EL DESAFIO DE FRANCISCO: transgénicos

Horacio Brignone

Hace 13 horas · 

• EL DESAFIO DE FRANCISCO
  En 2009 la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano (la misma que siglos ha había condenado a Galileo por negar el geocentrismo) dió su visto bueno a los cultivos transgénicos por falta de pruebas en contra (en abierta violación al universal principio precautorio) pero especialmente -dijeron- por su utilidad para mitigar el hambre en el mundo. 40 "científicos" se reunieron para "debatir" en secreto, varios de ellos con fuertes vínculos con empresas como MONSANTO (Peter Raven, por caso, un connotado "ambientalista" de Mossouri).
  Aunque es suficiente la evidencia del incremento de hambrientos a la par del aumento de la agricultura industrial transgénica (básicamente resistentes a herbicidas), podemos agregar algunos datos que desmienten la pretendida utilidad de estos emprendimientos económicos.
  
  ¿Cuanto rinde una Hectárea (ha) de soja transgenica/año? 3,5 a 4 toneladas (tm) año; maiz transgenico: 8 tm por ha; trigo, 4 tm por ha..
  Pero una ha de hortaliza produce 40 a 70 tm/año; citrus: 30 tm por ha; frutilla: 30 a 50 tm por ha; uva: hasta 80 tm por ha; kiwi: 30 tm por ha. y así por el estilo con otros alimentos.
  ¿Puestos de trabajo? Agricultura industrial: 1 operario cada 500 ha, que demanda un mes de trabajo/año. Producción de alimento: incontables puestos de trabajo todo el año.
  La agricultura industrial transgénica es muy demandante de nutrientes y micronutrientes, que son reemplazados en parte por fertilizantes químicos (nitrógeno para el follaje y en algunos casos fósforo y otros pocos, pero el balance es claramente negativo porque ninguno puede reemplazar el barbecho natural que sí puede producirse con el cultivo de alimentos) todo lo cual tampoco es considerado en el balance económico.
  Primera conclusión: los transgénicos sirven para producir dinero (para pocos) pero no alimento.
  Segunda: generan desocupación.
  Tercera: degradan el suelo y disminuyen la fertilidad.
  Cuarta: demandan el uso creciente de agroquímicos (producidos por las mismas que fabrican las semillas transgénicas): desde 1995 a 2013 de 30 millones de lts/kg pasamos a más de 400 millones de hoy (incremento de más de mil por ciento -fuente CASAFE- que se suma al aumento de la toxicidad por la aparición de "resistencias")
  Resta considerar el dudoso balance económico para el pais (si se tomaran en cuenta todas las externalidades negativas, algunas de las cuales hemos expuesto -Miguel Teubal, UBA, G.Germani) el patentamiento de "saberes" (naturaleza) y no de "procedimientos" (inventos) propiciado por la OMC y EEUU especialmente desde los 90 y la ronda Uruguay del Gatt, que habilita el hurto de saberes milenarios para ser comercializados por unas pocas multinacionales -las mismas- generando una creciente dependencia y consecuente pérdida de soberanía, deforestación, compactación e impermeabilización de suelos que facilitan las inundaciones tal lo sucedido en Santa Fe hace pocos meses, el aumento de enfermedades, varias de ellas potencialmente mortales, entre otras calamidades.
  Transgénicos, en suma, peligrosos e inútiles (por lo menos).
  Este panorama reclama medidas urgentes, tanto como el fin del abuso de menores y la muerte por hambre. Podremos ver ahora si la proclamada preocupación por el medio ambiente, los pobres y los hambrientos es más que una postura obvia y, siguiendo los pasos de Venezuela, Cuba, Bolivia o Ecuador cuyos gobiernos, aun con fuertes presiones en los mismos movimientos que integran, tienen prohibido el uso de transgénicos, decide reclamar la propiedad de la naturaleza para la divina creación, bien lejos de las aspiraciones de los patentadores seriales.