lunes, 25 de febrero de 2013

(*)ENFITEUSIS Y (**)TRANSGÉNICOS
(*)NEGOCIOS Y CORRUPCIÓN POR LA POSESIÓN DE TIERRAS PUBLICAS FISCALES ARGENTINAS.
(**)NEGOCIOS Y CORRUPCIÓN POR LA POSESIÓN DEL MERCADO MUNDIAL DE ALIMENTOS.

La obtención de tierras mediante Enfiteusis no significó integración patrimonial permanente, sino dañinas conductas especulativas que perduran.
La Revolución de Mayo estaba comandada por la burguesía que demandaba libertad de comercio. El dominio de la tierra tenía que ser el eje de la agrupación.
Para ello, los aspirantes a terratenientes debían apropiarse de tierras y ganado de los indios, para ello obligaron a las tropas nacionales, y al Estado mismo, servir a esas necesidades. Debían disolver los Cabildos y colocar en su lugar a jueces de paz iletrados que les respondieran incondicionalmente.
¿Qué es Enfiteusis?: es la "cesión perpetua del dominio útil de las tierras mediante el pago anual de un canon que deberá ser pagado al que hace la cesión, el Estado, que conserva el dominio directo".
Quienes reclamaban ser beneficiados no eran pobres campesinos, sino la incipiente oligarquía que pretendía (y logró) el usufructo de grandes extensiones de tierras públicas nacionales a muy bajo costo.
Una vez obtenido el dominio-usufructo, en vez de explotar la tierra, la subarrendaron. De esta manera, al tener que pagar al Gobierno cánones muy bajos y cobrar alquileres altos, fueron conformando sus fortunas. Peor aún, muy pocos Enfiteutas pagaron el canon.
 Posteriormente, se iniciaría el fenómeno de “ventas masivas de estas tierras.
Resultado de estas adjudicaciones absolutamente discrecionales:
·       Poco más tarde (Sarmiento testimoniaba): 825 personas poseían 13.312.000
·    Año 1852, 782 personas poseían 16.470.000 hectáreas . De éstos, solo 200 (28%) eran propietarios que concentraban el 60% de las estancias con más de 10 leguas cuadradas (50 km2).

Los repartos y prebendas extraeconómicas fueron el rasgo más saliente. Posesión y propiedad se convirtieron en actos de fuerza y corrupción, sin inversión de capitales.
Como efecto social, indio y gaucho se trasformaron en mediero, aparcero o peón del estanciero. El propio arrendatario debió trabajar gratis porque ya el estanciero era quien dominaba la jefatura política, el juzgado de paz, la comisaría y la comandancia de campaña…, hasta el GRITO DE ALCORTA.
A medida que la oligarquía necesitaba concentrar más tierras, procedía a liquidar mas indígenas. 

El arrendamiento se constituyó en la forma básica de explotación agrícola.

Queda claro que en el proceso de transferencia de tierras públicas fiscales la responsabilidad del Estado es insoslayable.

Para lograr sus fines de exterminio y apropiación recurrieron al uso de tropas nacionales y al recurso de unir las necesidades de los auténticos chacareros con la de los rentistas y pooles exportadores.

Ayer, como hoy, los rentistas y pooles sojeros no consumen servicios, ni productos, ni mano de obra local dejando así a la provincia de Santiago del Estero (como otras) fuera del negocio.
El actual modelo de producción rompió el equilibrio entre el capitalismo agrario y la tierra, favoreciendo la instalación del capital financiero (Pooles de Siembra) como dinamizador de la producción agropecuaria.
Nuevamente la mayoría de los propietarios de tierra han dejado en manos de terceros (algunos transnacionales) la explotación de sus campos y se han convertido en simples rentistas agrarios sin riego.
Vemos con resignada paciencia que televisión, radio y prensa escrita no difunden esta realidad, ni tienen tiempo para la historia que tan bien nos describe. Se interesa en muertos en las rutas, heridos en canchas de fútbol y maquillados en la protesta rural, pero nunca se detiene en la cotidiana y lacerante realidad de la contaminación ambiental y exterminio de poblaciones rurales por agrotóxicos.

Hoy:
·       El 80% de los dueños de las tierras está en manos de "pequeños y medianos productores" que poseen solo el 20% del total de la tierra Nacional.
·       20.000.000 Hás se encuentran concentradas en 200 empresas exportadoras de soya.
·       500 obreros son desplazados por cada unidad de máquina.
·   300.000 exproductores han sido expulsados de zonas rurales hacia urbes argentinas.


                                                       por Victor Krieger Fabbroni

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