martes, 1 de abril de 2014

Monsanto amordaza a productores, al ambiente y a los pueblos fumigados

Por el Autor de este Blog: el sobrasaltado en amarillo es nuestro...los engaños de la nueva soja. A la vez que mienten sobre que usarán menos pesticidas anuncian que también tienen un evento trasngénico resistente a Dicamba y 2-4D como Bayer. Ni uno es bueno.
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¿Nos tiramos de cabeza?
  • Intacta RR2 Pro, la nueva tecnología de Monsanto, promete controlar orugas y aportar un plus de rendimiento. Pero para poder usarla los interesados deberán suscribir un contrato privado con la multinacional y luego pagar un canon, aparte de la regalía. El sistema es cuestionado por los semilleros multiplicadores y hasta por el gobierno de la provincia.
¿Nos tiramos de cabeza?
uan Manuel Fernández
La tecnología Intacta RR2 PRO de Monsanto augura un nuevo quiebre en el manejo técnico y en los resultados del cultivo de soja. Además de prometer un plus de hasta un 14% de rinde contra la RR1, la resistencia a orugas llevará tranquilidad a los productores y les hará gastar menos dinero en pulverizaciones, mientras disminuye el uso de químicos en el mediombiente.

Sin embargo las condiciones contractuales que impone la compañía a quienes deseen acceder a los nuevo materiales despierta críticas. Es que tras fracasar en sus intentos por cobrar regalías por la soja RR1, y teniendo en cuenta el altísimo porcentaje de semilla “bolsa blanca” que se usa en Argentina, la multinacional determinó un sistema de contrato privado para el cobro de un canon, al margen de la regalía que el productor también tendrá que pagar.
Ventajas agronómicas
Esta semana, durante la presentación de las sojas Intacta en San Agustín (departamento Las Colonias), el Gerente de Servicio Técnico de Nidera, Juan José Cóvolo, explicó las características agronómicas de los materiales, pero sobre todo las condiciones contractuales para quienes deseen utilizarla.
Consideró que el evento “abre una nueva frontera para la soja”, que en el país todavía podría avanzar sobre “3 o 4 millones de hectáreas”. Se trata -remarcó- de un “salto genético productivo muy importante, no sólo para el productor sino también para el país”.
Sobre las virtudes, Cóvolo explicó que la “super soja Bt” está diseñada para controlar 100% un determinado “target”, compuesto por diversas orugas: anticarsia, medidora, falsa medidora, barrenador del tallo, gata peluda y bolillera. Y en un un nivel intermedio, “no con un 100% de control pero con un efecto supresor de la evolución”, las del género Spodoptera. (en la edición del 15 de marzo de Campolitoral, el entomólogo Daniel Igarzábal adivirtió que la “oruga del yuyo colorado”, Spodoptera cosmioides, se presenta como la mayor amenaza). Por ejemplo, recordó los dolores de cabeza que este año causó la bolillera, que demandó “hasta 5 aplicaciones”. La prescindencia de estos tratamientos, a su vez, implica un “menor impacto ambiental”.
El técnico de Nidera también se refirió al “plus de rendimiento” que va del 7 al 14%, contra testigos RR1, según mediciones a campo en la etapa experimental. Además del componente genético, esto se logra -dijo- por mantener un mayor índice foliar y por un mejor aprovechamiento de la energía por parte de la planta, ya que “en lugar de desperdiciarla metabolizando un insecticida, la canaliza en el llenado de granos”.
La empresa incorporó la tecnología en 8 variedades, repartidas entre grupo de madurez IV (más propicias para el sur provincial), V (mejor para el centro) y VI (propicio para el centro norte).
Exigencias legales
Este año Intacta ya fue utilizada en el norte y desde la próxima campaña ya estará disponible para el resto del país. ¿Cómo hacer para acceder a ella? El mecanismo dispuesto por Monsanto se basa en un contrato entre privados, más una ingeniería logística para el control de los mismos.
En resumen: la multinacional abrió un registro de productores interesados en adquirir semillas Intacta -que no reviste ningún costo para el productor, ni lo obliga a comprar- y sólo suscribiendo esa licencia (con validez hasta 2028, pero que se puede dar de baja en cualquier momento) se podrá adquirir la bolsa en la semillería. Con la primera compra estará incluido el canon tecnológico, pero al año siguiente cuando se quiera usar el grano cosechado como semilla se deberá informar a la empresa cuanto material se destinará a ese fin. Una vez trillada, se pagará nuevamente el canon al entregar los granos según el precio que Monsanto determinará cada año, medido en dólares por tonelada. Este año, por ejemplo, es de u$s 14.
¿Pero cómo se sabrá si el grano que el chacarero entrega en el acopio tiene esta tecnología? Los recibidores que suscriban el convenio con la multinacional -ya firmaron unos 1.500, según Cóvolo- tendrán un dispositivo para el análisis del calado de cada camión. “Cuando detecten un 10% o más de Intacta, se cobrará el canon por toda la carga”, advirtió el técnico, por lo que recomendó a los productores trillar lotes de “super soja” por separado.
“El dueño (de la tecnología) es Monsanto” -sentenció el técnico- y el productor también se compromete a no vender el grano como semilla y a hacer un refugio (con soja convencional RR1) del 20% de la superficie sembrada con Bt. “No tiene que estar a más de 1.200 metros”, indicó. La mayor preocupación es que por un mal uso aparezcan resistencias (como ocurrió con el maíz Bt) que impidan avanzar en la próxima versión de Intacta -que ya está siendo probada- y que incorporará una doble proteína anti orugas, por lo que entonces ni siquiera será necesario el refugio, más resistencia al herbicida Dicamba. Cóvolo incluso mencionó que también está encaminada la resistencia al herbicida 2.4D.
En mayo próximo Monsanto definirá el precio del canon, que se podrá pagar anticipadamente o más cerca de la cosecha, pero con la salvedad de que se irá encareciendo cuanto más próximos estén a la trilla. Además se advirtió a los productores interesados que el trámite de inscripción dura alrededor de un mes, por lo que debieran iniciarlo como máximo en septiembre si pretenden sembrar en noviembre.
Tomando el valor del canon que rigió esta campaña para el norte, Cóvolo aseguró que la tecnología “se paga sola” por menor pulverización de insecticidas y el plus de rendimiento. Además, la densidad de siembra es un 10% menor que RR1.
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Muy interesados. En las charlas a campo los productores indagan sobre las ventajas agronómicas y las condiciones de uso de la nueva tecnología. Foto: Juan Manuel Fernández
Cuestionamientos
Pero no todos están conformes con la propuesta de Monsanto. Los semilleros agrupados en Casem (Cámara Argentina de Semilleros Multiplicadores) realizaron en Rosario el seminario “Patentes, contratos entre privados y propiedad intelectual: elementos centrales para una política pública”, del que se desprendió una crítica al sistema desarrollado por la multinacional.
En el encuentro, realizado en la sede rosarina de Agricultores Federados Argentinos (AFA), se debatió sobre las controversias generadas a partir del sistema de cobro propuesto por Monsanto y se discutió cuáles deberían ser los principales ejes para constituir una nueva ley de semillas.
El presidente de Casem, Raúl Pagnoni, resaltó: “las regalías deben comenzar y terminar en la semilla, y debe ser única”. Y sobre las empresas productoras de biotecnología apuntó que “deben respetar disposiciones nacionales en la materia”, al tiempos que pidió una metodología clara por parte de las empresas que obtengan patentes en la Argentina por invenciones biotecnológicas, “que permita que el cobro de regalías a los criaderos que utilicen dichos adelantos tecnológicos sea justa, equitativa y razonable”.
Incluso el Secretario del Sistema Agropecuario de la provincia, Luis Contigiani, disparó contra el esquema propuesto por la empresa norteamericana. Si bien reconoció que el país tiene que ser competitivo y para eso es útil la biotecnología, en declaraciones al sitio web puntobiz manifestó su postura crítica “con respecto al paradigma que está dominando en occidente al hecho biológico”. Ese prototipo “anglosajón” -dijo- busca dominar todo el circuito: patentes, control de las semillas, regalías, control de la post cosecha, control en la comercialización. “En definitiva, el hecho científico dominando por grandes multinacionales”, resumió, y agregó que “desde Santa Fe, humildemente, queremos que se tenga en cuenta otros tópicos como la variabilidad genética, la diversidad productiva, con marcos jurídicos de equilibrios”.
Además, el funcionario sostuvo que no es “partidario de llevar la producción alimentaria y el desarrollo biotecnológico al ámbito del Código Civil” porque no es donde se deben resolver problemas y desafíos que surgen de la biotecnología y los alimentos . “Me parece que no es el camino. Yo soy partidario de leyes nacionales que en el ámbito público legislen sobre la materia. Soy partidario de una nueva ley de Semillas”.
Otro de los asistentes a la jornada, el ingeniero Raúl Walker, multiplicador santafesino, consideró que el eje debiera ponerse sobre la elevadísima informalidad que afecta al mercado de semillas. “La bolsa blanca o el uso propio no reconocido realmente es muy importante y, entonces, quienes nos dedicamos a fiscalizar estamos en un mercado que se achica cada vez más; a tal punto que hoy lo que se siembra ni siquiera llega al 20% de semilla fiscalizada”, apuntó. Y advirtió que polarizando la discusión entre poderosos y débiles (multinacionales contra productores) “se pierde de foco que el sistema no funciona y los multiplicadores sufrimos vaivenes imposibles, a punto tal que las proyecciones o inversiones que podrían hacerse deben restringirse, en perjuicio de la calidad de la semilla”. Puso como ejemplo la campaña anterior, cuando -por una mala campaña previa que impidió guardar granos para semilla, tanto en el mercado doméstico como en países limítrofes- se vendió muy bien se pasó en la actual “a caer por debajo del 50% en las ventas, porque se dio la situación al revés y el sistema demandó muy poca semilla fiscalizada”. En tal sentido bregó por una legislación que fomente la formalidad, con limites al uso propio y mayores controles de los organismos competentes. “Pero tendría que haber una voluntad oficial para que el sistema cambie”.
El dato
Por más maíz
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  • En la jornada a campo en San Agustín, Juan José Cóvolo pidió a los productores prestar atención al maíz para no seguir degradando los suelos. “Preocupa el retroceso en el uso de gramíneas”, dijo, y graficó con una serie de láminas la situación del maíz en la agricultura nacional. Aún con casi el mismo potencial de rindes que EE.UU. (12% menor) en Argentina la relación de hectáreas de soja respecto de las maiceras es la peor del continente. Mientras en Norteamérica es “1 a 1”, en Brasil “1.5 a 1” y en Bolivia “2.5 a 1”, en Argentina “hay 6 hectáreas de soja por cada hectárea de maíz”. Y la peor relación se da en la provincia de Santa Fe, donde “se siembran 8 hectáreas de soja por cada una de maíz”, mientras en Córdoba y Buenos Aires la relación es 5 a 1.

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