miércoles, 16 de marzo de 2011

Alerta nuclear: RECORDANDO CHERNOBYL SUPONEMOS FUKUSHIMA



Alertan que puede ocurrir un accidente como en Chernobyl

Un experto en energía nuclear dijo que en Atucha y Embalse se libera al ambiente la misma sustancia radiactiva que en la central ucraniana. Denunció que ocurren accidentes que se mantienen en secreto. Escuchá el audio de la entrevista por la 97.1, La Red Paraná.

Entre Ríos está dentro del radio de riesgo de Atucha I.
El biólogo Raúl Montenegro, presidente de la Fundación para la Defensa del Ambiente, volvió a alertar que en las centrales nucleares argentinas puede ocurrir un accidente como el ocurrido en Chernobyl hace 25 años, pero aseguró que las autoridades gubernamentales no tienen en cuenta esa posibilidad y no preparan a la ciudadanía.

 “Hay que asumir que puede existir el peor accidente posible”, sostuvo Montenegro este martes, en declaraciones a la 97.1, La Red Paraná. “Esos accidentes se pueden deber a fallas humanas, fallas técnicas –el reactor más antiguo que es el de Atucha I las tiene y muy seguido– a actividad sísmica, a un acto terrorista o una combinación como pasó en Fukushima”, agregó.

Sobre el peligro que representa para Entre Ríos la central de Atucha I, ubicada en Lima, Buenos Aires, dijo que la provincia “está dentro del radio de riesgo” y “el gobierno de Entre Ríos no ha adoptado ninguna medida, ni tampoco el de Buenos Aires o el Córdoba (por la central de Embalse), con la creencia de que si la gente no está preparada se va a preocupar menos”.
“Hay algo que es fundamental, primero la vigilancia de lo que ya existe, algo que las provincias no hacen, lo hace solamente la Nación y no en forma independiente”, dijo. “A su vez, hemos visto el área de impacto: en el caso de Chernobyl el área de mayor contaminación fue de aproximadamente 500 kilómetros; si le agregamos una zona de prevención, serían aproximadamente 700. En toda esa zona las personas tienen que estar preparadas. En Atucha I, por ejemplo, en la zona de Zárate, como en el caso de Embalse, solamente se hacen simulacros para 10 kilómetros”, añadió.

Además denunció que “se mantienen en secreto la gran cantidad de accidentes que han tenido todas estas plantas, incluso algunos de ellos, realmente muy graves”. Por eso dijo que asumió “una posición muy crítica” sobre el tema.

Haciendo una comparación con lo ocurrido en la central ucraniana, dijo que “en Chernobyl lo que era distinto era la tecnología, el envolvente”, pero “todo lo que había en el corazón del reactor nuclear es lo mismo que hay en Atucha I y en Embalse”.

“La población no suele conocer que tanto en Atucha como en Embalse no hay una fuente de riesgo sino que son dos: una es el propio reactor y la otra es el depósito de combustible agotado, que está cerca de la planta, y que tiene mucho más material radiactivo y lo que es peor: con mucha menos protección que en la propia central”, aseguró Montenegro.

Otro elemento que tampoco se conoce –dijo– es que las dos plantas durante su funcionamiento rutinario, es decir todos los días, descargan isótopos radiactivos al ambiente. Se trata de la misma sustancia que en Chernobyl, aunque en cantidades pequeñas. “Pero, y esta es otra cosa que tampoco se dice claramente desde el gobierno, no hay ningún valor de seguridad en términos de materiales radiactivos, osea: cualquier valor de radiación es de riesgo”.

“Todos estos elementos implican que los países tengan que hacer un fuerte replanteo, como está pasado en este momento en Alemania. Porque mantenemos un plan parásito, gigantesco, para tener un miserable 7% de energía, que es lo que produce Argentina con Atucha I y Embalse. No hay ninguna relación entre el peligro y lo que se eobtiene de energía”, sostuvo.

El experto dijo que a nivel mundial sólo hay 31 países que tienen reactores nuclares de potencia, entre ellos Argentina. Denunció también que el programa nuclear nacional fue básicamente desarrollado, en las principales decisiones, durante gobiernos militares. “No debemos olvidar que Argentina en algún momento trabajó para el desarrollo de un artefacto nuclear”.

La energía más cara
Montenegro resaltó que a la nuclear siempre se la muestra como una energía barata, pero en realidad es lo contrario: “Es la más cara de todas, porque sólo consideran el precio del uranio y se omite la tremenda infraestructura que necesita una energía tan peligrosa. Es la única fuente de energía que tiene un compromiso transgeneracional. Pensemos que el plutonio 239, que es uno de los radio isótopos producidos por las centrales nucleares, tiene una vida media de 24.000 años. El riesgo se multiplica por diez: nos da 2.400 siglos. Ese es el horizonte de riesgo”.

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Carta urgente desde Japón
Por Cristobal Cervantes 16/03/11
Megumi Miyata, ciudadana japonesa, nos ha enviado a los amigos un mensaje que nos ha emocionado. Lo reproducimos traducido a continuación y te pedimos, por favor, que lo difundas, como dice Megumi: "Por favor, cambia el mundo":

Queridas amigas y amigos,
Por todas las bendiciones y amor, por vuestra voluntad para ayudar y rezar, siento una enorme gratitud hacia a todos vosotros.
Acabo de recibir un mensaje de un amigo que tiene información de un oficial del ejército japonés. Dice que en la planta nuclear de Fukushima el reactor nuclear a empezado a fundirse y que no hay nada que se pueda hacer para prevenir la explosión, todo lo que están intentando hacer es simplemente retrasarla.
Hay cuatro o cinco veces más combustible nuclear en Fukushima que en Chernobil, y lo que hace esta situación mucho peor es que Fukushima tiene seis reactores uno junto al otro y el tercer reactor esta utilizando como combustible mox (mezcla de óxidos) que contiene plutonio, y como sabéis el plutonio tiene una radiactividad muy alta.

Lo que quiero deciros es que, por favor, no desperdiciéis esta oportunidad.
Es cierto, hay tantas informaciones circulando ahora mismo en Japón, un montón de afirmaciones y rumores. Cuesta mucho averiguar qué es realmente verdad. La televisión dice una cosa y en los periódicos vemos otra. Hay e-mails de advertencias y mensajes de móvil alertando sobre nuevos terremotos. Y la compañía eléctrica que no nos informa de la verdad a tiempo. Todo ello nos confunde y nos agota y lo peor podría ser que la gente cayera en el pánico.
Pero el hecho es que el peligro al que nos estamos enfrentando ahora es vuestro tambié. Si la explosión ocurriese, la radiación se extendería por todo el mundo, a través del mar, la comida, el aire...
El desastre de Three Mile Island en 1979, Chernobil en 1986: los humanos no aprendimos la lecciones que nos costaron tanto. Un proverbio japonés dice: "Después de tragarlo te olvidas de que quema". Significa que cuando la comida que quema está pasando por tu garganta sientes el dolor y dices que no más... pero al cabo de un momento lo olvidamos como si nada hubiese pasado y tomamos otro bocado que quema.
Oí que hubo una manifestación en Alemania en contra de las centrales nucleares. Por favor, seguid.
Si todos nosotros no podemos aprender la lección de ésta catástrofe, nos costará el planeta. Por favor, no perdáis el tiempo. Si creéis que los japoneses necesitamos ayuda, hay algo que sí podéis hacer:
¡Por favor, cambiad el mundo!
Dijimos “¡No más Hiroshima y Nagasaki!” y nosotros los japoneses, el único país que ha sufrido bombardeos atómicos, nos enfrentamos a este desastre humano una vez más.
Los desastres naturales no los podemos parar, pero los desastres humanos si
los podemos detener. Es hora ya. ¿No crees?

Con amor y esperanza.

Megumi Miyata vive en Tokio y trabaja de traductora, habla cinco idiomas (japonés, inglés, francés, español y hebreo). En estos momentos está colaborando como traductora con varias ongs internacionales en la zona del desastre en Japón.

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Alerta nuclear en Japón. Dos semanas de emisiones radiactivas en Fukushima

Viernes 25 de marzo de 2011. Nodo50 | Descargar artículo en PDF
Por Ecologistas en Acción
Han pasado dos semanas desde el terremoto que provocó el accidente en las centrales nucleares japonesas, y ya se están conociendo informaciones sobre partículas radiactivas emitidas desde la central nuclear de Fukushima que están comenzando a desplazarse a gran distancia, detectándose en diferentes lugares del planeta.


Aunque la cantidad de radiactividad que se pueda recibir en Europa es lo suficientemente pequeña como para no tener ningún efecto en la población, sí es significativo señalar el dato, como ocurrió con las pruebas nucleares en el Pacífico en los años sesenta, o el accidente de Chernóbil, de que se está sembrando el planeta de partículas radiactivas procedentes de actividades humanas de las que se podría prescindir, y que nunca debieron haber existido.
Sin embargo, los efectos a medio plazo sí serán muy importantes, tanto en Japón como en el Pacífico (se ha detectado yodo-131 y cesio-137 en California), aunque todavía es pronto para precisar estos extremos.


En Japón, ya se están sufriendo las consecuencias inmediatas por contaminación radiactiva de los acuíferos y de la agricultura en un radio que ronda los treinta kilómetros. Pero esto es solo el principio. En diferentes imágenes se ha podido comprobar que se han producido emisiones de grandes cantidades de material radiactivo procedente de cuatro reactores. Nubes negras de un kilómetro de altura se elevaron al cielo con cada una de las tres explosiones por hidrógeno, que reventaron la cubierta de la contención secundaria de los reactores 1, 2 y 3. y, continuamente está saliendo a la atmósfera vapor de agua, que a su vez, lleva consigo también partículas radiactivas, de esos tres reactores y de la piscina de combustible gastado del 4.
La situación parece estable, que no fuera de peligro, ni por supuesto se ha conseguido evitar que sigan produciéndose emisiones radiactivas. Se ha conseguido restablecer el suministro eléctrico, y con él se ha facilitado la inyección de agua a los reactores y piscinas de combustible, pero no se consigue enfriar suficientemente y por esa razón sigue habiendo emisiones prácticamente de forma continua. La refrigeración es fundamental hasta que lo que queda del núcleo, fundido parcialmente en los tres reactores, se enfríe lo suficiente para llevarlo al estado de “parada fría”, lo cual aún no se sabe cuando se va a producir. Esta incertidumbre es debida, precisamente, al hecho de que la fusión parcial ha deformado la estructura de la disposición de las varillas de combustible. Esta estructura es fundamental para controlar la reacción de fisión, y por tanto es imposible saber cuándo será posible enfriar lo suficiente como para poder decir que se ha pasado el peligro. Mientras tanto las emisiones continúan.
Afortunadamente, el hecho de que los trabajadores de la central hayan conseguido evitar la fusión total en todos los núcleos, hace que las consecuencias se alarguen en el tiempo “solamente” durante alrededor de medio siglo. Si el plutonio, principal componente del combustible gastado –para el que no hay solución-, hubiera salido al exterior, como ocurrió en Chernóbil, habría que hablar de efectos durante miles de años.
Las medidas en un radio de treinta kilómetros muestran dosis, en algunos lugares, del orden de 0,1 milisievert/hora. Es decir, en unas semanas se absorve el límite legal para todo el año, establecido en 50 mSv/año. Son medidas provisionales, tomadas en el contexto de una situación desastrosa como la que está viviendo Japón en estos días. Pero son suficientemente significativas para poder decir que las consecuencias a largo plazo serán muy importantes. Otra cosa es la dificultad de cuantificarlas. Nadie va a morir directamente por el accidente a corto plazo, sino que las mutaciones genéticas provocadas por las partículas radiactivas – es decir, cáncer – provocarán un goteo de muertes en los próximos años que, si Japón no es distinto a Ucrania (por Chernóbil) o a EE UU (por Harrisburg), nunca se conocerán. Efectivamente, nunca ha habido datos fiables de cuantificación de afectados por los accidentes citados. En este caso, además, va a ser difícil cuantificar las víctimas del consumo de pescado del Pacífico contaminado.
Mientras tanto, la industria nuclear sigue minimizando el desastre, y todo parece indicar que, si las movilizaciones ciudadanas no lo evitan, los gobiernos se van a limitar a tomar medidas de seguridad adicionales, sin plantearse prescindir de la energía nuclear. Una forma de generación de electricidad peligrosa, que produce unos residuos devastadores si no se controlan confinados, y para los que no hay solución. Y de la que se puede prescindir perfectamente, como lo demuestra la Propuesta de Generación Eléctrica para 2020 publicada por Ecologistas en Acción.

CIBERACCIÓN PARA PEDIR EL CIERRE DE LAS CENTRALES NUCLEARES Y LA PARALIZACIÓN DEL ATC

Ecologistas en Acción lanza una ciberacción con el objetivo de que la ciudadanía mande mensajes de correo electrónico al Presidente del Gobierno, al Ministro de Industria y Energía, y a la Ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, para que pongan en marcha un plan de cierre de las centrales nucleares españolas que culmine en 2020, empezando por la de Garoña en esta legislatura, y paralicen el proceso del ATC, el cementerio nuclear.
En la carta que empezará a llegar al Gobierno se desgranan los argumentos que sostienen la desnuclearización del Estado español.
El primero de ellos hace referencia a la seguridad. El accidente nuclear de Japón ha demostrado una vez más que, por improbables que se presenten, los accidentes nucleares acaban ocurriendo. Fukushima se suma a Three Mile Island o Chernóbil, y tantos otros accidentes de la industria civil, como el de Vandellós, y militar, como Palomares. Sociedades, como la japonesa, con un control tan alto de la tecnología y con una preocupación tan elevada por la seguridad no han podido evitar un desastre como el de Fukushima. Indudablemente, un accidente nuclear es potencialmente de muchísima mayor gravedad que uno acaecido en la industria renovable.
Además, la industria nuclear sigue teniendo sin resolver el problema de los residuos nucleares, que son activos durante miles de años. La misiva se pregunta si es posible sostener con seriedad que vamos a garantizar la seguridad de los residuos nucleares durante miles de años si no somos capaces de evitar los accidentes nucleares a día de hoy.
En la carta aparece otro argumento para el abandono de la energía nuclear en España: su entorpecimiento al desarrollo de las renovables. En concreto, ya en varias ocasiones se han desconectado parques eólicos por sobreproducción en la red, ante la imposibilidad de desconectar las nucleares.
A esto se le añade la sobrecapacidad de producción eléctrica de España, como prueba que en los últimos años nuestro Estado ha sido exportador neto de electricidad. Y que hay medios mucho más efectivos y baratos para luchar contra el cambio climático y la seguridad energética: reducción del consumo y apuesta decidida por las renovables.
Por último, Ecologistas en Acción, así como otras instituciones, han demostrado, con propuestas técnicamente viables, que es posible el cierre de todas las centrales nucleares españolas en 2020 con garantía de suministro y mejorando la calidad de vida.

MAS INFORMACIÓN


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Fukushima está en alerta nuclear.
En tres de sus seis reactores se teme que el núcleo con el combustible se esté fundiendo y se piensa que la vasija de contención de dos de ellos está dañada. Además, el combustible gastado que estaba en las piscinas del almacenaje está fuera de control o desaparecido. Damos algunas claves para entender cómo se ha llegado a esta situación y lo que puede suponer que continúe.
¿Qué tipo de combustible se usa?
De los seis reactores, cinco utilizan óxido de uranio. El reactor número 3, sin embargo, emplea una mezcla de uranio y plutonio conocida como MOX. Este reactor preocupa a los técnicos porque es un material más letal y que se funde más fácilmente.
¿Cómo funciona la planta?
La central usa una tecnología llamada reactor de agua en ebullición o BWR (Boiling Water Reactor), que es la misma de las centrales españolas de Garoña y Cofrentes. Garoña es un modelo idéntico al reactor 1 de Fukushima. Los construyó General Electric y abrieron en 1971. El combustible o núcleo del reactor se calienta dentro de una vasija llena de agua y protegida por una estructura llamada de contención. El combustible alcanza hasta 2.000 grados y hace hervir el agua. El vapor es conducido por tuberías hasta una turbina que genera electricidad.
¿Cómo se mantiene el sistema?
El mecanismo es como una olla. Para que el proceso sea estable hay que controlar la presión, el vapor y la temperatura. El combustible debe estar tapado por agua para que no se sobrecaliente.
¿Cómo empezó todo?
Los edificios resistieron al seísmo y al tsunami, pero se dañó el abastecimiento eléctrico del exterior. La central activó entonces el sistema de emergencia autónomo, pero la inundación lo estropeó. Sin electricidad, fallaron los sistemas de refrigeración y los núcleos empezaron a sobrecalentarse. Se recurrió a agua del mar para evitarlo, pero no bastó.
¿Qué ocurre cuando el núcleo empieza a calentarse?
El sistema se desestabiliza. En el núcleo hay muchos materiales. Está el combustible de uranio o plutonio y las vainas de metal de circonio que lo protegen. También están las barras de control, hechas de yoduro de boro, un material que frena las reacciones atómicas. Además, hay acero y cemento. Cuando sube la temperatura, todos esos materiales reaccionan sin control. A altas temperaturas el vapor oxida los metales con rapidez. Las vainas se deterioran y el combustible libera partículas radiactivas volátiles. Además, el proceso de oxidación libera hidrógeno, que es explosivo.
¿Qué ha pasado en los núcleos?
En los reactores 1, 2 y 3 ha habido explosiones de hidrógeno y escapes de vapor con esas partículas volátiles. También se han hecho liberaciones controladas de gases para disminuir la presión.
¿Cuál es el parte de daños?
En las vasijas 1, 2 y 3 el combustible está expuesto al aire y el agua sólo cubre hasta la mitad. Esto hace que el proceso de calentamiento del combustible avance. Puede llegar a alcanzar 3.000 grados. El núcleo se convierte en una amalgama de materiales. El uranio o el plutonio, a miles de grados, quedan revestidos de acero y cemento. Como una brasa atómica, es muy difícil enfriarlo. Además, aumenta el riesgo de que la estructura de contención, que es la barrera clave de protección, no aguante y se abra liberando el contenido. De hecho, en los reactores 1 y 2 se cree que esa estructura de contención ha sido dañada y puede tener fugas. Por encima de la estructura de contención está el edificio en sí de la central. Están muy dañados los del 1,3 y 4 y bastante tocado el del 2.
¿Puede haber un Chernobil?
Al parecer no. La diferencia con Chernobil es que aquel reactor no tenía estructura de contención. Cuando el núcleo se descontroló saltó por los aires y destrozó el edificio exterior liberando casi todo el contenido. Esto incluía materiales volátiles y las partículas pesadas del combustible. La nube alcanzó miles de metros lo que ayudó a su dispersión a larga distancia. En Fukushima, la presencia de estructuras de contención es clave. Si resisten, se evitará el mal mayor al estilo Chernobil. Sin embargo, los técnicos creen que quedan todavía muchos días de lucha para evitar la fusión completa del material radiactivo. Y que seguirá habiendo fugas.
¿Qué pasa con las piscinas?
Es un gran problema extra. El combustible gastado durante años se guardaba en la central de Fukushima en piscinas situadas en la parte alta del edificio del reactor. El combustible gastado mantiene un calor residual de cientos de grados y debe estar tapado con agua para enfriarlo. Tiene una altísima radiactividad. En el reactor 4 la piscina está sin agua y el combustible ha empezado a calentarse. Lo mismo ocurre en la piscina 3. Y se ignora el estado de las piscinas del reactor 1 del 2.
¿Qué sustancias se han emitido?
Han salido las partículas más ligeras. Gases nobles como el kriptón y el radón y elementos como el yodo, el cesio, el estroncio, el rutenio y el tritio. La radiación ha alcanzado en algunos instantes 400 milisieverts / hora, 400 veces más de la dosis anual recomendada.
Fuente: ElMundo

PALABRAS CLAVES PARA ENTENDER EL DESASTRE NUCLEAR
Reactor nuclear: Instalación en la que puede iniciarse, mantenerse y controlarse una reacción nuclear en cadena. El reactor (nuclear) de agua a presión es un reactor refrigerado con agua natural a una presión superior a la de saturación, a fin de impedir su ebullición. El reactor de agua en ebullición (como los de la central de Fukushima) es un reactor refrigerado con agua natural, la cual se deja que hierva en el núcleo en una cantidad considerable.
BWR o Reactor de agua en ebullición: El calor generado por las reacciones en cadena se usa para hervir el agua. De este tipo son los reactores de la planta japonesa de Fukushima o los de Garoña, en Burgos. Ambas plantas usan el mismo reactore de tecnología BWR (Boiling Water Reactor) fabricado por General Electric. La compañía americana les vendió el mismo modelo a japoneses y españoles a comienzos de los 70. El reactor 1 de Fukushima y el único que hay en Garoña son idénticos y se inauguraron en 1971.
Barra de combustible: Combustible nuclear dispuesto en forma de barra formado por pastillas contenidas en una vaina tubular metálica. En las centrales nucleares puede usarse Uranio y Plutonio, pero este segundo también es utilizado en la fabricación de armas nucleares. En Fukushima hay cinco reactores que funcionan con uranio y uno de ellos -el reactor tres- que contiene una mezcla llamada MOX que contiene plutonio y uranio.
Vasija: Recipiente en el que se encuentra el núcleo de un reactor nuclear. En él están las vainas de combustible (cubierta metálica que contiene herméticamente el combustible), el reflector (material situado alrededor del núcleo que es el encargdo de devolver los neutrones que de otro modo escaparían), el refrigerante (agua radiactiva) y otros componentes.
Contención: Estructura utilizada para albergar en su interior instalaciones nucleares o radiactivas para disminuir la posibilidad de contaminación del medio ambiente. En centrales nucleares, la contención está formada por una chapa de acero de revestimento y un recubrimiento de hormigón de 90 centímetros de espesor y contiene en su interior el reactor y el circuito primario.
Sievert (Sv): Unidad de la dosis equivalente y de la dosis efectiva en el Sistema Internacional de Unidades. Es decir, mide la dosis de radiación absorbida por la materia viva. Un Sv equivale a un julio de energía por cada kilogramo de peso. La unidad antigua es el REM, usada, por ejemplo, en la antigua Unión Soviética. Fue la unidad de referencia durante el accidente de Chernóbil. 1Sv equivale a 100 REM. Hay ocasiones en las que se hace referencia a bequerelios, pero las unidades no son comparables porque el bequerelio es una unidad de radiactividad, no de dosis equivalente.
Radiactividad: Propiedad de algunos elementos químicos de emitir partículas u ondas electromagnéticas. Esta propiedad se debe a la existencia de una descompensación entre el número de neutrones y de protones del núcleo del átomo, que provoca una inestabilidad y una liberación de la energía acumulada en forma de partículas u ondas. La radiactividad natural se debe a elementos que emiten radiaciones espontáneamente, como es el caso del uranio, el torio o el radón, por ejemplo.
Núcleo del reactor: Región de un reactor nuclear en la que se encuentra el combustible y donde se produce la reacción nuclear de fisión y la liberación de calor.
Fusión nuclear: Reacción entre núcleos de átomos ligeros que conduce a la formación de un núcleo más pesado que los iniciales, acompañada de la emisión de partículas elementales y de energía.
Fisión nuclear: Reacción nuclear en la que tiene lugar la ruptura de un núcleo pesado, generalmente en dos fragmentos cuyo tamaño son del mismo orden de magnitud, y en la cual se emiten neutrones y se libera gran cantidad de energía.
Fusión del núcleo: Es un daño grave del núcleo del reactor debido a un sobrecalentamiento. Se produce cuando un fallo grave del sistema de la central impide la adecuada refrigeración del núcleo del reactor. Cuando eso sucede, las vainas de combustible se calientan hasta llegar a derretirse. Supone un gran peligro debido a que existe el riesgo de que el material radiactivo (el combustible nuclear) sea emitido a la atmósfera. No se debe confundir con fusión nuclear (ver más arriba).
Isótopo: Cada una de las distintas formas de los átomos de un elemento químico. Todos los isótopos de un elemento tienen el mismo número atómico (número de protones) y, por tanto, pertenecen al mismo elemento químico, pero difieren entre sí en el número de neutrones.
Partículas alfa: Son emitidas por los radionucleidos naturales no son capaces de atravesar una hoja de papel o la piel humana y se frenan en unos pocos centímetros de aire. Sin embargo, si un emisor alfa es inhalado, ingerido o entra en el organismo a través de una herida puede ser muy nocivo.
Partículas beta: Son electrones que salen despedidos en los procesos radiactivos. Los de energías más bajas son detenidos por la piel, pero la mayoría de los presentes en la radiación natural pueden atravesarla. Al igual que los emisores alfa, si un emisor beta entra en el organismo puede producir graves daños.
Rayos gamma: Radiación electromagnética producida en el fenómeno de desintegración radiactiva. Su longitud de onda es menor que la de los rayos X, por lo que es una radiación extraordinariamente penetrante. La radiación gamma suele acompañar a la beta y a veces a la alfa. Los rayos gamma atraviesan fácilmente la piel y otras sustancias orgánicas, por lo que puede causar graves daños en órganos internos.
Fuente: ElMundo
Publicado por JF
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RENACE
RED NACIONAL DE ACCION ECOLOGISTA
De la Argentina
16 marzo 2011      -        Duelo nuclear

RECORDANDO CHERNOBYL SUPONEMOS FUKUSHIMA










            El reactor cuatro de Chernobyl comienza a fundirse a la una y siete minutos de la madrugada, un sábado primaveral, 26 de abril de 1986. La nube radiactiva, imposible de concebir por mente alguna, emerge del reactor después de que una fuerte explosión termina con la vida de todos los operarios en el seno de la central. De todos.  La nube primero se desplazó hacia el este y luego rotó hacia el norte. Enseguida se dividió en cuatro pétalos como si se abriera una flor, en distintas direcciones.  Uno de los pétalos de la nube radiactiva fue detectado por un soldado finlandés en un puesto fronterizo. En el mismo instante, en una central nuclear sueca registran altas dosis radiactivas en las botas de un operario. El director de seguridad de la central sueca, Ben Gelman, no termina de entender qué pasa y por la orientación de los vientos sospecha que la radiación proviene del Reino Unido y cuenta más tarde que lo primero que pensó fue en un ataque nuclear en territorio británico, hasta que veinte minutos más tarde se cree que la nube letal proviene de la Unión Soviética. El silencio se hizo interminable. Los soviéticos contestan con evasivas y 

dicen no saber nada cuando los suecos les preguntan que los vientos provienen de Chernobyl. Hasta ese instante habían transcurrido diez horas de la voladura y fusión del reactor y los bomberos se sumaban a luchar contra el núcleo convertido en una brasa. Los soviéticos reconocen más tarde el desastre diciendo que “no querían alarmar a nadie” y en consecuencia no evacuaron inmediatamente a la población de Pripyat, además hábitat de los trabajadores de la central, la que recibió radiación cuatrocientas veces superior a la generada por la bomba atómica sobre Hiroshima.
La gente de Pripyat, con las primera luces del día, recorría las calles y la plaza con sus hijos, sin saber que sus días estaban contados. Se cruzaron con soldados que portaban trajes y botas como de lluvia y un barbijo en el rostro, y respondían que se trataba de “un simple entrenamiento”.

La fusión del núcleo fue imparable. El setenta por ciento de los radionucleidos cae en Bielorrusia. El 2 de mayo la nube llega a Japón donde miden radiación altísima. El día 4 toca territorio chino y el 5 la nube sobrepasa la India. El 6 de mayo aparece en la costa de Estados Unidos y Canadá. Los informes advierten que la nube radiactiva de Chernobyl dio tres vueltas al globo terráqueo. En Europa también  recibió el impacto Alemania,  Francia, norte de Italia e Islas Baleares, y en el resto del viejo continente, aunque en menor medida. Los análisis de orina de algunos habitantes catalanes registraron altos índices de yodo radiactivo, un radionucleido que se aloja en la glándula tiroides y se mantiene vivo por ocho días bombardeando desde adentro todo el cuerpo. Pero digamos que hay muchos otros radionucleidos, como el Cesio 137 que contamina durante 30 años todo lo que toca. El Estroncio 90, que ataca la médula ósea y se confunde con el calcio del cuerpo haciendo el mismo recorrido; tiene una vida media de 90 años. Entre los productos de fisión que hay en el núcleo del reactor se halla el gas Xenón, veneno que se inhala y ni la lluvia lo disuelve, permanece vivo por seiscientos años. Son muchísimos los radionucleidos “criados” en la fisión nuclear pero citemos principalmente al más peligros de todos por su alta actividad, el plutonio 239 que se instala en el planeta para no irse por 250.000 años, causando enfermedades terminales. Es inimaginable, pero pensemos que hace 10.000 años había volcanes en Francia y que concluía el último período glacial, y que hace 8000 años el  desierto del Sahara  era una sabana verde y fértil. El plutonio, creado por el hombre en la fisión del reactor posee una vida media de 24.400 años, pero seguirá activo por 250.000 años.
Este cuadro es el que se reproduce actualmente en Japón, aunque creemos que mucho peor, porque combatir contra cinco reactores a los que habrá que envolver en hormigón, sólo para mitigar el impacto radiactivo al exterior, porque continuarán emitiendo radiactividad por milenios, será una tarea que no permite ver el final. Por lo pronto Fukushima es ya una ciudad fantasma como lo es actualmente  la ucraniana Pritya. Nadie puede ocultar la realidad ni la documentación que se fue gestando sobre Chernobyl con diez millones de afectados por cáncer y leucemias, cinco meses después del desastre nuclear.
Cuando los robots enloquecían en el techo del reactor ucraniano, con la utopía de ahogarlo químicamente y sellarlo con una coraza de hormigón,  se precipitaban –incontrolados- en el núcleo del reactor. Lo increíble sucedió después cuando setecientos mil soldados fueron enviados a cumplir ese objetivo. Se inmolaron. La orden era que cada uno no estuviera más de tres minutos en esa labor porque no hay traje capaz de frenar ese poder destructivo. Se sumaron a semejante esfuerzo muchísimos campesinos y pobladores, los bomberos y otras fuerzas del orden involucradas, enfermaron gravemente. Ocho mil quinientos de estos héroes murieron en horas y poco a poco el cáncer iba dando cuenta del resto. La tragedia continuaba en cada nacimiento de nuevos seres de aquellas mujeres contaminadas en varios kilómetros a la redonda: los niños de Chernobyl, algunos de los cuales estuvieron en Buenos Aires, en nuestro hospital Garraham, años después.

¿Es alarmista este texto y en consecuencia debemos ocultarlo?

Estamos siendo literales en la descripción de los hechos por eso coincidimos con gran parte del mundo que equipara -por ahora- la tragedia de Chernobyl y Fukushima. Pero este último sitio se agrava por su sismicidad.  Salvando esto, se asemejan mucho los dos casos porque en Japón, a cuatro días del desastre, el gobierno se esfuerza en convencer al mundo que la radiación es tolerable; en Chernobyl, dos días después,  el 28 de abril, el comunicado oficial leído por la autoridad soviética decía que “se había dañado un reactor y estaban reparándolo.” Las mismos burócratas prohibirían luego toda información vinculada con el caso, un velo que se fue destapando cuando desaparece la URSS. Lamentablemente, las nuevas autoridades ucranianas y rusas reconocen que gran parte de la documentación sobre Chernobyl fue destruida.

Javier Rodríguez Pardo
Movimiento antinuclear del Chubut (MACH) – Sistemas Ecológicos Patagónicos (SEPA)- Red Nacional de Acción Ecologista (RENACE Argentina)- Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC) Tel.: (011) 1567485340  

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