martes, 21 de febrero de 2012

Garabi y Panambi: represas, desalojos, ecosistemas alterados y cambio climático

En Misiones, no solamente nos enfrentamos a las discapacidades provocadas por los Herbicidas sinó también a la pérdida de territorios bajo agua...



Represas, sustentabilidad y modelos de desarrollo – Nota No. 4

¿Qué importancia pueden tener los impactos ambientales de Garabi y Panambi?
                                                                            Por Raúl Aramendy
                                                                                       Serpaj - Misiones
“Protegeremos todo esto para la posteridad.
Lo cubriremos con agua para que nadie lo pueda perturbar.”

                                Comentario (¿jocoso?) de un ingeniero en represas brasileño
                                   contemplando un pintoresco tramo del río que se inundaría por la                
                                   represa Cachoeira.
                                                                   Porteira, 1984.

Nos vemos obligados a hacer la pregunta del título porque al observar el comportamiento de ciertos funcionarios públicos, sobre todo del Gobierno Nacional, no podemos evitar tener la sensación de que para alguna gente -y no solo me refiero a los “constructores de represas” cuyo negocio consiste en hacerlas a cualquier coste o perderse el negocio- los impactos ambientales son nimiedades a las cuales, desgraciadamente por ley, hay que prestarles algo de atención, aunque ya se sabe muy bien como  sortear este “obstáculo” para imponer una Megarepresa.
Es oportuno hacernos esta pregunta, en este cuarto artículo sobre las represas y su relación con el desarrollo sustentable, tan pregonado últimamente,  ya que el Estado Nacional, haciendo caso omiso de las inquietudes del pueblo misionero, ha seguido avanzando hacia las represas de Garabi y Panambi (quizás los primeros pasos hacia otras represas como las de Corpus, Roncador y mas) abriendo los pliegos de la Licitación Pública Internacional No. 01/2010, denominada “CONTRATACIÓN DE EMPRESAS O CONSORCIOS DE EMPRESAS ESPECIALIZADAS PARA LA REALIZACIÓN DE LOS PROYECTOS Y LA DOCUMENTACIÓN TÉCNICA LICITATORIA DE DOS (2) APROVECHAMIENTOS HIDROELÉCTRICOS UBICADOS EN LA CUENCA DEL RÍO URUGUAY EN EL TRAMO COMPARTIDO ENTRE ARGENTINA Y BRASIL”, el día 14 de diciembre del 2011.

Tres pliegos, con tres oferentes, de los cuales la Presidencia de la Nación escogería uno, para el mes de marzo del corriente año, al que se le pagaría, según  información oficial, desde el erario público, la suma de 48 millones de dólares por realizar un estudio que según los Términos de Referencia del mismo “tiene como objetivo la elaboración del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) y el respectivo Informe de Impacto Ambiental (RIMA), instrumentos de licenciamiento ambiental, para la factibilidad del Aprovechamiento Hidroeléctrico (AH) Panambi, previsto para ser implantado en el río Uruguay, en el tramo internacional entre Brasil y Argentina, ocupando tierras de los municipios de Alecrim, Dr. Mauricio Cardoso, Novo Machado, Porto Mauá, Santo Cristo, Tucunduva, Tuparendi, Crissiumal, Derrubadas, Esperança do Sul, Tiradentes do Sul, en el estado brasileño de Río Grande do Sul, y en los municipios de 25 de Mayo, Alba Posse, Campo Ramón, Colonia Aurora, Los Helechos, Panambi y El Soberbio en la provincia argentina de Misiones.” Como también, y en términos similares, realizar el EIA de Garabi.

¿Qué es un EIA, como se realiza, que Ley lo obliga?
La Evaluación del Impacto Ambiental (EIA) es un procedimiento jurídico-administrativo de recogida de información, análisis y predicción, destinado a anticipar, corregir y prevenir los posibles efectos directos e indirectos que la ejecución de una determinada obra o proyecto causa sobre el medio ambiente. Permitiendo a la Administración adoptar las medidas adecuadas a su protección.
La Evaluación de Impacto Ambiental valorará los efectos directos e indirectos de cada propuesta de actuación sobre la población humana, la fauna, la flora, la gea, el suelo, el aire, el agua, el clima, el paisaje y la estructura y función de los ecosistemas previsiblemente afectados.
Asimismo comprenderá la estimación de los efectos sobre los bienes materiales, el patrimonio cultural, las relaciones sociales y las condiciones de sosiego público, tales como ruidos, vibraciones, olores y emisiones luminosas, y la de cualquier otra incidencia ambiental relevante derivada del desarrollo de la actuación.
En Argentina la Ley 23.879 establece un régimen general para la EIA a partir de las grandes obras y represas hidroeléctricas.


                Algunas primeras preguntitas para las empresas que van a realizar el EIA de Garabi y de Panambi.

            Sabemos que es obligatorio realizar un estudio sobre la sismicidad del lugar donde se pretende realizar el emprendimiento hidroeléctrico. Que no les pase lo de Yacyreta, construido sobre una falla geológica, en zona sísmica,  que pone en peligro el futuro del paredón y a los habitantes de río abajo…además de flora y fauna, esos dos valores que poco importan a los represistas, pero…ley obliga muchachos. Acuérdense de que el temblor del año 2010, de 3,5 en la escala Richter, según información detallada e imágenes que circulan por Internet y que habrían sido tomadas por uno de los buzos contratados por la EBY para evaluar las rajaduras, nos alertan sobre las consecuencias ya observadas y nos hace pensar en las que podrían venir si otro temblor se produjera.

         Cuando leemos, en la web oficial de EBISA el Pliego de Bases y Condiciones con el cual se convocó a empresas privadas a ofrecerse para el EIA, y que según la empresa estatal argentina estaba  “emitido como resultado de lo dispuesto en el “Tratado entre el Gobierno de la República Argentina y el Gobierno de la República Federativa del Brasil para el Aprovechamiento de los Recursos Hídricos compartidos de los Tramos Limítrofes del Río Uruguay y de su Afluente el Río Pepirí-Guazú ( la cursiva es nuestra)”, de fecha 17 de mayo de 1980, encontramos que no solamente piensan, contra la opinión mayoritaria de los misioneros y de miles de correntinos y brasileños. Construir represas (por lo menos dos) cortando el Río Uruguay, sino que también piensan construir, no sabemos que cosa, sobre el Río Pepirí-Guazú. Río que nace en la Sierra de Misiones sobre las ciudades de Bernardo de Irigoyen y Dionisio Cerqueira, y se dirige con rumbo sur hasta desembocar en el río Uruguay pocos kilómetros antes de los saltos del Moconá. ¿Acaso creen que si afectan al Pepiri-Guazú no se va a afectar, gravemente, a los Saltos del Moconá, destruyendo, entre otras cuestiones, un floreciente turismo que está ayudando a desarrollar El Soberbio?

         A la licitación convocada por el Gobierno se presentaron tres consorcios, a saber: a) las empresas CNEC Engenharia, ESIN Consultora y PROA SRL; b) Grimaux & Asociados, Themag, Andrade & Canellas Energia, Inconas y ATEC; y c) Consular Consultores, Engevix, Grupo Mesopotámico, IATASA, Interchne y Latinoconsult. ¿Ninguna de ellas está interesada o ligada a intereses que pretenden minimizar los Impactos Ambientales, Económicos  y Sociales de las Megarepresas de Garabi y Panambi? Porque si así fuera habríamos pedido al zorro que nos cuide las gallinas, ¿verdad? Nos gustaría, para empezar, leer una declaración pública, de carácter ético, de las empresas oferentes, deslindando cualquier interés en que “todos los estudios avalen la construcción de las represas” más allá de los perjuicios que las mismas realizarían a nuestros ecosistemas y la vida de nuestros ríos y sus costas. La pretensión es muy simple: que primero veamos SI NOS CONVIENE COMO PUEBLOS estas represas, con un estudio verdaderamente independiente, y luego, recién, resolvamos si las hacemos o no. De otro modo seria “un gran verso” el estudio de los impactos, porque, salga lo que salga, la decisión de hacerlas, ilegal e ilegítimamente creo yo, ya estaría tomada y por lo tanto no se justificaría el “tirar” 48 millones de dólares del erario público en estudios que ya sabríamos de antemano lo que van a decir. Sobre estas cosas, y otras, esperamos que nuestros representantes legislativos, en todos los niveles, digan algo. Como también los Partidos Políticos.
         ¿Saben por qué, señores representantes, desconfiamos y mucho? Porque con solo mirar en Internet nos encontramos con que, por solo dar un ejemplo, la empresa ESIN Consultora, integrante de uno de los oferentes, dice en su web que ella es “una empresa que desarrolla actividades de generación, transmisión y distribución de energía”, ilustrando la pagina principal con una serie de fotos de megarepresas. Confiesan, en el mismo lugar, que se dedican “a realizar sistemas de energía” y se encargan tanto del “gerenciamiento de proyectos como de la coordinación ejecutiva de estudios”. Estamos hablando de la misma empresa que “trabajó” realizando las represas hidroeléctricas de La Elena, en Chubut o La Leona en Santa Cruz, y otras actividades por el estilo. No se pierdan la lectura de su Web, y de las otras webs.  Todo esto nos suena a: le pedimos a las empresas “represadoras” que estudien y nos informen sobre los Impactos que ellos mismos estan interesados en mostrar como insignificantes para garantizar su realización y el gran negocio que esto importa para los constructores de represas. Algo huele a podrido en Dinamarca…dice un viejo dicho. ¿Y cómo la ciudadanía, a través de que mecanismos, va a controlar que no se la engañe? Ojalá mi desconfianza no sea justificada y todo sea legítimo, legal, transparente y poniendo los intereses de la gente por encima de los negocios de algunos. Seré el primero en felicitar a un Gobierno que actúe de esta manera. Si los Impactos no serían inmensos e irreversibles, me sumaria a los que dicen “no pasa nada, todo es un tremendismo de los ecologistas que no quieren el desarrollo”. Si no es SUSTENTABLE, claro que no. Si es SUSTENTABLE, y esto es posible, claro que sí.


                El Cambio Climático y las Represas.

En el año 2007 el mundo tomó conciencia de que el ser humano era el causante del cambio climático, de que éste definitivamente se estaba produciendo y de que el esfuerzo colectivo global realizado hasta entonces para mantener los gases de efecto invernadero a un nivel «seguro» era extremadamente insuficiente.”
“La situación actual”, informe de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). (1)

         Ya prácticamente no pasa una semana sin que escuchemos o hablemos sobre el Cambio Climático, ocasionado por la intervención humana sobre el clima planetario, con la emisión descontrolada de gases de efecto invernadero a causa de nuestro modelo de desarrollo NO sustentable.
         Cada vez sabemos mas sobre este grave peligro y nos inclinamos a tomar en cuenta, nosotros digo, la ciudadanía - no me refiero a los gobiernos ni a las grandes corporaciones económicas -  la opinión de la mayoría absoluta de los científicos del mundo (más de un 80% de ellos) que reclaman cambios urgentes para evitar males mayores.
         Por ello no ahondaremos en los detalles del Cambio Climático aunque, para que se entienda bien la relación que tienen las Megarepresas con el Cambio Climático si diremos algunas pocas cosas. Como por ejemplo que los dos principales gases de efecto invernadero son el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4).

       El Subsecretario de Grandes Emprendimientos, de Corrientes, Sergio Cangiani, que se declaró un defensor de las centrales hidroeléctricas y de los estudios    ambientales, consideró que el proyecto ejecutivo "va a empezar a mostrar las bondades que tiene llevar adelante la realización de las obras" puesto que el costo del petróleo y sus derivados es cada vez mayor.
“Hay que compensar equitativamente los problemas ambientales con los beneficios que puedan tener las provincias donde se encuentran los lugares de emplazamiento.”, dijo y explicó que este tipo de centrales son las que menos afectación tienen, ya que no genera anhídrido carbónico ni los problemas de las centrales térmicas.

         El científico Iván Lima y sus colegas del Instituto Nacional Brasileño para Investigaciones Espaciales (INPE, en inglés) publicaron, en revistas científicas, que las grandes represas podrían hacer la mayor contribución al calentamiento global, emitiendo 104 millones de toneladas de gas metano cada año.
         Los cálculos hechos por Lima implican que las 52.000 represas existentes, actualmente, en el mundo contribuyen con más del 4% al calentamiento global  debido al impacto de actividades humanas. También explican que los embalses son la fuente más grande de emisiones causadas por humanos, contribuyendo a alrededor de un cuarto de estas emisiones.
         El metano es un gas más potente que el dióxido de carbono para atrapar el calor, aunque no dura el mismo tiempo en la atmósfera. Un año de emisiones de una represa grande, como ha estimado Lima, tiene un impacto de calentamiento equivalente  a más de 20 años de 7.5 billones de toneladas de dióxido de carbono -esto es más alto que las emisiones totales de dióxido de carbono que se emiten por la quema de combustibles fósiles en los Estados Unidos. El metano es creado por la descomposición de materia orgánica en los embalses. Las cantidades masivas producidas en áreas tropicales por represas hidroeléctricas significan que estas represas contribuyen más al calentamiento que las plantas de electricidad más sucias. Plantas que deberían ser, inmediatamente, sustituidas por la generación limpia de electricidad, a través de sistemas sustentables (eólicos, solares, de biomasa con captura total de metano, mareomotriz, etc. Ver nuestro artículo número tres, de esta colección).
         Los nuevos  estudios, como el del profesor Lima o el de  Philip Fearnside, sobre la represa Tucuruí, en Brasil,  revelan un aspecto negativo aún poco conocido del impacto de las grandes represas sobre el clima y la sociedad humana. Esto también lo afirma el Instituto Catalán de Ciencias del Clima.
         Incluso Lima ha publicado a nivel nacional los primeros estimados de emisiones de metano de represas en Brasil, China, y la India. Estos estimados demuestran que las represas en Brasil e India son responsables de un quinto del impacto del calentamiento global. Se ha estimado que las represas en la China producen 1% de la contaminación climática del país, aunque por razones de metodología probablemente este dato esté subestimado.
         “Hoy hay más que suficiente evidencia que demuestra que las grandes represas son la fuente mayor de contaminantes que agravan el cambio climático,” dijo Patrick McCully, director ejecutivo de la Red Internacional de los Ríos (IRN, en inglés).     
         Agregando: “Es desafortunado que el estudio de Lima ha llegado muy tarde para ser incluido en los reportes recientes del Panel Inter Gubernamental del Cambio Climático (IPCC)”.
         La influencia de la industria megahidráulica y de los gobiernos que la apoyan, no han puesto atención a la importancia del metano generado en represas como factor que va a agravar el cambio climático.
Con seguridad, por eso ni preguntamos en el capítulo de las preguntitas, en el EIA que se va a realizar durante el 2012 y, probablemente también durante el 2013, no se evaluará este tipo de impactos.
¿Mantendremos una actitud suicida ante el Cambio Climático, con la falsa esperanza de que “alguien se encargara de solucionarlo”, “de algún modo que no nos exija ningún sacrificio”, antes de que nos inundemos y nos cocinemos?
         El cambio climático ocupa una posición única entre las amenazas ambientales porque sus riesgos han sido sistemáticamente subestimados.
         Pero, como nos enseña Hamilton, “Aceptarlo intelectualmente no es lo mismo que aceptarlo emocionalmente”. Lo entendemos con la cabeza pero…nos ocurre que “sentimos necesidad” de consumir ya mismo la mayor cantidad de energía eléctrica y a cualquier costo (nuestro carácter “energíboro”), afecte esto nuestra propia vida en unos años más, o la vida misma de nuestros hijos y nietos. De los nietos de nuestros nietos ni hablamos, no tenemos ninguna conexión emocional con ellos. El consumismo nos a hecho sus prisioneros. Y en esa cárcel hemos perdido la responsabilidad cívica ante nuestros semejantes y ante las generaciones venideras.
         Pero, felizmente, eso no nos ocurre a todos, mal que les pese a los “represadores” y sus meganegocios. En esta provincia aún no hemos perdido nuestra capacidad de razonar y nuestra conexión con la naturaleza.
El pueblo misionero –y si no me creen consúltenlo cuanto antes, cumplan la ley- dice NO a nuevas represas, sigue diciendo NO, como con Corpus. Ya es hora de que esta voluntad ciudadana se convierta en Ley provincial, como ya lo hicieron los entrerrianos.
         Al Impacto Ambiental, que significa impactos en nuestra vida cotidiana, debemos evaluarlo teniendo en cuenta la importancia de parar el Cambio Climático y todos los elementos relacionados con un ambiente sano y vivible. Por ello no dejemos de considerar lo que el informe de AIDA (Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente – noviembre del 2009) titulado "Grandes Represas en América: ¿peor el remedio que la enfermedad?" (3) nos dice cuando explora estos graves impactos y explica acerca de las normas internacionales que deben aplicarse para proteger al ambiente y los derechos humanos.   El informe expone los peligros de utilizar las grandes represas hidroeléctricas con el fin de  satisfacer la creciente demanda de energía en América Latina.
En el informe “Grandes Represas en América”, AIDA analiza cinco grandes represas hidroeléctricas que violan una gama de leyes ambientales y de derechos humanos: Yacyreta en Argentina y Paraguay, Río Madeira en Bolivia y Brasil, Baba en Ecuador, Chan-75 en Panamá y La Parota en México. A través de estos casos específicos  se  ilustra cómo los gobiernos generalmente no prestan atención a las obligaciones y las normas, tales como la necesidad de conducir las correspondientes evaluaciones ambientales y de impacto social, económico y cultural. También se ilustra cómo las familias de la localidad sufren cuando son expulsadas o desalojadas a la fuerza por las represas y pierden sus valiosas tierras agrícolas, fuentes de agua o sus áreas de pesca tradicional. También se documenta cómo la gente que resulta más perjudicada por las grandes represas son las personas pertenecientes a los grupos más vulnerables, como los indígenas, los afro descendientes y los campesinos pobres.
"Grandes Represas en América" también se encarga de disipar el mito que hace creer que las represas son una fuente de "energía verde". En realidad, como lo venimos exponiendo, las represas grandes son un perjuicio para el ambiente porque inundan ecosistemas valiosos, alteran dramáticamente el flujo natural del agua, desestabilizan el hábitat de la vida silvestre y obstruyen las trayectorias de diversas especies, por mencionar solo algunos de los impactos.
Las grandes represas hidroeléctricas han sido alabadas erróneamente, ahora lo sabemos, como la panacea ante la crisis de cambio climático. A pesar que las represas no dependen de combustibles fósiles para generar electricidad, no dejan de contribuir a las emisiones de gas de efecto invernadero. Las represas hidroeléctricas crean enormes estancamientos de agua de río que inundan los valles y conducen a la descomposición de materia orgánica en cantidades inmensas. A medida que los árboles y otras biomasas se descomponen, liberan dióxido de carbono y metano, los mismos gases de efecto invernadero creados por las tecnologías "sucias" como las plantas eléctricas que funcionan a base de carbón. Las turbinas también liberan el metano atrapado en el agua profunda y emiten dióxido de carbono a medida que liberan presión del embalse. En las regiones tropicales, las represas pueden emitir hasta once veces más la cantidad de gases de efecto invernadero que lo que emitiría una planta convencional de tamaño semejante.
Dado el impacto negativo de las grandes represas, el informe de AIDA recomienda que los tomadores de decisiones consideren seriamente otras soluciones que protejan los derechos humanos y nuestros ecosistemas naturales, que ahorren energía y reduzcan las emisiones de gas de efecto invernadero. 
Otras soluciones pueden ser: mejorar la eficiencia energética, reducir la demanda, hacer un mejor uso de las fuentes de energía sostenible, invertir en tecnologías e infraestructuras que sean eficientes en función del gasto energético y eliminar las barreras que obstaculizan el intercambio de tecnología entre las naciones.
Durante décadas nos han hecho creer que las represas generan energía limpia y están asociadas al desarrollo. Así nos comimos Yacyreta pero no lograron que nos comamos Corpus. ¿Nos comeremos Garabi y Panambi?
Por falta de información en la mayor parte de los casos y de vergüenza en los demás, las personas que  cuestionamos las megarepresas somos acusadas, por los “represadores” (casi siempre grandes corporaciones transnacionales y algunos de sus socios y/o empleados locales), como “enemigos del desarrollo”.
Pero luego del Informe de la Comisión Mundial de Represas (CMR) en el año 2000, quedó claro que las represas son un mecanismo sucio de energía, el 30 % de los peces de agua dulce del mundo se han extinguido por las represas; el 60% de las mayores cuencas del planeta ya han sido represadas. Manglares, bosques y otros ecosistemas han desaparecidos por causa de estos megaproyectos.
Insistimos, las represas provocan cambio climático por varias razones. Por un lado miles de hectáreas quedan inundadas bajo el agua. En el caso de Panambi y Garabi (dos por una) quedarían alrededor de 40.000 hectáreas solo del lado argentino.
¿Quién va a respirar el CO2 de la atmósfera si no son los árboles? La capa vegetal del planeta absorbe el 40% del CO2 que existe en la atmósfera. Si se construyen presas, disminuye este porcentaje y aumenta la concentración de gases y por tanto el calentamiento global. Por otro lado, al desplazar a miles o a millones de personas (la presa Tres Gargantas en China desplazó a más de un millón de personas), éstas provocan más deforestación ya que tienen que instalarse en nuevas tierras, talar más bosques o selvas, deforestar para construir viviendas o para otras tierras de cultivo lo que genera más emisiones de CO2, metano y otros gases de efecto invernadero al medio ambiente.
La inundación de la capa vegetal provoca que la descomposición de la materia orgánica en el embalse provoque grandes cantidades de GEI: Dióxido de Carbono (CO2), Metano (CH4) y Oxido Nitroso (N2O). Y si la presa está no en una zona de desierto o de poca vegetación, sino en regiones tropicales, los GEI que provocan son aún mayores, incluso más que las plantas de energía eléctrica generadas con combustibles fósiles (gas, carbón y productos del petróleo como gasolina o diesel). Cuando se descompone el carbono orgánico del embalse se forma el dióxido de carbono (CO2). Pero el metano (CH4), gas 25 veces más potente que el CO2, se produce al descomponerse la materia orgánica por las bacterias cuando hay poco oxígeno, al fondo del embalse. Este gas empieza a burbujear o a salir por las turbinas o por las compuertas cuando estas se abren. En el caso del óxido nitroso (N2O) se produce por la ruptura bacteriana del nitrógeno.
Existen investigaciones que muestran grandes cantidades de CO2, CH4 y N2O hasta 40 Km aguas abajo de la Reserva Petit Saut en la Guayana francesa.
Otra investigación confirma que en la presa Balbina en Brasil, las emisiones de metano corriente abajo equivalen al 3% del total de metano liberado de la planicie de inundación de la Amazonía central. Repetimos: las grandes represas en el mundo, cuyas cortinas miden más de 15 metros de altura, emiten cada año 104 millones de toneladas métricas de metano desde la superficie del embalse, las turbinas, los vertederos y los ríos corriente abajo.
Como nos informa Peter Hartmann, Coordinador de la Coalición Ciudadana por Aisén Reserva de Vida, de Chile: “Lo que pasa en Chile nos debiera servir para no seguir por el mal camino de las megarepresas.” Por si no aprendimos suficientemente con Yacyreta, agregamos.
Ahora que entramos en el tramo de las EIA recordemos cuando en el 2010 Hartmann nos advertía: “Lo más insólito de esto de estar a la moda es que ninguno de los dos estudios de impacto ambiental (EIA) entregados tanto por HidroAysén como por Energía Austral hacen el menor esfuerzo en calcular o siquiera analizar si por casualidad esos proyectos emiten gases, de ésos que son responsables del calentamiento global, y el volumen de aquéllos. Es más, en el EIA de HidroAysén se dan el trabajo de hacer un balance de la emisión actual de esos gases en la región, pero ¿del propio proyecto? ¡nada!”
Los científicos del clima nos informan que las emanaciones se van a duplicar cada 25 años. Los misioneros, los correntinos, los entrerrianos, los brasileños ¿queremos sumarnos a este desastre con nuevas megarepresas?
¿No habrá llegado la hora de ponerle límites a nuestra codicia, nuestro materialismo y nuestra alienación con respecto a la naturaleza? Sobre todo diciendo, como lo repetimos oficialmente todos los días, que optamos por un Desarrollo Sustentable o jurando que queremos mantener y defender la selva paranaense, nuestra flora, nuestra fauna, nuestra salud y la de nuestro ecosistema. Incluso diciendo que queremos potenciar a la Misiones del turismo, mientras planeamos o permitimos que otros planeen la destrucción de nuestra selva y nuestras bellezas. Que el famoso proyecto de Park Way (la ruta parque) en la ruta costera del Uruguay se vea sometido a la inundación que las represas de Garabi y Panambi provocarán en más de un lugar de este trayecto. ¿O decimos una cosa pero, en realidad, queremos hacer lo contrario?
Pero como mundialmente se nos condenaría por ello transformamos el “mejor que decir es hacer” en “mejor que decir es decir lo contrario a lo que en realidad vamos a hacer”.
La Convención de Copenhague de diciembre del 2009 fue, parece, la última oportunidad de apartarse del camino hacia el abismo. Ahora, este año, en Rio+20, en junio del 2012, evaluara, el mundo, que se hizo para no seguir avanzando hacia el  abismo durante estos últimos 20 años. Y todo indica que la parsimonia de los poderosos bailara en la cubierta del Planeta-Titanic, también en esta nueva oportunidad. Mientras millares de personas de los movimientos sociales, culturales y políticos más conscientes se comienzan a movilizar para tratar de incidir en este evento.
¿El poder de la industria, el auge de la política del dinero y la inercia burocrática volverán a predominar? ¿En el conflicto de las represas sobre el Río Uruguay, en Río+20 y en el mundo?

       
        ¿Y el plebiscito? ¿O nos consultarán cuando ya esté todo cocinado?
         
         La Ley Provincial, aprobada por unanimidad en nuestra Cámara de Representantes, a fines del año pasado, con el nombre de “Nueva coparticipación económica para Misiones: La Soberanía Energética. Proceso Decisional del Patrimonio Natural de los Misioneros”, define claramente, en su artículo 1, que “La Provincia tiene la plenitud del dominio imprescriptible e inalienable sobre los recursos naturales hídricos existentes en su territorio”. ¿El Estado Nacional no está violando este dominio de los misioneros, resolviendo por sobre nosotros? ¿Y el pregonado federalismo, donde quedó?
         El artículo 6 de la Ley Provincial aprobada por unanimidad  dice, textualmente:”Para la realización de emprendimientos hidroeléctricos y represas se requiere la participación previa del pueblo de la provincia de Misiones, a través del mecanismo de plebiscito obligatorio, vinculante e irrenunciable, y cuyos efectos duran mientras las condiciones particulares e históricas que dieron motivo a la decisión del plebiscito perduren.” Agregando, antes de desarrollar el artículo 7, que “La Cámara de Representantes establece por Ley la necesidad de plebiscito y el Poder Ejecutivo convoca al acto plebiscitario”. ¿Para cuándo? ¿No le parece suficientemente grave la situación de que en marzo se van a adjudicar estudios y proyectos represadores que ponen en peligro el respeto a la soberanía popular de los misioneros, por parte del Gobierno Nacional?
         ¿O nos van a consultar en plebiscito cuando ya esté todo cocinado para ver si así nos imponen la decisión?
         Sr. Gobernador convoque al plebiscito YA. Por el bien de nuestra querida provincia y de la armonía que siempre debe reinar entre todos sus habitantes, se lo ruego.
         Sra. Presidente de los argentinos: no viole nuestras leyes provinciales, o no las inviabilice con un accionar desmedido y fuera de momento. ¡Pare con lo de Garabi y Panambi hasta tanto el pueblo misionero decida, soberanamente, y sin intervenciones ni presiones de ningún tipo, acerca de nuestro destino! Somos una provincia que ama la naturaleza, ama la justicia, ama la paz y quiere un desarrollo sustentable y armónico, con verdadero reparto de los beneficios para todos y todas. Protegiendo nuestros recursos y nuestro ambiente para nosotros y las generaciones venideras. Se lo ruego, humildemente, como ciudadano, escuche el clamor del pueblo misionero. Esa es la voz, la del pueblo, la que todo buen gobernante debe escuchar y seguir. ¡Pare!  hasta que nuestro plebiscito decida que piensa y quiere la mayoría de los misioneros y las misioneras.


        A veces es demasiado difícil enfrentar la verdad.

                                                      “Los hechos científicos estan luchando
                                                      contra fuerzas que los superan en poder.”
                                                                                Clive Hamilton
                                                   Profesor de Ética Pública en el
                                                             Centro de Filosofía Aplicada y Éticas Públicas
                                                             de la Universidad Nacional de Australia.  (2)

La Asociación Internacional de la Energía Hidroeléctrica (International Hydropower Association -IHA), junto con la Asociación Mundial de la Energía Eólica (World Wind Energy Association) y la Sociedad Internacional de Energía Solar (International Solar Energy Society), conformaron la Alianza Internacional de Energía Renovable (International Renewable Energy Alliance -IREA). La IHA sostiene que la energía hidroeléctrica produce muy pocas emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con las opciones de generación con combustibles fósiles. Sin embargo, las afirmaciones de la IHA ignoran un creciente cuerpo de evidencia que muestra que las represas y reservorios en los trópicos son fuentes significativas de metano. Patrick McCully de la Red Internacional de Ríos (International Rivers Network) ha analizado las afirmaciones de la IHA y concluye que son “diversamente irrelevantes, incompletas o simplemente equivocadas”. Más de 260 organizaciones han firmado la declaración de la IRN para que se excluya a la energía hidroeléctrica a gran escala de las iniciativas de energía renovable.
         Las directrices de sustentabilidad de la IHA sí mencionan el desalojo forzado, aunque no en esas palabras: “cuando sea necesario el desplazamiento de la población, se deberán desarrollar e implementar planes amplios de reasentamiento y rehabilitación en consulta con la población afectada” (la cursiva es nuestra). ¿Cuándo van a consultar a los ribereños del Río Uruguay? Parece que después que esté todo cocinado, para que solo puedan decir el sí que se les impone, antidemocráticamente.
¿Cuándo van a consultar a los habitantes de Alba Posse y de Porto Mauá, las dos localidades urbanas más afectadas? En el caso de los núcleos urbanos cuya área sería afectada en más del 50%, Alba Posse (ARG.) y Porto Mauá
(BR.) estan considerando  que el núcleo sería reasentado por completo.
         ¿Cuándo van a consultar a las tres comunidades guaraníes que serán afectadas muy directamente y a todas las otras que serán afectadas indirectamente?
         En relación con las áreas indígenas, y en base a la información manejada en el estudio de inventario, “los aprovechamientos no generan impactos directos sobre los territorios ocupados por las comunidades indígenas”. Para poder estimar, preliminarmente, el impacto indirecto sobre dichas áreas se tomó la proximidad de los embalses a las mismas, tomando un límite de 15 km de distancia. Tres de las nueve áreas indígenas consideradas en el estudio se encuentran a menos de 15 km del emprendimiento Garabi, ellas son: Comunidades Ojo de Agua, Pindó Ty e Y Haka Miri, que se ubican en la margen argentina. En que quedamos, entonces: se afectan o no se afectan? Esta es la falta de seriedad con que se avanza hacia las nuevas aventuras represistas.
 Las recomendaciones de la Comisión Mundial sobre Represas incluyen el principio del libre consentimiento, previo e informado de los pueblos indígenas. Éste les da a los pueblos indígenas el derecho a negarse a permitir las represas propuestas que puedan afectar sus tierras. También les da el poder de negociar las condiciones en que se puede implementar un proyecto. La palabra “indígena” aparece solo una vez en las directrices de sustentabilidad de la IHA, en una sección que trata la gestión de las represas existentes. El consentimiento libre, previo e informado no se menciona para nada. O sea: otra vez gato por liebre.
         Argentina tiene 101 represas, y la energía entregada al subsector eléctrico por las hidroeléctricas varía entre un 40 y 45% según el año. A su vez el subsector eléctrico constituye el 13 % de la matriz de oferta secundaria de energía del país. La represa del Chocón finalizada en 1973, inundó 83 mil hectáreas y desplazó a 700 personas, la de Salto Grande cubre unas 29 mil hectáreas y se relocalizaron unas 20.000 personas y  Yacyreta ya casi completa generó un lago que cubrirá 166.600 hectáreas y en total 80.000 personas resultaron directamente afectadas.
La represa de Futaleufú, significó la pérdida de hermosos lagos, con sus bosques costeros, los rápidos que los conectaban y las playas naturales. Una pérdida similar amenaza al río Carrenleufú en Chubut, donde está proyectado un sistema de seis represas que inundará más de 10.000 hectáreas, y que las comunidades locales, incluidos campesinos y mapuches, resisten.
         En relación con la pérdida de vegetación nativa, de acuerdo con la estimación realizada, Garabi 89,0 m (o sea a cota 89) afectaría alrededor de 20.000 has de bosque nativo (básicamente Selva Fluvial y remanentes de Selva Mixta) y alrededor de 24.000 has de áreas de pasturas, considerados como campos debido a que en el área de estudio, la ganadería se practica mayoritariamente en los pastizales naturales, en lugar de en pasturas implantadas. Esto se afirma en la página 13 del Estudio denominado  ESTUDIO DE INVENTARIO HIDROELÉCTRICO DE LA CUENCA DEL RÍO URUGUAY EN EL TRAMO COMPARTIDO ENTRE ARGENTINA Y BRASI, realizado por EBISA y ELETROBRAS en noviembre del 2010 (el resaltado en negrita y cursivas es nuestro).
         Todas las represas generan, indefectiblemente, un lago artificial o embalse aguas arriba de su construcción. Este es el principal impacto ambiental que producen, ya que se inundan en forma permanente amplias extensiones de tierras altas y las turbulentas y someras aguas de un río son remplazadas por un tranquilo y profundo lago. La fauna terrestre es desplazada a áreas aledañas al embalse, que no siempre son adecuadas para su supervivencia, y debe competir con las poblaciones ya existentes en ellas (aves, mamíferos grandes y medianos, reptiles grandes, algunos insectos voladores), o muere ahogada durante la inundación (mamíferos y reptiles pequeños, anfibios, la mayoría de los insectos, arañas, caracoles, lombrices, etc.). Las praderas y bosques cubiertos por las aguas muere indefectiblemente y su lenta descomposición condiciona la calidad de las aguas embalsadas.
         La mayoría de las represas hidroeléctricas no son renovables porque atrapan los sedimentos, los que gradualmente colmatan los embalses. Aguas abajo, por lo tanto, estas estructuras despojan de sedimentos las orillas de los ríos, los ecosistemas ribereños, e incluso los deltas (pensar en el Delta del Río de La Plata), aumentando la erosión, las inundaciones y disminuyendo a la vez la productividad de los bordes costeros.
         Los críticos más severos sostienen que los costos sociales, ambientales y económicos de estas represas pesan más que sus beneficios y que, por lo tanto, no se justifica la construcción de las represas grandes.
Algunas presas presentan fallos o errores de construcción. Esto parece estar ocurriendo en Yacyreta, tomando en cuenta las declaraciones del director paraguayo de la Entidad Binacional, cuando, hace muy pocos días, denunció que la represa tembló cuando pusieron las turbinas a funcionar al máximo, o el video que está colgado en internet donde se pueden apreciar rajaduras en la presa productos del último temblor sísmico sufrido hace poco más de un año. ¿No sabían que construían una Megarepresa en zona sísmica? Si, lo sabían, había antecedentes registrados en Corrientes. Igual la hicieron, demostrando la irresponsabilidad con que se encaran estas megaobras, por el solo hecho de constituir unos verdaderos meganegocios.
         La masiva intervención de los ríos del mundo es una de las razones fundamentales que explican por qué las aguas dulces están en mucho peor estado que cualquier otro tipo importante de ecosistema, incluyendo las selvas tropicales lluviosas.
         En todo el planeta, alrededor de un tercio de las especies de peces de agua dulce están clasificadas como “extintas, en riesgo o vulnerables”. No hay información oficial disponible sobre el impacto global de las represas sobre los moluscos, los anfibios, las plantas, las aves acuáticas y otras especies que dependen de los ríos, aun cuando el daño es seguramente significativo.
Tal como concluyó la Comisión Mundial sobre Represas financiada por el Banco Mundial después de dos años de intensos estudios: para garantizar los beneficios de las represas “en demasiados casos un precio inaceptable y a menudo innecesario ha sido pagado —particularmente en términos sociales y ambientales— por las personas desplazadas, por las comunidades aguas abajo, por los contribuyentes y por el medio ambiente”.
         Esto demuestra que la producción de energía hidroeléctrica no es inocua para el medio ambiente y la comunidad sino que tiene efectos perniciosos sobre ellos. Es importante tener en cuenta esta realidad antes de seguir instalando represas en el trópico o en los subtrópicos sin demasiado análisis. Los embalses de poco tamaño y bien ubicados podrían ser considerados, si cumplen una serie de importantes parámetros ambientales,  una fuente de energía más limpia – aunque no tan limpia como la opción solar y la eólica, pero si incluida entre las formas sustentables, ante imperiosas necesidades reales de los pueblos -  pero cuando se construyen obras hidráulicas faraónicas y en zonas inadecuadas, como serian los casos que estamos tratando de evitar, de Panambi y Garabi, generan más efectos negativos que positivos.
         Fundamentos sobran, ¡Es hora de actuar!       

(2)    Ver su libro “Réquiem para una especie”. www.editorialcapin.com.ar

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