"Ciencia extractiva
Investigaciones del Conicet junto a empresas para desarrollar soja resistente a sequías. Académicos que celebran nuevas formas de explotar litio. La política científica, y muchos investigadores, son esenciales en el desarrollo y avance del extractivismo. Desoyen a los habitantes (asambleístas, campesinos, indígenas) que sufren esos “avances tecnológicos” y se escudan en una excusa tan antigua como recurrente: ellos desarrollan un invento, las consecuencias de su aplicación es (siempre) de otros."
Investigaciones del Conicet junto a empresas para desarrollar soja resistente a sequías. Académicos que celebran nuevas formas de explotar litio. La política científica, y muchos investigadores, son esenciales en el desarrollo y avance del extractivismo. Desoyen a los habitantes (asambleístas, campesinos, indígenas) que sufren esos “avances tecnológicos” y se escudan en una excusa tan antigua como recurrente: ellos desarrollan un invento, las consecuencias de su aplicación es (siempre) de otros."
Dario Aranda
Un párrafo que quedó fuera de la nota (por cuestión de espacio) señala esto:
El libro “Ciencia entre todos”, indispensable para entender los intereses y disputas en el mundo científico, problematiza las excusas científicas y afirma que los académicos tienen amplias responsabilidades éticas al momento de desarrollar su trabajo. Y cita como ejemplo la elaboración de la bomba atómica (que destruyó las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki). “¿Quiénes son los responsables éticos de decenas de miles de muertos? Podría señalarse a lo responsables directos, al aviador que lanzó las bombas y, quizás, al militar que dio la orden. Pero, ¿fueron responsables también los científicos que colaboraron con su elaboración? La tecnociencia y sus productos, tanto teóricos como prácticos, no son instrumentos neutrales”, señala el libro, editado por Paidós.
Un párrafo que quedó fuera de la nota (por cuestión de espacio) señala esto:
El libro “Ciencia entre todos”, indispensable para entender los intereses y disputas en el mundo científico, problematiza las excusas científicas y afirma que los académicos tienen amplias responsabilidades éticas al momento de desarrollar su trabajo. Y cita como ejemplo la elaboración de la bomba atómica (que destruyó las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki). “¿Quiénes son los responsables éticos de decenas de miles de muertos? Podría señalarse a lo responsables directos, al aviador que lanzó las bombas y, quizás, al militar que dio la orden. Pero, ¿fueron responsables también los científicos que colaboraron con su elaboración? La tecnociencia y sus productos, tanto teóricos como prácticos, no son instrumentos neutrales”, señala el libro, editado por Paidós.
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