25-11-2012 |
En Paraguay acusan a Monsanto de abuso con patente
No se puede confiar ni en los amigos
Hasta hace un tiempo las cosas estaban claras. La multinacional Monsanto era considerada por la izquierda y las organizaciones campesinas como una plaga ecológica. Sus semillas genéticamente modificadas creaban una gravosa dependencia tecnológica, condenaban a la desaparición a las variedades nativas y podrían ser dañinas para la salud. En cambio, la derecha y los productores sojeros endiosaban a la empresa y minimizaban estas críticas.
Un día las cosas cambiaron. Me desconcierta leer que los exportadores de soja hayan iniciado una furiosa rebelión contra la Monsanto, acusándola de abusiva.
Resulta que la soja que fabrica Monsanto está modificada de modo a resistir a un poderoso herbicida -el glifosato fabricado por la propia empresa-, que arrasa con todas las demás plantas. Pero todos quienes usen esta soja tienen que pagar royalties por los derechos de autor y comprar año a año las mismas semillas. Semillas que, además, infiltran plantaciones vecinas. Y aquí radica el gran negocio de la Monsanto. Las regalías a pagar son de 4,4 dólares por tonelada de soja. Con una producción de ocho millones de toneladas por zafra, son unos 35 millones de dólares. Por el cobro de royalties en el producto final, Monsanto gana diez veces más de lo que obtiene con la venta de semillas.
Los sojeros descubrieron ahora es que la patente feneció hace dos años y, por lo tanto, ya no hay nada que pagarle a la empresa. Al contrario, es ella la que debe devolver un montón de dinero cobrado indebidamente. El antecedente inmediato es un histórico juicio en el Brasil, en el que un grupo de productores de Río Grande do Sul logró que Monsanto devuelva pagos efectuados a la empresa durante los últimos años. Hablamos de miles de millones de dólares.
La Justicia brasileña dictaminó que la tasa cobrada era ilegal e injusta, y que las patentes de la semilla de soja "Roundup Ready" ya habían expirado. Nada más natural, pues, que los sojeros paraguayos imiten el camino y los argumentos de sus colegas brasileños. Más de un centenar de productores han anunciado que en esta zafra ya no pagarán a la Monsanto y que recurrirían a las instancias judiciales. No todos están de acuerdo en esto, pues hay una compleja trama de intereses y privilegios que gremios y cooperativas tienen en la cadena de agroexportación. Pero queda claro que la Monsanto ya no puede confiar en nadie. Hasta los sojeros la atacan.
Supongo que la multinacional hubiera preferido enfrentar a los de siempre. Al fin y al cabo, con los campesinos no había arreglo, eran enemigos ideológicos. Pero estos traidores de ahora costarán más caro. Tienen bufetes de abogados e influencias en las cámaras, en los despachos judiciales, en las redacciones.
¿Terminará Monsanto añorando los viejos buenos tiempos, en que solo era atacada por los campesinos y sus rotosos amigos?
Fuente: http://blogs.ultimahora.com/post/6510/50/no-se-puede-confiar-ni-en-los-amigos.html
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AMÉRICA DEL SUR | 25.11.2012 | 10:51CACAO SOSTENIBLE
El otro oro negro del Yasuní, chocolate
Madrid, 25 nov (EFEverde).- La más reciente extracción del parque ecuatoriano Yasuní, Reserva de la Biosfera de la UNESCO y donde yace una importante reserva de hidrocarburos, no ha sido petróleo, sino otro oro negro que se abre a un exigente mercado internacional, el chocolate con denominación de origen.

GRA021. MADRID, 25/11/2012.- La más reciente extracción del parque ecuatoriano Yasuní, Reserva de la Biosfera de la Unesco y donde yace una importante reserva de hidrocarburos, no ha sido petróleo, sino otro oro negro que se abre a un exigente mercado internacional, el chocolate con denominación de origen. Con cacao de este parque amazónico que el gobierno se ha propuesto proteger con la colaboración de la comunidad internacional se elabora ya el "ecokao", chocolate del Yasuní, de cultivo totalmente orgánico. Hasta 400 agricultores se han capacitado durante los últimos tres años para alcanzar un producto "ecosostenible" que se elabora totalmente en la zona protegida siguiendo las buenas prácticas marcadas por la Fundación Conservación y Desarrollo, una organización no gubernamental ecuatoriana que promueve "el uso racional de los recursos naturales con conciencia pública". EFE
Con cacao de este parque amazónico que el gobierno del presidente Rafael Correa se ha propuesto proteger con la colaboración de la comunidad internacional se elabora ya el "ecokao", chocolate del Yasuní, de cultivo totalmente orgánico .
La decisión de no extraer el crudo del Yasuní, el 20 por ciento de las reservas del país, se complementa con el desarrollo de iniciativas sostenibles, "que no alteran ni adulteran" la zona ni la organización de los grupos étnicos que lo habitan, explicó a EFEverde Yvonne Baki, coordinadora del proyecto para financiar la conservación del parque, durante su reciente gira por Europa.
En la producción de este chocolate amargo y seco con 60 por ciento de cacao criollo tipo "Nacional", una variedad endémica de Ecuador, con fino aroma frutal y floral, participan seis comunidades de la etnia indígena kichwa, asentada en las orillas del río Napo, afluente directo del Amazonas.
Hasta 400 agricultores se han capacitado durante los últimos tres años para alcanzar un producto "ecosostenible" que se elabora totalmente en la zona protegida siguiendo las buenas prácticas marcadas por la Fundación Conservación y Desarrollo, una organización no gubernamental ecuatoriana que promueve "el uso racional de los recursos naturales con conciencia pública".
"El bienestar de las sociedades y los ecosistemas está entrelazado y dependen del desarrollo saludable, socialmente equitativo y económicamente viable", defiende el proyecto, que contempla la recuperación y reproducción de materiales genéticos locales, como el cacao amazónico.
El cultivo de cacao, explica la Fundación (www.ccd.ec), se consolidó en las "chacras" o parcelas tradicionales, con sistemas de sombra, pero con técnicas agroforestales mas eficientes.
Según datos de la Fundación, aproximadamente el 70 por ciento del cacao de todo el mundo es producido por pequeños agricultores, en fincas de menos de dos hectáreas de tierra, que siguen siendo hábitat para la vida salvaje.
La producción tradicional de cacao con árboles forestales "es una de las pocas actividades agrarias que es ecológicamente amigable y económicamente viable, provee ingresos, manteniendo tradiciones familiares y respetando el entorno", sostienen.
Conservación y Desarrollo, que desde 1997 trabaja con productores de cacao en todo el país, subraya que las fincas de cacao de sombra "son el último refugio para biodiversidad, sirven de casa al 43 por ciento de la fauna de la región y al 25 por ciento de los pájaros".
Biólogos de la Fundación enseñan ecología básica y conservación a los agricultores y sus familias y promueven el mensaje de que "la producción agrícola y la protección del medio ambiente no son metas opuestas".
La organización ha conseguido además identificar y resolver los principales problemas en la producción de cacao en zonas rurales de trópico húmedo, como el exigente secado de las semillas, del que depende su precio de exportación.
El cacao húmedo tiene una penalidad del 30 por ciento o más que el precio oficial del cacao seco y además el productor tiene que pagar por el peso adicional del agua que va en el producto.
Ante el secado al sol, que no siempre es constante, o con plantas de diesel, que contaminan el producto, Conservación y Desarrollo dio con una tercera alternativa, el plástico térmico utilizado en las plantaciones de flores de altura.
En el folleto para su instalación, encontraron, como advertencia, que "no es para uso en áreas ecuatoriales porque cualquier cosa puesta debajo de este plástico se secará rápido".
Según ellos mismos relatan, hicieron una prueba con un par de metros y construyeron una carpa simple que descubrieron como el mejor y mas fácil método de secar el cacao. En la selva amazónica, ahora, se puede secar cacao hasta cuando llueve.
EFEverde
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