Represas, sustentabilidad y modelos de desarrollo –
Nota No. 4
¿Qué importancia
pueden tener los impactos ambientales de Garabi y Panambi?
Por Raúl Aramendy
Serpaj
- Misiones
“Protegeremos
todo esto para la posteridad.
Lo
cubriremos con agua para que nadie lo pueda perturbar.”
Comentario
(¿jocoso?) de un ingeniero en represas brasileño
contemplando
un pintoresco tramo del río que se inundaría por la
represa
Cachoeira.
Porteira, 1984.
Nos vemos obligados a
hacer la pregunta del título porque al observar el comportamiento
de ciertos funcionarios públicos, sobre todo del Gobierno Nacional, no podemos
evitar tener la sensación de que para alguna gente -y no solo me refiero a los
“constructores de represas” cuyo negocio consiste en hacerlas a cualquier coste
o perderse el negocio- los impactos ambientales son nimiedades a las cuales,
desgraciadamente por ley, hay que prestarles algo de atención, aunque ya se
sabe muy bien como sortear este “obstáculo”
para imponer una Megarepresa.
Es oportuno hacernos
esta pregunta, en este cuarto artículo sobre las represas
y su relación con el desarrollo sustentable, tan pregonado últimamente, ya que el Estado Nacional, haciendo caso
omiso de las inquietudes del pueblo misionero, ha seguido avanzando hacia las
represas de Garabi y Panambi (quizás los primeros pasos hacia otras represas como
las de Corpus, Roncador y mas) abriendo los pliegos de la Licitación Pública Internacional No. 01/2010, denominada “CONTRATACIÓN
DE EMPRESAS O CONSORCIOS DE EMPRESAS ESPECIALIZADAS PARA LA REALIZACIÓN DE LOS
PROYECTOS Y LA DOCUMENTACIÓN TÉCNICA LICITATORIA DE DOS (2) APROVECHAMIENTOS
HIDROELÉCTRICOS UBICADOS EN LA CUENCA DEL RÍO URUGUAY EN EL TRAMO COMPARTIDO
ENTRE ARGENTINA Y BRASIL”, el día
14 de diciembre del 2011.
Tres pliegos, con
tres oferentes, de los cuales la Presidencia de la Nación escogería uno, para
el mes de marzo del corriente año, al que se le pagaría, según información oficial, desde el erario público,
la suma de 48 millones de dólares por
realizar un estudio que según los Términos de Referencia del mismo “tiene como
objetivo la elaboración del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) y el respectivo
Informe de Impacto Ambiental (RIMA), instrumentos de licenciamiento ambiental,
para la factibilidad del Aprovechamiento Hidroeléctrico (AH) Panambi, previsto
para ser implantado en el río Uruguay, en el tramo internacional entre Brasil y
Argentina, ocupando tierras de los municipios de Alecrim, Dr. Mauricio Cardoso,
Novo Machado, Porto Mauá, Santo Cristo, Tucunduva, Tuparendi, Crissiumal,
Derrubadas, Esperança do Sul, Tiradentes do Sul, en el estado brasileño de Río
Grande do Sul, y en los municipios de 25 de Mayo, Alba Posse, Campo Ramón,
Colonia Aurora, Los Helechos, Panambi y El Soberbio en la provincia argentina
de Misiones.” Como también, y en términos similares, realizar el EIA de Garabi.
¿Qué es un EIA, como
se realiza, que Ley lo obliga?
La Evaluación del Impacto Ambiental (EIA) es un procedimiento
jurídico-administrativo de recogida de información, análisis y predicción,
destinado a anticipar, corregir y prevenir los posibles efectos directos e
indirectos que la ejecución de una determinada obra o proyecto causa sobre el
medio ambiente. Permitiendo a la Administración adoptar las medidas adecuadas a
su protección.
La Evaluación de Impacto Ambiental valorará los efectos directos e
indirectos de cada propuesta de actuación sobre la población humana, la fauna,
la flora, la gea, el suelo, el aire, el agua, el clima, el paisaje y la
estructura y función de los ecosistemas previsiblemente afectados.
Asimismo comprenderá la estimación de los efectos sobre los bienes
materiales, el patrimonio cultural, las relaciones sociales y las condiciones
de sosiego público, tales como ruidos, vibraciones, olores y emisiones
luminosas, y la de cualquier otra incidencia ambiental relevante derivada del
desarrollo de la actuación.
En Argentina la Ley 23.879 establece un régimen general para la EIA a
partir de las grandes obras y represas hidroeléctricas.
Algunas primeras preguntitas para las
empresas que van a realizar el EIA de Garabi y de Panambi.
Sabemos
que es obligatorio realizar un estudio sobre la sismicidad del lugar donde se
pretende realizar el emprendimiento hidroeléctrico. Que no les pase lo de
Yacyreta, construido sobre una falla geológica, en zona sísmica, que pone en peligro el futuro del paredón y a
los habitantes de río abajo…además de flora y fauna, esos dos valores que poco
importan a los represistas, pero…ley obliga muchachos. Acuérdense de que el
temblor del año 2010, de 3,5 en la escala Richter, según información detallada
e imágenes que circulan por Internet y que habrían sido tomadas por uno de los
buzos contratados por la EBY para evaluar las rajaduras, nos alertan sobre las
consecuencias ya observadas y nos hace pensar en las que podrían venir si otro
temblor se produjera.
Cuando leemos, en la web oficial de
EBISA el Pliego de Bases y Condiciones con el cual se convocó a empresas
privadas a ofrecerse para el EIA, y que según la empresa estatal argentina
estaba “emitido como resultado de lo
dispuesto en el “Tratado entre el Gobierno de la República Argentina y el
Gobierno de la República Federativa del Brasil para el Aprovechamiento de los
Recursos Hídricos compartidos de los Tramos Limítrofes del Río Uruguay y de su Afluente el Río Pepirí-Guazú ( la
cursiva es nuestra)”, de fecha 17 de mayo de 1980, encontramos que no solamente
piensan, contra la opinión mayoritaria de los misioneros y de miles de
correntinos y brasileños. Construir represas (por lo menos dos) cortando el Río
Uruguay, sino que también piensan construir, no sabemos que cosa, sobre el Río
Pepirí-Guazú. Río que nace en la Sierra de Misiones sobre las ciudades
de Bernardo de Irigoyen y Dionisio Cerqueira, y se dirige con rumbo sur hasta
desembocar en el río Uruguay pocos kilómetros antes de los saltos del Moconá. ¿Acaso
creen que si afectan al Pepiri-Guazú no se va a afectar, gravemente, a los
Saltos del Moconá, destruyendo, entre otras cuestiones, un floreciente turismo
que está ayudando a desarrollar El Soberbio?
A la licitación convocada por el
Gobierno se presentaron tres consorcios, a saber: a) las empresas CNEC
Engenharia, ESIN Consultora y PROA SRL; b) Grimaux & Asociados, Themag,
Andrade & Canellas Energia, Inconas y ATEC; y c) Consular Consultores,
Engevix, Grupo Mesopotámico, IATASA, Interchne y Latinoconsult. ¿Ninguna de
ellas está interesada o ligada a intereses que pretenden minimizar los Impactos
Ambientales, Económicos y Sociales de
las Megarepresas de Garabi y Panambi? Porque si así fuera habríamos pedido al
zorro que nos cuide las gallinas, ¿verdad? Nos gustaría, para empezar, leer una
declaración pública, de carácter ético, de las empresas oferentes, deslindando
cualquier interés en que “todos los estudios avalen la construcción de las
represas” más allá de los perjuicios que las mismas realizarían a nuestros
ecosistemas y la vida de nuestros ríos y sus costas. La pretensión es muy
simple: que primero veamos SI NOS CONVIENE COMO PUEBLOS estas represas, con un
estudio verdaderamente independiente, y luego, recién, resolvamos si las
hacemos o no. De otro modo seria “un gran verso” el estudio de los impactos,
porque, salga lo que salga, la decisión de hacerlas, ilegal e ilegítimamente
creo yo, ya estaría tomada y por lo tanto no se justificaría el “tirar” 48
millones de dólares del erario público en estudios que ya sabríamos de antemano
lo que van a decir. Sobre estas cosas, y otras, esperamos que nuestros
representantes legislativos, en todos los niveles, digan algo. Como también los
Partidos Políticos.
¿Saben por qué, señores representantes,
desconfiamos y mucho? Porque con solo mirar en Internet nos encontramos con
que, por solo dar un ejemplo, la empresa ESIN Consultora, integrante de uno de
los oferentes, dice en su web que ella es “una empresa que desarrolla
actividades de generación, transmisión y distribución de energía”, ilustrando
la pagina principal con una serie de fotos de megarepresas. Confiesan, en el
mismo lugar, que se dedican “a realizar sistemas de energía” y se encargan
tanto del “gerenciamiento de proyectos como de la coordinación ejecutiva de
estudios”. Estamos hablando de la misma empresa que “trabajó” realizando las
represas hidroeléctricas de La Elena, en Chubut o La Leona en Santa Cruz, y
otras actividades por el estilo. No se pierdan la lectura de su Web, y de las
otras webs. Todo esto nos suena a: le
pedimos a las empresas “represadoras” que estudien y nos informen sobre los
Impactos que ellos mismos estan interesados en mostrar como insignificantes
para garantizar su realización y el gran negocio que esto importa para los
constructores de represas. Algo huele a podrido en Dinamarca…dice un viejo
dicho. ¿Y cómo la ciudadanía, a través de que mecanismos, va a controlar que no
se la engañe? Ojalá mi desconfianza no sea justificada y todo sea legítimo,
legal, transparente y poniendo los intereses de la gente por encima de los negocios
de algunos. Seré el primero en felicitar a un Gobierno que actúe de esta manera.
Si los Impactos no serían inmensos e irreversibles, me sumaria a los que dicen
“no pasa nada, todo es un tremendismo de los ecologistas que no quieren el
desarrollo”. Si no es SUSTENTABLE, claro
que no. Si es SUSTENTABLE, y esto es posible, claro que sí.
El Cambio Climático y las Represas.
“En el año 2007 el
mundo tomó conciencia de que el ser humano era el causante del cambio
climático, de que éste definitivamente se estaba produciendo y de que el
esfuerzo colectivo global realizado hasta entonces para mantener los gases de
efecto invernadero a un nivel «seguro» era extremadamente insuficiente.”
“La
situación actual”, informe de la Convención
Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). (1)
Ya prácticamente no pasa una semana sin
que escuchemos o hablemos sobre el Cambio Climático, ocasionado por la
intervención humana sobre el clima planetario, con la emisión descontrolada de
gases de efecto invernadero a causa de nuestro modelo de desarrollo NO
sustentable.
Cada vez sabemos mas sobre este grave
peligro y nos inclinamos a tomar en cuenta, nosotros digo, la ciudadanía - no
me refiero a los gobiernos ni a las grandes corporaciones económicas - la opinión de la mayoría absoluta de los
científicos del mundo (más de un 80% de ellos) que reclaman cambios urgentes
para evitar males mayores.
Por ello no ahondaremos en los detalles
del Cambio Climático aunque, para que se entienda bien la relación que tienen
las Megarepresas con el Cambio Climático si diremos algunas pocas cosas. Como
por ejemplo que los dos principales gases de efecto invernadero son el dióxido
de carbono (CO2) y el metano (CH4).
El Subsecretario de Grandes
Emprendimientos, de Corrientes, Sergio Cangiani, que se declaró un defensor de
las centrales hidroeléctricas y de los estudios ambientales, consideró que el proyecto
ejecutivo "va a empezar a mostrar las bondades que tiene llevar adelante
la realización de las obras" puesto que el costo del petróleo y sus
derivados es cada vez mayor.
“Hay que compensar equitativamente los problemas ambientales con los beneficios que puedan tener las provincias donde se encuentran los lugares de emplazamiento.”, dijo y explicó que este tipo de centrales son las que menos afectación tienen, ya que no genera anhídrido carbónico ni los problemas de las centrales térmicas.
“Hay que compensar equitativamente los problemas ambientales con los beneficios que puedan tener las provincias donde se encuentran los lugares de emplazamiento.”, dijo y explicó que este tipo de centrales son las que menos afectación tienen, ya que no genera anhídrido carbónico ni los problemas de las centrales térmicas.
El científico Iván Lima y sus colegas
del Instituto Nacional Brasileño para Investigaciones Espaciales (INPE, en
inglés) publicaron, en revistas científicas, que las grandes represas podrían
hacer la mayor contribución al calentamiento global, emitiendo 104 millones de toneladas de gas metano cada
año.
Los cálculos hechos por Lima implican
que las 52.000 represas existentes, actualmente, en el mundo contribuyen con más del 4% al calentamiento global debido al impacto de actividades humanas.
También explican que los embalses son la
fuente más grande de emisiones causadas por humanos, contribuyendo a
alrededor de un cuarto de estas emisiones.
El
metano es un gas más potente que el dióxido de carbono para atrapar el calor,
aunque no dura el mismo tiempo en la atmósfera. Un año de emisiones de una
represa grande, como ha estimado Lima, tiene un impacto de calentamiento equivalente a más de 20 años de 7.5 billones de toneladas
de dióxido de carbono -esto es más alto que las emisiones totales de dióxido de
carbono que se emiten por la quema de combustibles fósiles en los Estados
Unidos. El metano es creado por la descomposición de materia orgánica en los
embalses. Las cantidades masivas producidas en áreas tropicales por represas
hidroeléctricas significan que estas represas contribuyen más al calentamiento
que las plantas de electricidad más sucias. Plantas que deberían ser, inmediatamente,
sustituidas por la generación limpia de electricidad, a través de sistemas
sustentables (eólicos, solares, de biomasa con captura total de metano,
mareomotriz, etc. Ver nuestro artículo número tres, de esta colección).
Los nuevos estudios, como el del profesor Lima o el de Philip Fearnside, sobre la represa Tucuruí, en
Brasil, revelan un aspecto negativo aún
poco conocido del impacto de las grandes represas sobre el clima y la sociedad
humana. Esto también lo afirma el Instituto Catalán de Ciencias del Clima.
Incluso Lima ha publicado a nivel
nacional los primeros estimados de emisiones de metano de represas en Brasil,
China, y la India. Estos estimados demuestran que las represas en Brasil e
India son responsables de un quinto del impacto del calentamiento global. Se ha
estimado que las represas en la China producen 1% de la contaminación climática
del país, aunque por razones de metodología probablemente este dato esté
subestimado.
“Hoy hay más que suficiente evidencia
que demuestra que las grandes represas son la fuente mayor de contaminantes que
agravan el cambio climático,” dijo Patrick McCully, director ejecutivo de la
Red Internacional de los Ríos (IRN, en inglés).
Agregando: “Es desafortunado que el
estudio de Lima ha llegado muy tarde para ser incluido en los reportes
recientes del Panel Inter Gubernamental del Cambio Climático (IPCC)”.
La influencia de la industria megahidráulica
y de los gobiernos que la apoyan, no han puesto atención a la importancia del
metano generado en represas como factor que va a agravar el cambio climático.
Con seguridad, por
eso ni preguntamos en el capítulo de las preguntitas, en el EIA que se va a
realizar durante el 2012 y, probablemente también durante el 2013, no se
evaluará este tipo de impactos.
¿Mantendremos una
actitud suicida ante el Cambio Climático, con la falsa esperanza de que
“alguien se encargara de solucionarlo”, “de algún modo que no nos exija ningún
sacrificio”, antes de que nos inundemos y nos cocinemos?
El cambio climático ocupa una posición
única entre las amenazas ambientales porque sus riesgos han sido
sistemáticamente subestimados.
Pero, como nos enseña Hamilton, “Aceptarlo
intelectualmente no es lo mismo que aceptarlo emocionalmente”. Lo entendemos
con la cabeza pero…nos ocurre que “sentimos necesidad” de consumir ya mismo la
mayor cantidad de energía eléctrica y a cualquier costo (nuestro carácter
“energíboro”), afecte esto nuestra propia vida en unos años más, o la vida
misma de nuestros hijos y nietos. De los nietos de nuestros nietos ni hablamos,
no tenemos ninguna conexión emocional con ellos. El consumismo nos a hecho sus
prisioneros. Y en esa cárcel hemos perdido la responsabilidad cívica ante
nuestros semejantes y ante las generaciones venideras.
Pero, felizmente, eso no nos ocurre a
todos, mal que les pese a los “represadores” y sus meganegocios. En esta
provincia aún no hemos perdido nuestra capacidad de razonar y nuestra conexión
con la naturaleza.
El
pueblo misionero –y si no me creen consúltenlo cuanto antes, cumplan la ley-
dice NO a nuevas represas, sigue diciendo NO, como con Corpus. Ya es hora de
que esta voluntad ciudadana se convierta en Ley provincial, como ya lo hicieron
los entrerrianos.
Al Impacto Ambiental, que significa
impactos en nuestra vida cotidiana, debemos evaluarlo teniendo en cuenta la
importancia de parar el Cambio Climático y todos los elementos relacionados con
un ambiente sano y vivible. Por ello no dejemos de considerar lo que el informe de AIDA (Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente
– noviembre del 2009) titulado "Grandes
Represas en América: ¿peor el remedio que la enfermedad?" (3) nos dice cuando explora estos graves impactos y
explica acerca de las normas internacionales que deben aplicarse para proteger
al ambiente y los derechos humanos. El informe expone los peligros
de utilizar las grandes represas hidroeléctricas con el fin de satisfacer
la creciente demanda de energía en América Latina.
En el informe “Grandes
Represas en América”, AIDA analiza cinco grandes represas hidroeléctricas que
violan una gama de leyes ambientales y de derechos humanos: Yacyreta en
Argentina y Paraguay, Río Madeira en Bolivia y Brasil, Baba en Ecuador, Chan-75
en Panamá y La Parota en México. A través de estos casos específicos
se ilustra cómo los gobiernos
generalmente no prestan atención a las obligaciones y las normas, tales
como la necesidad de conducir las correspondientes evaluaciones ambientales y
de impacto social, económico y cultural. También se ilustra cómo las familias
de la localidad sufren cuando son expulsadas o desalojadas a la fuerza por las
represas y pierden sus valiosas tierras agrícolas, fuentes de agua o sus áreas
de pesca tradicional. También se documenta cómo la gente que resulta más
perjudicada por las grandes represas son las personas pertenecientes a los
grupos más vulnerables, como los indígenas, los afro descendientes y los
campesinos pobres.
"Grandes Represas
en América" también se encarga de disipar el mito que hace creer que las
represas son una fuente de "energía verde". En realidad, como lo
venimos exponiendo, las represas grandes son un perjuicio para el ambiente
porque inundan ecosistemas valiosos, alteran dramáticamente el flujo natural
del agua, desestabilizan el hábitat de la vida silvestre y obstruyen las
trayectorias de diversas especies, por mencionar solo algunos de los impactos.
Las grandes represas
hidroeléctricas han sido alabadas erróneamente, ahora lo sabemos, como la
panacea ante la crisis de cambio climático. A pesar que las represas no
dependen de combustibles fósiles para generar electricidad, no dejan de
contribuir a las emisiones de gas de efecto invernadero. Las represas
hidroeléctricas crean enormes estancamientos de agua de río que inundan los
valles y conducen a la descomposición de materia orgánica en cantidades
inmensas. A medida que los árboles y
otras biomasas se descomponen, liberan dióxido de carbono y metano, los mismos
gases de efecto invernadero creados por las tecnologías "sucias" como
las plantas eléctricas que funcionan a base de carbón. Las turbinas
también liberan el metano atrapado en el agua profunda y emiten dióxido de
carbono a medida que liberan presión del embalse. En las regiones tropicales, las represas pueden emitir hasta once veces
más la cantidad de gases de efecto invernadero que lo que emitiría una planta
convencional de tamaño semejante.
Dado el impacto
negativo de las grandes represas, el informe de AIDA recomienda que los
tomadores de decisiones consideren seriamente otras soluciones que protejan los
derechos humanos y nuestros ecosistemas naturales, que ahorren energía y
reduzcan las emisiones de gas de efecto invernadero.
Otras soluciones pueden
ser: mejorar la eficiencia energética,
reducir la demanda, hacer un mejor uso de las fuentes de energía sostenible,
invertir en tecnologías e infraestructuras que sean eficientes en función del
gasto energético y eliminar las barreras que obstaculizan el intercambio de
tecnología entre las naciones.
Durante décadas nos
han hecho creer que las represas generan energía limpia y están asociadas al
desarrollo. Así nos comimos Yacyreta pero no lograron que nos comamos Corpus.
¿Nos comeremos Garabi y Panambi?
Por falta de
información en la mayor parte de los casos y de vergüenza en los demás, las
personas que cuestionamos las
megarepresas somos acusadas, por los “represadores” (casi siempre grandes
corporaciones transnacionales y algunos de sus socios y/o empleados locales),
como “enemigos del desarrollo”.
Pero luego del
Informe de la Comisión Mundial de Represas (CMR) en el año 2000, quedó claro
que las represas son un mecanismo sucio
de energía, el 30 % de los peces de agua dulce del mundo se han extinguido
por las represas; el 60% de las mayores cuencas del planeta ya han sido
represadas. Manglares, bosques y otros ecosistemas han desaparecidos por causa
de estos megaproyectos.
Insistimos, las
represas provocan cambio climático por varias razones. Por un lado miles de hectáreas quedan inundadas bajo el
agua. En el caso de Panambi y Garabi (dos por una) quedarían alrededor de
40.000 hectáreas solo del lado argentino.
¿Quién va a respirar
el CO2 de la
atmósfera si no son los árboles? La capa vegetal del planeta absorbe el 40% del
CO2 que
existe en la atmósfera. Si se construyen presas, disminuye este porcentaje y
aumenta la concentración de gases y por tanto el calentamiento global. Por otro
lado, al desplazar a miles o a millones de personas (la presa Tres Gargantas en
China desplazó a más de un millón de personas), éstas provocan más
deforestación ya que tienen que instalarse en nuevas tierras, talar más bosques
o selvas, deforestar para construir viviendas o para otras tierras de cultivo
lo que genera más emisiones de CO2, metano y otros
gases de efecto invernadero al medio ambiente.
La inundación de la
capa vegetal provoca que la descomposición de la materia orgánica en el embalse
provoque grandes cantidades de GEI: Dióxido de Carbono (CO2),
Metano (CH4) y
Oxido Nitroso (N2O). Y si la presa está no en una zona de
desierto o de poca vegetación, sino en regiones tropicales, los GEI que
provocan son aún mayores, incluso más que las plantas de energía eléctrica
generadas con combustibles fósiles (gas, carbón y productos del petróleo como
gasolina o diesel). Cuando se descompone el carbono orgánico del embalse se
forma el dióxido de carbono (CO2). Pero el metano (CH4), gas
25 veces más potente que el CO2, se produce al descomponerse la
materia orgánica por las bacterias cuando hay poco oxígeno, al fondo del
embalse. Este gas empieza a burbujear o a salir por las turbinas o por las
compuertas cuando estas se abren. En el caso del óxido nitroso (N2O) se
produce por la ruptura bacteriana del nitrógeno.
Existen
investigaciones que muestran grandes cantidades de CO2, CH4 y N2O hasta
40 Km aguas abajo de la Reserva Petit Saut en la Guayana francesa.
Otra investigación
confirma que en la presa Balbina en Brasil, las emisiones de metano corriente
abajo equivalen al 3% del total de metano liberado de la planicie de inundación
de la Amazonía central. Repetimos: las grandes represas en el mundo, cuyas
cortinas miden más de 15 metros de altura, emiten cada año 104 millones de
toneladas métricas de metano desde la superficie del embalse, las turbinas, los
vertederos y los ríos corriente abajo.
Como nos informa Peter
Hartmann, Coordinador de la Coalición Ciudadana por Aisén Reserva de Vida, de
Chile: “Lo que pasa en Chile nos debiera servir para no seguir por el mal
camino de las megarepresas.” Por si no aprendimos suficientemente con Yacyreta,
agregamos.
Ahora que entramos
en el tramo de las EIA recordemos cuando en el 2010 Hartmann nos advertía: “Lo
más insólito de esto de estar a la moda es que ninguno de los dos estudios de
impacto ambiental (EIA) entregados tanto por HidroAysén como por Energía
Austral hacen el menor esfuerzo en calcular o siquiera analizar si por
casualidad esos proyectos emiten gases, de ésos que son responsables del
calentamiento global, y el volumen de aquéllos. Es más, en el EIA de HidroAysén
se dan el trabajo de hacer un balance de la emisión actual de esos gases en la
región, pero ¿del propio proyecto? ¡nada!”
Los científicos del
clima nos informan que las emanaciones se van a duplicar cada 25 años. Los
misioneros, los correntinos, los entrerrianos, los brasileños ¿queremos
sumarnos a este desastre con nuevas megarepresas?
¿No habrá llegado la
hora de ponerle límites a nuestra codicia, nuestro materialismo y nuestra
alienación con respecto a la naturaleza? Sobre todo diciendo, como lo repetimos
oficialmente todos los días, que optamos por un Desarrollo Sustentable o
jurando que queremos mantener y defender la selva paranaense, nuestra flora,
nuestra fauna, nuestra salud y la de nuestro ecosistema. Incluso diciendo que queremos
potenciar a la Misiones del turismo, mientras planeamos o permitimos que otros
planeen la destrucción de nuestra selva y nuestras bellezas. Que el famoso
proyecto de Park Way (la ruta parque) en la ruta costera del Uruguay se vea
sometido a la inundación que las represas de Garabi y Panambi provocarán en más
de un lugar de este trayecto. ¿O decimos una cosa pero, en realidad, queremos
hacer lo contrario?
Pero como
mundialmente se nos condenaría por ello transformamos el “mejor que decir es
hacer” en “mejor que decir es decir lo contrario a lo que en realidad vamos a
hacer”.
La Convención de
Copenhague de diciembre del 2009 fue, parece, la última oportunidad de
apartarse del camino hacia el abismo. Ahora, este año, en Rio+20, en junio del
2012, evaluara, el mundo, que se hizo para no seguir avanzando hacia el abismo durante estos últimos 20 años. Y todo
indica que la parsimonia de los poderosos bailara en la cubierta del Planeta-Titanic,
también en esta nueva oportunidad. Mientras millares de personas de los
movimientos sociales, culturales y políticos más conscientes se comienzan a
movilizar para tratar de incidir en este evento.
¿El poder de la
industria, el auge de la política del dinero y la inercia burocrática volverán
a predominar? ¿En el conflicto de las represas sobre el Río Uruguay, en Río+20
y en el mundo?
¿Y el plebiscito? ¿O nos consultarán
cuando ya esté todo cocinado?
La Ley Provincial,
aprobada por unanimidad en nuestra Cámara de Representantes, a fines del año
pasado, con el nombre de “Nueva coparticipación económica para Misiones: La
Soberanía Energética. Proceso Decisional del Patrimonio Natural de los
Misioneros”, define claramente, en su artículo 1, que “La Provincia tiene la
plenitud del dominio imprescriptible e inalienable sobre los recursos naturales
hídricos existentes en su territorio”. ¿El Estado Nacional no está violando
este dominio de los misioneros, resolviendo por sobre nosotros? ¿Y el pregonado
federalismo, donde quedó?
El artículo 6 de la Ley Provincial
aprobada por unanimidad dice,
textualmente:”Para la realización de emprendimientos hidroeléctricos y represas
se requiere la participación previa del pueblo de la provincia de Misiones, a
través del mecanismo de plebiscito obligatorio, vinculante e irrenunciable, y
cuyos efectos duran mientras las condiciones particulares e históricas que
dieron motivo a la decisión del plebiscito perduren.” Agregando, antes de
desarrollar el artículo 7, que “La Cámara de Representantes establece por Ley
la necesidad de plebiscito y el Poder Ejecutivo convoca al acto plebiscitario”.
¿Para cuándo? ¿No le parece suficientemente grave la situación de que en marzo
se van a adjudicar estudios y proyectos represadores que ponen en peligro el
respeto a la soberanía popular de los misioneros, por parte del Gobierno
Nacional?
¿O nos van a consultar en plebiscito
cuando ya esté todo cocinado para ver si así nos imponen la decisión?
Sr. Gobernador convoque al plebiscito
YA. Por el bien de nuestra querida provincia y de la armonía que siempre debe
reinar entre todos sus habitantes, se lo ruego.
Sra. Presidente de los argentinos: no
viole nuestras leyes provinciales, o no las inviabilice con un accionar
desmedido y fuera de momento. ¡Pare con lo de Garabi y Panambi hasta tanto el
pueblo misionero decida, soberanamente, y sin intervenciones ni presiones de
ningún tipo, acerca de nuestro destino! Somos una provincia que ama la
naturaleza, ama la justicia, ama la paz y quiere un desarrollo sustentable y
armónico, con verdadero reparto de los beneficios para todos y todas.
Protegiendo nuestros recursos y nuestro ambiente para nosotros y las
generaciones venideras. Se lo ruego, humildemente, como ciudadano, escuche el
clamor del pueblo misionero. Esa es la voz, la del pueblo, la que todo buen
gobernante debe escuchar y seguir. ¡Pare! hasta que nuestro plebiscito decida que piensa
y quiere la mayoría de los misioneros y las misioneras.
A veces es demasiado difícil enfrentar
la verdad.
“Los hechos científicos estan luchando
contra fuerzas que los superan en poder.”
Clive Hamilton
Profesor de Ética
Pública en el
Centro de Filosofía Aplicada y Éticas
Públicas
de la Universidad Nacional de Australia. (2)
La
Asociación Internacional de la Energía Hidroeléctrica (International Hydropower
Association -IHA), junto con la Asociación Mundial de la Energía Eólica (World
Wind Energy Association) y la Sociedad Internacional de Energía Solar
(International Solar Energy Society), conformaron la Alianza Internacional de
Energía Renovable (International Renewable Energy Alliance -IREA). La IHA
sostiene que la energía hidroeléctrica produce muy pocas emisiones de gases de
efecto invernadero en comparación con las opciones de generación con
combustibles fósiles. Sin embargo, las afirmaciones de la IHA ignoran un
creciente cuerpo de evidencia que muestra que las represas y reservorios en los
trópicos son fuentes significativas de metano. Patrick McCully de la Red
Internacional de Ríos (International Rivers Network) ha analizado las
afirmaciones de la IHA y concluye que son “diversamente irrelevantes,
incompletas o simplemente equivocadas”. Más de 260 organizaciones han firmado
la declaración de la IRN para que se excluya a la energía hidroeléctrica a gran
escala de las iniciativas de energía renovable.
Las directrices de sustentabilidad de
la IHA sí mencionan el desalojo forzado, aunque no en esas palabras: “cuando
sea necesario el desplazamiento de la población, se deberán desarrollar e
implementar planes amplios de reasentamiento y rehabilitación en consulta con la población afectada”
(la cursiva es nuestra). ¿Cuándo van a consultar a los ribereños del Río
Uruguay? Parece que después que esté todo cocinado, para que solo puedan decir
el sí que se les impone, antidemocráticamente.
¿Cuándo van a
consultar a los habitantes de Alba Posse y de Porto Mauá, las dos localidades
urbanas más afectadas? En el caso de los núcleos urbanos cuya área sería
afectada en más del 50%, Alba Posse (ARG.) y Porto Mauá
(BR.)
estan considerando que el núcleo sería
reasentado por completo.
¿Cuándo van a consultar a las tres
comunidades guaraníes que serán afectadas muy directamente y a todas las otras
que serán afectadas indirectamente?
En relación con las áreas indígenas, y
en base a la información manejada en el estudio de inventario, “los
aprovechamientos no generan impactos directos sobre los territorios ocupados
por las comunidades indígenas”. Para poder estimar, preliminarmente, el impacto
indirecto sobre dichas áreas se tomó la proximidad de los embalses a las
mismas, tomando un límite de 15 km de distancia. Tres de las nueve áreas
indígenas consideradas en el estudio se encuentran a menos de 15 km del
emprendimiento Garabi, ellas son: Comunidades Ojo de Agua, Pindó Ty e Y Haka Miri, que se ubican en la margen
argentina. En que quedamos, entonces: se afectan o no se afectan? Esta es la
falta de seriedad con que se avanza hacia las nuevas aventuras represistas.
Las recomendaciones de la Comisión Mundial
sobre Represas incluyen el principio del libre consentimiento,
previo e informado de los pueblos indígenas. Éste les da a los pueblos
indígenas el derecho a negarse a permitir las represas propuestas que puedan
afectar sus tierras. También les da el poder de negociar las condiciones en que
se puede implementar un proyecto. La palabra “indígena” aparece solo una vez en
las directrices de sustentabilidad de la IHA, en una sección que trata la
gestión de las represas existentes. El consentimiento libre, previo e informado
no se menciona para nada. O sea: otra vez gato por liebre.
Argentina tiene 101
represas, y la energía entregada al subsector eléctrico por las hidroeléctricas
varía entre un 40 y 45% según el año. A su vez el subsector eléctrico
constituye el 13 % de la matriz de oferta secundaria de energía del país. La
represa del Chocón finalizada en 1973, inundó 83 mil hectáreas y desplazó a 700
personas, la de Salto Grande cubre unas 29 mil hectáreas y se relocalizaron
unas 20.000 personas y Yacyreta ya casi
completa generó un lago que cubrirá 166.600 hectáreas y en total 80.000
personas resultaron directamente afectadas.
La represa de Futaleufú, significó la pérdida de hermosos
lagos, con sus bosques costeros, los rápidos que los conectaban y las playas
naturales. Una pérdida similar amenaza al río Carrenleufú en Chubut, donde está
proyectado un sistema de seis represas que inundará más de 10.000 hectáreas, y
que las comunidades locales, incluidos campesinos y mapuches, resisten.
En
relación con la pérdida de vegetación nativa, de acuerdo con la estimación
realizada, Garabi 89,0 m (o sea a cota 89) afectaría alrededor de 20.000 has de bosque
nativo (básicamente Selva Fluvial y remanentes de Selva Mixta) y alrededor de
24.000 has de áreas de pasturas, considerados como campos debido a que
en el área de estudio, la ganadería se practica mayoritariamente en los
pastizales naturales, en lugar de en pasturas implantadas. Esto se afirma en la
página 13 del Estudio denominado ESTUDIO
DE INVENTARIO HIDROELÉCTRICO DE LA CUENCA DEL RÍO URUGUAY EN EL TRAMO
COMPARTIDO ENTRE ARGENTINA Y BRASI, realizado por EBISA y ELETROBRAS en
noviembre del 2010 (el resaltado en negrita y cursivas es nuestro).
Todas
las represas generan, indefectiblemente, un lago artificial o embalse aguas
arriba de su construcción. Este es el principal impacto ambiental que producen,
ya que se inundan en forma permanente amplias extensiones de tierras altas y
las turbulentas y someras aguas de un río son remplazadas por un tranquilo y
profundo lago. La fauna terrestre es desplazada a áreas aledañas al embalse,
que no siempre son adecuadas para su supervivencia, y debe competir con las
poblaciones ya existentes en ellas (aves, mamíferos grandes y medianos,
reptiles grandes, algunos insectos voladores), o muere ahogada durante la
inundación (mamíferos y reptiles pequeños, anfibios, la mayoría de los
insectos, arañas, caracoles, lombrices, etc.). Las praderas y bosques cubiertos
por las aguas muere indefectiblemente y su lenta descomposición condiciona la
calidad de las aguas embalsadas.
La mayoría de las represas
hidroeléctricas no son renovables porque atrapan los sedimentos, los que
gradualmente colmatan los embalses. Aguas abajo, por lo tanto, estas
estructuras despojan de sedimentos las orillas de los ríos, los ecosistemas
ribereños, e incluso los deltas (pensar en el Delta del Río de La Plata),
aumentando la erosión, las inundaciones y disminuyendo a la vez la
productividad de los bordes costeros.
Los críticos más severos sostienen que
los costos sociales, ambientales y económicos de estas represas
pesan más que sus beneficios y que, por lo tanto, no se justifica la
construcción de las represas grandes.
Algunas presas
presentan fallos o errores de construcción. Esto parece estar ocurriendo en
Yacyreta, tomando en cuenta las declaraciones del director paraguayo de la
Entidad Binacional, cuando, hace muy pocos días, denunció que la represa tembló
cuando pusieron las turbinas a funcionar al máximo, o el video que está colgado
en internet donde se pueden apreciar rajaduras en la presa productos del último
temblor sísmico sufrido hace poco más de un año. ¿No sabían que construían una
Megarepresa en zona sísmica? Si, lo sabían, había antecedentes registrados en
Corrientes. Igual la hicieron, demostrando la irresponsabilidad con que se
encaran estas megaobras, por el solo hecho de constituir unos verdaderos
meganegocios.
La masiva intervención de los ríos del
mundo es una de las razones fundamentales que explican por qué las aguas dulces
están en mucho peor estado que cualquier otro tipo importante de ecosistema,
incluyendo las selvas tropicales lluviosas.
En todo el planeta, alrededor de un
tercio de las especies de peces de agua dulce están clasificadas como
“extintas, en riesgo o vulnerables”. No hay información oficial disponible
sobre el impacto global de las represas sobre los moluscos, los anfibios, las
plantas, las aves acuáticas y otras especies que dependen de los ríos, aun
cuando el daño es seguramente significativo.
Tal como concluyó la
Comisión Mundial sobre Represas financiada por el Banco Mundial después de dos
años de intensos estudios: para garantizar los beneficios de las represas “en
demasiados casos un precio inaceptable y a menudo innecesario ha sido pagado
—particularmente en términos sociales y ambientales— por las personas
desplazadas, por las comunidades aguas abajo, por los contribuyentes y por el
medio ambiente”.
Esto
demuestra que la producción de energía
hidroeléctrica no es inocua para el medio ambiente y la comunidad sino
que tiene efectos perniciosos sobre ellos. Es importante tener en cuenta esta
realidad antes de seguir instalando represas en el trópico o en los subtrópicos
sin demasiado análisis. Los embalses de poco tamaño y bien ubicados podrían ser
considerados, si cumplen una serie de importantes parámetros ambientales, una fuente
de energía más limpia – aunque no tan limpia como la opción solar y la
eólica, pero si incluida entre las formas sustentables, ante imperiosas
necesidades reales de los pueblos - pero
cuando se construyen obras hidráulicas faraónicas y en zonas inadecuadas, como
serian los casos que estamos tratando de evitar, de Panambi y Garabi, generan
más efectos negativos que positivos.
Fundamentos sobran, ¡Es hora de actuar!
(2) Ver su libro “Réquiem para
una especie”. www.editorialcapin.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Criticidad, honestidad intelectual y de todas las especies, creatividad, denuncia y anuncio...