miércoles, 27 de abril de 2011

Riesgos invisibles en la comida



27-04-2011

Los grandes niveles de polución son asimilados por nuestro cuerpo a través de la alimentación
Riesgos invisibles en la comida
El mercurio en los grandes pescados y productos químicos como los plaguicidas se introducen en algún momento en la cadena alimentaria. A pesar que desde 2004 está en vigor el convenio de Estocolmo para evitar los Contaminantes Orgánicos Persistentes en nuestra dieta, la alimentación es uno de los mayores causantes de contaminación en nuestro cuerpo.
El ‘efecto cóctel’, es decir, la existencia de varios contaminantes, aunque con niveles permitidos, en cada alimento, es la mayor preocupación de los especialistas.
“Generalmente, la producción de verduras de hoja verde así como productos animales como leche y huevos son de mayor preocupación sobre una posible contaminación”, indicaba la Organización Mundial de la Salud a principios de abril, después de que la propietaria de Fukushima vertiera miles de litros de agua contaminada al mar. Estas recomendaciones sirven realmente para cualquier contaminante que esté presente en la cadena alimentaria.

La contaminación por plutonio no sólo llega a través de las fugas y accidentes de centrales. Según la Agencia para las Sustancias Tóxicas y Registro de Enfermedades (ATSDR, por sus siglas en inglés) de EE UU, las pruebas de armas nucleares son “la fuente de la mayor parte de plutonio en el ambiente”. En el Estado español, la mayor fuga de plutonio fue la desatada por las bombas de Palomares (Almería), de la que todavía quedan restos en los alrededores. Un estudio de la Universidad de Sevilla confirmó en 2010 la presencia de este metal en sedimentos marinos del Mediterráneo. “Nadie ha estudiado todavía si ha penetrado en la cadena alimentaria”, explica Eduard Rodríguez Farré, investigador del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona (CSIC-IDIBAPS). Estas radiaciones pueden causar daños en el ADN de las células. Si las lesiones no son demasiado importantes, ese ADN se regenerará correctamente. Pero una reparación defectuosa puede facilitar la aparición de un cáncer con posterioridad.
La contaminación diaria
Más allá de los escapes radioactivos, el Estado español no se muestra muy transparente en cuanto a la contaminación que llega a nuestros platos desde el mar. En marzo, la fundación Oceana denunció que el Gobierno lleva cuatro años ocultando datos sobre los niveles de mercurio presentes en ciertas especies marinas. “Desde hace años, se intenta que se incluya al metilmercurio en la lista de Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP), pero hay muchos intereses para evitarlo”, explica Farré.
Los COP son –según resume el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud de CC OO– sustancias químicas que tienen una elevada permanencia en el medioambiente al ser resistentes a la degradación; son bioacumulables, se incorporan en los tejidos de los seres vivos y pueden aumentar su concentración a través de la cadena alimentaria, son altamente tóxicos, y provocan graves efectos sobre la salud humana y el medioambiente; y tienen potencial para trasportarse a larga distancia.
“La gente dice ‘qué bien vivimos, cuánto bienestar’, pero nadie piensa en el aumento de la infertilidad, del asma infantil, del alzheimer, del cáncer, diabetes... esto se debe al puñetero modelo de desarrollo del que hemos disfrutado. Esto no sale gratis”, denunciaba en marzo Miquel Porta, catedrático de salud pública del Instituto Municipal de Investigación Médica y la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona) enEl Escarabajo Verde de La2. Más allá de una postura alarmista, Porta (coautor de Nuestra contaminación interna. Concentraciones de Compuestos Tóxicos Persistentes (CTP) en la población española) reclama una sociedad que esté pendiente de lo que come.
Es muy importante consumir productos frescos y a poder ser ecológicos, no repetir todos los días los mismos alimentos y dedicar un tiempo tranquilo a las comidas. En estos momentos en los que la sensibilidad a los alimentos crece sin parar, es importante observar si algún alimento nos da reacción. La reacción puede ser flatulencia, malestar, contracción del esófago o estómago, espasmos intestinales, somnolencia y también bajada de ánimo u otros”, explica a DIAGONAL Pilar Muñoz- Calero, doctora y presidenta de la Fundación Alborada.
La doctora Muñoz-Calero explica los patrones de las nuevas enfermedades: “Son multisistémicas (pueden afectar a cualquier órgano o sistema aunque la causa sea la misma), son crónicas, pues el organismo que es incapaz de eliminarlos o asimilarlos los acumula en un intento de adaptación hasta que se satura la capacidad de acumular más sin exponerse a un riesgo más grave de que afecte a órganos o sistemas vitales. El intento de adaptación a los tóxicos agota a otros recursos y otras formas de compensación del organismo”.
“Muchos doctores recomiendan una dieta sana asumiendo que el paciente sabe cuál debe ser ésta. En general se manda una dieta que evite sal, azúcar o grasas saturadas sobre todo, eso está bien pero es insuficiente. La primera regla debería ser evitar aditivos, conservantes y colorantes que hacen daño a las personas sensibles y también a las que no lo son tanto”, amplía Muñoz-Calero.
Según el último informe de la Autoridad Europea de la Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), casi el 50% de las frutas y verduras convencionales en el mercado europeo contienen restos de uno o de varios plaguicidas. “Peor aún” –mantiene Claude Aubert en el libro Otra alimentación es posible– “se constata que la proporción de alimentos que contienen más de dos residuos está en aumento constante desde hace varios años. La explicación es sencilla: para evitar rebasar el límite máximo de residuos”, se utilizan varios plaguicidas a niveles permitidos. Esto se denomina “efecto cóctel” y “no hay ninguna normativa que regule esta suma, ni se conocen muy bien sus consecuencias”, reconoce Farré.
El convenio de Estocolmo, que está en vigor desde 2004, es el instrumento legal más importante a nivel global, ya que exige la eliminación total del planeta de plaguicidas que presentan características de COP. De hecho, estableció la prohibición de la fabricación y el uso de nueve conjuntos de plaguicidas clorados y procedimientos para la identificación de nuevos COP que se pueden agregar a la lista inicial que establece el Convenio. En 2010, se añadieron otros nueve más. Donde más se acumulan estos contaminantes “es en las grasas: leche, mantequilla, carne, etc. El principal problema está cuando se han utilizado grasas en los piensos de animales y luego pasa a nosotros”, mantiene Farré.
La postura oficial de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) es asegurar que todos los alimentos del mercado cumplen la legislación y su consumo es seguro. Aunque este periódico ha intentado ponerse en contacto con la AESAN, ningún responsable ha contestado a nuestras preguntas. Más allá de lo que se utilice como plaguicidas, los COP también pueden llegar de una forma indirecta. Por ejemplo, “se utilizan muchos plaguicidas para limpiar parques o cunetas de carreteras. Esto afecta sobre todo al ganado, que come productos contaminados. Si utilizas un organismo peligroso hay unos plazos de espera en los que no debes ingerir ese alimento. Lo ideal sería que no se utilizaran, pero si se utilizan que sigan los protocolos”, denuncia a DIAGONAL María Andrés, de Ecologistas en Acción.
Rastros durante años
El DDT fue prohibido a nivel internacional en 1969. En España se ejecutó su prohibición en 1986. Sin embargo, hasta la decáda del 2000 se ha utilizado para producir otros plaguicidas tanto en Aragón como en Catalunya, explica Nicolás Olea, catedrático de Medicina Interna de la Universidad de Granada. En esta ciudad se presentó un informe en 2009, que indica que el DDT sigue presente en el 96% de las placentas de mujeres que dan a luz en la localidad andaluza. Sus principales consecuencias son malformaciones urogenitales en los bebés y menor peso en su nacimiento.
Los COP persisten durante años, por ejemplo, “debajo del aeropuerto de Bilbao hay un vertedero de lindano. También hay otro en Sabiñanigo (Huesca)”, denuncia Farré, quien afirma que cuando se pregunta por su peligrosidad todos sus responsables lo niegan. Según un estudio de 2009 de la Universidad Pierre y Marie Curie, la exposición al lindano y al DDT duplican el riesgo de contraer Parkinson en agricultores.
El descontrol de estos componentes no es algo del pasado. Según Farré, “el queso de mozzarella del sur de Italia es uno de los alimentos más contaminados, porque en Napoles la mafia lleva años quemando residuos ilegalmente”. Mucho más conocido se han hecho las dioxinas, que a inicios de 2011 obligaron a cerrar en Alemania 4.700 granjas, ya que usaban piensos contaminados.
EMBARAZADAS Y NEONATOS
La mayoría de los contaminantes incrementa sus riesgos tanto en las mujeres embarazadas, como en los recién nacidos. Por ejemplo, la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE UU (EPA, por sus siglas en inglés) lanza desde su web unas recomendaciones específicas para mujeres en edad fértil y niños, instándoles a no comer carne de tiburón, pez espada o caballa, por ser peces que contienen altas cantidades en mercurio. Además, limita a 340 gramos semanales la ingesta de pescados y mariscos como gambas, atún enlatado claro, salmón, gado y pez gato; reduciendo a 170 gramos la ingesta de atún blanco (albacora), que tiene más mercurio que el enlatado.
En España, el 64% de los bebés que nacen tienen niveles demasiado altos de mercurio, según un estudio de 2011 de la Universidad de Valencia.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Riesgos-invisibles-en-la-comida.html

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Coca-Cola, la gran depredadora de agua



Coca Cola siempre ha sido presentada como uno de los iconos del poder norteamericano en el mundo. Esta multinacional es una de las menos respetuosas con el medio ambiente allí donde se instala. Sirva el dato, que hay más de 170 universidades, muchas de ellas norteamericanas que ponen trabas a la venta de sus productos, precisamente por estas malas prácticas ambientales. Universidades como la de Atlanta, Toronto, California, Berlín o las de Irlanda han expulsado a Coca Cola de sus campus La compañía Coca Cola es la empresa de bebidas más grande del mundo, según sus propias palabras, en el año 2004, utilizó 283.000 millones de litros de agua. Esa cantidad permitiría dar de beber a todo el mundo durante diez días, o dar agua potable durante 47 días al año a la gente que no dispone actualmente de agua potable en el mundo.
Como vemos, los productos de Coca Cola están siendo cuestionados por los consumidores en todo el mundo. Estos productos contribuyen de manera importante al desarrollo de graves problemas sanitarios, incluyendo obesidad, diabetes y problemas dentales por lo que se están produciendo campañas para eliminar estos productos de escuelas e institutos.
La marca Coca Cola, lo mismo que Pepsi Cola, están sistemáticamente envueltas tanto en problemas medio ambientales como sanitarios. Veamos algunos casos.
En la India, los plaguicidas en las bebidas gaseosas son un caso típico de doble rasero sanitario. Uno válido para americanos y europeos y otro para los hindúes. Los productos de Coca Cola fabricados en este país nunca pueden ser vendidos en los mercados de la Unión Europea o de los Estados Unidos. En el año 2005, se han rechazado sistemáticamente los envíos de esta marca, fabricados en India por considerar que no son seguros sanitariamente.
Un sector de la población muy importante de la India se está oponiendo a Coca Cola por el abuso que hace de sus recursos hídricos. Sus empresas hacen un uso abusivo tanto en cantidad como en calidad de los recursos del agua subterránea en un país donde muchas comunidades aún no tienen acceso al agua. Este abuso provoca un gran descenso en el nivel de las aguas subterráneas, lo cual deja sin agua a decenas de miles de personas.
Mientras que Coca Cola emplea 2,7 litros de agua por litro de Coca Cola, en la India usa 4 litros de agua, con lo cual, tres litros de agua es contaminada y devuelta sin ninguna depuración siendo descargada en los campos vecinos, contaminado así los suelos y las aguas subterráneas
En el estado hindú de Kerala la gente está muy preocupada porque Coca Cola toman agua de sus acuíferos usándola para sus fábricas lo que provocan una severa escasez en las granjas y en los centros urbanos de la zona.
Los análisis químicos realizados, confirman que en la India los productos de esta marca presentan altos porcentajes de pesticidas, especialmente DDT, en proporciones treinta veces superiores que las permitidas por las autoridades norteamericanas y europeas.
En estos tiempos de la globalización, las normas también deben de ser globalizadas. La responsabilidad la tienen las multinacionales de proveer productos que sean seguros para los consumidores. Si un producto no es seguro para los norteamericanos y europeos, tampoco debe serlo para los demás seres humanos
Coca Cola tiene la obligación de liberar de contaminantes sus materias primas antes de introducirlas en el mercado. Resulta chocante que estas multinacionales aboguen por reglas comerciales globales e inversiones corporativas, pero cuando se les cuestiona su mal proceder invocan inmediatamente las leyes locales o nacionales. Coca Cola no paga el agua que usa en India, utilizando diariamente millones de litros. Desde 1998, la fábrica de Coca Cola en Plachimana (India) contamina las tierras, el agua y el aire de la zona, y el número de enfermedades aumenta, sobre todo las cutáneas. Además seca los pozos. A partir de marzo de 2004, esta fábrica ha sido cerrada al impedirle el uso de los recursos hídricos subterráneos que son propiedad comunitaria
Coca Cola también tiene problemas en México, donde explotan de forma muy irracional el acuífero más rico existente en la zona de San Cristóbal de las Casas, en el estado de Chiapas. A lo largo del año 2000, se hacen análisis de las aguas utilizadas para sus procesos industriales, resulta que éstas contienen más del doble del plomo permitido por las autoridades.
Podemos tener la impresión de que europeos y norteamericanos estamos a salvo de estas malas prácticas de Coca Cola, pero esto no es así.
Coca Cola lanzó para el mercado británico la marca de agua embotellada DASANI, en el año 2004, al precio de 1,4 euros el medio litro de agua. Es presentada como agua natural pura, en una botella de plástico azul. Esta agua embotellada es el mismo agua que ofrece la cañería de agua corriente en Londres de la compañía THAMES WATER, con un costo de 0.004 euros el medio litro, mientras que la misma agua es cobrada por Coca Cola a 1,4 euros, con lo que el negocio y la desvergüenza es absoluta. Al agua de la cañería se le añadía bromato para darle sabor. El bromato es un producto cancerígeno y presentaba el doble de lo permitido legalmente por lo que tuvo que retirar todas las botellas. La noticia provocó en Gran Bretaña un impacto social y mediático sorprendente.

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En Polonia, el mal lavado de los recipientes produce moho y hongos en la marca de agua embotellada Bon Aqua, filial de Coca Cola. En el año 2003, Panamá sanciona con 300.000 dólares a esta multinacional por contaminar con colorantes el río Matasnillo, la bahía de Panamá y el ecosistema de la ciudad. En el año 1991, un tribunal colombiano demuestra que Coca Cola vendió sus bebidas contaminadas.
Bélgica, Holanda y Luxemburgo, en el año 1999, retiran sus productos del mercado por estar contaminados por moho, dióxido de carbono y otras formas de contaminación bacteriana, puesto que habían enfermado más de doscientas personas. Sus productos contienen un exceso de dióxido de carbono en las botellas, así como raticidas en los palets para el transporte de sus latas.
En el mismo año, Francia suspende la comercialización de algunos productos de Coca Cola, debido a la existencia de raticidas en sus productos, porque los médicos descubren en intoxicados, por esta marca, una destrucción de glóbulos rojos en la sangre, que ocasiona anemia, insuficiencia renal y en casos extremos hasta la muerte.
En los países desarrollados, Coca Cola emplea 2,7 litros de agua por litro de Coca Cola, pero a este despilfarro hídrico hay que añadirle que el agua que se necesita para obtener el azúcar que emplea en un litro de Coca Cola que varía entre los 175-200 litros, como afirma Jason Clay de WWF¿Cabe mayor despilfarro hídrico?
Coca Cola es una de las principales multinacionales del mundo y su poder es inmenso. Sistemáticamente consigue acallar o minimizar sus prácticas hídricas y sus problemas sanitarios. Poderoso caballero es don dinero, donde los medios de comunicación viven fuertemente de la publicidad. Este es un medio de presión impresionante. ¿Qué debemos exigir a Coca Cola y otras multinacionales de refrescos con prácticas similares?
En primer lugar, que sea respetuosa con el medio ambiente, depurando al máximo sus desechos y que sus necesidades de agua no conlleven problemas de escasez hídrica y sanitarios a las poblaciones cercanas a sus factorías.
En segundo lugar, que sus estándares de calidad, ya sean sanitarios o de otro tipo sean globales y por otro lado que cumplan las máximas garantías para la salud.
Algunas de sus prácticas empresariales son también escandalosas. Sus productos contienen transgénicos. Financio la campaña del republicano George Bush con más de 600.000 dólares. Se nueve en paraísos fiscales (Barhein, islas Caiman……) para evitar pagar impuestos. Se opuso al tratado de KYOTO y actúa con grupos de presión en la FAO y la Organización Mundial de Salud para que no le creen problemas
Por último, ante los abundantes casos de malas prácticas hídricas y sanitarias que han estado desarrollando, estas deben desaparecer y que dedique una parte de sus abundantes beneficios (22.000 millones de dólares) sean inviertan a través de organismos internacionales de la ONU en solucionar los problemas de agua que sufre el mundo y que se prevén que aumentarán y sino hacen esto, debemos acabar con este tipo de multinacionales.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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