Según un informe reciente publicado en el suplemento de economía del
diario Página 12, entre los 50 productos más importados en el 2012 aquellos
directamente relacionados al sector agrícola tienen una importante
participación, principalmente en lo que respecta a agroquímicos. En este
sentido que el concepto “Fertilizantes” ocupa en la tabla el puesto 21, con 290
millones de dólares, posteriormente encontramos “Glifosato” en el puesto 25 con
222 millones, luego en el lugar 43
repite “Fertilizantes” 145 mill., en el 44 “Agroquímicos” con 136 mill, y en el
47 “Herbicidas” con 130 millones. Si agrupamos todos ellos en su concepto
general –que podría se “Agroquímicos”- ascendería al puesto CUATRO, con un
monto total de 923 millones de dólares. Estos números demuestran que el modelo
de producción agrícola industrial demanda un enorme gasto en insumos producidos
en el exterior.
La importación de estos insumos no sólo incide desfavorablemente
en la balanza comercial, sino que estos agrotóxicos contaminan y degradan el
ambiente, el agua superficial y subterránea, el suelo; se incorporan a nuestro
organismo a través de los alimentos, cuando no, por fumigación directa, como
sucede en muchas de nuestras escuelas rurales y pueblos fumigados. Si atendemos
la numerosa evidencia científica y los ejemplos concretos que se presentan, nos
daremos cuenta del daño a la salud y el ambiente que provocan los insumos de la
agricultura industrial que importamos. Así en 2012 gastamos casi mil millones
de dólares en productos que degradan la vida y la salud.
Otro dato que nos parece importante destacar del informe de P12 es
que entre los productos que mas importamos, no vemos NINGUNO que tenga directa
relación con la satisfacción de nuestras necesidades básicas de alimentación -tampoco
de salud o vivienda- de donde podemos inferir que alcanzar nuestra SOBERANÍA
ALIMENTARIA –es decir la posibilidad de decidir y establecer las condiciones
ambientales, económicas, sociales y culturales apropiadas para que todos
tengamos acceso a alimentos sanos y nutritivos- es algo que solo depende de la
voluntad política de nuestros gobernantes.
La campaña Paren de Fumigar
las Escuelas, además de atender puntualmente las fumigaciones que sufren
las escuelas rurales de nuestro departamento, pretende también aportar
elementos que abran el debate sobre el modelo de producción agrícola actual,
que nos está devastando a todos de manera voraz.
Fuente: Suplemento Cash. Página 12.
03/02/2013
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