04/10/2011 By
Por Paula Pimentel (@algohabredicho)
Mientras en estos momentos Félix Díaz declara en el Juzgado Federal de Clorinda, imputado por instigar al delito durante la represión del 23 de noviembre, en La Primavera todavía falta el agua, se siguen quemando casas y la salud está en manos de la suerte.
Eran una bomba de tiempo asentados en el ojo de Buenos Aires: Avenida de Mayo y 9 de Julio. Llevaron meses allí, luego de la emboscada y represión policial del 23 de noviembre del año pasado sobre la ruta 86 en Formosa.Durante largos cinco meses los Qom fueron noticia, a veces tapa de diario. Eran la nota anacrónica de un país que en 2010 tuvo un crecimiento económico del 8%, de una Provincia que, según el Secretario de Cultura Jorge Coscia, ;”tiene una política ejemplar en materia de defensa de la diversidad cultural y de los derechos de los pueblos originarios”.
Algo no cierra. Un país que crece, un Gobierno que agita banderas de justicia para los 30 mil desaparecidos, donde se habla de amor, igualdad social y redistribución, en ese mismo país el pueblo Qom debe acampar a la intemperie de la ciudad amenazante, del lobo suelto que no existe en los montes formoseños, durante cinco meses.
En mayo de este año lograron desconectar la bomba de tiempo. El Gobierno, por fin recibiría a Félix Díaz. Sin embargo, en un marco confuso para algunos, y muy claro para muchos otros, los Qom eran subidos a un micro y llevados de regreso a su lugar. Recordemos que durante esos días mucho se habló del papel que cumplió La Cámpora el día del levantamiento, las declaraciones de Nora Cortiñas sobre la forma en que los Qom levantaban el acampe, y que le valió el calificativo de “canalla” por parte de funcionarios de la Rosada, y un documento firmado por integrantes de la comunidad qom que afirmaba que el levantamiento no había sido violento. Gabriel Levinas contaba entonces enplazademayo.com: “Cuando se me preguntó insistentemente quién mentía, Nora o los Qom, contesté una y otra vez que Nora decía la verdad y que Félix estaba usando la cautela para no arruinar la posibilidad de la reunión prometida.
(…) tuve varias conversaciones en la que se notaba claramente la presión, el apuro y el desconocimiento del arte de la negociación de Larroque (Secretario General de La Cámpora y funcionario del Gobierno) y sus colaboradores (…) querían que se levantara el acampe inmediatamente a cambio de promesas y se enfurecían cuando se les respondía que eso no iba hacerse hasta no ver señales concretas y contundentes que demostraran una solución, por parte del gobierno, a alguno de los problemas que sufría la comunidad. (…) El objetivo de los Qom, que lamentablemente no pude transmitir con suficiente claridad, era que el Estado cumpliera con su función de garantizar el acceso al agua, a la salud, la seguridad y la obtención de los DNI. Larroque quería negociar esos derechos a cambio del levantamiento previo del acampe.
(…) La noche anterior al desalojo, Félix recibió una llamada telefónica fuertemente amenazante de Larroque en la que le aseguró que si no levantaban el campamento no iba a haber reunión el lunes (…) El jueves anterior al sábado en que se levantó el campamento, el Coronel Mayor Zaracho -a quien le fuera encomendado, por el Ministerio de Seguridad, el traslado de los Qom a la Primavera- se acercó para evaluar el traslado acordado y en voz alta dijo que para hacer las cosas como corresponde, desarmar el acampe y ordenar las donaciones, se iba a necesitar hasta el lunes. Razones políticas desconocidas cambiaron esta evaluación por una apurada e inconclusa desaparición del campamento.
Poco después de la llegada de la Gendarmería un grupo de integrantes de La Cámpora se hizo presente en el lugar con la supuesta tarea de supervisar el levantamiento del campamento y la partida a Formosa de la mayoría de los Qom.
Los miembros de La Cámpora, que jamás estuvieron durante los 5 meses del acampe, no les aportaron siquiera una botella de agua, estuvieron allí solamente para la salida de los Qom. En un momento se les pidió que abandonaran el campamento y se quedaron parados mirando desde la vereda de enfrente.”
En este marco se iniciaba la mesa de diálogo con las autoridades nacionales y provinciales. Sin embargo, cuando la verdadera noticia estaba por empezar, no fueron más tapa de nada. Apenas un recuadro cuando, a pedido del Ministerio del Interior, se realizó con mucho esfuerzo la elección en La Primavera. ¿Por qué pidieron esto? Había que resolver quién era el representante de la comunidad, qué verdad representaba a las mayorías, ¿había un conflicto real o no pasaba nada? Por un lado estaba el presidente de la Asociación Civil, Cristino Sanabria, soldado del Gobernador Insfrán, y por el otro estaba Félix Díaz, encabezando la lucha por la devolución del territorio qom en manos de criollos que fueron arrebatando hectárea por hectárea. El resultado fue clarísimo, ganó Félix Díaz, quien hoy es el Qarashe –máxima autoridad- de la Comunidad Qom Potae Napocná Navogho, antiguo nombre del lugar que significa “garra del oso hormiguero” y “primavera”.
A pesar del esfuerzo, el cansancio y el sufrimiento, esos días fueron felices, fueron días de esperanzas para un pueblo que viene sufriendo desde que fueron invadidos y colonizados. Cada 15 días, a veces más, se realizaban las mesas de diálogo en Balcarce 50. Félix Díaz viajaba junto a su familia representando a sus hermanos, realizando un esfuerzo enorme, pero movilizado por lo mucho que falta en el cumplimiento de sus derechos. El ministro del Interior, Florencio Randazzo, presenció la primera reunión, se sacó la foto, firmó el acta de comienzo de diálogo y solución de los conflictos, y no se lo volvió a ver. En las siguientes estuvo de anfitrión el viceministro del Interior, Marcio Barbosa. La provincia de Formosa envió un representante, Parques Nacionales también formó parte vital de cada reunión, siendo uno de los focos del conflicto territorial, y los garantes, que acompañaron a Díaz desde el comienzo del conflicto.
Las mesas no fueron noticia. En torno a ellas se logró el reconocimiento de un conflicto que al principio fue negado por el Gobierno Nacional; se logró la inscripción de La Primavera en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas (RENACI), el marco legal desde donde la lucha por la tierra debería hacerse más fácil. Pero, lamentablemente, la enumeración de concreciones respecto a un conflicto visibilizado meses atrás, no supera lo mencionado.
Aún no tienen agua. El flamante tanque que muestran ufanas las autoridades provinciales, está vacío. La sala que hace de hospital no tiene médicos, ni siquiera uno solo entra a diario a la comunidad, y la salud de los integrantes está a la deriva. Las consecuencias de la represión llegan a la actualidad. Eduardo Díaz, hijo de Félix, estuvo hospitalizado y en grave estado por los golpes recibidos en la espalda, que le afectaron a los pulmones. Eduardo por nombrar uno, pero son muchos los hombres y mujeres que no son atendidos por ser “indios”. Eduardo tenía el agravante de ser hijo de Félix. No le faltaba ninguna. Por eso no lo atendieron en Clorinda, se lo dijeron sin vueltas. Tuvo que ser trasladado a Formosa. Ese día sus padres estaban reunidos en las oficinas del INAI en el barrio de Once, y recibieron la noticia. Algunos llamados desde Buenos Aires pusieron en alerta al Gobernador, y Eduardo fue trasladado a un hospital de alta complejidad en la capital formoseña. Pero fue el único que corrió con esa suerte. La salud del pueblo Qom está en manos de la Pachamama.
Si bien el Ministerio del Interior realizó en la comunidad un operativo para realizar de manera rápida el DNI, muchos aún no lo tienen. Quizás, los documentos celestes quedaron atorados en algún cajón provincial. Porque si algo está claro en este conflicto, es la voluntad de la provincia de no ceder en nada, apelando a una instancia ya conocida: el desgaste.
Ni bien se conoció la noticia de la represión del 23 de noviembre, muchos pidieron a gritos una sola cosa: intervención urgente de Formosa. Pero cuando al día siguiente la Presidenta salió hablando públicamente en teleconferencia con el Gobernador Insfrán, el grito de intervención de la Provincia se apagó, y quedaron unas pocas voces del kirchnerismo pidiendo justicia. La mayoría fue la que acompañó el claro episodio del levantamiento del acampe. Ya no se pedía ni intervención ni justicia. Los mismos de siempre acompañando en conferencia a Félix Díaz, acompañándolo en la huelga de hambre, en el corte de la 9 de julio, en las mesas…
El tiempo desgasta o afianza. Quizás la estrategia de desgaste no funcione esta vez.
Félix hoy está lidiando no sólo con el conflicto por la tierra, y las mil trabas burocráticas que eso conlleva,también está acusado y enfrentando causas penales. Escriben los qom el 1º de octubre en el “blog “ de la comunidad: “El martes (4 de octubre) citaron a declarar como imputado por incitar a cometer delito a Félix Díaz. Pronto lo citarán por la nueva causa que activaron, en esa lo acusan de abuso sexual a una oficial policía, de robo de armas, de desacato a la autoridad. Y pensar que los Celia le dispararon para matarlo frente al comisario Caje de Laguna Blanca y sus oficiales. Es nuestra palabra contra la palabra de los Celia junto a la policía. ¿Qué chances hay de que se llegue a la verdad?”.
En el mismo comunicado, denuncian la quema de la casa de un sobrino de Félix Díaz. Porque, y a pesar del puesto de gendarmería instalado por orden del Gobierno Nacional en la entrada a la comunidad para proteger la seguridad de sus integrantes, las intimidaciones fueron muchas. Punteros e intendentes de la zona, amos y señores, les recuerdan a diario quién manda allí.
En La Primavera todavía es invierno, el agua sigue siendo de lluvia, y la tierra del winka. La provincia es el hijo rebelde de un papá que debe ponerse más firme para sostener su discurso con coherencia, o abandonar aquella retórica que nada tiene que ver con las prácticas de los gobiernos aliados.
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