"¿Por qué ahora?" maldijo escondida Misericordia, madre ventral de inconmovible resignación. "¿Para qué más?" le reprochó su hermana, pidiendo la devolución de una campera que le había regalado dos años atrás y se marchó sin escucharla. De los dos varones, el más compañero necesitaba saber y con la franqueza temblorosa de quien teme, ante la insolencia de la verdad, preguntó: "¿Alguna vez, Gisel, volverás a que te vea?". "Sí, Nacho" contestó ella, que sin haberse ido parecía de regreso. El abrazo, esta vez, hizo descubrir sus lealtades. "Más te vale que trabajes y no andes de puta", le advirtió Ricardo, el otro hermano, que andaba por la vida creyéndose padre de cualquier cosa.
Título: NAdie se lo espera
Novela - 258 páginas - 15 x 21 - Edición de autor - Julio 2009
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