lunes, 22 de septiembre de 2014

Transgénicos en Argentina: ¿Refugiados ambientales?

¿Refugiados ambientales?
Estamos acostumbrados, desde la lucha ambiental, a hacer hincapié en aspectos tan trascendentes como la defensa de la vida, de la biodiversidad, de la lucha de los pueblos originarios o de la soberanía alimentaria, contra las fumigaciones o la transgénesis. Todo correcto y necesario ante la agenda indiferente de los gobiernos y la impunidad de las mega empresas.

Pero hay un aspecto de la agresión ambiental, especialmente de la agroindustria, que me parece deberíamos tener mas en cuenta. La migración interna, que esta vinculada en las ultimas dos décadas, al modelo agrario, entendido este, por el paquete de siembra directa, transgénicos y agrotóxicos (Felipe Sola/Carlos Menem/Monsanto 1996).

Hay un aumento alarmante de villas y/o asentamientos irregulares. Represión a pueblos originarios y abandono del campo de manera cada vez más masiva, en dirección a la periferia de las ciudades. Especialmente las santafesinas y bonaerenses.

Algunos datos a tener en cuenta:

Según el GRR y aceptado por todos, ya que es la virtud del modelo para incrementar la tasa de ganancia empresaria. Se prescinde de la mano de obra, especialmente en el monocultivo de soja, que es de unas 20.000.000 de ha de las 25 o 26 que corresponden a los transgénicos (maíz, soja, algodón, arroz etc.) sabemos que las cifras son cambiantes, pero para peor, el modelo avanza. Con una persona en promedio, se cubren 500 ha. Con el avance de las tecnologías puede ser aun más hectáreas.
Según los datos que me dio Horacio Brignone, en contraposición a esto, en el norte santafesino, Remo Venica en 200 ha de producción de comida sin químicos, le da trabajo a 18 familias. Se nota aquí una diferencia en la inclusión de un modelo y la expulsión que nos propone el dominante, que se apoya en organismos genéticamente modificados...

Pensemos en la desaparición de los cinturones de quintas y de los emprendimientos que requerían mano de obra y hoy han sido arrasados por el modelo basado en el uso intensivo de químicos. La falta de trabajo, el hambre y en algunos casos la represión, expulsan gente de manera cotidiana. Ya nos acostumbramos a la crónica diaria de agresiones a Qom, Wichi u otros pueblos originarios.

Según datos de la ONG Techo, reproducidas en varias ocasiones por el diario La Capital de Rosario, en Rosario hay 46.050 familias viviendo en condiciones irregulares. Si se toma el gran Rosario desde Villa Gdor Gálvez a San Lorenzo, donde vivo. (Y ante la llegada incesante de familias a ocupar predios urbanos, unos amigos se plantearon ayudarlos a hacer una cooperativa de cartoneros) la cifra se incrementa a 50.500 familias.

Pero veamos, en este sector la cantidad de familias son 50.500 distribuidas en 172 asentamientos, que según la EPE (empresa provincial de energía) el 94.6 % están enganchados de la luz.

Pudimos tener acceso a la información de 4 distritos mas, que son densamente poblados y tienen una recepción de gente similar. Pensemos que son familias de una pareja, más los chicos, más algunas veces un adulto mayor agregado, lo que multiplicar por 5 para establecer un número de pobladores, no es exagerado sino realista.



Gran Rosario ………………….. .50.500 (familias)

Córdoba (capital)………………..21.300 “

Partido de La Matanza……….....26.670 “

Partido de Quilmes………………35.160 “

Gran La Plata…………………….29.420 “

Total 5 distritos………………….163.050 “

Si multiplicamos x 5  tenemos 815.250 personas

En los 5 distritos tenemos 815.000 personas viviendo en asentamientos irregulares. No es exagerado decir que al menos un millón de personas se han hacinado en las ciudades en las últimas décadas. En pleno desarrollo del modelo agro-industrial. Otro de los aspectos de un modelo que aparte de enfermar, modificar el clima y atentar contra la soberanía alimentaria también margina a la población.

Pensemos además que en las ciudades, a esta gente (que es muy joven en su mayoría) no le espera un trabajo digno, sino una realidad plagada de Bunkers y narcotráfico.

El interrogante que se nos plantea a esta altura, es si podemos hablar en nuestro territorio de verdaderos refugiados ambientales, otro costado oscuro del modelo extractivo-agrario- capitalista actual, donde Monsanto tiene demasiado que ver, junto obviamente a las otras mega empresas, la mesa de enlace y al poder político que lo permite o es cómplice.

Otra lectura de este panorama, es que la lucha contra un emblema como es Monsanto, no es solamente algo táctico, sino algo realmente estrategico y al explicar porque lo hacemos exponemos sobre el tapete a todo el modelo/sistema.

Daniel Pablo Romano

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