miércoles, 14 de agosto de 2013

Cambio climático: 2020 será demasiado tarde

Foto: Cambio climático: 2020 será demasiado tarde-Gerardo Honty
 ALAI AMLATINA, 13/08/2013.- La Agencia 
Internacional de la Energía (AIE) publicó un 
reporte especial sobre el futuro del clima y las 
negociaciones internacionales con un llamado de 
atención urgido a los gobiernos: el año 2020 será 
demasiado tarde para tomar decisiones(1). A juicio 
de la agencia algunas medidas deben ser adoptadas 
antes de esa fecha si se quiere “mantener vivo el 
objetivo de 2° C” y el sector energía debe reducir 
sus emisiones a partir de ahora a una tasa de 5% 
anual.
 
Evitar el cambio climático peligroso implica 
mantener un nivel de concentración de gases de 
efecto invernadero por debajo de las 450 ppm que 
asegure un aumento de la temperatura media del 
planeta no superior a los 2° C. Esta es la meta 
que se trazó la Convención de Cambio climático en 
2009.
 
La última ronda de negociaciones de la Convención 
de Cambio Climático (Doha, diciembre de 2012) 
estableció una nueva hoja de ruta –Doha Climate 
Gateway- estableciendo el año 2015 como fecha 
límite para alcanzar una serie de acuerdos que 
entrarán en vigor en el año 2020. Pero lo que 
viene a alertar este informe es que esa es una 
fecha demasiado retrasada para asegurar el 
mantenimiento de la estabilidad climática en 
virtud de las emisiones que se habrán acumulado 
hasta entonces.
 
El sector energía es responsable por el 80% de las 
emisiones globales y se espera que para el año 
2020 estas alcancen un nivel de 4 gigatoneladas de 
dióxido de carbono equivalente (GtCO2e) por encima 
de la trayectoria consistente con el objetivo de 
los 2° C. Para lograr esta meta es necesario que 
las emisiones alcancen su “pico” en 2020 y luego 
comiencen a declinar vigorosamente. Con las 
emisiones creciendo constantemente y un acuerdo 
que recién comience a implementarse en esa fecha, 
esto resultará imposible.
 
Las medidas
 
En virtud de ello la agencia propone 4 medidas 
urgentes a ser aplicadas con el fin de “comprar un 
tiempo precioso mientras las negociaciones 
continúan”. La primera de ellas es la adopción de 
medidas específicas de eficiencia energética, lo 
cual podría aportar la mitad de las reducciones 
necesarias. Una segunda propuesta es limitar la 
construcción y uso de las plantas de generación de 
electricidad a carbón (21% de las reducciones). La 
tercera medida es minimizar la fuga de metano 
proveniente de las actividades de explotación 
gasífera y petrolera (18% de las reducciones). Y 
finalmente, acelerar el desmantelamiento de los 
subsidios al consumo de combustibles fósiles que 
en 2011 alcanzaron 523 mil millones de dólares.
 
El documento recuerda que para tener un 50% de 
posibilidades de no sobrepasar el objetivo de los 
2° C, el total de emisiones posible hasta durante 
la primera mitad de este siglo es de 1440 GtCO2e. 
De este “presupuesto de carbono” 420 Gt ya han 
sido emitidas entre 2000 y 2011 y otras 136 Gt 
serán emitidas de sectores no energéticos 
(agricultura, deforestación, etc.) hasta 2050. 
Esto deja un máximo posible de emisiones de 884 Gt 
del sector energía para esa fecha, para lo cual es 
necesaria una reducción de las emisiones del 
sector a una tasa de 5% anual.
 
El gas natural en cuestión
 
El gas natural ha aparecido en los últimos años 
como un sustituto menos contaminante del carbón lo 
que ha llevado a un desarrollo importante de su 
exploración y explotación, particularmente en el 
llamado gas “no convencional” (“shale” y “tight” 
gas).
 
El gas natural es alentado por presentar menores 
emisiones de carbono por unidad de energía 
consumida. Sin embargo esta misma condición hace 
que en términos absolutos las emisiones aumenten 
(una especie de “paradoja de Jevons” climática). 
En 2012 las emisiones globales del CO2 del sector 
energía aumentaron en 400 Mt respecto al año 2011 
(1,4%). Este aumento responde al incremento del 
uso del gas natural (2,7%), petróleo (1,1%) y 
carbón (0,6%). Si se analiza la responsabilidad de 
cada uno de estos fósiles en el aumento global de 
emisiones energéticas vemos que un 44% corresponde 
al gas natural, 44% al carbón y 12% al petróleo.
 
Las termoeléctricas de ciclo combinado a gas, 
producen la mitad de las emisiones por kWh que 
aquellas a base de carbón. Pero parte de esta 
ganancia se pierde por las emisiones furtivas de 
metano derivados de la producción y distribución 
de gas natural. Solo un tercio de las reducciones 
necesarias pueden lograrse por el cambio de carbón 
a gas en el sector eléctrico lo que está indicando 
que el cambio del combustible no es la opción más 
apropiada.
 
El sentido de la urgencia
 
Estas medidas que la AIE propone son las que 
encuentra económicamente viables en el contexto 
actual. No significa ninguna amenaza para el 
crecimiento económico ni alentará una recesión 
planetaria. No son medidas de fondo, son 
paliativas. Pero más allá de que sus propuestas 
sean las más apropiadas o no, lo que debe llamar 
la atención es su mensaje central: no se puede 
esperar por las negociaciones de la Convención de 
Cambio Climático. Estas llegarán muy tarde.
 
Los gobiernos de cada uno de los países del mundo, 
pero sobre todo aquellos que presentan matrices 
energéticas más contaminantes, deberían tomarse un 
poco en serio la advertencia y no posponer 
decisiones a la espera del 2020. Para ese 
entonces, las medidas a tomar serán mucho más 
costosas y quizá el cambio climático ya sea una 
realidad irreversible.
 
1) Redrawing the energy-climate map. World Energy 
Outlook Special Report. OECD/IEA, 2013
 
- Gerardo Honty es analista en energía y cambio 
climático del CLAES (Centro Latino Americano de 
Ecología Social)
 
URL de este artículo: http://alainet.org/active/66404
 
 
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ALAI, América Latina en Movimiento - 2013-08-13
Cambio climático: 2020 será demasiado tarde
Gerardo Honty

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) publicó un reporte especial sobre el futuro del clima y las negociaciones internacionales con un llamado de atención urgido a los gobiernos: el año 2020 será demasiado tarde para tomar decisiones[i]. A juicio de la agencia algunas medidas deben ser adoptadas antes de esa fecha si se quiere “mantener vivo el objetivo de 2° C” y el sector energía debe reducir sus emisiones a partir de ahora a una tasa de 5% anual.

Evitar el cambio climático peligroso implica mantener un nivel de concentración de gases de efecto invernadero por debajo de las 450 ppm que asegure un aumento de la temperatura media del planeta no superior a los 2° C. Esta es la meta que se trazó la Convención de Cambio climático en 2009.
La última ronda de negociaciones de la Convención de Cambio Climático (Doha, diciembre de 2012) estableció una nueva hoja de ruta –Doha Climate Gateway- estableciendo el año 2015 como fecha límite para alcanzar una serie de acuerdos que entrarán en vigor en el año 2020. Pero lo que viene a alertar este informe es que esa es una fecha demasiado retrasada para asegurar el mantenimiento de la estabilidad climática en virtud de las emisiones que se habrán acumulado hasta entonces.

El sector energía es responsable por el 80% de las emisiones globales y se espera que para el año 2020 estas alcancen un nivel de 4 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente (GtCO2e) por encima de la trayectoria consistente con el objetivo de los 2° C. Para lograr esta meta es necesario que las emisiones alcancen su “pico” en 2020 y luego comiencen a declinar vigorosamente. Con las emisiones creciendo constantemente y un acuerdo que recién comience a implementarse en esa fecha, esto resultará imposible.

Las medidas

En virtud de ello la agencia propone 4 medidas urgentes a ser aplicadas con el fin de “comprar un tiempo precioso mientras las negociaciones continúan”. La primera de ellas es la adopción de medidas específicas de eficiencia energética, lo cual podría aportar la mitad de las reducciones necesarias. Una segunda propuesta es limitar la construcción y uso de las plantas de generación de electricidad a carbón (21% de las reducciones). La tercera medida es minimizar la fuga de metano proveniente de las actividades de explotación gasífera y petrolera (18% de las reducciones). Y finalmente, acelerar el desmantelamiento de los subsidios al consumo de combustibles fósiles que en 2011 alcanzaron 523 mil millones de dólares.

El documento recuerda que para tener un 50% de posibilidades de no sobrepasar el objetivo de los 2° C, el total de emisiones posible hasta durante la primera mitad de este siglo es de 1440 GtCO2e. De este “presupuesto de carbono” 420 Gt ya han sido emitidas entre 2000 y 2011 y otras 136 Gt serán emitidas de sectores no energéticos (agricultura, deforestación, etc.) hasta 2050. Esto deja un máximo posible de emisiones de 884 Gt del sector energía para esa fecha, para lo cual es necesaria una reducción de las emisiones del sector a una tasa de 5% anual.

El gas natural en cuestión

El gas natural ha aparecido en los últimos años como un sustituto menos contaminante del carbón lo que ha llevado a un desarrollo importante de su exploración y explotación, particularmente en el llamado gas “no convencional” (“shale” y “tight” gas).

El gas natural es alentado por presentar menores emisiones de carbono por unidad de energía consumida. Sin embargo esta misma condición hace que en términos absolutos las emisiones aumenten (una especie de “paradoja de Jevons” climática). En 2012 las emisiones globales del CO2 del sector energía aumentaron en 400 Mt respecto al año 2011 (1,4%). Este aumento responde al incremento del uso del gas natural (2,7%), petróleo (1,1%) y carbón (0,6%). Si se analiza la responsabilidad de cada uno de estos fósiles en el aumento global de emisiones energéticas vemos que un 44% corresponde al gas natural, 44% al carbón y 12% al petróleo.

Las termoeléctricas de ciclo combinado a gas, producen la mitad de las emisiones por kWh que aquellas a base de carbón. Pero parte de esta ganancia se pierde por las emisiones furtivas de metano derivados de la producción y distribución de gas natural. Solo un tercio de las reducciones necesarias pueden lograrse por el cambio de carbón a gas en el sector eléctrico lo que está indicando que el cambio del combustible no es la opción más apropiada.

El sentido de la urgencia

Estas medidas que la AIE propone son las que encuentra económicamente viables en el contexto actual. No significa ninguna amenaza para el crecimiento económico ni alentará una recesión planetaria. No son medidas de fondo, son paliativas. Pero más allá de que sus propuestas sean las más apropiadas o no, lo que debe llamar la atención es su mensaje central: no se puede esperar por las negociaciones de la Convención de Cambio Climático. Estas llegarán muy tarde.

Los gobiernos de cada uno de los países del mundo, pero sobre todo aquellos que presentan matrices energéticas más contaminantes, deberían tomarse un poco en serio la advertencia y no posponer decisiones a la espera del 2020. Para ese entonces, las medidas a tomar serán mucho más costosas y quizá el cambio climático ya sea una realidad irreversible.

Gerardo Honty es analista en energía y cambio climático de CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social)


[i] Redrawing the energy-climate map. World Energy Outlook Special Report. OECD/IEA, 2013

http://alainet.org/active/66404

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