El mercado se encarga permanentemente de robarnos todo aquello que nos permita regresar a lo ancestral.
El amor a la tierra, el compromiso con ella, el sentirse parte, escuchar y comprender sus mensajes, sus silencios, llevar su color, es un legado milenario de nuestros abuelos y abuelas Mapuche, Qom, Pilaga, Aonikek, Shelknam, etc mucho antes de que el mercado nos ponga código de barra y rotule de "ambientalista", "ecologista" , "permacultor" y demás a los y las que retoman el legado.
Mientras nos pintan de verde fluor y nos ponen en la calle o en el surco, a hablar, debatir, y desarrollar y desarrollarnos desde una identidad light, vaciada de contenido y raíz, se apropian, por ejemplo, de la palabra Agricultura , herramienta ancestral fundamental para germinar nuevos tiempos y nos ponen a hablar de agroecologia... Muy simple, saben que con la cultura no pueden, hay que fumigarla.
El desafío que nos queda por delante es el paso mas profundo y urgente a dar, el que nos debemos como pueblo, conocernos, reconocernos, amasar identidad, aferrarnos a la memoria, hacernos cargo de ella, asumirla, buscar y encontrar las respuestas y transformarlas en semillas que nos permitan volver a ponerle nombre propio a nuestro destino.
Jere Chauque - Feria Campesina Desvío a la Raíz
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