martes, 17 de abril de 2012

REPSOL – YPF: No debemos olvidar


ACERCA DE REPSOL – YPF

Que Argentina recupere al menos la mayoría del paquete accionario de YPF y que además las provincias productoras sean partícipes accionarias, es música para mis oídos. Es como  pensar que reviven el pensamiento y  las acciones de Mosconi.
Pero… y siempre hay un pero,  debemos ubicar esta decisión gubernamental en el contexto histórico en que YPF fue privatizada primero y vaciada después.
Fue privatizada  como una de las grandes soluciones que ofrecía el gobierno de Menem ante la “incapacidad del Estado Argentino” para gerenciar nuestras grandes empresas.

Esa privatización fue aprobada con el voto de la inmensa mayoría del justicialismo de la época y de la denominada derecha.  Y contó con el aplauso del entonces Gobernador Kirchner. La entonces diputada provincial Cristina Fernández de Kirchner presentó  un proyecto aprobado de inmediato, para que los legisladores nacionales de Santa Cruz  votaran a favor de esa privatización.  Apasionados argumentos usaron tanto Néstor Kirchner como su esposa para favorecer la venta de YPF.
Una vez lograda esa privatización,  el entonces ministro Cavallo le pagó a Santa Cruz una suma superior a los 500 millones de dólares por regalías mal pagadas anteriormente. Son los dólares que se depositaron en banca extranjera y de la que hasta ahora no se ha presentado prueba escrita cierta y fidedigna de su paradero, ni el de sus intereses. Sólo palabras.
¿Cómo siguió la cuestión? Repsol – YPF se cansó de sacar petróleo argentino a bajo costo en boca de pozo para venderlo al elevado precio internacional y con la aprobación de Kirchner se giraron miles de millones en dólares de ganancias al extranjero, mientras esa misma empresa invertía poco y nada en exploración, en infraestructura específica, etc. Y todo con la  permanente aquiescencia  del gobierno.
De tal manera, Argentina se quedó casi sin petróleo y gas, sin los dólares de su explotación y venta y casi sin nuevas reservas de estos combustibles fósiles.
El gobierno kirchnerista siguió aplaudiendo a Repsol- YPF hasta hace muy pocos meses.  Era ésta  era un  modelo de empresa, el inefable Guillermo Moreno, llegó a decir  “ lloverá gasoil en el país”.
Muchos gobernantes y funcionarios  no terminan de entender que no todos los argentinos somos desmemoriados y que hemos aprendido a ejercer el juicio crítico y a no tragarnos los buzones que venden los propagandistas.
No debemos olvidar tampoco la alegría del gobierno kirchnerista cuando los  Eskenazy (una de sus familias preferidas para los negocios) compraron acciones de Repsol-YPF, lo que fue anunciado como argentinización. Hoy, también esta familia  parece haber caído  en desgracia. Habrá que estar atentos al destino que tendrán finalmente estas acciones familiares.
Desde Menem para acá,  ningún  gobierno ejerció su ineludible responsabilidad de cuidar el patrimonio energético nacional.  Mucho orgullo por los índices de crecimiento, pero nunca una política de estado coherente, permanente para cuidar  una de las bases de ese crecimiento como lo es el contar con la suficiente energía para sostenerlo.
Tras aplaudir la privatización, de tolerar sin capacidad ni de crítica ni de reacción el desmadre extractivo de nuestra riqueza y callar ante el giro de las ganancias al exterior y cuando esta empresa está como vaciada, aparece un lejano recuerdo de consignas nacionales y populares y de un plumazo, expropiación e intervención.
Tras casi nueve años de gobernar, ¿recién ahora el kirchnerismo se da cuenta de “la soberanía hidrocarburífera de la República Argentina”? ¿En qué pensaba antes?
Pocos recuerdan ahora la creación de la empresa  ENARSA en el 2004 por el Presidente Kirchner, para intervenir en la exploración y explotación de gas y petróleo. Mucho dinero argentino se puso en esa empresa sin saberse bien para qué, porque muy poco hizo en esas tareas: Sí que intervino en contratos y gestiones comerciales. Poco y nada participó en la producción energética, pero sigue recibiendo fuertes presupuestos. Muy parecido a lo ocurrido con la empresa LAFSA, una línea aérea que contó con cientos de millones, con pilotos, azafatas, pero no aviones y que por lo tanto nunca voló. Negocios, que le dicen.
Hay que ver también los escenarios internacionales. Cuando Menem privatizó la onda mundial era ésa, por lo que fue  felicitado y aplaudido internacionalmente.
Hoy, cuando la tremenda crisis económica mundial fruto de la irresponsabilidad del capitalismo enceguecido por la ganancia fácil, obliga a EEUU y a Europa (especialmente) a estrechar filas para salvarse  y protegerse,  se toma esta medida;  que si bien se inscribe “prima facies” en  nuestros sentimientos patrios, no puede ni debe ser objeto de  improvisaciones, contradicciones y ejecutada por quienes han demostrado falta de idoneidad  en la cuestión energética.
Y ahora, la presidenta que aplaudió la privatización menemista;  el gobierno que no supo controlar el flujo de ganancias  al extranjero;  el  ministro De Vido que felicitaba a la empresa al tiempo que era incapaz (o quizás algo peor) de advertir el vaciamiento que sufría persistentemente Repsol- YPF, son quienes nos dicen que recobramos la soberanía petrolera y que ellos la administrarán de acuerdo a los intereses nacionales.
En este mundo actual en que se han  globalizado los negocios turbios es muy difícil imaginarse qué pasará con esta acción, con el impacto internacional, con los negocios de los que entran a la empresa con  estribillos y consignas más que con antecedentes de capacidad, idoneidad y hasta de honestidad para tamaño trabajo.
En este tema nunca, ni con este gobierno ni con los anteriores, ha habido una Política de Estado, pero nunca como antes la política que se aplica es tan contradictoria, tan improvisada y tan sospechada.  Es una de las más grandes cortinas de humo en nuestra política nacional.
¿Por qué será que las grandes banderas del pensamiento nacional y popular caen en manos de quienes no están a la altura de ellas?
Esa música que me entusiasmó inicialmente, está ejecutada por músicos que tocan de oído  por lo que suena muy  desafinada.
SAN LUIS. Abril 16 de 2012.

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