domingo, 24 de abril de 2011

Una especulación criminal: El precio de los alimentos no debe depender de las especulaciones en bolsa.

Una especulación criminal: El precio de los alimentos no debe depender de las especulaciones en bolsa.

semillasysalud | 21 abril, 2011 at 3:08 pm | Categorías: Transgénicos | URL: http://wp.me/p18FxM-j9

Ahora que el negocio de las hipotecas ha explotado, los bancos están destinando sus inversiones a especular con el precio de los alimentos. Venden a sus clientes inversiones en estos bienes, de tal manera que cuando ellos ganen dinero eso significará que millones de personas en países pobres tendrán mayores dificultades para acceder a alimentos básicos. . Para muestra lo que están haciendo bancos españoles:
"Caixa de Cataluña anuncia su “Depósito 100% natural”. Según afirman, este depósito te da la posibilidad de obtener una rentabilidad muy atractiva condicionada por la evolución de una cesta formada por tres materias primas como el azúcar, el café y el maíz. Es decir, el inversor destina un mínimo de mil euros a un fondo que logra beneficios en la medida en que suba el precio de estos tres productos que, como todo el mundo sabe, son básicos en la dieta y economía de millones de personas del Tercer Mundo. Así, si sube el precio del maíz, miles de personas pasarán hambre mientras el inversor de Caixa de Cataluña gana dinero. “Cómo hacerse rico con el hambre de los demás”, podría anunciar su publicidad."
El precio de los alimentos se marca con los llamados contratos de futuro, que se compran y venden durante un tiempo decenas de veces, especulando con la subida y bajada del precio. Aunque nadie busca en realidad comprar esos alimentos, solo especular, denuncia Veterinarios sin Fronteras. Por otra parte, multinacionales de alimentación como Bunge, Dupont, Cargill, ADM o Syngenta controlan más del 70% de la oferta de cereales y marcan los precios que les convienen para obtener miles de millones de beneficios. Mientras Goldman Sachs, JP Morgan, Bank of America, Santander, BBVA, Deutsche Bank… especulan con el precio de los alimentos y presentan esa inversión especulativa como sector seguro y rentable.
Pero hablamos de un derecho humano indiscutible: el derecho a la vida, a una existencia digna. Y pobreza y hambre no permiten vivir con dignidad. Por eso Jean Ziegler, vicepresidente del Consejo Asesor del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, denuncia que “es un despropósito que el precio de los alimentos sea fijado por la Bolsa. Deben ser retirados de la especulación”.
Según denuncia el “Movimiento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra” (MST) de Brasil y la internacional Vía Campesina, las causas de la subida del precio de los alimentos son el control oligopólico que unas pocas empresas mantienen sobre el comercio mundial de trigo, maíz, arroz, soja, leche…, más la especulación de grandes inversores en las bolsas de productos agrícolas. Más la pura especulación financiera, porque los bancos invierten en alimentos, más seguros que las acciones. Más las privatizaciones de los servicios públicos para la agricultura, puestos bajo el control de las empresas multinacionales. Más la obsena postura de la Organización Mundial del Comercio que transformó los alimentos en mera mercancía…
Ziegler denuncia que “son las estructuras del orden criminal del mundo las que fabrican la masacre cotidiana del hambre. Estructuras criminales como la exportación de productos a precio mucho más bajo que en el propio país, tal como hace la Unión Europea, que exporta productos agrícolas a África a precios muy bajos y destruye la agricultura africana. Y también es una estructura criminal la especulación bursátil de los grandes hedge funds (los fondos buitre) con el arroz, trigo, maíz y mijo, los alimentos básicos del mundo”.
Para Heiner Flassbeck, economista jefe en la UNCTD, la actual subida acelerada de precios de los alimentos es tan peligrosa como la de 2008. Y la causa principal continúa siendo la misma: la especulación: “Los mercados de materias primas agrícolas no pueden encontrar ya precios adecuados, porque han sido pervertidos por los aventureros financieros”, afirma Flassbeck, convencido de que la comunidad internacional debe intervenir para eliminar las burbujas de materias primas alimenticias antes de que sea demasiado tarde.
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A cuatro décadas del día internacional de la Tierra



Hace 41 años atrás (1970), la ONU declaró el 22 de abril como día mundial de la Tierra. Desde entonces se celebraron tres cumbres mundiales sobre la Tierra: Estocolmo (1972), Río de Janeiro (1992), Johannesburgo (2002). En el año 2000, producto de varios años de debate, la ONU, aprobó la Carta de la Tierra como una guía ética y espiritual para hacer sostenible la vida en el planeta. En 2010, desde Bolivia, los pueblos del mundo plantean el reconocimiento de los derechos de la Madre Tierra. Estos documentos ya no están centrados sólo en la búsqueda del bienestar humano, sino en el cuidado y respeto de las diferentes formas de vida y de la Tierra como un gran organismo vivo.
En estos 40 años, como nunca antes, se han celebrado una diversidad de conferencias y convenios internacionales para preservar las condiciones de vida en el planeta. 16 conferencias mundiales sobre el cambio climático, 5 cumbres sobre el agua, etc. Pero, las condiciones de vida para las grandes mayorías, incluyendo a los países industrializados, son más vulnerables que en cualquier otro tiempo conocido.
Más del 40% de la superficie cultivable de la Tierra ya no produce porque ya es estéril. Pero la humanidad no para de crecer en número. Cerca de 80 millones de niños vienen al mundo, cada año, con un futuro incierto. La humanidad necesita más alimentos, pero no sólo decrecen los suelos cultivables, sino también el agua se agota a velocidades inimaginables, y las multinacionales capitalizan el hambre mundial. ¿Cómo garantizar alimentación para una población en crecimiento, si los suelos y el agua escasean de manera alarmante?
Por si esto fuera poco, los tiempos de cultivo son completamente erráticos, y los efectos del cambio climático engullen e incineran cultivos de países enteros, convirtiendo a sus habitantes en interminables columnas de refugiados climáticos. A todo esto se suman la permanente crisis financiera mundial y la incómoda noticia del pico del petróleo. ¿Imaginó alguna vez Ud. un planeta moderno en permanente bancarrota financiera, y sin hidrocarburos, ni automóviles, ni aviones?
Bosques, lagos, manglares, ríos, mares, sitios ramsar, santuarios ecológicos y ecosistemas, se despiden dejando sólo nostálgicos recuerdos fotográficos, para las siguientes generaciones, como pruebas de nuestra irresponsabilidad para con la vida de las demás especies. ¿Cuánto tiempo necesitó la Madre Tierra en fecundar la vida, en sus diversas formas?
Tres mil ochocientos millones de años del esfuerzo de nuestra Madre, por fecundar vida en el planeta, están siendo arrasados por el suicida y ecocida estilo de vida moderno, ideado en el siglo XVII. ¡Bastaron sólo tres siglos!
¿Cómo podía el hombre moderno alcanzar el desarrollo infinito con “recursos” finitos? ¿Dónde se equivocó la humanidad en su apuesta por perseguir sus sueños? ¿En qué momento el homo sapiens se convirtió en homo demens? ¿En qué momento el jardinero bíblico (Gn.2:15) se transformó en el Satán de la Tierra?
Todo ocurrió cuando el Homo (viene del latín humus, tierra fértil) sapiens renegó de su identidad Tierra y convirtió a su Madre, la Tierra, en una burda despensa inevitable para saciar sus infinitos deseos de confort. Con la ilusión de convertirse en el centro del universo, buscó la “perfección” espiritual. Se enemistó, despreció y maldijo a la materia, habitáculo de los demonios. Por eso hasta la Biblia maldice a la Tierra (Gn. 3:17). Allí comenzó el calvario para la Madre Tierra y todas/os sus hijos. La conducta ecocida del hombre moderno radica en esa ruptura identitaria. Incluso de allí viene el insuperable miedo a la muerte (incorporación al vientre de la Madre Tierra)
Necesitamos reconstruir/reconciliar nuestra identidad Tierra. Nuestro origen, destino y composición fisiobiológica nos hablan de ello. Somos Tierra que siente, que llora, que piensa, que ama, que sueña. Somos Tierra con consciencia y complejidad diferenciada al resto de nuestras y nuestros hermanos de la comunidad cósmica. Si aceptamos esta condición nuestra, entonces, el amor y la austeridad (en aras de preservar a nuestra Madre) fluirán casi instintivamente en nosotros. De lo contrario, todo esfuerzo por preservar la habitabilidad en la Tierra será siempre un intento fallido.
Podemos celebrar el día mundial de la Tierra los 365 días del año. Podemos pintar de verde todas las leyes y políticas nacionales e internacionales. Podemos cambiar el sistema capitalista y socialista. Podemos inventar un “perfecto” sistema alternativo al desarrollo. Pero el problema no es el sistema solamente, sino los sujetos del sistema. Mientras vivamos renegando y escupiendo a nuestra identidad y condición Tierra, de nada sirve.


Nota del C.E.R: Adjunto la Carta de la Tierra

Sobre la Carta de la Tierra y sus discusiones

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