Hacia un paradigma anticapitalista contra el cambio climático
PIA.- En distintos foros globales se coincide en que el cambio climático es una de las principales amenazas a la subsistencia humana, pero las soluciones ante ello son diversas e incluso antagónicas. En la actualidad, pueden distinguirse al menos dos paradigmas contrapuestos: el de la “Economía verde” de las corporaciones multinacionales que se intenta imponer en la ONU; y el que propone desterrar el sistema productivo capitalista. Este último nucleó a diversos gobiernos y movimientos sociales en Venezuela en la Cumbre PreCop Social.
“En muchos lugares el Cambio Climático es una cuestión de vida o muerte que amenaza particularmente a aquellos cuyos derechos son violados y tienen menos acceso a los recursos por causa de su género, raza, clase o ubicación geográfica”, comienza el documento de la Cumbre de la PreCop Social de Cambio Climático que se llevó a cabo desde el martes en Margarita, Venezuela, con la participación de 26 diplomáticos internacionales y militantes de más de 80 organizaciones políticas y movimientos sociales, según precisó la Cancillería bolivariana.
Bajo la consigna “Cambiando el sistema, no el clima”, la Cumbre PreCop Social hizo un llamado a cambiar la matriz capitalista de producción y consumo como único camino para preservar la vida y combatir el hambre y la pobreza. Es un contra- paradigma al de “Economía Verde” propuesto en la ONU por los países industriales y las corporaciones multinacionales.
“El modo de producción y consumo capitalista es insostenible, desde el punto de vista social, económico y ambiental. El capitalismo es un sistema depredador que acaba con los bosques, los ríos, los mares, los recursos naturales y el aire que respiramos”, sostuvo el canciller bolivariano, Rafael Ramírez en su discurso.
“El mundo del Norte pretende que el Sur los alcance en su quimera de destrucción del planeta, pero los del Sur les decimos con la convicción más absoluta que estamos dispuestos a salvar el planeta poniendo en marcha un modelo de desarrollo alternativo”, agregó. Ello se basa en una premisa concreta: la erradicación de la pobreza sigue siendo el mayor problema que afronta el mundo en la actualidad y una condición indispensable para lograr el desarrollo sustentable.
Ramírez retomó la consigna que esgrimió Hugo Chávez en la Cumbre de Copenhague en el 2009: “no cambiemos el clima, cambiemos el sistema”. Años atrás, en 1992, en Rio de Janeiro Fidel Castro había sido más contundente: “una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: El Hombre”.
Contra la “Economía Verde”
Ramírez también rechazó el concepto de “economía verde” como una estrategia de mercantilización de la discusión sobre el cambio climático. “Nosotros rechazamos las prácticas depredadoras impuestas por las transnacionales, para la explotación de recursos naturales tales como la utilización del fracturamiento hidráulico para la explotación del petróleo y gas de esquistos y creemos que este tipo de prácticas deben ser denunciadas en este tipo de cumbres por el enorme daño que le está haciendo al ambiente, en especial a los acuíferos de agua dulce”, señaló. Respecto a la soberanía alimentaria, denunció el uso de tierra fértil y agua para la producción de biocombustibles en lugar de alimentos.
La contracara fue la Cumbre por el Cambio Climático de la ONU que se llevó a cabo en septiembre pasado con un total dominio de las corporaciones que impusieron su agenda y supuestas soluciones. La protagonista de esa jornada fue la “economía verde” propuesta por las potencias industriales y las multinacionales cuyo principal eje puede sintetizarse en la creación de una “Alianza Mundial por una Agricultura Climáticamente Inteligente”.
La sospecha comienza al atender a los promotores de esa Agricultura Climáticamente Inteligente: corporaciones empresariales y financieras aportarán 200 mil millones de dólares para desarrollar el modelo. Allí se plegaron las multinacionales como Walmart, McDonald´s, Kellog, Unilever NV, Royal Dutch Shell, Statoil, Nestlé y Mars, Ikea, Philips, Monsanto y Cargill.
En paralelo, Estados Unidos es el mayor emisor mundial de los gases de efecto invernadero y el principal opositor a los convenios contra el cambio climático global. En 2009, durante la última cumbre contra el cambio climático en Copenhague, Obama ejerció un fuerte lobby para impedir la negociación a través de reuniones a puertas cerradas con los países más contaminantes, entre los que se destacan Reino Unido, , Francia, Alemania, Rusia, India, Japón y China.
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