lunes, 2 de junio de 2014

Ingeniero Guillermo Montero: “No es posible producir de otra manera que no sea cuidando el ambiente”

Viernes, 30 Mayo 2014 12:24
Fumigaciones: “No es posible producir de otra manera que no sea cuidando el ambiente”



El decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR, el ingeniero Guillermo Montero, habló sobre la problemática de las fumigaciones en los campos que lindan con la zona urbana. Pidió un abordaje integral, la aceptación de nuevas formas de producción y mayor participación del Estado en la fiscalización

A poco más de 20 kilómetros de Funes, en Zavalla, se levanta el imponente predio de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR. El decano de ese centro de altos estudios, el ingeniero Guillermo Montero, recibió a La Verdad Funense en su despacho y expuso su visión del problema de las fumigaciones en las franjas que marcan el límite entre zona rural y urbana, llamadas periurbanas. Para Montero, el eje de la discusión no debe ser solamente el área de restricción, sino el abordaje integral de la problemática y la aceptación de otras formas de producción. La planificación de la ciudad y los criterios de manejo de plagas, entre las prioridades.
—En Funes los concejales sancionaron en 2012 una ordenanza que prohíbe fumigar a menos de 500 metros del límite entre zona rural y urbana. Nunca se aplicó, el Ejecutivo no la reglamentó y los productores se resisten. ¿Cuál es su visión de este problema?
—El problema de los (espacios) periurbanos es sumamente complejo. Pero así como es complejo también es una enorme oportunidad para poder pensar en otras agriculturas. Para algunas estructuras de poder pareciera que hay un solo modelo agrícola y que sólo se puede producir cultivos agrícolas intensivos o extensivos de una forma bastante "recetaria", donde se plantea que si no se aplica determinado producto no se puede producir.
Nosotros somos críticos frente a ese planteo y decimos que hay muchas agriculturas y muchas formas de producir. Y, a lo mejor, hay que replantear las características del manejo de la producción agropecuaria en la interfase que está entre el campo y la ciudad -porque los cultivos en nuestra región llegan hasta la última calle del pueblo- y pensar en otros criterios de agricultura.
—¿Qué implica ese replanteo?—No puede haber un dilema entre producción, o productivismo, y ambientalismo y protección. No es ambientalismo frente a productivismo. No se puede producir con un solo modelo. Nosotros tenemos que cuestionar cómo estamos produciendo. Ese es el problema de fondo. Si nosotros planteamos que la alternativa al productivismo es el ambientalismo, de alguna manera estamos entregando el terreno de la producción y no estamos discutiendo que hay otras formas de poder producir.
—En un punto, pareciera que quienes se oponen a las fumigaciones en las áreas periurbanas se oponen a la producción.
—Sí, o son líricos que tienen planteos de producir (plantas) aromáticas en la pampa húmeda y exportar orégano al mundo. Cosas que resultan raras y en realidad no son viables. Si planteamos algo que es imposible de lograr, ¿cómo hacemos la transición? Nos quedamos en el debate y van pasando los años, las generaciones, nos vamos muriendo entre medio y no sabemos por qué. Por eso hay que tomar el toro por las astas y empezar a ver. Por eso digo que los periurbanos son una oportunidad para mostrar otros modelos de agricultura. Si lo pensamos así es interesante el desafío.
—¿Y por dónde se empieza?—Lo primero que habría que pensar es cuáles son hoy los límites de la ciudad y cuáles van a ser dentro de algunos años. Hay tener un ordenamiento territorial y planificar el territorio.
—Lo que se ve en realidad es que los desarrollos inmobiliarios se realizan dejando grandes extensiones de campo de por medio, en muchos casos.
—Sí, la fragmentación se va produciendo así porque cada uno puede armar un proyecto inmobiliario y no hay un desarrollo urbano de la ciudad. Es una cosa de locos como van apareciendo los loteos donde va a ir a vivir la gente en una condición más sana que en la ciudad, en el medio de la estructura de la matriz agraria. El tipo del campo dice "bueno, yo tengo el campo acá hace 40 años, vengo produciendo así y estoy lejos de la ciudad, pero ahora hay un barrio nuevo, ¿y qué hago yo?, ¿loteo también?".
Por eso el ordenamiento y la planificación del territorio resulta esencial y está ligada al Estado. Cada uno de los Estados (desde el Municipio más chico hasta la Nación) tiene que tener en su plan estratégico, por ejemplo, dónde va a estar el parque industrial, porque ahí va a haber otros problemas ambientales, que no son la pulverización con productos agroquímicos pero puede haber otro tipo de problemas.
—El problema es que muchos municipios se resisten a una mirada a largo plazo.
—Yo hablo en forma genérica y global. Nosotros tenemos un centro en nuestra Facultad donde hemos producido información escrita y los profesionales están dispuestos si los necesitan para ayudar en los planes de ordenamiento territorial de cada uno de los pueblos y ciudades de la provincia. Somos una Universidad pública y la sociedad se tiene que apropiar del saber de la Universidad. Estamos dispuestos a eso.
—En los pueblos se necesita urgente conexión con la generación de conocimiento.
—Yo me asombré de ver cómo algunos municipios del sur de Santa Fe han desarrollado planes de ordenamiento de su territorio. Pero puede no ser así. Por ejemplo, un fenómeno para mitigar la deriva podría ser la instalación de cortinas forestales alrededor de los pueblos. Pero si vamos a plantar árboles, las cortinas forestales van a estar armadas en 8, 9 años, y si la ciudad en ese tiempo crece hacia ese lugar, la cortina forestal no tiene sentido, va a quedar dentro de la ciudad. Necesitamos saber dónde la ponemos y para qué. Si no podemos planificar la ciudad, o el pueblo, a 15 o 20 años, no podemos poner cortinas forestales. Y estamos perdiendo algo muy importante.
—¿Los municipios deberían crear estructuras especiales para este tema, con inspectores que se ocupen de fiscalizar?
—La respuesta es sí. El tema es cómo lo pueden hacer en función de sus tamaños. A lo mejor los municipios más chicos se tendrán que unir, pero las estructuras del Estado (Nación, Provincia y Municipio) tendrían que coordinarse más entre sí para hacer un trabajo más mancomunado en este tipo de cosas, porque si lo quiere hacer cada uno solito a veces le queda grande y es más difícil.
También sería importante que los concejales cuando arman las ordenanzas, así como escuchan los reclamos de los ambientalistas y los ecologistas; así como escuchan a productores que reclaman que tienen que seguir produciendo porque ellos mantienen la estructura y la economía de los lugares, que también escuchen a los técnicos que les pueden dar elementos para que mejoren la posibilidad de escuchar los diferentes discursos. Lo que ofrecemos como profesionales es poder evaluar algunos de los proyectos o ver algunas cosas que ellos quizás no vieron.
La conclusión es que no tiene que haber un dilema entre cuidar el ambiente y producir. Hay que producir cuidando el ambiente. Y no tiene que haber otra forma de producir. No es posible producir de otra manera. Porque queremos producir ahora y queremos que nuestros nietos sigan produciendo. Es mentira que hay una sola forma de producir. Hay muchas agriculturas.

Área de restricción: "No sería dogmático en plantear una cantidad de metros"

—¿Cómo se puede establecer la cantidad de metros de restricción en el límite entre zona rural y urbana?
—Si los vientos predominantes en un área son de norte a sur, de sur a norte, o de este a oeste, eso me indica que las áreas de restricción alrededor de en un pueblo o ciudad tienen que ser diferentes. Si voy a pensar en que no exista la deriva, tengo enormes problemas, porque en determinadas condiciones de viento se ha visto deriva de hasta 10 kilómetros. También sabemos que no podemos hacer un área de exclusión de 10 kilómetros.
—¿Y entonces?
—Entonces, hay algunos criterios que no son cuantitativos. No se trata de cuántos metros hay. Ahora, cuando digo esto tampoco quiero decir que haya dos metros entre una cosa y la otra. Los agrónomos plantean que es posible hacer aplicaciones y que no haya deriva a 50 centímetros. Y eso lo realizan con equipos de alta tecnología. Pero también es verdad que no es masivo ese tipo de aplicaciones y que un área de restricción tiene que haber.
—¿Cómo marcar ese área?
—Va a depender de si le ponemos una cortina forestal o no, de cómo son los vientos, y de cuáles son los cultivos que están alrededor. No sería dogmático en plantear una cantidad de metros. Durante un tiempo, parecía que uno era más revolucionario que otro si ponía más área de restricción alrededor del pueblo. Y no se trata de eso. Se trata de profesionalizar este aspecto. A lo mejor en algunas áreas, si los vientos son predominantes, hay que poner más de 800 metros, y en otras áreas, si ponemos cortinas forestales y hacemos determinado tipo de producción podemos hacerlo casi hasta la línea donde está el pueblo, con cortinas entre medio.
Pareciera que cuando el agrónomo plantea la discusión quiere lograr que haya un solo metro. No estoy diciendo eso, pero sí digo que no hay una receta, así como no hay una receta productiva para las áreas periurbanas.
Nosotros creemos que hace falta planificación y profesionalización. Y lo intentamos ofrecer. Como Estado, ofrecemos a la Universidad pública para colaborar en esto.
—¿En qué consiste esa planificación y profesionalización?
—Te cuento un ejemplo para entender que este tipo de cosas requieren de profesionales: hay un pueblo del sur de Santa Fe, donde se hizo una reconversión de las áreas productivas periurbanas. Había cultivos de soja que llegaban casi hasta la línea del pueblo. Se hicieron una serie de evaluaciones y se determinaron la cantidad de pollos y huevos que se consumían en el pueblo y la posibilidad de poner criaderos de pollo en lugar de la soja, con más trabajo para la gente y una serie de cuestiones interesantes.
A la vez, esa estructura del municipio estaba forestando el pueblo con unos árboles que se llaman acacias, que tienen pulgones, que sacan líquido de las plantas y tienen unas estructuras por la parte de atrás del abdomen por donde secretan gotitas de ese líquido, que es azucarado. Eso hizo que se acerquen las moscas que estaban en el criadero de pollos.
Bueno, ahora el problema es controlar las moscas, porque los vecinos, que se sienten protegidos porque ya no está la soja con sus pulverizaciones al lado, ahora tienen que controlar las moscas. Y si la solución era controlarlas con Flit, se tuvieron que enterar que el Flit es un DDVP, que es un fosforado. Generamos una solución pero ahora hay un nuevo problema. Hay alternativas para solucionarlo, pero estas cosas hay que planificarlas.

Cinco claves para una solución integral

Manejo integrado de plagas: "Lo primero que tenemos que decir nosotros los agrónomos es que no hay que aplicar productos cuando no hace falta. La decisión de aplicación de un producto es técnica y no puede ser tomada porque me parece. El dueño del campo o el que hace el servicio de pulverización es el que toma la decisión. Pero esa decisión no se puede tomar si no está basada en un umbral de la plaga que estoy controlando. ¿Qué quiere decir esto? La plaga produce un daño que repercute en el rendimiento, que en definitiva es plata que se pierde. Por otro lado, la medida sanitaria para remediar eso tiene un costo. Si el daño tiene un costo mayor, me conviene hacerlo. Pero si no, no. Entonces si hay un bicho que está comiendo una hoja y no hay un daño que sea justificable, ¿para que lo voy a controlar? Lo primero que hay que decirle a los productores es: "Muchachos, ¿a ustedes les gusta gastar plata? Entonces, escúchennos". Esto se llama manejo integrado de plagas. Pero además, la decisión no puede estar librada a la conciencia ecológica de los productores o del que maneja el campo.
Tiene que intervenir el Estado. Y no veo en todas las ordenanzas del sur de Santa Fe una fuerte presión para que haya obligatoriedad de hacer manejo integrado de plagas en estas áreas. Nos ponemos a discutir los metros pero no ponemos como obligatorio el manejo integrado de plagas, que es un servicio que permite tomar la decisión sobre una aplicación. ¿Esto resuelve la totalidad del problema? No".
Revisar la toxicidad de los productos: "El segundo punto es: «si tengo que aplicar, ¿qué voy a aplicar?» Y acá tenemos que aceptar que hay que revisar la toxicidad de los productos. Esto no es un criterio de los agrónomos, porque no somos especialistas en eso. Eso lo estudian las ciencias médicas y se necesita más investigación y más comprobación. Pero sería ridículo que si no se puede establecer una relación causa-efecto tengamos que seguir como estamos. Ante la presunción de que haya un determinado problema con este tipo de cosas privan los principios de precaución. Y esto lo tenemos que aceptar.
Para hablar de la toxicidad de los productos nosotros hablamos de la DL50 o la dosis letal 50, que es la dosis de un producto que mata al 50 por ciento de la población que se está probando si tiene toxicidad sobre el producto. Se trabaja con insectos, animales, y en función de lo que pase se estima la toxicidad de los productos. El trabajo inicial de esto surgió en 1927. La ciencia avanzó un montón y no nos basta la dosis letal 50; tenemos que hablar de la toxicidad crónica, que producen los productos por micro dosis, que es lo que está llevando a pensar en los disruptores hormonales actualmente.
En el año 2011, la resolución 511 del Senasa reconoció las consecuencias sanitarias del Endosulfán, que es un producto que hasta diez años antes era amigable con el medioambiente. Esa es la prueba de que la toxicidad hay que seguir estudiándola, porque productos que antes recomendábamos ahora los prohibimos, porque la ciencia ha demostrado que hay toxicidad. ¿Cuánto vamos a esperar hasta que podamos ver qué pasa con el resto? Por eso es que priva el principio de precaución. Hay un montón de otros productos que están en nuestra vida y producen efectos terribles sobre las personas.
Buenas prácticas agrícolas: "El tercer eje es cómo hacemos estas aplicaciones, y todo lo relacionado con las buenas prácticas agrícolas. Si nosotros hacemos un desastre con la aplicación perdemos todo lo ganado con los ejes anteriores. Tenemos que ver el viento, hay que fiscalizar como están los productos, dónde se almacenan, que hacemos con los envases. Hay un montón de cosas en las que nuevamente tiene que aparecer el Estado". Barreras forestales: "El cuarto eje tiene que ver con las barreras forestales que mitigan efectos de la deriva. Hay muchos proyectos en curso, pero eso no se puede hacer sin planificación. Lo relacionado a árboles de madera fina estamos viendo si podemos armar algo aquí (en la Facultad) para poder mostrar los mejores árboles que se aclimatan en nuestra región para obtener esto. Y poder vender esos árboles, para que el productor no piense que esa área es improductiva".
Reconversión productiva: "El quinto eje es el de pensar alternativas de reconversión productiva en las áreas de restricción. Y hay muchos ejemplos y experiencias. Lo que no hay son recetas. Si criticamos a los modelos hegemónicos de producción agropecuaria no demos recetas que parezcan únicas también. Veamos experiencias de distintos lugares.
Hubo un lugar, donde hacían cálculos sobre cuántos huevos se consumían allí, cuánta carne de pollo, cuánta carne de cerdo, cuántas hortalizas. Y empezaron a armar esos mercados para el consumo local. En lugar de comprar huevos en otro lugar ponían dos criaderos de gallinas de donde salen los huevos que consume el pueblo. Reconvertimos un área y tenemos esto. Son experiencias muy interesantes que se están armando y hay una experiencia muy importante en la ciudad de Venado Tuerto, y otra en San Genaro.
También intentamos desarrollar cultivos alternativos para estas áreas. Hay un cultivo que se puede hacer en las áreas periurbanas, que es el cultivo de chía. La semilla de la chía tiene omega 6 y 9, que son ácidos grasos que hacen que al colesterol bueno aumente y no se formen ateromas en las arterias. Hicimos dos hectáreas en la Facultad, casi sin aplicación de productos. Una experiencia muy interesante. Es un cultivo de verano que compite con la soja. En cultivos de invierno, trabajamos con la colza, que es un producto que está ligado a la producción de biocombustible. No se trata de no hacer trigo para hacer biocombustible, sino de que en un área del campo podamos tener esto y restituir diversidad biológica.
Hay distintas alternativas para volver con cultivos tradicionales como la flor, los hortícolas, etc. Pueblos que están más alejados tienen que venir a comprar a los mercados de Rosario, cuando se pueden producir en el lugar".
Después están las experiencias pecuarias. Nosotros somos defensores de la vuelta a la ganadería y la vuelta a los sistemas mixtos pampeanos, las rotaciones agrícola-ganaderas. En síntesis, alternativas sobran".

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