El silencioso genocidio de los Don Nadies

TESTIMONIO DE UNA MAESTRA FUMIGADA
"Cuando volví a entrar, a los minutos, empecé a sentir la cara rara y los nenes me decían que tenía la cara roja. Me agarró una parestesia facial y una insuficiencia respiratoria, porque estaban fumigando con 2,4-D.
Por suerte los chicos se salvaron. El frío les regaló la vida. En la escuela había chicos de 2 a 12 años, y los más chiquitos solían ir y venir de sus casas que están pegadas. Pero ese día por el frío se quedaron adentro. Si los nenes aspiran el 2,4-D, según lo que investigué, lo más común es que les agarren convulsiones muy fuertes que pueden llevarlos a la muerte”.

El silencioso genocidio de los Don Nadies

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