lunes, 10 de enero de 2011

Tunez, Argelia: toda dictadura se sostiene en el imperio de turno

TUNEZ
SE EXTIENDEN LAS PROTESTAS Y LA REPRESIÓN POR EL MAGREB
En Tala y Kasserin
Al menos 20 muertos en Túnez
Agencias/Rebelión
Al menos 20 personas han muerto en enfrentamientos con la policía tunecina en las últimas horas. Así lo ha denunciado el líder opositor Ahmed Nejib Chebbi aludiendo a los choques ocurridos en las localidades de Thala y Kasserin. Por otro lado se conocieron tres nuevos casos de inmolación. Un joven estudiante de 17 años de Ariana, cerca de la capital, murió a causa de las heridas sufridas tras prenderse fuego, según informó a dpa un representante del sindicato de profesores. El joven organizó una protesta junto a sus compañeros y fue llamado por el director a su despacho, donde se quemó a lo bonzo.
Un joven desempleado de la misma edad se inmoló en Kasserine, aunque en este caso los traseúntes consiguieron salvar su vida. En Sidi Buzid se produjo un episodio similar, en este caso protagonizado por un hombre de 50 años que sólo sufrió heridas leves. Fue en esta ciudad donde se iniciaron las protestas a mediados de diciembre, después de que un joven licenciado sin empleo se quemara a lo bonzo.
Fuerzas militares han tomado esta madrugada Kasserin, donde se están registrando los disturbios sociales más graves del país. El comité central del sindicato Unión General de los Trabajadores Tunecinos (UGTT) se ha reunido este domingo en la capital tunecina "con carácter urgente para tratar de colaborar en la pacificación de las zonas en las que el conflicto ha tomado dimensiones alarmantes".
Según informa la la página de la UGTT, al menos 20 personas habrían muerto a consecuencia de los disparos de las fuerzas policiales durante las protestas sociales en el día de ayer en Kasserine y Tala, zonas actualmente cercadas por la policía antidisturbios y unidades del ejército. Según las mismas fuentes habría al menos 10 heridos, tres de ellos en estado de máxima gravedad. Los nombres de algunos de los muertos son los siguientes: Marwan Balani, Nuri Balani, Abdelkader Balani, Mohamed Al-Hadawi, Ghassan Ashaniti, Mohamed Lmin Mubarki, Salah Al-Fridi, Mohamed Asudi, Raouf Buzidi, Ahmed Arratibi, Yasin Arratibi, Saleh Ben Mohamed Adashrawi, Rabeh Annasri, Mohamed Omri, Saber Arratibi, Nizar AlQariri, Abdel Kader Al-Ghadbani y Nayi Ashaabani.

Las protestas estallaron el pasado 16 de diciembre, cuando Mohamed Bouazizi, un joven 26 años, se quemó a lo bonzo como protesta por lo que consideró abusos administrativos, después de que la policía le confiscara las frutas y legumbres que vendía en la calle.
Los partidos opositores reagrupados en la Alianza para la Ciudadanía y la Solidaridad han apelado a iniciar un diálogo entre la sociedad civil y el poder central "para abrir una transición política".
Entretanto, la embajada de Túnez en París sufrió ayer un ataque que el embajador calificó de acto terrorista. No se registraron heridos, pero una de las puertas de metal del edificio quedó destrozada.

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ARGELIA
Muere otro manifestante en los disturbios que sacuden Argelia
Ya son dos los fallecidos por las protestas contra el alza de los precios de productos básicos
08/01/2011

Los disturbios que sacuden desde el martes a Argelia han dejado dos muertos y 320 policías heridos, según ha confirmado hoy el ministro del Interior, Dahou Ould Kablia.A la muerte de Azzedine Lebza, tiroteado ayer cuando pretendía penetrar a la fuerza en la sede de la prefectura en Msila, se ha sumado hoy la de otro joven herido grave en Bousmail, a 50 kilómetros al oeste de la capital. Mientras, siguen las protestas contra el alza desmesurada del coste de los alimentos, informa Reuters
"Ha muerto en el hospital, víctima de sus heridas", ha precisado el ministro, que ha agregado que aún quedan por aclarar las causas de este fallecimiento. Según los medios, la víctima es un hombre de 32 años.
Aunque la cifra oficial es de dos muertos, el periódico El Watan habla de una tercera víctimaque ha muerto en el hospital de Mustafa en Argel después de recibir una herida de bala ayer en la tarde en Ain El Hedjal, en Msila.
El diario en lengua árabe Echourouk publica hoy un recuento del Ministerio del Interior no hecho público según el cual hay 181 heridos por las fuerzas del orden y 245 detenidos durante las manifestaciones. En el mismo recuento, que no ha sido confirmado, se señala que los enfrentamientos, que se iniciaron el martes en Oran, capital del oeste argelino, se han extendido a 18 provincias de las 48 que tiene Argelia, informa Efe.
El mismo diario reproduce una declaración del ministro del Interior, según la cual hay investigaciones en curso para determinar quiénes "han provocado los disturbios", y les califica de "enemigos de Interior". Ould Kablia ha señalado que las fuerzas de seguridad han recibido la orden de no utilizar fuego real "independientemente de las circunstancias" y de evitar posibles enfrentamientos con los manifestantes.
Según testigos citados por Reuters, hoy se han registrado protestas en Tizi Ouzou y Bejaia, en la región de Kabylie, en el este de Argelia, que se considera un bastión de insurgentes de Al Qaeda en el Magreb.
Los regímenes de Argelia y de Túnez reforzaron ayer la seguridad y recurrieron a las detenciones para intentar desactivar las protestas callejeras que estallaron el martes en las principales ciudades argelinas, pero que en su vecino oriental duran ya, de forma intermitente, desde hace más de tres semanas.
El titular de Comercio argelino, Mustafá Benbada, anunció que hoy sábado se celebrará un consejo interministerial extraordinario dedicado a examinar cómo atajar la subida del precio de los productos de primera necesidad. Aunque el ministro no mencionó los disturbios, el brusco incremento del aceite, azúcar, etcétera, fue la causa esgrimida por los jóvenes desempleados para echarse a la calle.

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ARGELIA
Después de Túnez, Argelia se une a la revuelta popular
El Magreb se levanta contra los dictadores
Este inicio del año 2011 estará marcado por el movimiento de las revueltas populares que está sacudiendo el Magreb. Revueltas del hambre, dicen algunos, pero seguramente por la justicia y el final de las dictaduras y otros regímenes mafiosos que gobiernan estos países por la fuerza y la represión. Mientras que en Túnez prosiguen los disturbios desde hace algunas semanas, en Argelia los barrios populares de la capital y de las grandes ciudades se inflaman desde el miércoles [5 de enero] en la explosión de cólera de los jóvenes alimentada por una realidad cotidiana de lo más absurda en un país que se hunde bajo el peso de los petrodólares, de los que se apoderan abiertamente desde hace años los déspotas en el poder. 

Se calcula que la juventud argelina forma más del 70 % de la población, pero en las políticas oficiales no se ofrece nada de apertura ni se ocupan seriamente de estos millones de jóvenes abandonados a su suerte sin la menor esperanza en el horizonte. Están abocados tanto a un paro endémico, a la toxicomanía y a la prostitución, a la hogra* [injusticia] y a los intentos desesperados de migración clandestina* y con frecuencia suicida, como a la indigencia, este descomunal vacío cultural y político de un país al que han abandonado el sentido común y la sal de la vida porque está asfixiado bajo las leyes del estado de emergencia, destruido por la corrupción de los gobernantes y sometido a la ignorancia y a su más fiel avatar: la intolerancia.

Saliendo a las calles para manifestarse violentamente contra sus opresores los jóvenes magrebíes ponen así al mundo por testigo de su desesperación, pero indican también su resentimiento hacia sus elites y otros dirigentes de la oposición. Esto es tanto más cierto en Argelia, donde los jóvenes se sienten dejados a su suerte y abandonados por las generaciones precedentes, la de la Revolución, que fue la gloria del país, y la de la Independencia, que nunca supo asumir el papel que era el suyo, es decir, realizar el Estado de derecho, objetivo último de la Revolución argelina.

Desde la violación de la constitución por parte del presidente Buteflika para regalarse un tercer mandato a pesar de que el balance de los dos anteriores ha sido de lo más deplorable tanto para el país entregado a los incondicionales del mercantilismo local e internacional con frecuencia sin escrúpulos, como para el pueblo sometido a unas condiciones de vida espantosas y que lucha denodadamente para sobrevivir al tiempo que es agredido por el lujo indecente que exhiben abiertamente quienes detentan el poder. La situación ha ido empeorando desde hace años pero hay que  constar que al seguir humillando y despreciando al pueblo, reprimiendo la libertad de expresión, prohibiendo la apertura del campo político y mediático, garantizando la impunidad a los grandes violadores y corruptos conocidos por la opinión pública y denunciados por múltiples prevaricaciones y traiciones, el régimen de Buteflika es ya responsable de cualquier tragedia que amenace a Argelia.

El presidente ha faltado a todas sus promesas electorales, ha mentido a los argelinos y, peor, ha innovado en la mala gobernanza rodeándose de 13 o 14 ministros de su propio pueblo, con lo que vuelve a poner de moda el poder de los clanes en vez de moralizar un tanto las costumbres políticas iniciando y balizando una buena gobernanza, preludio del Estado de derecho que había prometido. El único deal [acuerdo, en inglés] que parece importarle al presidente aparte de la megalomanía y la vanidad que caracterizan a los dirigentes árabes, deal que ha ejecutado bien desde su llegada al poder, es el de bombear más petróleo para que el peculio que se reparte entre su clan y los militares sea cada vez más imponente y garante de una clientela totalmente entregada a su presidencia. Una clientela que ha elegido vivir lejos de la miseria ambiente, en unas fortalezas señoriales, ciudadelas inaccesibles con verdes extensiones y playas públicas privatizadas por “decreto” para robarlas al patrimonio público. Con el dinero del pueblo han edificado pequeños paraísos y se han convertido en los más afortunados de los millonarios porque contrariamente a los occidentales que con frecuencia se han esforzado para edificar sus fortunas, los dictadores, entre ellos los dirigentes argelinos, sólo tienen que recurrir al patrimonio público de sus países para saciar el menor de sus deseos. Una situación que el pueblo argelino ya no quiere soportar. Reivindica la dignidad humana que le ha confiscado el poder totalitario privándole de un mínimo decente para vivir, a saber, de una distribución equitativa de los recursos nacionales, el derecho a un trabajo correctamente remunerado, a una vivienda para fundar una familia y, por supuesto, esta libertad de pensar y de evolucionar serenamente. Tantas reivindicaciones que no se llevan bien con una dictadura sino que más bien exigen la instauración de un Estado de derecho .

¿Es esto en principio del fin de las dictaduras en el Magreb? La pelota está en el campo de las elites y de los políticos íntegros de estos países que deben no sólo asumir las reivindicaciones de sus pueblos sino también hacer que se escuchen no sólo en las tribunas locales sino también en la escena internacional. Una manera de hacer ver sus responsabilidades a las grandes potencias que apoyan a las dictaduras despreciando a tantos pueblos del planeta. En adelante ya no puede perdurar la negación de los derechos humanos, ni en el Magreb ni en África ni en América Latina. Los gobernantes se han puesto de acuerdo para promover, e incluso imponer, la globalización de los mercados y hoy, en  2011, los pueblos se lanzan a la globalización de la democracia.    

* N. de la t.: El término utilizado por la autora es “harraguisme”, que procede de la palabra árabe “harraga” con la que se designa en el Magreb a las personas que antes de cruzar el Estrecho queman sus papeles para salir del país sin dejar rastro y dificultar así su repatriación. Por su parte, la palabra “hogra”, “desprecio” en dialecto argelino, es el término que expresa a la vez el desprecio, el abuso de poder y la injusticia de las autoridades argelinas hacia su pueblo.

Fuente: 
Mondialisation.ca /Rebelión
Traducido para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

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