lunes, 26 de diciembre de 2011

Lo prohibido está prohibido.


Reportajes

Metiendo la Gamba(le)

25.12.2011 | Lo prohibido está prohibido. Parece perogrullesco, pero hay sectores de la sociedad (y autoridades) que necesitan tan sencilla aclaración. Usar agrotóxicos cerca de zonas urbanas trae consecuencias graves para la salud; hay ordenanzas que exigen no utilizarlos.
Hay gente que no escucha y lo sigue haciendo; y funcionarios que lo siguen permitiendo. El Defensor del Pueblo de la provincia aconsejó a los municipios reglamentar el uso de agrotóxicos. Pero durante mucho tiempo, las fumigaciones se realizaron bajo la creencia de algunos gobernantes de que el Estado no debía regular el desarrollo económico privado ni su rentabilidad, incluso cuando atente y lesione los derechos constitucionales de la ciudadanía, empezando por el derecho a la vida misma. Varias veces se ha planteado el tema en relación a otras provincias y municipios; también acá, a tiro de piedra y en nuestra propia jurisdicción, se alzan voces de protesta por la inacción de los funcionarios de turno. Marcos Yedaide, representante de la Asamblea Vecinal de Chapadmalal, y biólogo (conocedor de lo que habla), dialogó con N&P en estos términos.

Noticias & Protagonistas: Se los ve muy activos en el tema últimamente…
Marcos Yedaide: Es que no se cumplen las ordenanzas. En la franja que va de Mar del Plata a Miramar tenemos nuestras casas lindando con campos destinados a la producción agropecuaria que viven fumigando, pese a que las autoridades exigieron una franja de mil metros de protección.

N&P: ¿Cómo es que no se cumple?
MY: Es así, aún cuando la ordenanza 18740/08 fue aprobada por unanimidad. El órgano de aplicación es Gestión Ambiental, con la ingeniera Baltar; pero lo ha tomado Gambale, que armó un protocolo para dilatarlo y ya lleva tres años que están fumigando frente a nuestras casas. Conozco las consecuencias por mi profesión, y además tengo una bebita de siete meses. Cuando hacemos la denuncia viene la gente de Policía Ecológica, que es un brazo de la Fiscalía provincial, y dicen que no pueden detener la fumigación. La ordenanza fija multas de hasta 30 sueldos municipales, pero fumigan fuera del horario administrativo, de noche, domingos y feriados.

N&P: Suena grotesco. En El Alfar también se movilizaron, y en ese caso todo tiene un origen más perverso, porque ustedes viven en zonas que quizás nunca debieron lotearse para barrios…
MY: ¿Por qué la ciudad se mete en zonas de producción agropecuaria? En todo caso, lo que habría que hacer es seguir los paradigmas de calidad de vida que señalan que la producción no puede dañar la vida humana, eso es prioritario siempre.

N&P: Pero los productores estaban antes. Los loteos en los ´60 fueron un enorme negocio inmobiliario que hoy lo padecen ustedes y nosotros, porque las obras de infraestructura que necesitan son muy caras…
MY: Sí. Cuando saltó el tema de las viviendas lindantes a la producción agropecuaria, en una audiencia en Fiscalía hace dos años, apareció Rodríguez, que era director de Planeamiento Territorial, que tiene unos cuantos problemas porque incluye Batán y el Boquerón, porque hay invernaderos que requieren una mayor cantidad de agroquímicos y están cerca de viviendas y colegios; es como que toda la ciudad, el partido en realidad, requiere un ordenamiento que fije cuáles son las áreas para producción agropecuaria, cuáles para urbanizar, cómo actuar en las zonas en transición, como ocurre en algunos municipios de provincias como Córdoba o Santa Fe. Vino gente de Cañuelas, de Luján, a hacer análisis de qué tipo de producción puede hacerse que conviva perfectamente con la vida humana, y así resolver el problema de partes.

N&P: Lo más escandaloso es que haya una ordenanza incumplida durante años.
MY: Sí, reglamentada porque hicimos un amparo por omisión contra la autoridad municipal. Las tres juezas del Juzgado Nº 2 de Familia, el 31 de mayo, intimaron al Ejecutivo a que reglamentara en veinte días hábiles. ¿Qué pasó? Que si bien corresponde a Gestión Ambiental, se metió Producción. defendiendo otros intereses. Gambale, que es funcionario de esa área, armó un protocolo que dilata la discusión hasta fines de enero, cuando se haría recién un relevamiento de zonas afectadas, y después autorizó a fumigar con todos los productos menos los de banda roja, por lo menos hasta mayo.

N&P: Hasta que se enferme gravemente o muera alguien…
MY: Tal cual. Hay provincias donde ya ocurre; estuvimos en los pueblos fumigados de Córdoba, de Misiones, hay muchos casos de malformaciones graves, gente que lo está viviendo día a día. Gambale pretende permitir los agroquímicos de banda azul y amarilla, y después seguir con herbicidas hasta el otro año. La misma decana de la Facultad de Agronomía nos apoya, tenemos el dictamen de las tres juezas, ya no sabemos qué hacer.

N&P: Lo curioso es que resistan la orden judicial. Además los secretarios, son resorte del intendente, sigue siendo responsabilidad del Ejecutivo dar cumplimiento, ¿verdad?
MY: Lo hablamos; incluso estuvimos con el Dr. Ferro, visitamos escuelas rurales, nos llamaron para ver Estación Camet, el barrio 2 de Abril… Están fumigando todos los días con chicos en el patio. Hay directores involucrados en el tema. Yo soy profesor en la Escuela Agraria de Laguna de los Padres, y hace tres años una plantación de papas fumigó a 30 metros con  el viento para nuestro lado: hubo que suspender las clases porque se intoxicaron cuatro chicos. Fui a los medios, a la comisión de Medio Ambiente, pero como hay relaciones con la gente del campo, archivaron todo.

N&P: Hay gente del campo muy razonable, lo que hay que hacer es arreglar con lógica…
MY: Y también hace falta responsabilidad política para cumplir lo que dicen las ordenanzas y la Justicia. Yo hice un curso sobre responsabilidad y uso razonable de agroquímicos; debiera ser requisito para los productores frutihortícolas del Partido, porque es fundamental. No pueden no saber qué se usa, cómo se usa, si se respetan los períodos de carencia. Por otro lado tenemos una ingeniera agrónoma para diez municipios, escarbando uno se encuentra con un vacío total. Incluso hay pesticidas dando vueltas por la fruta que ingresa a la ciudad, y el municipio no tiene un laboratorio para detectarlos. 

Panorama desde el sur

Luego de dos años de disputa judicial, donde en primera y segunda instancia los jueces cuestionaron y limitaron el uso de agroquímicos, la justicia de Santa Fe dejó firme la prohibición de fumigar en cercanías del barrio Urquiza de la localidad de San Jorge. Es el primer caso de la Argentina donde se prohíben las fumigaciones para proteger la salud. El expediente judicial, que marca jurisprudencia para centenares de denuncias en todo el país, invoca el principio precautorio (ante la posibilidad de perjuicio irremediable es necesario que los jueces tomen medidas protectivas), cuestiona al glifosato (pilar del cultivo de soja) y apunta a un modelo agropecuario en base a agroquímicos. ¿Será la punta del ovillo?
Porque el grado de afectación alcanza diversos grados y niveles. Marcos Yedaide alerta sobre la cuestión del agua: “En Mar del Plata muchos barrios no saben que en los pozos, si no están hechos oficialmente por Obras Sanitarias, la calidad del agua es muy dudosa desde lo bacteriológico, y con un porcentaje en la concentración de nitratos que tiene relación directa con los agrotóxicos”. Según cuenta de su propia experiencia, su casa, ubicada a dos kilómetros de Chapadmalal, tiene una perforación de 18 metros encamisada, pero en el estudio hecho por el área química de la Facultad de Ciencias Exactas, salió que tiene el doble de nitratos permitidos. “Esto causa una enfermedad grave en los bebés y las embarazadas – explica Yedaide-, la metahemoglobinemia, que impide la fijación de oxígeno en los glóbulos rojos”. Esta situación debiera estar monitoreada en todo el Partido, porque existen aún barrios que no tienen servicio cloacal y no hay datos fidedignos sobre la calidad bacteriológica del agua o de los pozos ciegos.
Yedaide muestra la gravedad del cuadro particular en el que viven los vecinos de Chapadmalal: “Nosotros estamos en zona cercana al Arroyo Lobería y el lixiviado del basurero famoso desde 1979;  las napas corren en dirección similar, desembocando en el balneario Luna Roja. Hicimos varias denuncias, vinimos con el concejal Schütrumpf, en su momento presidente de la comisión de Medio Ambiente hace dos o tres años. Había chicos bañándose sin ningún cartel de aviso; yo le hice un análisis bacteriológico al arroyo y salieron algunas concentraciones que superan  en cientos y cientos lo permitido por leyes provinciales para contaminantes en cursos de agua”. Ese es el panorama en los barrios del sur.  

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