo, porque tenía las manos llenas de pólvora. El cargador de la metralleta estaba vacío. Había numerosas vainillas en las ventanas y cerca de su cuerpo. A su lado también estaba un revólver y cuando pasé a identificarlo tenía un casco y una máscara de gases”.

Esta declaración del general Javier Palacios desmiente toda la trama del montaje del "suicidio".

¿Como se "suicidó" el Presidente Allende con el casco y la máscara antigases puesta?

El informe de Investigaciones no reconoce la existencia de la máscara anti gas ni del revólver y dice que el Presidente Allende al momento de su "suicidio", vestía!! su vestón impecablemente abotonado en el botón inferior y con un pañuelo de seda en el bolsillo superior...!!

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ESTADO ESPAÑOL
El futuro del movimiento 15-M
por Carlos Taibo

No es tarea sencilla la de pronunciarse sobre el futuro del movimiento 15-M. Lo más probable es que, conforme a la voluntad mayoritaria, se disuelvan antes o después las acampadas -es preferible cerrar racional y jocosamente esta etapa- y se proceda a trasladar la actividad a barrios y pueblos. Todo ello en el buen entendido de que la posibilidad de restaurar el esquema inicial de concentraciones con poderoso eco mediático no quedará en modo alguno cancelada y de que, claro, el ritmo de los hechos puede ser diferente en los distintos lugares.

El tránsito del recinto del espectáculo mediático al más modesto de la acción local, aunque en modo alguno obliga a cancelar posibles iniciativas -campañas, manifestaciones- de carácter general, parece deslizar el movimiento hacia una tarea más difícil y menos vistosa, al tiempo que, en sentido contrario, reduce los riesgos de burocratización y los intentos de coparlo desde fuera. No está de más que agregue una observación sobre la singularidad propia de la época del año en la que nos encontramos: la proximidad del verano tanto puede ser un inconveniente insoslayable -las iniciativas y las movilizaciones por fuerza se reducen en la mayoría de los lugares- como una excelente oportunidad para recobrar fuerzas y plantear una ofensiva en toda regla a partir de septiembre. También hay que tomar en consideración el hecho, interesante, de que el movimiento ha visto la luz en un momento marcado por el final del curso en universidades e institutos, algo que a buen seguro ha reducido sus posibilidades de despliegue en unas y otros. La planificación al respecto de estas cuestiones -que invita a pensar inevitablemente en el medio plazo- es, en cualquier caso, una tarea vital en el momento presente, tanto más si se convocan elecciones generales para el otoño.

Si se me pide un pronóstico sobre lo que entiendo que va a suceder con el movimiento -y no sin antes avisar que en el camino penden varias incógnitas, y entre ellas los efectos previsibles de los intentos de moderar el discurso, por un lado, y de la violencia que el 15-M padecerá, por el otro-, me limitaré a plantear cuatro horizontes posibles. El primero no es otro que el vinculado con un rápido e imparable declive; me parece que semejante perspectiva es harto improbable habida cuenta de la vitalidad presente de las iniciativas y de la general voluntad de ir a más. El segundo nos habla de un eventual intento de colocar al movimiento en la arena política, a través de la gestación de una nueva formación o de la incorporación a alguna ya existente. Creo firmemente que las posibilidades de esta opción son muy reducidas, en la medida en que la mayoría de los integrantes del 15-M no parecen siquiera contemplarla. No puede descartarse por completo, sin embargo, una mecánica de divisiones y escisiones, en un grado u otro vinculable con este segundo horizonte.

Una tercera perspectiva nos dice que el movimiento podría dar pie a una suerte de extensión general, más bien vaga, dispersa y anómica, de formas de desobediencia civil frente a la lógica del sistema que padecemos. No descarto en modo alguno esa posibilidad, que sería una suerte de manifestación abortada de lo que me gustaría que cobrase cuerpo realmente: hablo del cuarto, y último, horizonte, articulado en torno a una fuerza social, que desde perspectivas orgullosamente asamblearias y anticapitalistas, antipatriarcales, antiproductivistas e internacionalistas, apostase por la autogestión generalizada e inevitablemente se abriese a las aportaciones que deben llegar de sectores de la sociedad que todavía no han despertado. Esa fuerza, que habría de acoger en su seno, claro, al movimiento obrero que todavía planta cara al sistema y se enfrenta a los sindicatos mayoritarios, provocaría el alejamiento de una parte de quienes en inicio se han incorporado a manifestaciones y acampadas.

Sólo se me ocurre aducir dos argumentos en provecho de la materialización del último horizonte mencionado: si, por un lado, en muchas de las asambleas realizadas en las acampadas se han revelado por igual una sorprendente madurez y una más que razonable radicalidad en los enfoques -se ha pasado a menudo de la contestación de la epidermis que suponen la corrupción y la precariedad a la del corazón del capitalismo y la explotación-, por el otro debemos dar por descontado que nuestros gobernantes van a seguir en sus trece, esto es, no van a modificar un ápice el guión de sus políticas. El hecho de que hayan decidido morir al servicio del capital mueve audazmente, en otras palabras, nuestro carro.

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ESPECIAL /LECTURA RECOMENDADA

¿Por qué y cómo debemos organizarnos?

por Iñaki Gil de San Vicente
- Varios acontecimientos recientes han reactivado el clásico debate doble sobre, por un lado, las relaciones entre organización y espontaneísmo y, por otro lado, las relaciones entre la organización militante y los partidos electorales de masas, los sindicatos y los movimientos populares y sociales.
Algunos de estos acontecimientos son las sublevaciones de las masas musulmanas en África del norte; las movilizaciones juveniles en muchas zonas de Europa --Estados español y francés, Gran Bretaña, Italia, Alemania, etc.-- al llamado de pequeñas iniciativas contra la explotación; las fugaces luchas obreras y populares que surgen con más frecuencia de lo reconocido por el poder pero que se agotan rápidamente como, por ejemplo, en los EEUU; la movilización que está teniendo lugar en Euskal Herria y que se ha plasmado en la victoria de Bildu; la participación del pueblo cubano en los debates del VI Congreso del PC; la decisión del pueblo islandés por aplicar justicia a los culpables de la crisis; la lucha popular en Honduras pese a la dura represión que padece desde el golpe de Estado, etcétera.

Deliberadamente hemos citado experiencias extremas, en apariencia incompatibles, para llevar el debate a su punto crítico: la necesidad de la organización de vanguardia tal como fue desarrollada por el marxismo desde comienzos del siglo XX. Al toro hay que cogerlo por los cuernos, especialmente ahora que el movimiento de los indignados reactiva la ilusión de las virtudes del espontaneísmo, de la omnipotencia de las redes sociales, de twitter y de las nuevas tecnologías de la comunicación, a la vez que aparenta desacreditar a las “viejas organizaciones de vanguardia”, demostrando la superioridad de la “rebeldía juvenil” sobre el agónico movimiento obrero, etc. En absoluto son tesis nuevas. Por el contrario, y como veremos, la necesidad de la organización revolucionaria se sustenta, como mínimo, en diez lecciones reiteradamente confirmadas por la historia:

Una, la tendencia de las masas explotadas a aceptar las promesas de las minorías explotadoras, a creerse sus mentiras, o sea, la inercia de la credulidad. Dos, los límites de la lucha individual y/o colectiva de mera protesta, que carezca de una visión crítica de la naturaleza del enemigo al que se enfrenta. Tres los límites de las luchas espontáneas, de los motines, revueltas y sublevaciones sociales que estallan cuando la opresión se hace insostenible. Cuatro, la capacidad de la burguesía para pudrir no solamente estas revueltas sino sobre procesos de luchas ascendentes que terminan ahogándose en el pantano parlamentarista. Cinco, la tendencia a la burocratización y al reformismo de los partidos parlamentaristas de masas por muy de izquierdas que digan ser. Seis, la tendencia al corporativismo pactista y economicista del sindicalismo. Siete, la tendencia a los vaivenes, al estancamiento y retroceso de los movimientos populares y sociales. Ocho, los efectos alienadores y disgregadores del capitalismo. Nueve, la efectividad de las represiones y violencias burguesas. No hace falta decir que estas lecciones se presentan interactuando todas ellas o muchas de ellas, creando sinergias muy complejas que sólo pueden desentrañarse teórica y prácticamente aplicando el marxismo. Y esta es la décima y última lección que demuestra la necesidad y la urgencia de organizarse, a saber, la teoría revolucionaria sólo puede desarrollarse mediante un colectivo organizado para ello.

1.- Credulidad en las promesas de los opresores:
Sobra la primera lección podemos extendernos indefinidamente. Lo mejor es tomar conciencia de su persistencia histórica: Tucídides explica cómo Brásidas prometió dar la libertad a los esclavos hilotas que se identificasen públicamente como fervientes luchadores a favor de Esparta. Unos dos mil aceptaron la propuesta y fueron premiados, pero: “poco después los espartanos los hicieron desaparecer y nadie sabe cómo murió cada uno”. De esto hace aproximadamente 2435 años y desde entonces la necesidad de la organización tomó nuevos bríos, muy en especial cuando la represión imperialista reactivó la táctica espartana de “desapariciones forzadas”. Entre el -89 y -88, Mario y Cinna organizaron un ejército popular para vencer a las clases ricas en Roma. Prometieron la libertad a los esclavos y a los gladiadores que se volcaron en la batalla, y tras la derrota ejecutaron a 100 nobles. Esto asustó a Mario y Cinna, y les llevó a unir sus fuerzas con la clase senatorial vencida para, con esa nueva alianza, aplastar a los esclavos: una noche rodearon su campamento y los exterminaron. En el +37 Sexto Pompeyo liberó a esclavos para que luchasen en su ejército contra Augusto en la guerra de Sicilia. Sexto Pompeyo perdió y huyó, y Augusto prometió respetar la libertad de los esclavos pero en secreto organizó su desarme, la entrega a sus amos y el asesinato de los esclavos cuyos amos no fueron encontrados vivos.

La esclavitud romana era atroz, lo que añade un sangriento plus de importancia a estas y otras muestras de credulidad. Es cierto que las luchas de las clases y de los pueblos precapitalistas nunca se plantearon crear un nuevo orden cualitativo, excepto vagas utopías. Sin embargo, la credulidad de las masas explotadas, sean esclavas, siervas, campesinas, artesanas, proletarias, etc., sigue existiendo a pesar de los relativos avances en educación, prensa, derechos, etc., logrados en la sociedad burguesa gracias a múltiples luchas. La credulidad en el opresor tiene diversas causas: ignorancia, miedo, alienación y fetichismo, creencias religiosas. La organización revolucionaria aparece aquí como imprescindible porque aporta, además de una argumentación teórica rigurosa sobre los terribles efectos de la credulidad, también y sobre todo porque facilita la praxis de liberación, el debate práctico conjunto, la crítica y la autocrítica entre personas que aprenden a liberarse en su misma vida personal y colectiva. La credulidad se caracteriza, entre otras cosas, por cierta dosis de fe, de irracionalismo, en un ser superior, sea dios, amo, empresario, general, o en burocracia como el Estado. La organización lo que hace en este crucial asunto es demoler esa fe, introducir racionalidad crítica y conocimiento histórico, político, ético, etc., siempre unido a una práctica militante.

2.- Límites de la lucha de mera protesta, que carezca de una visión crítica del opresor:
Sobre la segunda razón tenemos que decir que, sin una suficiente conciencia personal y política, cualquier protesta por inicial y embrionaria que sea tiende a terminar en fracaso. Como hemos dicho antes, en las sociedades precapitalistas era muy difícil desarrollar una teoría adecuada. Los galeses que fueron masacrados en el siglo XI por los anglonormandos apenas intuían más allá del objetivo visible de los invasores: quitarles sus tierras. Pero había otro objetivo más largo y demoledor: “la exterminación de todos los bretones para que nunca más se pronunciara su nombre”, como escribió un cronista de la época. Los pueblos indios y filipinos que sufrían el terrorismo español apenas comprendían la declaración real que se les leía antes de pasarlos a cuchillo, o quemarlos o descuartizarlos vivos mientras sus mujeres, hermana y amigas eran violadas delante de los hombres. Pero una vez que comprendieron la naturaleza del invasor le resistieron con desesperación. Incluso hoy en día, miles de mujeres que sufren terrorismo patriarcal dudan en denunciar a su marido, novio, amigo o vecino, y centenales de ellas se retractan y retiran su acusación poco antes del juicio.

Por esto mismo, las organizaciones feministas son imprescindibles para concienciar a las mujeres, para aportarles una visión crítica de la explotación patriarco-burguesa, de la necesidad de que salgan de su soledad, se relaciones y se integren en esos u otros grupos para encontrar fuerzas que les ayuden a luchar. Lo mismo hay que decir sobre el resto de situaciones de injusticia y dominación, de opresión, sean las que fueren. Sin una organización suficiente, los sectores oprimidos nunca podrán conocer su situación, obtener información y realizar debates, atraer más miembros y avanzar en la coordinación con otros colectivos que tienen los mismos o parecidos objetivos. Si miramos el problema desde una perspectiva más amplia, por ejemplo, desde la que nos alerta de la fuerza organizada del sistema patriarcal mediante las Iglesias y sus medios, desde el machismo y sexismo de la prensa y de los espectáculos, desde el machismo de los partidos y sindicatos, desde la indiferencia de muchas instituciones burguesas ante la opresión de la mujer y sobre todo, desde la ferocidad invisible y normalizada del terrorismo patriarcal, desde esta perspectiva que nos explica cómo y por qué sobrevive tanto la dominación masculina, comprenderemos la importancia de las organizaciones feministas, y en general de todas las organizaciones.


3.- Desconocimiento de los objetivos del opresor y de su ferocidad:
Sobre la tercera razón, hay que decir que es un freno poderoso que solamente puede ser superado por la organización que aporta un saber crítico basado en la experiencia colectiva, mucho más grave es el problema de los límites de las luchas espontáneas individuales o colectivas, de los motines, revueltas y sublevaciones sociales que estallan cuando la opresión se hace insostenible. Ya se de forma aislada o en grupo, los estallidos súbitos o insuficientemente organizados pueden obtener triunfos inmediatos, y los obtienen porque cogen por sorpresa al poder establecido. Entre -116 y -114 se produjo una revolución en la ciudad aquea de Dime, ocupada por los romanos, para acabar con las deudas causadas por los altos impuestos, entre otros objetivos. Se quemaron los archivos públicos, se cancelaron las deudas y demás contratos. Pero la revolución fue derrotada, dos de sus cabecillas fueron muertos y otro enviado a Roma para ser juzgado. En 1871 el pueblo de París se sublevó contra la alianza entre la burguesía francesa y el ejército alemán ocupante. Pese al heroísmo impresionante, la Comuna fue masacrada atrozmente, entre otras razones porque no pudieron organizarse lo suficiente, ni ser suficientemente radicales en sus medidas liberadoras. En la IIGM Varsovia se sublevó dos veces contra la barbarie nazi, y las dos fue masacrada. Estos ejemplos distantes más de dos mil años y ocurridos en dos modos de producción muy diferentes, el esclavista y el capitalista, tienen sin embargo un denominador común: la escasa organización previa.


La necesidad de la organización es tanto más perentoria y vital cuanto más importante es el objetivo a conquistar, cuanto más ansiosas y activas están las masas, y cuanto mayor y más cruel es la voluntad del opresor de seguir explotando. Sea la lucha que fuere, desde una pequeña asamblea de vecinos que bloquean una empresa que contamina el barrio, hasta una insurrección revolucionaria para derrocar a la burguesía, pasando por una huelga obrera, en todos los casos la organización debe existir con anterioridad, debatiendo los objetivos, la estrategia y la táctica, analizando las relaciones de fuerzas, discutiendo las tácticas y los medios necesarios y los no necesarios, haciendo propaganda y ampliando las alianzas, buscando además de recursos, también planes alternativos tras estudiar las posibles reacciones de los aliados, de los indecisos y sobre todo del poder al que se quiere vencer, sea el poder universitario, el municipal, el judicial, el empresaria, el patriarcal, el político y de forma decisiva el militar. La espontaneidad, la que fuere, tiene unos límites precisos que aparecen después de las primeras victorias, si las hay, cuando se empieza a ver que el poder es más fuerte de lo que se creía, tiene más defensas, tiene aliados dentro del bando luchador, puede sobornar y corromper. La lucha espontánea tiende a apagarse cuando la lucha de prolonga, el objetivo se aleja, la estrategia empieza a fallar, las tácticas propias ya no hacen daño al opresor; y cuando éste, responde con ataques inesperados y sorpresivos. Para evitar todo esto es imprescindible organizarse con anterioridad.


4.- Capacidad burguesa para pudrir las luchas:
Sobre la cuarta razón, hay que decir que si bien el exterminio sangriento, el terrorismo, es la última garantía de la civilización del capital, no es menos cierto que la burguesía experimentada prefiere antes desgastar, desorientar y desunir a las clases explotadas mediante una astuta maquinación en la que intervienen las concesiones puntuales, el préstamo del gobierno a la izquierda --nunca ceder el Estado y menos el ejército--, etc., a la vez que la represión selectiva del sector más radical y consciente. Las luchas ludditas de finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, tuvieron un nivel de organización interna bastante adecuado para las condiciones de su época, aunque al final fueron derrotadas no tanto por la represión, con sus asesinaros incluidos, sino sobre todo por las innovaciones realizadas por la burguesía. El luddismo destruía las máquinas de vapor que condenaban al paro y a la miseria a miles de familias trabajadoras, y hasta quemaba los talleres, obligando a muchos empresarios a trasladarse a otras regiones menos combativas para instalar sus negocios: un anuncio de las “deslocalizaciones” tan famosas ahora. Pero la burguesía británica aprendió que era mejor dirigir de forma imperceptible la radicalidad obrera y popular hacia la trampa institucional, parlamentaria, en la que el movimiento obrero podía conquistar reivindicaciones importantes pero nunca decisivas a la larga, y menos aún, irreconciliables con la propiedad burguesa, con su Estado de clase y con su ejército. Lo mismo aprendió la alemana cuando vio que la represión policial y judicial de finales del siglo XIX, y las leyes represivas posteriores, no detenían el fortalecimiento de la socialdemocracia.

La organización política formada por militantes teórica e históricamente preparados, es imprescindible para superar estos y otros peligros. No se superan con la justa ira espontánea, ni con el voluntarismo ignorante, al contrario, esto facilita la victoria burguesa. Cuanto más poder institucional logra la izquierda, concejales, alcaldes, diputados, senadores, ministros, consejeros en empresas y bancos privados, supervisores en instituciones y empresas públicas desde hospitales hasta universidades, etcétera, más riesgo existe de que termine cayendo en la trampa burguesa. Un dato extremadamente inquietante por cuanto irreversible, es que esa izquierda asuma pequeñas pero simbólicas tareas represivas cedidas transitoriamente por el poder que antes torturaba, encarcelaba y mataba a esa izquierda. Recordemos al PC italiano reprimiendo a la izquierda revolucionaria en los ’70 y 80. Otro dato es el surgimiento de pequeñas corruptelas económicas, políticas y éticas que irán creciendo como un pestilente cáncer, sobre todo en la medida en que nadie controle a los arribistas y chupópteros que se acercan a la izquierda victoriosa para enriquecerse y lavar su conciencia. Recordemos el miedo de los griegos a poder corruptor del “oro persa”, que pudría incluso a algunos famosos espartanos. La síntesis entre burocracia, reformismo y corrupción desintegra a las organizaciones, sobre todo cuando han renunciado públicamente a decisivas señas de identidad. Recordemos al PC español aceptando la monarquía instaurada por Franco. Contra esta fuerte tendencia objetiva tan confirmada por la historia, sólo se le puede oponer una eficaz y muy preparada organización militante.


5.- Tendencia a la burocratización de la izquierda:
Sobre la quinta razón, hay que decir que si bien está estrechamente relacionada con la razón anterior, la cuarta, también tiene operatividad propia. Una lucha revolucionaria puede burocratizarse aunque no gire al reformismo y no sea desintegrada en el sistema institucional dominante, pero sí es necesaria la burocracia para que triunfe el reformismo porque siempre, en mayor o menos grado, surge el debate interno sobre el reformismo entre las corriente a favor o en contra. La burocracia es imprescindible trampear o reprimir el debate a favor de las tesis reformistas. El marxismo fue consciente de la tendencia objetiva al burocratismo desde su mismo origen, y el transcurso de las luchas no hizo sino aumentar esa preocupación sobre todo desde que la socialdemocracia se convirtió en un enorme partido de masas. Sin embargo, Lenin tardó más tiempo que Rosa Luxemburgo, que Trotsky y que otro en percatarse del riego objetivo de burocratización. Pero una cosa es la tendencia objetiva, que no tiene por qué realizarse dependiendo de las medidas que se tomen y del tipo de organización que se desarrolle; y otra cosa es el determinismo absoluto consistente en la “ley de hierro” de la burocracia sostenido por Mitchell siguiendo las tesis de Mosca y Pareto, y por otro lado, las afirmaciones anarquistas que ven la paja en ojo ajeno pero no la viga en el propio.

La burocracia tiene raíces objetivas en toda sociedad en la que la división del trabajo intelectual y el físico está deliberadamente potenciada por la clase dominante. En toda sociedad en la que la obediencia, la sumisión y la credulidad en el poder son parte de la síntesis social, de la matriz social. La tendencia a la burocracia se refuerza cuando la vida política adquiere velocidad y complejidad, cuando no hay tiempo para consultar a las bases, etc.; en estos casos el sustitucionismo y el delegacionismo abren la puerta a la burocratización. En contra del tópico y de la creencia sin base histórica, son las grandes formaciones parlamentaristas y los pequeños grupúsculos dirigidos por un líder carismático, los que primero se burocratizan, mientras que las organizaciones militantes resisten bastante más. La causa radica en que están formadas por luchadores conscientes de sus derechos, de la necesidad del debate riguroso, del enorme riesgo para el futuro de las decisiones tomadas precipitadamente sin la mínima o con una insuficiente discusión, y de la diferencia insalvable entre credulidad y credibilidad. Crédulo es el idealista que tiene fe en lo indemostrable, en la promesa del dirigente que nunca puede ser criticado; la credibilidad consiste en dar un tiempo justo de confianza a las decisiones de la dirección asentadas en la experiencia, honradez y coherencia contrastadas a lo largo de los años y contrastables en todo momento mediante el debate democrático.

6.- Tendencia al corporativismo economicista del sindicalismo:
Sobre la sexta razón, hay que decir que surge de la propia esencia de la explotación capitalista y de los límites de la conciencia sindical que gira casi exclusivamente alrededor de las mejoras salariales y laborales, casi nunca sociopolíticas y menos aún revolucionarias. CC.OO. y UGT en el Estado español son un ejemplo incuestionable. Otros sindicatos no han caído tan bajo pero son realmente muy pocos los sindicatos luchadores precisamente durante la actual ofensiva salvaje del capital contra el trabajo, y menos lo que fusionan su acción laboral con otra sociopolítica orientada a la superación histórica de la dictadura del salario, como en debe ser. Fue Rosa Luxemburgo la que en 1906 hizo una de las más razonadas y radicales denuncias de la burocratización economicista del sindicalismo habido hasta ese momento. La conciencia economicista de la clase obrera surge de la invisibilidad de la explotación que sufre tanto por el fetichismo como por la creencia de que tiene los mismos derechos que el empresario, lo que le lleva a creer que con el simple aumento salarial y con mejoras laborales se pondrá a la altura del empresario, viviendo como él y teniendo el mismo o más poder. Pero como la explotación asalariada destroza la salud y reduce el tiempo libre hasta casi la nada, el obrero, minado ya por la división entre el trabajo intelectual y el físico, asume como normal que el sindicato sea dirigido por los especialistas, por los que saben de leyes y tienen sus despachos justo al lado de los del patrón, con el que almuerzan frecuentemente.

El sindicalismo sociopolítico necesita de militantes obreros teóricamente formados, que sepan que son esclavos asalariados de por vida, hasta que se mueran o hasta que acaben con la dictadura del salario. Pensar esto y conocer su lógica exige de una formación teórica y política que solamente puede obtenerse mediante una organización revolucionaria. Más aún, el militante obrero ha de tener una especial cualidad ética que le ayude a mantener su lucha. La esclavitud asalariada vuelve extremadamente dependientes y vulnerables a las personas al carecer de otro recurso vital que el salario. La burguesía conoce esa debilidad estructural y chantajea, soborna o atemoriza a los sindicalistas y obreros cuando les falta una ética revolucionaria. Pero si ya es difícil aprender la teoría y mantener una lucha sindical, todavía lo es más superar la ética burguesa sustituyéndola por la ética marxista. Sin una organización que facilite esa emancipación personal y colectiva es casi imposible lograrlo.

7.- Tendencia a estancamiento y retroceso de los movimientos populares y sociales:
Sobre la séptima razón, hay que decir que es todavía más aplastante que la anterior. A diferencia del sindicalismo, que está más o menos presente en la explotación asalariada porque ésta abarca toda la vida laboral, los movimientos sociales y populares son voluntarios, sufriendo altibajos y con una clara dinámica de sustitucionismo de las bases por la dirección sobre todo en los períodos de reflujo de las movilizaciones. Un ejemplo lo tenemos en el bluf de las ONGs, de los movimientos antiglobalización, de los Foros Sociales, y del bajón espectacular hasta casi su desaparición de los “nuevos movimientos sociales”, “contestatarios” y de “contra cultura” de los ’60 y todos los ’70. Le experiencia de los “verdes” es concluyente: absorbidos por el imperialismo alemán. Una de las causas es la propia fugacidad del “movimiento estudiantil” y “juvenil”, base frecuente de lo anterior, que estalla en determinados momentos pero que se agota por simple ley biológica y por las innovaciones represivas del Estado burgués.

La permanentización de núcleos revolucionarios en el interior de los movimientos es una de las tareas decisivas de la teoría de la organización tal cual la expuso Lenin a comienzos del siglo XX, que no hacía sino trasladar a las condiciones represivas zaristas lo que ya era una reflexión común en las izquierdas de otros países, aunque no tan sistematizada teóricamente. Lo básico de esta aportación sigue siendo más actual ahora que entonces por la multiplicación de los mecanismos burgueses de represión, desactivación y desintegración de los movimientos. La dialéctica entre espontaneidad y organización aparece aquí con todos sus matices enriquecedores, y con la advertencia clara de los dos riesgos mortales: la burocratización y el reformismo que crecen en los movimientos si no existen en su interior núcleos militantes y aún así el problema sigue existiendo.

8.- Efectos alienadores y disgregadores del capitalismo:
Sobre la octava razón, hay que decir que abarca a la totalidad de los puntos anteriores y nos lleva a un debate crucial del que hemos adelantado puntos concretos. Se trata del poder del capital para crear una sociedad sectorializada, dividida y pulverizada en micropartículas egoístas e individualistas totalmente aisladas entre ellas y sólo conectadas mediante los medios que el propio capital impone y determina, los suyos, que refuerzan esa multidivisión grupuscular. La realidad, que es una totalidad de contradicciones en lucha, aparenta desaparecer en un informe caos de egoísmos ferozmente individuales. La sociobiología, el genetismo y el darwinismo social refuerzan “científicamente” esta creencia. A lo sumo que se llega, es a aceptar que cada partícula, cada “ciudadano”, tiene exclusivamente “derechos individuales” que debe negociar y transaccionar individualmente con el “ciudadano patrón”, con el “ciudadano juez”, etc., siempre aceptando la máxima hobbesiana de que el hombre es un lobo para el hombre. Es cierto que los movimientos sociales, el sindicalismo y otros grupos mínimamente organizados luchan contra esta realidad pero insuficientemente por razones obvias.

De nuevo, la organización militante aparece como una necesidad imperiosa para mostrar que la realidad es más cruda y peor que la versión hobbesiana. El hombre no es un lobo para el hombre, sino un mercader, que es infinitamente peor: “homo hominis mercator”. El naturalismo inherente a la máxima “homo hominis lupus” no puede mostrar la brutal explotación del capitalismo. Aprender que el ser humano reduce a mercancía a otro ser humano, comprándolo, vendiéndolo y explotándolo, exige de la praxis revolucionaria, de la dialéctica entre la acción y el pensamiento en el interior de los conflictos y siempre en un marco organizativo. Solamente en el fragor cotidiano de la lucha contra la opresión puede el ser humano conocer la verdadera naturaleza del capitalismo. La intelectualidad académica gira tan rápidamente al reformismo o a la derecha, porque, entre otras cosas, siente horror a la militancia organizada. Otro tanto hay que decir de sectores estudiantiles que, siendo progresistas, creen que basta con estar al tanto de las últimas modas intelectuales. La organización leninista debe y puede aportar una praxis crítica totalizante de la inhumana mercantilización burguesa, aunque los meritorios esfuerzos individuales pueden llegar a disponer de una percepción bastante amplia del problema, si bien unilateral y tendente al individualismo sectario al no ser contrastada por la praxis crítica colectiva que sólo la garantiza una organización revolucionaria.

9.- Efectividad de la represión:
Sobre la novena razón, hay que decir que se parte de una teoría amplia de las violencias y de las represiones, no reduciéndolas a la acción judicial y policial, sino considerando la totalidad de mecanismos de intimidación, miedo y represión. La seguridad es una preocupación constante desde que existe la lucha contra la opresión. La insurrección de los esclavos cartagineses en varias ciudades itálicas en el -199 fue abortada y masacrada por la delación de dos esclavos. El campesinado chino se defendía mediante sectas secretas algunas de las cuales eran sólo de mujeres, de “monjas”. A mediados del siglo XVI las élites mayas supervivientes al terrorismo español se organizaron clandestinamente para transcribir en papel la cultura de su pueblo, el Popol Vuh, que estaba al borde de la extinción. La seguridad organizativa lo mantuvo a salvo hasta 1701. Blanqui tardó varios años en encontrar un efectivo sistema de seguridad para su organización. Marx y Engels siempre mantuvieron una “vida oculta” que garantizaba relaciones seguras con organizaciones perseguidas y con personas influyentes que habían militado en la revolución, y que les suministraban desde informaciones muy valiosas hasta pasaportes, documentos, dinero, etc., para ayudar a quien sufriese represión.

Pero la seguridad por la seguridad, sin un contenido político, no garantiza el desvío reformista. Durante la clandestinidad, la socialdemocracia alemana tenía la célebre y efectiva “Máscara de Acero”, que aseguraba el envío de propaganda, la celebración de los Congresos, etc., pero que no pudo evitar ni la burocratización ni el reformismo. Por el contrario, la dirección bolchevique sabía que su representante en la Duma zarista era un agente de la policía, aun así lo mantuvo vigilado porque, según Lenin, el efecto político de sus discursos era más beneficioso que las pocas delaciones que podía hacer. Obviamente, la seguridad es imprescindible en una dictadura y también bajo una democracia burguesa restringida y vigilada, pero su necesidad no desaparece en lo básico ni incluso en una democracia burguesa muy tolerante. En este caso debe adquirir tres formas básicas: una, seguridad financiera y de recursos porque una organización hipotecada con deudas es una organización atada políticamente; dos, seguridad en sus cargos de responsabilidad, fácil de comprender; y tres, seguridad en la rectitud ética y política de sus militantes, que sustenta a las dos anteriores. Se mire por donde se mire, la mejor forma de garantizar la seguridad es la organización revolucionaria, y no siempre ni automáticamente.

10.- Síntesis y confirmación histórica:
Y la décima razón, síntesis de todas las anteriores, vamos a exponerla presentando cuatro experiencias históricas. La primera trata sobre la necesidad del centralismo democrático, del que tal vez tengamos uno de los primeros ejemplos históricos en el relato que hace Jenofonte tras la asamblea de los 10.000 en la que analizan las consecuencias de haber perdido a los generales. Jenofonte explica que los nuevos mandos elegidos democráticamente han de ser más rectos y honrados que los anteriores, y que las tropas han de aplicar las decisiones tomadas después de haberlas debatido y decidido colectivamente con toda diligencia y eficacia, sabiendo que cuando surjan nuevos problemas deberán reunirse de nuevo para debatirlos, decidir y practicar lo decidido. Libertad plena de debate colectivo, garantizada por las medidas de seguridad adecuadas --los griegos no debatieron lo anterior bajo las flechas enemigas, sino en un lugar seguro y a prueba de oídos peligrosos--, y aplicación conscientemente asumida de las decisiones tomadas en el debate. Sin duda, este método, junto a otros, fue el que garantizó su victoriosa vuelta a la Hélade. No se ha inventado un método mejor, y, como veremos, las nuevas tecnologías de la información pueden mejorarlo pero nunca sustituirlo.

La segunda es la necesidad de una permanente lucha teórica, filosófica, política, etc., no sólo contra la ideología burguesa sino también contra sus servicios secretos dedicados a la lucha propagandística e ideológica. Los servicios secretos británicos, por poner un solo ejemplo, tenían una larga lista de “famosos escritores” en su nómina: Daniel Defoe era uno de ellos, además de periodistas y criminales del hampa que escribían textos falsos atribuidos luego a los irlandeses armados o a otras organizaciones. Los “fondos de reptiles” existieron en Roma y ahora mismo, en la CIA y en todo Estado burgués. Cuando tienen el apoyo del reformismo, el resultado de su trabajo puede ser demoledor. Un ejemplo de manipulación burguesa disfrazada de “progresismo” es el de los “batallones rojos” mexicanos formados por obreros que pelearon contra las masas campesinas revolucionarias entre 1910 y 1917. Fueron convencidos con argumentos falaces y eurocéntricos, no exentos de rechazo al “atraso campesino” y a los “salvajes indios”. Vencida la revolución, la burguesía desarmó los “batallones rojos”, incumplió las promesas que había hecho, redujo las libertades que todavía existían y aumentó la represión. Podemos imaginar con cierta plausibilidad que si hubiera existido una organización marxista sólidamente formada e implantada, no se hubiera cometido semejante error, o al menos hubiera sido mucho menor.
La tercera es la del mito de la omnipotencia de Internet, de las “redes sociales”, de las movilizaciones convocadas mediante teléfonos móviles, twitter, etc. Al igual que con otros avances tecnocientíficos, los árboles no deben ocultarnos el bosque, que es lo decisivo. El debate ya aparece en Marx cuando analiza los contradictorios efectos del telégrafo, que luego, junto al ferrocarril y el teléfono, fueron decisivos en las revoluciones mexicana y bolchevique. Internet ha facilitado la recuperación de las izquierdas mundiales desde finales del siglo XX, y el uso en red de la telefonía móvil es un arma que ha cosechado algunas victorias. Todo esto es cierto, pero existen tres preguntas que debemos responder: ¿cómo maximizar sus potencialidades?, ¿de quién son esos medios?, y ¿qué haremos cuando el capital nos los cierre? Cuando surgió la imprenta, el Vaticano y el resto de poderes se lanzaron a controlar su uso, estableciéndose una batalla que todavía se libra. La prensa diaria la inventó el cardenal Richelieu, y Napoleón cerró la mayoría de los periódicos para aumentar su poder. Sabemos que los Estados pueden cerrar Internet, bloquear la telefonía móvil, etc., cuando quieran, sumergiéndonos en el “silencio informativo”. ¿Qué hacer entonces? La respuesta pasa por el debate sobre la organización militante: es la práctica personal, el contacto cara a cara, la conversación y el debate en la práctica lo que maximiza el potencial de los nuevos medios, y el que confirma las relaciones establecidas electrónicamente. Sin la práctica en la calle, Internet degenera en el “ciberizquierdismo” sin realidad material. Es la lucha organizada la única que puede crear redes capaces de aguantar durante más tiempo las censuras y cierres, y la única capaz de pensar lo que hay que hacer bajo el “silencio informativo”, activando otros medios ya pensados con anterioridad.


Y la cuarta y definitiva es la confirmación histórica del argumento central: tarde o temprano se agudizarán las contradicciones sociales, volverán las luchas y la burguesía endurecerá su política. No es determinismo catastrofista, sino conocimiento de la evolución burguesa entre expansiones y crisis. Conforme se gesta, expande e intensifica la crisis, la necesidad de la organización revolucionaria se vuelve impostergable, pero la solución de este problema que puede llegar a ser decisivo, dependerá de cómo se haya actuado en los tediosos períodos de calma y “normalidad”, cuando algunos generalizan la idea errónea de que ha desaparecido la explotación o de que se ha suavizado tanto que ya no son necesarias “caducas teorías”. Si ningún colectivo ha mantenido vivo el embrión organizativo la burguesía apenas encontrará resistencias organizadas y menos aún programas revolucionarios que faciliten el salto del malestar social a la conciencia política dentro de un programa de transformación socialista. La derecha campará a sus anchas, sabedora de que tiene muchos recursos para impedir que la indignación de una minoría se transforme en rebelión de la mayoría. La derecha sabe por experiencia propia que uno de los peores peligros para su sistema es el crecimiento de organizaciones revolucionarias, las únicas que pueden actuar como mediaciones entre la indignación y la rebelión.

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LIBIA

La OTAN en Libia: Las masacres de "la democracia" imperial
Por Stella Calloni
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Los recientes bombardeos de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) a los puertos de Libia, hundiendo ocho barcos civiles han causado un desastre humanitario en ese país, víctima de la ilegalidad internacional y de uno de los más aceitados esquemas de desinformación y silencios informativos.
Esto sucede en el marco de una sucesión de invasiones coloniales que auguran otras tragedias en el mundo, si no se detiene este brutal avance expansivo de Estados Unidos y sus aliados.
Si algo faltara en el armado contrainsurgente de Washington y los “cruzados” del siglo XXI contra Libia, -que decidieron la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas(ONU)el pasado 17 de marzo sin analizar informes que negaban los supuestos bombardeos del gobierno libio contra civiles- ahora se agrega otra medida de dudosa legalidad como es la decisión del fiscal Luis Moreno Ocampo de la Corte Penal Internacional (CPI), ordenando la detención de Muammar Al Gaddafi, su hijo y otros, por presuntos crímenes de lesa humanidad.
Esta decisión está basada exclusivamente en informes de los llamados “rebeldes” de la OTAN en Benghazi, es decir de los invasores en ese país norafricano.
Según el propio Moreno Ocampo, esto lo hizo por solicitud de la ONU, con lo cuál queda en claro que la CPI está pasando a ser otro organismo al servicio de planes anexionistas, que han derivado en la invasión y ocupación colonial de países como Afganistán e Irak y como se intenta ahora en Libia.
El fiscal no tuvo ningún reparo de conciencia al anunciar la apresurada decisión de la CPI, en momentos en que la OTAN asesinaba en Trípoli el 29 de abril de 2011 a un hijo de Gaddafi, a tres de sus nietos menores de cuatro años y a centenares de ciudadanos de ese país, a lo que se agregan los heridos que abarrotan los hospitales que quedan en pie,
Y nada ha hecho ante el asesinato de 11 líderes religiosos y otros, entre ellos niños, víctimas de un bombardeo a un centro infantil. Esta actuación del fiscal de la CPI se confronta con la indiferencia del mismo ante las denuncias y pruebas que se acumulan desde hace años en casos como el régimen de Báhrein, (la dinastía monárquica Al Khalifa)entregadas por sacrificados organismos humanitarios sobre crímenes de lesa humanidad, ejecuciones extrajudiciales, torturas, desapariciones, lo que sigue sucediendo en estos momentos en ese país.
Tampoco actuó la CPI ante los bombardeos israelíes sobre el pueblo palestino de Gaza, encerrado en la mayor cárcel a cielo abierto del mundo, ni en El Líbano, ni ante la masacre cometida por tropas israelíes, en aguas internacionales cuando asaltaron una flotilla de barcos con pacifistas.
Y menos aún ante los crímenes de lesa humanidad, exhibidos por televisión cometidos en Afganistán o Irak, donde ya se calcula más de un millón de muertos a manos de las tropas extranjeras de ocupación. Los fiscales de la CPI no han visto Guantánamo, ni una larga lista de situaciones similares. Si la CPI se preocupara por los pueblos agredidos, algo habría hecho ante el bloqueo criminal de Estados Unidos contra el pueblo cubano, un sitio medioeval que dura más de medio siglo y que tanto daño ha causado.
Esta Corte -cuya creación dejó muchas dudas que parecen razonables a la luz de estos nuevos y otros recientes sucesos - parece decidida a tomar ahora resoluciones favorables a los impulsos guerreros y las necesidades del poder hegemónico.
En realidad todo se blanquea y ya nadie disfraza las intenciones verdaderas: la “exclusión aérea” resuelta por la ONU se transformó en bombardeos permanente de las fuerzas que iban a “pacificar” y a “proteger” a un pueblo, al que están matando, además de producir daños contra miles de edificios públicos, escuelas, hospitales, ministerios, radios, sedes televisivas y hoteles.
Saif al Arab Gaddafi, y sus pequeños hijos murieron junto a otra cantidad de víctimas, en un ataque aéreo lanzado por la OTAN en Trípoli, tratando de asesinar a Gaddafi quien estaba en el lugar con su esposa.
El bombardeo fue una doble provocación de la OTAN porque en esos momentos y una vez más Gaddafi llamaba a negociar un cese del fuego con la OTAN.
"Hasta este momento Libia está dispuesta a aceptar un cese del fuego, pero un cese del fuego no puede ser unilateral dijo Gaddafi por la TV estatal de su país y agregó “nadie puede obligarme a dejar mi país, y nadie me puede decir que no debo luchar por mi país", a la vez que exigió que un acuerdo de cese del fuego sea firmado por todas las partes involucradas en el conflicto.
Por supuesto que nadie de los que conforman el llamado Consejo Nacional de Transición (CNT), creado a instancia de los invasores y no como sostienen los medios hegemónicos, por “el pueblo rebelde”, aceptaría un alto al fuego y una negociación que salvaría muchas vidas, porque esta “guerra” es una cuestión de negocios, de geoestrategia y de asegurar el control de los recursos del mundo al precio de anular todas las soberanías y no otra cosa.
Estados Unidos y sus aliados europeos -que una vez más quedarán relegados si llega a concretarse la toma de Libia- no están allí para pacificar sino para invadir porque no se trata de una “misión humanitaria” sino de un nuevo asalto colonial y ocupación de un país.
El actual vicepresidente(porque hubo varios en un escaso tiempo) del Consejo Nacional de Transición (CNT), Abdelhafizh Ghoga dice ahora que “la gente en Libia no puede imaginarse ni aceptar un futuro en el que el régimen de Gaddafi esté presente", como si él representara la liberación y no la entrega del país.
Pero, en tanto, lo que arde por bombas a solicitud de estos “rebeldes” son casas donde viven familias. Como se sabe mediante las leyes libias -que nadie cita- cada libio tiene derecho a una casa y salud y educación gratuitas, entre otros que su constitución establecía,
Un ojo de la CPI ve crímenes de lesa humanidad en un lado, pero el otro se tapa -como lo hacen los piratas-cuando esos crímenes están documentados fehacientemente y sus responsables están amparados por el poder hegemónico.
Desde que el 31 de marzo pasado la OTAN, se puso al frente de los ataques, en una maniobra de Estados Unidos para apaciguar “los entusiasmos” franceses y británicos y advertir quien en realidad manda en estos asuntos, se han realizado más de cinco mil operaciones aéreas sobre el país, entre ellas más de dos mil bombardeos.
La ONU ampara bombardeos
El objetivo primario de acuerdo a la Resolución 1973 era “supervisar la zona de exclusión aérea”, mantener el embargo de armas y proteger a la población civil.
Ahora la población civil está desprotegida ante los bombardeos de la OTAN y ya no se trata de evitar los supuestos ataques de Gaddafi contra la población civil, sino de derrocar al gobierno, lisa y llanamente y de armar con dineros del Estado libio a los “rebeldes” que están bajo el amparo de los invasores.
Aprovechando el marco de las revueltas en Túnez, Egipto y otros países se armó el levantamiento ”popular” en Benghazi y otras ciudades, con aceitada mano externa, como lo reconoció el presidente de Estados Unidos Barack Obama el 30 de noviembre de 2010, en The New York Time, al admitir que desde hacía tiempo había mandado a comandos de la CIA a Libia para ponerse en contacto con los presuntos rebeldes y orientarlos y asesorarlos.
Cada vez se conocen más datos sobre el ingreso de mercenarios, a los que curiosamente algunos periodistas europeos definieron como “tribus” de las zonas fronterizas “en rebelión” contra Gaddafi, por motivos religiosos y “tribales”.
Las “tribus” en realidad fueron mercenarios muy bien armados (con armas que llegaron de manos del ejército de Egipto entre otros)los que se escurrieron por las fronteras porosas para crear el foco que se necesitaba para intervenir en Libia.
La voz de la razón para detener esta masacre no se escucha. Cada llamado al diálogo es respondido con bombardeos, como lo ha registrado la agencia Prensa Latina cuando describe (17-5 2011)los ataques contra “edificios residenciales” y oficinas gubernamentales que “sufrieron daños considerables” entre ellos un hotel que albergaba periodistas extranjeros.
Por supuesto que los invasores no aceptarán nada y ¿por qué habrían de hacerlo si ya estaban preparados con barcos, aviones, portaviones y demás desde mucho antes de que se hablara de “inquietudes” en Libia? .
Y en la oleada de bombardeos, como lo relata también PL se afectaron viviendas y mientras las casas “quedaban envueltas en llamas” sus habitantes huían por las calles.
En esos días la OTAN bombardeó también áreas periféricas como una planta petrolera en Ras Lanuf, respondiendo a un pedido de Gran Bretaña y de la “oposición armada” libia “para intensificar y ampliar sus ataques”.(PL)
¿Qué clase de rebeldes libertarios pedirían que se bombardeara a su pueblo y a su territorio?.
En sus esfuerzos negociadores Libia envió una delegación a Moscú a la vez que anunciaba una amnistía para “alzados arrepentidos y mercenarios” respaldado por un acuerdo del denominado “foro de notables” y ancianos de la Conferencia Nacional de Tribus Libias, en una reunión con representantes de más de 860 etnias. Estos llamaron a “hacer todo lo posible para lograr la paz, la unidad y el diálogo entre los libios a partir de un alto el fuego y una solución negociada al conflicto”.
La respuesta es la intensificación de los ataques.
El pasado de 21 de mayo el Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia Serguei Lavrov advirtió que la OTAN incumple el mandato de la ONU. Por su parte el portavoz oficial de la Cancillería, Alexander Lukashevich, señaló que pese a asegurar que en Libia se toman las decisiones correctas, la OTAN persiste en derrocar al gobierno de ese país, para lo cual nadie le dio mandato alguno”, a la par que se pronuncian por una salida negociada al conflicto en Libia (Prensa Latina).
Esta posición aparece como una respuesta definida a la propuesta de David Richards, jefe de las Fuerzas Armadas británicas quien se pronunció por aumentar “el rango de sus objetivos” para “acabar” con Kadhafi, como reportaron diversas agencias.
“Se puede o no tener simpatía por el primer Kadhafi o por el Kadhafi de los últimos años, pero definitivamente no se puede estar del lado de los ‘cruzados’ ni de la prepotencia de los fabricantes de bombas y los comerciantes de oleoductos. Estas gestas sólo producen muertes sobre muertes hasta que el planeta entero caiga en la lista negra”, advierte desde Italia el analista Gabriel Impaglione.

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